miércoles, 15 de abril de 2009

ALMA REBELDE (1944), de Robert Stevenson

 Bajo este engañoso título se esconde una adaptación de la novela de Charlotte Brontë Jane Eyre, aquella historia de amor de una mujer que sufre cien muertes por poderla vivir. Los rostros son los de Joan Fontaine, ángel sin nombre de dulce belleza; Orson Welles, cruel y potente, acaparando la escena, despreciando la mediocridad; Margaret O´Brien, una de esas niñas que nunca fueron tan famosas como otras pero que fue uno de los rostros más llenos de encanto infantil que pudieron pasar nunca por el cine; y Agnes Moorehead, siempre con su rostro de arpía escondiendo la decepción, con la maldad asomando sus uñas para disfrazar la soledad. Detrás de la cámara, un veterano como Robert Stevenson que, años más tarde, fue hacia un castillo mágico de Disney para rodar un buen puñado de películas de las que destaca sobre todas ellas Mary Poppins. Las letras las puso la insigne escritora y el resultado fue una de las más atinadas adaptaciones literarias de la época romántica aunque, también, desprendida de ciertos excesos y abrigada por concisiones que benefician a la narración puramente cinematográfica.
No en vano, el guión pasa por el antiguo socio de Welles y posterior enemigo John Houseman y por las prestigiosas manos de Aldous Huxley, al que se le atribuye el mérito de haber sabido captar con singular precisión la refinada crueldad y la oscura represión de la época victoriana aunque no hay duda de que el mirar casi expresionista contribuye a crear un buen puñado de sensaciones en quien es capaz de asistir a todo un retrato de las pasiones frenadas, de las convenciones que amordazan los sentimientos, de la terrible sumisión a unas reglas establecidas por una sociedad hipócrita y elitista. Entre Fontaine y Welles se desarrolla una rara química que funciona con algunos tintes de extrañeza magnética que hace que nos creamos esa pasión que nace para torturar los sentimientos reprimidos pero que también nos habla de esa peculiar fortaleza que sólo las mujeres son capaces de poseer. Jane Eyre es una de esas mujeres y esta película es un relato sobre su espíritu de superación.
Y es que a una mujer nunca se le puede imponer lo que debe sentir. Una mujer se rebela, lucha, se bate, se debate, se lanza, se hiere, se sufre, se gana…de alguna manera que los hombres desconocemos, las mujeres siempre ganan algo…aunque sea un hueco de privilegio en su espíritu, o un rincón de honestidad defendido a sangre y fuego, o una conciencia de haber sido coherentes consigo mismas y con esa palabra que es la más hermosa escrita por hombre alguno: mujer.
Esta novela ha sido llevada al cine en multitud de ocasiones pero la mejor versión de todas ellas es ésta. Welles estuvo muy detrás de toda la película y eso es la garantía de que no es una historia cualquiera de cuellos engolados y vestidos de miriñaque. Si se deciden a verla, hoy habrá una pizca de arte justo enfrente de sus ojos. No dejen de ser almas rebeldes por esta vez.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf, hoy he disfrutado mucho con tu artículo. Jane Eyre es una de esas películas que descubres siendo una niña y te deja marcada para siempre. Recuerdo que la confundía con Rebeca cuando empecé a descubrirlas. Me encanta. Hace muchos años que no he vuelto a verla, pero recuerdo su maravilloso blanco y negro envuelto en una especie de niebla en algunas escenas. Wells a caballo. Ella creo recordar que llevaba unas trenzas recogidas alrededor de la cabeza y yo la miraba y pensaba:"estaría más mona con otro peinado, ese no la favorece". No sé, son esas cosas que se te quedan grabadas cuando eres una niña. Me encantaba el amor de ella por él. Un amor-temor. Y claro, Margaret O´brien. La niña que más me hizo llorar en el cine cuando la vi en Mujercitas. Dios, no sé la de veces que vi esta peli. Preciosa. Has descrito tan bien su dulzura que no hace falta decir más. Nunca me cansaba de mirar la cara de esta cría. Tenía como un imán que me atraía. Leí hace muchos años también la novela. Creo que aún anda por casa de mis padres. Era una colección de libros con tapa dura amarilla y si no recuerdo mal Mujercitas también estaba en esa colección. Bueno, qué recuerdos. Devoraba todos esos libros.
Siento haberme ido por las ramas una vez más, pero es que esta película me ha traído muchos recuerdos. Todos bonitos.
No sabes qué alegría cuando he visto ese maravilloso cartel. Y contada por ti, pues doblemente especial.

Gema

César Bardés dijo...

Me alegro mucho de que hayas disfrutado del artículo. Es curioso a veces lo que hace el cine ¿verdad? Está tan asociado a sensaciones que a uno le hablan de una película y se queda enganchado al lugar y momento en que la vio, las circunstancias que te rodeaban en aquel instante, con quién la viste y, como tu bien dices, los pensamientos que pasaban por tu cabeza mientras la veías. Es cierto, también, que Joan Fontaine, a pesar de ser una actriz que, al igual que Grace Kelly, pertenecía a la alta sociedad, tiene un peinado ciertamente desfavorecedor en esta película aunque yo creo que es un elemento para "afearla" un poco porque era realmente guapa en aquella época.
Muchos hablaron de Shirley Temple y, sin embargo, siempre he preferido a Margaret O´Brien. Era una chica capaz de actuar con dramatismo, muy especial. Dominaba muchos recursos interpretativos para su edad, muchos más que la Temple que, curiosamente cuando fue mayor, demostró que también sabía actuar aunque le interesó más la carrera diplomática y acabó de Embajadora de los Estados Unidos en Japón.
Una vez más, estoy contento que con unas simples letras, haya conseguido ponerte algo de alegría en el instante.

dexter dijo...

Bueno al menos a Stevenson no le ha pasado lo que al pobre Carol Reed a quien todo el mundo le escamotea la autoría de El tercer hombre en favor de Welles. Y es que Welles es mucho Welles. Como el 90 % de las películas de las que hablas está película dentro de flota en mi cerebro como en una nebulosa (el 10% restante directamente no las he visto). Por fortuna al leerte siempre consigues que me meta dentro de esas nebulosas.

Anónimo dijo...

Bueno, a mí es que Shirley Temple nunca me gustó mucho. La veía muy irreal con aquella cantidad de rizos. No sé, creo que fue más bien un personaje inventado por alguien. Margaret O´brien me parecía, además de un encanto de cría, una buena actriz. En cuanto a lo del peinado de la Fontaine es que yo creo recordar que en la peli su papel no era el de una mujer guapa si no más bien poco agraciada. De todas formas nunca me pareció una actriz guapa. Siempre la encontré algo sosita, sin vidilla. Su hermana era más guapa. La peli que más mona la he encontrado ha sido Rebeca. Sin embargo como actriz me gusta más la Fontaine que Olivia de Havilland.

Gema

César Bardés dijo...

Hay que decir que la implicación de Welles en la dirección de todas las películas en las que intervenía como actor era bastante grande. Lo bueno es que siempre lo hacía con un enorme respeto para quien era el director. La verdad sobre "El tercer hombre" es que la dirección de SUS escenas sí parece que fueron, en su mayor parte, realizadas por él. Curiosamente, se da la circunstancia de que el primer plano que se rodó de la película fue el de los dedos de Harry Lime intentando abrir la verja del suelo, brotando como gusanos en la acera, no sé si te acordarás. Bien, todo el mundo ha aceptado que ese plano fue rodado por Welles. Pues no. Fue rodado por Carol Reed y, es más, los dedos pertenecen al propio Carol Reed. Y fue rodado por Carol Reed simplemente porque Welles no se había incorporado al rodaje. Sin embargo, sí parece que la escena de la noria, donde Harry Lime y Holly Martins se encuentran, sí fue rodada por Welles e, incluso, escrita: Recuerda el famoso monólogo de "No te pongas así, Holly. Los italianos tuvieron 500 años de enfermedades y guerras y ¿qué tuvieron? El Renacimiento. Los suizos tuvieron 500 años de paz y prosperidos y ¿qué dieron al mundo? El reloj de cuco". No obstante, Welles mismo reconoce que la autoría de la película es de Carol Reed por mucho que él sugiriera escenas y, sobre todo, el tratamiento del personaje de Harry Lime. Así que, sí, Welles tuvo algo que ver con la dirección pero Reed realizó la gran mayoría de la película. (De hecho, el propio Welles reconoce que el larguísimo plano final con Holly esperando inútilmente a la chica fue idea del propio Carol Reed). Bueno, el caso es que también me alegro de que te hayas sumergido en la niebla de "Alma rebelde" gracias a unas pocas letras juntadas deprisa y corriendo. Gracias.

César Bardés dijo...

Bueno, estoy totalmente de acuerdo con tu comentario, Gema. Jane Eyre está descrita en el libro como una mujer poco agraciada físicamente así que fue algo hecho con premeditación y alevosía. Yo creo, sin embargo, que era mejor actriz Olivia de Havilland que Joan Fontaine. La Fontaine la encontré ciertamente guapa tanto en "Rebeca" como en "Sospecha" como en "Carta de una desconocida" y ha sido una actriz con una carrera muy corta en comparación con su hermana que se ha mantenido en activo (no siempre acertadamente) durante muchos años. Y la Temple, sí, fue un producto creado porque era lo que el público demandaba. La O´Brien destacaba por sí sola.

dexter dijo...

Sí que recuerdo perfectamente la película, de hecho la volví a ver este domingo en el programa de Pumares. Creo que además de Reed y de Welles también habría que hablar del papel del propio Graham Greene que se implicó en el rodaje de una manera muy especial. Bueno de eso sin duda sabrás tú más que yo, aunque creo que nos estamos alejando del tema. Supongo que te he dejado en bandeja y que se impone además sin remisión alguna un post sobre El tercer hombre.

César Bardés dijo...

Anoto la propuesta, Dex. Difícil siempre escribir sobre una obra maestra, pero lo intentaremos a ver qué sale.

Anónimo dijo...

De vez en cuando aparece la pequeña decepción, en este caso me ha extrañado mucho que me digas que te parece mejor actriz la Havilland. No sé, no dudo que su filmografía sea más extensa que la de su hermana, pero creo que la Fontaine tenía más registros. Es mi humilfe opinión que sé que no será compartida por muchos cinéfilos como tu, pero casi siempre que pienso en la Havilland me voy a su Melita de Lo que el viento se llevó o a las pelis que hizo con Errol Flyn, su gran amor. Siempre chica dulce y abnegada. Sí, ya sé que también hizo La Heredera y ahí era un registro totalmente distinto al habitual en ella, pero no recuerdo muchas más pelis de ella en que hiciera un tipo distinto de personaje. Je je, soy una atrevida, imagino que habrán muchas más y tu me las enumerarás. Pero bueno, pienso en la Fontaine y recuerdo papeles muy diferentes unos de otros. Pienso en la Havilland y veo su cara dulce y su personaje igualmente dulce.
Aquí estamos, para aprender lo que haga falta. Aunque no me retracto de mi opinión sobre cuál de las dos era mejor actriz. En cualquier caso, las dos forman parte del grupo de grandes damas del cine.

Gema

Anónimo dijo...

Se me ha olvidado decirte que me ha encantado tu último párrafo. En otra entrada tuya hablábamos sobre la visión de Almodovar sobre la mujer española. Recuerdo que yo lo defendí. Después de leer tu artículo de hoy, sigo opinando lo mismo sobre Almodovar, pero me gusta más cómo has descrito tú el espíritu, el coraje, el alma de la mujer en general. En definitiva los dos describís a la mujer como un ser fuerte, de caracter. A la que nunca hay que imponerle nada.
Almas rebeldes. Creo que cualquier mujer que lea tu último párrafo debe sentirse orgullosa de serlo.

Gema

César Bardés dijo...

Bueno, pues sí, yo creo que Olivia de Havilland exhibe muchos más registros por ejemplo, en "A través del espejo" donde hace de mellizas, una dulce aunque algo tendente a la locura, y otra malvada y perversa. También está maravillosa en "Nido de víboras", haciendo de loca como un cencerro. Me encantaría que vieras "Vida íntima de Julia Norris", una de las películas más bonitas que he visto nunca. Y, aunque no me gusta nada la película, hay que destacar su malvada y ambigüa interpretación en "Canción de cuna para un cadáver". También me encanta como mujer fuerte que hace frente al mismísimo mal en "Como ella sola", frente a Bette Davis en ambas. De todas formas, en algo te doy la razón, ambas eran grandes damas del cine, pertenecían a la aristocracia del séptimo arte.
En cuanto a mi descripción de la mujer, es lo que pienso, os lo habéis ganado a pulso y, es más, creo que hoy, en realidad, se vive un matriarcado disfrazado de dominio del hombre. Sois irrepetibles y únicas y tenéis virtudes que el hombre, por mucho que se entrene, jamás llegará a poseer. Toda mujer es un alma rebelde, desde luego.

Anónimo dijo...

Que sepas que sé que me lo merecía. Me he apuntado la peli que me recomiendas. A ver si hay suerte y puedo conseguirla aunque sea de modo ilegal con permiso de la ministra. La verdad es que no me suena, pero lo mismo empiezo a verla y resulta que sí la he visto alguna vez.Pero sigo pensando que la Fontaine tenía algo especial que le faltaba a su hermana. En cuanto a lo de las mujeres, yo creo que el secreto está en que alguien, da lo mismo si es tu padre, un amor, un amigo o tu hija, te haga sentir alguna vez única e irrepetible.

Gema

César Bardés dijo...

Bueno, espero que te guste. Y es posible que tengas razón. El sentimiento irrepetible es lo que hace que, por una vez, seas único.