viernes, 24 de abril de 2009

INCIDENTE EN OX-BOW (1943), de William Wellman


El áspero nudo de la horca se cierra en torno a las gargantas de unos hombres cuyo único delito ha sido estar en el lugar inadecuado acompañados de unas explicaciones que no convencen a la noche. La ira y la sed de sangre acudirán bajo el disfraz de la justicia para fustigar a los caballos que les dejen colgando en el extremo de una soga. El frío se convertirá en testigo de un crimen tan terrible como el que quieren creer que han cometido y el cónclave de ciudadanos vestidos de violencia se convertirá en un incidente provocado por una miserable partida de asesinos.
De entre todos ellos, siete hombres creen que eso no debería de ocurrir; que establecer una condena irrevocable es labor de quien está legitimado para guardar el orden en un territorio arisco de soledad y aburrimiento. Por eso los revólveres están deseando escupir odio. Por eso los rostros de los perseguidores están repletos de desprecio, de burla y de un falso deseo de hacer parecer que todo es legal. Por eso, la verdadera decisión de uno de esos siete hombres es llevar las últimas líneas escritas por una de las víctimas a un lugar donde habitó el cariño, eligiendo cuidar a quien tendrá que soportar la tragedia del linchamiento y de la pobreza. Ahí es donde radica la auténtica justicia que los mismos hombres se empeñan en cegar. En el entretanto habrá tiempo para observar al viejo loco que muere sin llegar a darse cuenta muy bien de todo lo que ocurre; de ser parte de la angustia de la muerte dejando atrás una vida de callos en las manos y de esfuerzo inútil; de acompañar los cánticos de un hombre de Dios que sabe con certeza lo que es el dolor; de sorprenderse con una mujer de rifle en el costado y de firme determinación; de compadecerse del muchacho aplastado por la autoridad de un padre que cree que los hombres se hacen a base de sangre y fuego; de asombrarse con la ridícula apostura de un ex – militar confederado parapetado en la excusa de una autoridad que nadie le ha dado y que se perdió en el fragor de una guerra; de observar la crueldad ansiosa de alguien que se empecina en igualar la amistad con la muerte...
Western atípico que reflexiona sobre las laderas abruptas de lo injusto, “Incidente en Ox-Bow” es una película dirigida con mano sabia por William Wellman e interpretada desde la neutralidad obligada a tomar partido de un Henry Fonda que en su rostro de héroe infeliz nos expresa todo un cúmulo de contradicciones forjadas bajo el cielo de noches estrelladas y arropadas por las pieles del ganado. Lo más terrible es que, al final, quedamos sumidos en el silencio de la culpabilidad porque, de alguna manera, sabemos que podríamos haber sido uno de los mensajeros de la muerte imperturbable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay en la historia del cine muchas películas que abordan el tema del inocente injustamente juzgado o incluso condenado, esas películas te hacen sentir indefenso puesto que en el fondo te llegan con el mensaje "ese podías ser tu".
Kafka con "El proceso" llegó al colmo de la angustia porque no solo Joseph K. es inocente, sino que no se sabe de que se le acusa y en un prodigio más de genialidad Orson Welles llevó la situación al limite con un final excepcional.

De todo ese tipo de films hay algunas que nos situan en una situación aun peor, porque los que juzgan y condenan al inocente no són entramados burocráticos que cometen errores sino que es la propia sociedad, un grupo de personas la que condena y lleva a cabo la atrocidad.
En esas películas tenemos aun menos asideros, nos ahogan mucho más, porque no sólo vemos que eso nos podía pasar a nosotros e identificarnos con la victima, sino que terminamos comprobando que esos que linchan podríamos ser nosotros tambien, nos damos cuenta de que podríamos tambien convertirnos en verdugos, en asesinos de un inocente por prejuicios o por cobardia o por estupidez.

"Incidente en Ox-bow" es un puñetazo en el estomago, porque cualquiera de los que estan con la soga al cuello podríamos haber sido nosotros, pero lo más terrorifico es darse cuenta de que también cualquiera de nosotros estaría en determinadas cirscunstancias preparado para azotar al caballo y dejar a aquellos hombres colgando hasta la muerte.

Como "Incidente en Ox-bow", cumplen premisas similares "Furia", "La jauria humana" o incluso "Doce hombres sin piedad" y alguna más que ahora no vislumbro. Películas excepcionales, terribles, que causan desasosiego, que te axfisian, que te hacen sentir culpable e indefenso...Miedo, dan miedo...pero se aprende tanto de ellas...

Abrazos Carpet.
Que buen post Wins.

César Bardés dijo...

Has definido perfectamente la película en muy pocas palabras: "Un puñetazo en el estómago". Y está muy bien traída tu comparación con los títulos que nombras. Desde "El proceso", donde sinceramente Welles cree que Joseph K. es culpable,hasta "Doce hombres sin piedad", donde la existencia de una duda razonable es también para mí un motivo de enorme inquietud puesto que siempre hay una duda razonable en un caso donde la culpabilidad significa la muerte. El artículo será bueno, pero el comentario es aún mejor.
Gracias, Carpet.