sábado, 27 de septiembre de 2008

DULCE PÁJARO DE JUVENTUD (1962), de Richard Brooks

Sólo una pequeña referencia a una película del grandísimo actor que nos ha dejado. Quizá no es la mejor pero...¿acaso importa?

Prostituirse al siempre excesivo precio del éxito puede llevar a la purificación de lo que realmente importa. Partirte la cara y salir de la brecha del ser humano que amó y quiso vencer…mientras tanto, se escapa entre los dedos, como granos de arena en la playa de la pasión, el ave de una juventud que emigra ante la ventisca de las arrugas y el vendaval que se lleva toda la cosecha de la inocencia, de la ingenuidad y de los sueños…
Triunfar es una palabra tan vacía y, a veces, tan importante…Para algunos, triunfar es vivir y el resto es sólo esperar y un joven que cansó a la esperanza se lanzó a la victoria para probar el amargo y fútil sabor de la derrota. Y es que hay que saber mirar para saber triunfar. El triunfo puede estar simplemente en que la mujer de tus sueños te mire con la misma intensidad con la que es capaz de sentir tu amor. El triunfo puede vivir en la simpleza de un pueblo que hace que cada día sea exactamente igual al anterior. El triunfo puede ser una simple ramera que hoy se fija en ti pero que mañana se irá con el primero que pase. El triunfo puede ser otra manera de perder. El triunfo puede ser tan amargo como la hiel y la derrota, llena de dolor y con el sabor dulzón de la sangre golpeada, el principio de una victoria que jamás seríamos capaces de reconocer. Dulce pájaro de juventud que huye con la velocidad del tiempo…
Después del éxito que supuso La gata sobre el tejado de zinc, Richard Brooks se atrevió con la adaptación de otra obra de Tennessee Williams, radiografía de alguien que quiere escalar peldaños hacia el éxito y sólo asiste al derrumbamiento de unos sueños que nunca debieron existir, Dulce pájaro de juventud, otro roce con las obras maestras que contiene interpretaciones dignas de estudio debidas a Paul Newman, Geraldine Page, Shirley Knight, Ed Begley, Rip Torn (a la sazón marido en la vida real de Geraldine Page) y Mildred Dunnock. Más allá de todo eso, es más que un melodrama que habla sobre el fracaso, el hundimiento, el sexo gratuito, el amor apasionado…y que contiene escenas que parecen creadas para golpearte de tal manera que te dejan la carne entumecida y el futuro desfigurado. No puedo evitar sentir cómo la amargura se deposita en mi ánimo mientras el horizonte se abre para que unos ojos tan cerrados como la propia juventud sepan mirar allí donde está el verdadero éxito.
Sorteando, una vez más, los enormes problemas de censura que planteaba la obra original de Williams, Richard Brooks supo no perder el espíritu del original y hacernos transpirar con el calor que emana de una ciudad a la que nunca quisimos volver…porque tal vez nos recuerda que allí, justo allí, donde hay unos ojos que te esperan, es donde fallamos más estrepitosamente. La película es intensa, es brillante, es ajustada, por momentos sobrecogedora…y, poco a poco, según avanza la historia, se nos empequeñece el corazón porque quizá, volviendo la vista atrás, no somos ni la mitad de hombres que soñamos ser cuando teníamos veinte años… ¿o sí?...Enhorabuena al que ha contestado afirmativamente, aunque dudo mucho de que tenga memoria para recordar lo que quiso ser mientras el pájaro se escapaba alrededor de su mirada…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los ojos azules de Paul Newman brillaban de una manera especial con el tecnicolor de películas como ésta. Ayer, los míos se llenaron de lágrimas sí, lo confieso al repasar por enésima vez El buscavidas.Se fue Paul y se llevó con él un trocito de nuestro pequeño corazón de cinéfilos. Un beso, ah, y muchas felicidades, Sr. Wolf.

César Bardés dijo...

Durante toda la semana, a excepción del jueves que pondré la película de estreno que se me encarga, intentaré subir unos cuantos artículos para que no se nos olviden esos ojos de color azul. Qué más da que sean en blanco y negro o en color. Lo cierto es que Eddie Felson no jugará más al billar, Brick no buscará más respuestas en el fondo de un vaso de whisky, Harry Ross no tendrá que escapar más de la mujer que le destrozó en el otoño de su vida, Lew Harper no podrá seguir encargándose de casos imposibles y retorcidos y tú y yo sólo tendremos unos cuantos dvd para volver a él cuando queramos descansar de la mediocridad y hundirnos en unas cuantas interpretaciones memorables, irrepetibles y legendarias. Eddie "Fast" Felson se ha ido, sí, y lo ha hecho para ganar.
Gracias por la felicitación aunque ha tenido demasiada tristeza porque es como si se me hubiese muerto un gran amigo. Un abrazo.