miércoles, 24 de junio de 2009

LOS CAÑONES DE NAVARONE (1961), de Jack Lee Thompson

Es posible que sea muy difícil distinguir entre las fronteras del deber y de la amistad. La venganza es un deber, al fin y al cabo, como también lo es la amistad. Utilizar los medios al alcance para cumplir el objetivo de una misión es una obligación para quien escala todos los campos de batalla. Hacer añicos una montaña de roca maciza está reservado a aquel que guarda en sí mismo más sentimientos de humanidad que ningún otro. Dudar ante matar o morir es patrimonio exclusivo de quien ha sido un auténtico asesino. Intentar a toda costa ser un héroe puede ser la razón principal por la que se pierde la destreza de andar. No aguantar el dolor es cosa de hombres, nena, no de mujeres. Cicatrizar las heridas por medio de la muerte puede ser un tortuoso camino para llegar al amor, a la comprensión y a la guerra compartida. La determinación por llegar al final es sólo para quienes se marcan la meta en la cima de un risco del diablo. La belleza de la madurez puede ser también un signo externo de una bravura solidaria, de una emboscada que no termina nunca. Y a veces, hay que regresar al lugar donde naciste tan sólo para morir. Todos son los protagonistas de una película que ya casi forma parte del imaginario colectivo del cine bélico y de acción: Los cañones de Navarone.
Dirigida con más oficio que destreza por Jack Lee Thompson, la película no deja de ser un entretenimiento que desliza con habilidad una serie de interrogantes sobre la naturaleza humana, obra del excelente guión que escribió un hombre de la prestancia y fiabilidad de Carl Foreman, incluido en las “listas negras” y autor de un buen puñado de historias que forman ya parte de la historia del cine (ahí están sus ya míticos trabajos en Hombres, de Fred Zinnemann, primera de las radiografías que se hicieron sobre los que regresaron de la guerra de forma traumática y su incapacidad para adaptarse a una sociedad que sólo es capaz de compadecerse pero no de actuar, o de Solo ante el peligro, también de Zinnemann, una de las más inteligentes parábolas sobre la “caza de brujas”, o la maravillosa El puente sobre el río Kwai, de David Lean donde, de manera mucho más profunda, ya pone en juego algunos de los interrogantes que plantea en Los cañones de Navarone; o esa estupenda película, muy desconocida, titulada La llave, de Carol Reed, con unos espléndidos William Holden y Sophia Loren intentando encontrar un sitio donde quedarse mientras la guerra no les deja estar en ningún corazón). El caso es que la película que hoy nos ocupa fue un gran éxito de crítica y público y, sin duda, también fue un ejemplo de lo que era hacer una película como espectáculo de entretenimiento pero con un trasfondo que no deja de producir una cierta inquietud, un lacónico y certero flechazo en la moral que hace que dudemos de nuestra categoría como hombres, de nuestro secreto oscuro, de nuestra escondida y siempre presente capacidad para hacer daño.
Así que es momento de disfrutar, de dejarse llevar por las desventuras de un grupo de comandos que están todos interpretados por actores de inmensa categoría y entre los que destaca un Anthony Quinn que se ajusta al papel como un guante de esparto acompañado por un David Niven acosado por la moral y un Gregory Peck que, sin dejar de ser un caballero, sabe traslucir las aristas de una crueldad que todos, en aras del deber, somos capaces de sacar desde las profundidades de un alma que sigue escalando hacia ninguna parte.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"Los cañones de Navarone" no es una de mis pelis favoritas y no se porqué.
La película tiene ritmo, hay momentos de suspense que te ponen en tensión, los actores son y están magníficos, la trama incluye conflictos morales y obliga a plantearte varias dudas, hay espectacularidad, la música es legendaria...todo es bastante bueno y sin embargo...
Tal vez se deba a esa dirección "con menos destreza que oficio" o a ser una de esas primeras películas en plan superproducción que comenzaron en los 60 tipo "55 días en Pekin" y continuaron durante los 70 y primeros 80 con las pelis de catastrofes. Películas, algunas de ellas muy estimables, ya comentamos nuestra común valoración por "El coloso en llamas", pero yo le tengo un gran cariño también a una peli que se integró en ese grupo,
aunque yo creo que tiene más alcance "Montaña rusa".

En cualquier caso, gran post y agradezco especialmente esa mención a "El puente sobre el rio Kwai" que merece un post propio, si no existe ya. Yo ya estoy silbando.

Abrazos Carpet.

César Bardés dijo...

Yo creo que la gran baza de "Los cañones de Navarone" está en sus actores, aunque sigo creyendo que Anthony Quinn está por encima en un papel maravilloso, lleno de matices y furia, extraordinario.
De lo que no cabe duda es que "Los cañones de Navarone" más bien inaugura el tipo de película de "comando en segunda guerra mundial intenta hacer misión suicida con reparto de campanillas" y que, a este exitazo de público y crítica, siguieron otras que, con sus propias variantes, dieron otras caras del mismo modelo como "Doce del patíbulo", de Robert Aldrich; o "La brigada del diablo", de Andrew McLaglen y que también significó la primera adaptación del novelista de éxito Alistair McLean en el que luego se basaron para rodar "Estación Polar Cebra", de John Sturges (una de esas películas de aventuras que me hacen disfrutar mucho y que está muy subvalorada), o "El desafío de las águilas", de Brian Hutton, con Clint Eastwood y Richard Burton, o una de las pocas películas más que aceptables de Charles Bronson, "Nevada Smith", de Tom Gries, o una pequeña rareza de acción que a mí me parece muy apreciable que es "Operación: Isla del oso", de Don Sharp, con Donald Sutherland, Vanessa Redgrave y Richard Widmark.
En cualquier caso, sí que te doy la razón en que Jack Lee Thompson no era un gran director, que tenía cierto oficio en el ritmo (ahí está "El cabo del terror", para demostrarlo, o la aceptable "La sombra del zar amarillo" merced a un buen guión de Ben Maddow.
En cuanto a "La montaña rusa", recuerdo que fue lanzada como la tercera película poseedora del sonido "sensorround" tras "Terremoto" y "La batalla de Midway" y, desde luego, era la mejor de las tres.
Ya tengo en marcha un post sobre "El puente sobre el río Kwai".

dexter dijo...

Yo esta película la asocio siempre al cine de los sábados en el cole. Era una de las pocas cosas buenas que tenían los curas, sino la única. No asociaba yo este título a Jack Lee Thompson, fíjate. Me suena que además de El cabo del terror - a Scorsese no le pillé muy bien, qué quería hacer, una parodia?- este tipo hizo algunas de las de la saga del planeta de los simios, no?

Yo me voy incorporando al desfile al paso, un, dos, un, dos.

César Bardés dijo...

Sí, hizo una de las cinco. Por cierto, la estructura de las cinco historias es maravillosa, sólo que cinematográficamente la primera es la única que merece la pena.
Era un artesano, no era un creador. Y además, los últimos años de su carrera los dedicó casi exclusivamente a llevar las riendas de las películas "justicieras" de Charles Bronson.
Firmes. ¡Ar!

dexter dijo...

Bueno, lo que no me has respondido es a si le pillaste la gracia a Scorsese con lo de El cabo del miedo. Yo como parodia no lo veo mal, lo malo es que creo que el de las pobladas cejas no lo vio así. Y todo el mundo aquí alaba a De Niro que está un poco pasado pero a mí la que me gusta de verdad aquí es Jessica Lange. Creo que es una actriz que nunca ha sido suficientemente bien valorada. Su interpretación en La caja de música de Costa Gavras me parece sencillamente sublime, a nivel de las grandes de siempre.

Anónimo dijo...

A mi tambien me parece una gran actriz Jessica Lange, y guapa.
De hecho más que enharinada en "El Cartero..." o con uniforme de enfermera en "Tootsie" donde más sexy me parece es en el "King Kong" de Guillermin, a años luz de la belleza nada explosiva de Naomi Watts.
El problema de la Lange es que se encontró con tres o cuatro papelazos en su carrera, incluido "Frances" donde está impresionante, pero a la película le falta magia. Aparte de eso no hay muchos más títulos que sean memorables, yo si acaso incluiría la revisión del Rey Lear llamada "Heredarás la tierra" con un gran Jason Robards y donde tanto la Lange como la Pfeiffer se encaran con la edad y con los papeles que les van a asignar a partir de entonces: guapa madre de familia, de personalidad poderosa, pilar de todos, fuerte y sensible. Camino que antes recorrieron la Sarandon o Dianne Keaton.

En definitiva, la Lange ha tenido muchos aciertos en su carrera pero bastantes resbalones más, incluído ese terrible "Rob Roy".

En cuanto a "El cabo del miedo" de Scorsese creo que sería de las peores pelis de Martin si no fuera por De Niro que convierte el film en propio, algo extraño tratandose de Scorsese. Nada en esta película es especialmente recordable salvo cuando Max Cady grita eso de "Abogadoooo, abogaaado...". Ni siquiera esa supuesta escena morbosilla con la, para mi, insoportable Juliette Lewis.

Abrazos, Carpet.

Nota: Ya he puesto las cargas explosivas, falta el detonador.

César Bardés dijo...

Pues tienes toda la razón, Dex. Eso pasa por hacerlo todo deprisa y corriendo. En cuanto a "El cabo del miedo" no creo que la intención de Scorsese fuera la de una parodia. Según la propia génesis del proyecto fue que el amigo Martin estaba un poco harto de que le acusaran de no saber hacer películas comerciales y se le hincharon las narices y dijo algo así como: "¿Sí? Pues voy a hacer la película más comercial que habéis visto" y entonces se le ocurrió hacer "El cabo del miedo". Dudo mucho que su intención fuera hacer una parodia ya desde el momento en que utiliza la misma banda sonora de Bernard Herrmann de "El cabo del terror" y encarga unos títulos de crédito más bien siniestros a Saul Bass. Ni siquiera me gustó la interpretación de Robert de Niro, absolutamente descontrolada y a años-luz de esa amenaza latente que Mitchum conseguía con apenas una mirada. No hace falta parecer cruel para serlo.
En cuanto a Jessica Lange a mí me parece una gran actriz a la que, en un determinado momento de su vida, comenzó a interesarle muy poco el cine. Incluso su Oscar a la mejor actriz me parece de un cierto despropósito con aquella cosita de Tony Richardson titulada "Las cosas que nunca mueren" y que ya nadie se acuerda de ella. Siempre me ha parecido una mujer tremendamente atractiva, pero doy la razón a Carpet en que ha elegido precisamente papeles en películas a las que les faltaba una cierta potencia. A mi me gusta mucho en una película también muy olvidada (es una actriz experta en intervenir en películas olvidadas) que se llama "Cuando me enamoro", de Taylor Hackford y que creo recordar que hizo con Dennis Quaid y Timothy Hutton.
Ahí están estos chicos que saben más de cine que una butaca.