viernes, 10 de julio de 2009

SIDNEY LUMET: MÁS ALLÁ DE LA DUDA RAZONABLE

Los héroes de Sidney Lumet suelen ser hombres en soledad que luchan contra un sistema establecido y, a menudo, triunfan. Él es uno de los directores que mejor se han desenvuelto rodando en interiores. Prueba de ello es Doce hombres sin piedad donde nos encontramos a un cineasta que, además de respetar al máximo el estilo televisivo de la época, tiene más que suficientes recursos como para manejar a doce actores moviéndose en el reducido espacio de una sala de deliberaciones de un jurado. Por si fuera poco, también se nos revela como un hombre de indudable pericia técnica haciendo gala de un excelso repertorio de planos de todo tipo y haciendo que la acción esté en la cámara y la emoción en los actores encabezados por el manipulador Henry Fonda que lucha contra los demás en su deseo de derrotar a las apariencias, a la convicción absoluta y a los prejuicios establecidos.
Algunos años más tarde, su acercamiento al universo de Eugene O´Neill en Larga jornada hacia la noche es absolutamente ejemplar, con una gloriosa interpretación de Katharine Hepburn como esa madre morfinómana que amenaza con quebrar la frágil estabilidad de toda una familia, mutilada emocionalmente y liderada por un fantástico Ralph Richardson y seguida por unos impresionantes Jasón Robards y Dean Stockwell. Con el estallido y la fragmentación de un cariño imposible y fingido, Lumet vuelve a hacer un notable ejercicio de dirección sin esconder, en ningún momento, el origen teatral del film.
Hay que destacar cómo Lumet realiza la notable y muy modesta El prestamista, con la valiosísima interpretación de Rod Steiger en el papel principal y que constituye toda una radiografía sobre el dolor y el remordimiento que provoca la supervivencia después de la tragedia del holocausto. Aquí Lumet nos transmite una continua sensación de angustia y una extraordinaria inquietud a través de una cuidada fotografía en blanco y negro y un agobiante escenario de penumbra emocional.
Llamada para un muerto es una de sus mejores y más desconocidas películas. Una magnífica adaptación de una novela de John Le Carré con una actuación deliberadamente gris de un maduro James Mason en lo que empieza como un misterioso asesinato y acaba como una absorbente trama de espionaje. El pulso de Lumet aquí es medido y certero, intercalando en la historia principal la desoladora situación privada del protagonista, un funcionario sin motivaciones que investiga una extraña muerte. Una excelente película.
La colina es la primera de sus colaboraciones con Sean Connery y resulta ser un apasionante retrato de la cruel disciplina militar y de las razones de una rebelión que acaba por ser tan cruel como la sinrazón impuesta por unos carceleros sin ningún escrúpulo. La película es excelente, con unas secuencias tortuosas en las que nos llegan a doler las piernas de tanto subir y bajar esa colina artificial que no es más que una montaña de castigo inhumano.
Su mejor acercamiento al mundo policial es una excepcional película. Sin duda, los años setenta fueron su época de máxima inspiración y Serpico es una buena muestra de ello. Basada en hechos reales y con un actor en estado de gracia como Al Pacino, Lumet articula todo un fresco sobre el trabajo de la policía a pie de calle además de revelar la terrible corrupción que asola el cuerpo y que devora los cimientos de la misma sociedad al igual que la delincuencia descontrolada que tratan de combatir, instigadora primaria de la podredumbre que inunda una labor tan ingrata, tan poco valorada y tan rodeada de brutal violencia.
Nuevamente da en la diana en la que es una extraordinaria revisión de una novela de Ágatha Christie: Asesinato en el Orient Express dirigiendo a un impresionante reparto y donde se convierte en todo un maestro en el ejercicio de la claridad en función del argumento. Magnífico Albert Finney en la piel de Hércules Poirot.
Otra gran película fue la excepcional Tarde de perros, donde nos sumerge en un atraco a un banco con rehenes de por medio y con un pasmoso Al Pacino en un día que no debió haber salido de la cama. El film es un estremecedor reflejo de la sociedad norteamericana post-Vietnam y un patético retrato de unos desgraciados que no saben como solucionar unas vidas demasiado desorientadas.
Apreciable, aunque inferior a las tres últimas, es Network, feroz crítica a las audiencias, a las cadenas de televisión y al sensacionalismo sin control que, cuando fue estrenada en España, todo el mundo pensó que aquello no podía pasar aquí y que, ahora, treinta años después, comprendemos en toda su dimensión y se convierte en una violenta diatriba contra nuestros canales y sus programas.
Pero Lumet aún nos depararía toda una obra maestra donde está contenido todo su cine, toda su preocupación y donde se ve su auténtica madera de cineasta: Veredicto final nos muestra a Paul Newman como un mediocre abogado, inmerso en un lamentable fracaso existencial, enfrentado a un todopoderoso bufete capitaneado por un estupendo James Mason en la demanda contra un hospital religioso por una negligencia médica. El film es la última prueba de que Sidney Lumet podría haber sido considerado uno de los mejores creadores del cine y cuenta con una interpretación fuera de serie por parte de Newman y un guión de David Mamet que debería ser estudiado en las escuelas.
Las luces y sombras se entremezclan con extrañeza en la carrera de un hombre de su capacidad y nos encontramos con fracasos tan estrepitosos como Loca por el teatro, Panorama desde el puente, Piel de serpiente, el fiasco terrible que supuso El mago del que se recuperó a duras penas, Power, A la mañana siguiente, Distrito 34, los despropósitos evidentes de Una extraña entre nosotros o Estado crítico, la oportunidad perdida que supuso Negocios de familia, una historia sosa y algo estúpida con un reparto que incluía a Sean Connery, Dustin Hoffman y Matthew Broderick, El abogado del diablo o el deleznable remake de la película de John Cassavettes Gloria con Sharon Stone a muchos kilómetros de la incomparable Gena Rowlands.
Hoy, a pesar de sus recientes estrenos como la aceptable Antes que el diablo sepa que has muerto, Sidney Lumet es poco menos que un desconocido para el gran público. ¿Cuáles son las razones por las que un cineasta de indudable talento no alcanza la categoría de autor cuando lo ha tenido todo a su favor? ¿Qué empuja a un hombre que ha firmado películas auténticamente memorables a ser condenado a la mediocridad? Con toda seguridad, algún otro ha asumido su destino de gran director mientras Lumet permaneció encerrado en el laberinto de lo injusto cumpliendo la sentencia inapelable de un veredicto que no admitió ni la más mínima duda razonable.

14 comentarios:

M.I. dijo...

Como diría mi hijo cuando busca y encuentra algo: ¡¡¡están!!!
Ello quiere decir que sí, que está publicado y bien publicado, así bonito, con fotos, bajo el título de "reportaje", a todo color, con explicaciones a pie de página de cada foto....
Vamos, bien hecho. Exactamente igual que publicaban antes mis críticas. Un buen trabajo, sí señores positones...

César Bardés dijo...

Muchas gracias de nuevo, M.I. Fue un encargo del jefe de suplementos con motivo del cumpleaños de Sidney Lumet y veo que han cumplido poniéndolo como debe ser. Va a ser una buena costumbre ésta de hacer monográficos por los cien años y por cumpleaños y bautizos y demás.

Anónimo dijo...

Por esas casualidades de la vida, hace muy poco vi "Antes de que el diablo sepa que has muerto" y justamente pensé eso, que Lumet que en los últimos tiempos había dirigido cosas infumables (lo de "El abogado del diablo" es de lo peor que yo he visto) era un director con una filmografia de la que presumir y que estaría bien solicitarte un post...
Telepáticamente debiste pillarlo porque aquí está.
Sobre " Antes de que el diablo.." decir que me parece una de las mejores pelis de los últimos tiempos aunque eso no sea mucho, pero me parece muy bien contada, mantiene bien la atención , el ritmo y Ethan Hawcke hace fenomenal de subnormal que merece que todo le salte en la cara y sin embargo...Y resuena aun en mi cabeza esa voz ahogada de Phillip Seymour Hoffmann suplicando..."papaaa"...En fin, qué momento.

En cuanto a su filmografia efectivamente "Doce hombres sin piedad" o "Asesinato en el Orient Express" están entre mis preferidas pero por encma de ellas se eleva ese "Veredicto final" y Paul (el Paul de alguien) Newman.

Gracias telépaticas, Carpet.

César Bardés dijo...

Tienes razón, algo falta en "Antes que el diablo sepa que has muerto" a pesar de ser una película que aspira a más. Ya digo que fue un encargo del jefe de suplementos así que la telepatía ha funcionado pero de forma indirecta. De todas formas, siendo un director siempre interesante, yo quiero decir que he intentado reflejar en el artículo que lo ha tenido todo y muchas veces no ha hecho nada y viceversa, a veces, de la nada, ha sacado todo. En cualquier caso, me alegro de que haya gustado.

M.I. dijo...

Pues sí, todos los monográficos te los están poniendo en portada y los están publicando con mucho bombo y platillo. Luego, el contenido no defrauda.
Eres mejor monografista que crítico (aquí es donde me funde con la mirada.... chiii, chiiii, chiiiii. música de psicosis).

Por cierto, creo que me has copiado eso de "el director que lo ha tenido todo y no siempre lo supo aprovechar", ¡¡¡eso lo decía yo en una de mis críticas!!!.
(ya estoy muerta).

César Bardés dijo...

En portada, vaya. Esto es inaudito. Yo no creo que sea mejor monografista que crítico lo que pasa es que tal vez aprendas más de las monografías que de las críticas y, por cierto, yo no iría diciendo por ahí que te he copiado esa frase (la poligénesis existe) algún incauto registró el artículo hace ya bastante tiempo. La precaución, a veces, es un tesoro.

M.I. dijo...

El sentido del humor también lo es.

César Bardés dijo...

Y yo no tengo sentido del humor a la hora de hacer una crítica. Es verdad.

M.I. dijo...

No, no... yo no digo eso.
Me faltan referencias para realizar afirmación alguna.

César Bardés dijo...

Ya. Bueno. O sea, que aquí todo el mundo puede enmendarme la plana pero yo no puedo decir ni pío. La genialidad comienza cuando se es consciente de las propias limitaciones. Y sabes que tengo razón. Yo tengo muchas. Soy incapaz de abordar de forma sencilla cualquier película, por ejemplo. No soy digno de enjuiciar frases ajenas. Tampoco enjuiciaré juicios ajenos, ni buscaré por qués. La próxima crítica dirá una o dos palabras: "Mola" o "no mola". Y ya está, así no hay discusión posible. Yo no puedo hacer comentarios en mi propio blog, no. Es sólo para los que quieren decir que yo no valgo para ésto o para aquéllo. Adelante, amigos del mundo. No habrá ya más respuestas.

Anónimo dijo...

Jejeje....perecía imposible, pero hay gente que se basta sola para sacar de quicio a los demás y claro para acusar a los demás de no saber encajar...
Se puede decir que una película tiene aroma clásico o no, y reonocer no tener referncias clásicas.
Se puede decir qué película es de culto o no y no saber quien es Ed Wood (lo que es algo más grave porque porque la película de Tim Burton sobre el personaje es de 1994, nada clásica y la presencia de Jonnhy Depp la convirtió en una película de amplia acogida comercial).
Y finalmente se puede valorar si uno es mejor monografista, crítico, o si se tiene sentido del humor o no...sin más referencias que el aguante que uno está dispuesto a demostrar.
En fin, Wins...a mi me gusta lo que escribes y como lo haces y si...tienes sentido del humor...y tambien me parece bien que hagas comentarios en tu propio blog.
De hecho disfruto tanto o más con los comentarios que con los post de origen.
Espero que siga habiendo respuestas y mucho más.
Gracias. Carpet

M.I. dijo...

Creo que sacas las cosas de quicio.
Y lo digo en serio.
Puedo ser culpable y responsable de muchas cosas (seguro que sí); pero, madre mía, cargar con la culpabilidad y la responsabilidad (y sigo hablando muy en serio) de que no respondas a los demás.... ¡¡¡eso sí que no, por Dios!!!.
Ni Carpet ni los otros se lo merecen.

Sois amigos desde hace tiempo, compartís la misma visión del cine, tenéis gustos comunes....¡¡¡menudo cargo de conciencia con lo que me estás diciendo!!!.

Te suplico que sigas con tu blog y con tus amigos.
Como bien dices, hay miles de cosas que las hacemos de manera incosciente y, desde luego, esta contestación era lo último en mi vida que yo hubiera querido provocar.
Me creas o no, te juro que así es.


Y, por favor, reconsidera tu postura. Ninguna de las personas que escriben en tu blog se merecen que no les respondas.
No me respodas a mí y punto.

M.I. dijo...

Pues eso, que se me ha colado Carpet mientras escribía.
Que no dejes de responder, que ahí es donde se aprende más.

dexter dijo...

Buenas, que venía a hablar de Sidney Lumet y tenía una duda razonable, ¿vosotros creéis que este señor se merece algo así? Pues no, o sea que vamos a hablar de una vez de Mr. Lumet antes que el diablo sepa que hemos muerto o nos hemos matao entre todos. Yo también disfruto con tus post, Mr Wins, y me gusta entrar a hablar, debatir, preguntar sobre su contenido, pero sobre eso, sobre su contenido y nada más, no de la cuadratura del círculo.

Y a mi esta me parece una buena monografía, aunque sea de encargo, sí señor, se nota que eres un buen artesano de esto del cine. Ya quisieran Spielberg o Coppola que los encargos les saliesen tan bien. Y se nota que Lumet es uno de tus directores de cabecera. Ultimamente ya ha salido a relucir por aquí en alguna ocasión, por ejemplo con el recuerdo a Doce hombres sin piedad a propósito de la desaparición de Fernando Delgado, o la alusión a Un lugar en ninguna parte, la peli por la que River Phoenix no pudo conseguir el Oscar que finalmente ganó Kevin Kline.
De Lumet yo destacaría lógicamente Doce hombres, una de los debuts más impresionantes de la historia del cine, un debut que desgraciadamente después ha cristalizado en una trayectoria demasiado irregular. Me apasiona Tarde de perros, una película que empieza como una comedieta intrascendente para pasar simplemente el rato y acaba dejandote con la boca abierta. Por supuesto Veredicto final con la para mí mejor interpretación de la carrera de Paul Newman. El prestamista es una película que siempre he tenido muchas ganas de ver pero que aunque no te lo creas nunca he visto.
Por último, yo también veo los defectos y excesos de Antes que el diablo sepa que hemos muerto, pero al menos ha servido para devolvernos al mejor Lumet. Resultaba patético escuchar en los medios que cada nueva película de Lumet era la de su absoluta resurreción, cuando las tales películas eran pestiños del calibre de La noche cae sobre Manhattan o Declaradme culpable (creo que la culpa de que esta última me pareciese insufrible la tuvo más bien Vin Diesel al que encontré especialmente cargante)