miércoles, 22 de abril de 2009

CON ÉL LLEGÓ EL ESCÁNDALO (1960), de Vincente Minnelli


En la excelente biografía de Robert Mitchum escrita por Lee Server Olvídame, cariño, se detalla con minuciosidad la aportación que el actor hizo a esta película. Contribuyó a desarrollar uno de esos personajes que parecen más grandes que la vida e hizo que los demás actores, y en especial George Peppard, estuvieran entonados en la misma intensidad en la que él actuaba. Minnelli aprobó todo lo que estaba haciendo sencillamente porque “nunca había trabajado con un profesional tan serio y tan bueno”. El resultado es una de esas películas que nos hablan de la imposibilidad del cariño en un entorno de poder, un cruce de sentimientos que son sometidos por toda una serie de intereses y una película que, sin dejar de llevar el sello Minnelli, lleva también la firma de un actor que nunca ha sido suficientemente apreciado.
Siendo un estudio del inaceptable comportamiento de un patriarca adinerado, la historia nos lleva por colores que se alejan de maniqueísmos. Un hombre puede ser bueno y, sin embargo, hacer cosas malas. No hay personajes cortados por un patrón preestablecido. Lo que hay es una serie de corrientes que chocan en una tortuosa encrucijada en la que el sentimiento se convierte en enemigo del pensamiento, en la que lo que se debe hacer no es lo que se puede hacer y en la que el amor por los más cercanos nunca es un obstáculo para la ambición. Y por el sendero de la decepción nos encontraremos con sorprendentes giros argumentales, con cartas boca arriba que creíamos escondidas al final del mazo y ante unas cuantas imágenes de esas que supuran sudor, símbolo agotado del cariño buscado en brazos de un padre proteccionista que no es más que una alienación de tu propia personalidad. Viendo la película no es difícil emparentarla con películas como Dulce pájaro de juventud o La gata sobre el tejado de zinc, ambas de Richard Brooks o, incluso, con El largo y cálido verano, de Martin Ritt. Es lo que tiene dejarse la piel bajo la sombra alargada de un personaje que domina todo, hasta el escándalo.
Tampoco hay ninguna duda de que, además de recorrer los exactos grados, minutos y segundos de la sombra de un hombre que personifica el poder y la gloria, Minnelli no duda en hacer un retrato social de la época, en el siempre difícil Sur de los Estados Unidos. Un aviso sobre la cerrazón recaída sobre unas sensaciones a las que se ha echado la llave para no abrir cuando hay otros intereses en juego.
Es tiempo de ponerse algo fuerte para beber si vamos a hacer frente a un hombre que es más salvaje que nosotros. Cada vez que la bebida nos arañe la garganta estaremos un poco más cerca de sus zapatos y tendremos más ganas de coger una de esas armas que cuelgan de sus paredes para hacerle ver que la cabeza suele ser un cazador de corazones. La aparente solidez del poder es sólo ese cubito de hielo que se niega a sumergirse en el lago donde sorbemos toda la frustración que nos persigue.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho esta película. Me gustan todos sus personajes. El papel de George Hamilton, el típico hijo que vive a la sombra de un padre cuyo único fin es convertirlo en a su imagen y semejanza para arrancarlo de las faldas de su madre,una estupenda Eleanor Parker, muy guapa. Y luego está el personaje de George Peppard, el que más me gusta de la película. Adorando a su padre en la sombra, intentando complacerle en todo para ganarse su cariño pero sin querer por otro lado desplazar a Hamilton. me parece un personaje muy bonito. Hay escenas muy intensas entre Mitchum y la Parker. Como dices tú, no hay buenos o malos. " El sentimiento se convierte en enemigo del pensamiento". Esta frase creo que encierra toda la esencia de la película. Por supuesto, una vez más, Mitchum está inmenso.

Gema

César Bardés dijo...

Creo que todos ellos son personajes muy fuertes y muy bien llevados por Minnelli. Bien es verdad que la sombra de Mitchum envuelve toda la película. Su sola presencia es, a la vez, una sensación de protección y de amenaza, sabe dotar al personaje de muchas lecturas y le otorga una presencia que sólo él era capaz de dar. Creo que nunca se ha hecho mucha justicia con Mitchum. Me parece un actor excepcional y muy poco reconocido. Era extraordinariamente culto, caballeroso, estuvo perdidamente enamorado de Shirley McLaine y triunfó no sólo como actor, sino también como cantante y como autor de obras de teatro y nos regaló muchos papeles que no dejamos de recordar. Era un escándalo de actor. Un tipo como no ha habido otro. Diego Galán cuenta en el libro "Jack Lemmon nunca cenó aquí" cómo se les ocurrió la idea de otorgar el Premio Donosti a Mitchum y le cursaron la invitación. La secretaria de Mitchum contestó pidiendo cuál era el programa de actos. Diego Galán ideó todo un programa de recepciones, salidas oficiales, ruedas de prensa, visitas a autoridades...La contestación no se hizo esperar: "Ante tal programa, el señor Mitchum prefiere quedarse tranquilamente en su casa". Diego Galán y su equipo se apresuraron a responder que habían caído en un error, que creían que eso a Mitchum, a tenor de su pregunta le gustaba, y que el único acto al que tenía que acudir era a la recogida del Premio. Ahí fue cuando el propio Robert Mitchum contestó diciendo que "estaré encantado de recoger el Premio y conocer San Sebastián". Así era Mitchum.

Anónimo dijo...

No sé si estuvo suficientemente reconocido, amí desde luego siempre me gustó muchísimo. No era un tipo guapo, pero sí con mucha personalidad y muy especial. Tengo ese libro que comentas de Diego galán, imagino que me lo recomendarías tú y lo he leído. De todas formas no recordaba esa anécdota que cuentas y me ha gustado recordarla porque creo que recoge la manera exracta de ser de Mitchum, muy suyo él. Pero hay una peli que no me cuadra mucho su actuación, Página en blanco. Yo creo que ese papel no tenía que haber sido para él. Al comentar que estuvo enamorado de Shirley Mclaine he recordado una película de ellos dos que me encanta, " Cualquier día en cualquier esquina". Ella borda ese papel que le va como anillo al dedo y él está enorme siendo un papel poco habitual en él. Hay muchas películas de Mitchum que me encantan, como por ejemplo Rio sin retorno, creo que ese es el tipo de papel que él bordaba. Pero yo, por muchas razones, me quedo con "Sólo el cielo lo sabe". Me parece que esa película se hizo para que la protagonizaran Déborah Keer y Mitchum. estan maravillosos los dos y contieene unos diálogos muy bonitos.

Gema

César Bardés dijo...

Pues a mí "Página en blanco" me encanta. Creo que Mitchum, ahí, es el contrapunto perfecto de Cary Grant aunque creo que las relaciones entre ellos no fueron todo lo fluidas que hubieran debido ser. Me gusta mucho "Cualquier día en cualquier esquina", es una historia de amor muy real, muy sin concesiones. Totalmente de acuerdo contigo en "Sólo Dios lo sabe", una grandísima película de John Huston que tuvo en Kerr y en Mitchum a los dos intérpretes ideales, capaces de sortear con miradas sugeridas todas las trabas de la censura. Sin embargo, "Río sin retorno", me parece floja, una de las más flojas películas de Otto Preminger con el que Mitchum tampoco hacía precisamente muy buenas migas. No obstante, me encanta Mitchum en "La noche del cazador" o en la maravillosa "Retorno al pasado" o en "Cara de ángel" siendo un juguete en manos de Jean Simmons; o como el temible asesino, mucho más terrorífico que Robert de Niro, en "El cabo del terror". Al respecto dejaré la anécdota que describía su enemistad con Preminger a raíz del rodaje de "Cara de ángel". Hay una escena en la que Mitchum tenía que abofetear a Jean Simmons. Se hizo y Preminger ordenó repetir la toma. Mitchum puso mala cara porque la ostia había sido de órdago pero obedeció. Se repitió y Preminger gritó: "¡Otra!". Mitchum dijo: "¡Por Dios, ya vale!". Preminger respondió: "¡Yo soy el director y ordeno otra!". Se repitió y Preminger volvió a gritar: "¡Otra!". A la Simmons ya le resbalaban las lágrimas por la mejilla. Mitchum volvió a quejarse y se encontró con el grito de Preminger: "¡Otra!". Se repitió la escena y Mitchum abofeteó a Simmons una vez más. Cuando Preminger gritó "¡Corten!", Mitchum se acercó rápidamente al director, le propinó una ostia y le preguntó con su cara impasible:
-¿Otra?.
Todo un caballero que fue acosado por su mala fama.

Anónimo dijo...

Bueno, hoy es mi día de los errores. Allá donde escribo me equivoco en algo. Un dato, una palabra. En mí es normal, pero hoy más. Solo Dios lo sabe, me di cuenta luego. Iba con prisas, excusa muy socorrida. La otra es la de la Wyman. La culpa los directores por poner títulos tan parecidos, debería estar prohibido. En cuanto a "Página en blanco", no dije que no me gustara. Me gusta y mucho, sólo que no veo a Mitchum en ese papel. No me lo creo mucho. No nombré El Dorado y también me encanta en esa peli.
Gema

Anónimo dijo...

Os leo, pero apenas puedo escribir, más no me resigno...Saco un minuto para comentar de Mitchum porque lo merece, yo también creo que es uno de los mejores y no suficientemente valorado...es de los que no sólo actuan sino que llenan la pantalla.
En aquellos tiempos que tan nostalgicamente comento una y otra vez, cuando en la tele se prodigaban ciclos, hubo uno de Mitchum, yo era un crio y no me dejaron ver apenas una o dos películas, western ambas.
Una de ellas terrible, puesto que Mitchum en venganza por la muerte de un amnigo rompia una botella y atacaba con ella al asesino, clavandosela supuestamente en la cara, la escena no mostraba más que la cara de Mitchum desencajada de ira y su mano guiando la botella rota hasta el rostro del agresor. No se cual era la película, pero la violencia que transmitía me impactó muchismsimo. Estuve largo tiempo en que no podía ver a Mitchum sin imaginar aquella escena y por tanto le rechazaba siempre.
Hasta que un día acerté a ver "Adios muñeca" donde componía un Marlowe, para mi gusto perfecto (lo siento por Bogart o Gould, pero a mi me gustó más Mitchum)...tras eso, se me quitarón los traumas y logré disfrutar de un actor grandioso....Y otra donde se me cae la baba es en "Yakuza"....

Lo conseguí...no va más.

Saludos, Carpet.

César Bardés dijo...

Cierto es que "El Dorado" es una auténtica reunión de amigos entre Mitchum, Wayne y Hawks. De hecho, hay tal desenfado que Mitchum, herido en una pierna, cojea durante la mitad de la película de una pierna y durante la otra mitad de la otra y llega un momento en que Wayne le espeta:
- No me digas lo que tengo que hacer, ¡tu te has pasado la mitad de esta aventura cojeando de una pierna y luego de la otra!
Si en ese momento os fijáis en la cara de Mitchum veréis cómo sonríe.
En cuanto a "Adiós, muñeca", Carpet, totalmente de acuerdo. Mitchum ES Marlowe. Mucho más que Bogart, que Gould, que Powell o que Robert o George Montgomery. Ahora hay en proyecto un Marlowe (no sé si será "Playback", la única novela de Chandler que no se ha llevado al cine) con Clive Owen de protagonista, lo cual, cuando menos, puede resultar interesante.
También se me había olvidado nombrar "Yakuza", interesantísima película de Sidney Pollack que deja en absolutos paños menores "Black rain" y cosas parecidas.
En cuanto a la escena que nombras, la recuerdo como entre brumas y me suena, aunque puedo estar perfectamente equivocado, a que es un western titulado "Sangre sobre la luna" pero no te fíes, mi memoria se va adentrando en el Alzheimer cual convoy en un túnel.
Gracias a ambos, comentarios muy interesantes en esta ocasión.