viernes, 23 de octubre de 2009

JASÓN Y LOS ARGONAUTAS (1963), de Don Chaffey


Los esqueletos nacen de la tierra como plantas de hueso y ataque, como maldiciones sembradas a lo largo de la fantasía que supone una aventura que ha atracado en los puertos de heroicas batallas, de gigantes rechinantes y faltos de aceite que se mueven pesadamente para castigar la codicia, de dioses de los mares deseosos de ser herida y muerte de un destino que bandea al protagonista y a su quimérica búsqueda del vellocino de oro. Las espadas clamarán con su grito metálico, las mujeres ahogarán sus gritos en océanos de soledad, los monstruos camparán por libre mientras intentan prolongar un día más el horror de su famélica existencia. Y así, vemos cómo el mito se hace realidad y lo que parece fábula se convierte en cuento increíble con el cine como único testigo, como pergamino indeleble de la leyenda que se desliza, al igual que un juego entre nuestros ojos de niños, en medio de nuestras manos inquietas de uñas mordidas, en la búsqueda de la comodidad de un lomo cansado de tanta semana y falto de unas buenas dosis de imaginación.
Y el protagonista de toda la película no es el actor que hace de Jasón, ni tampoco el director Don Chaffey. Es ese otro mito de los efectos especiales que hizo que fuera posible lo que era puro sueño y que respondía al nombre de Ray Harryhausen (admirablemente homenajeado en la maravillosa Monstruos S.A., de la factoría Pixar) y al que debemos joyas del inmenso lienzo del movimiento como Furia de titanes, El viaje fantástico de Sinbad, o La isla misteriosa. Él, con su despliegue técnico, su clase y su maravillosa fantasía que no encontró fronteras, ha sido el Julio Verne del cine y el precursor de todo lo que hoy en día se puede observar en una pantalla y que entra de lleno en el terreno de lo irreal, del cuento en movimiento, de la fotografía de la mente, del sueño convertido en unos esqueletos batiéndose a espada en un duelo imposible con el destino que sólo puede aguardar a los nobles de alma, a los gallardos de espíritu, a los hombres de verdad.
Por eso, en medio de tanta irrealidad cosechada, en las películas de Harryhausen hay siempre una batalla feroz a favor del empuje y del guerrero al que nada detiene, ni siquiera un mar mágico, o una horrible criatura embrujada, o la emersión del tritón en unas aguas que se niegan a dejar partir a tanta esperanza reunida bajo la misma vela de un barco, cáscara de nuez en la palma de la mano de los caprichos de unos dioses que no permiten que haya hoja de árbol que se mueva sin su conocimiento.
Hay que levad anclas si queremos ser parte de la odisea que acompaña a aquellos que convierten todo lo que tocan en un motivo para la creatividad. Vigilen los talones a los gigantes, aguanten con la fuerza de los titanes y destrocen los huesos que se empeñan en convertirlos en uno más de entre ellos. Esta singladura es maravillosa.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo esta peli es de esas que vi por primera vez en una Sesión de Tarde de aquellos añorados sábados de niñez. LO que me gustaba.. pero siempre pensé que no era una buena peli. Al menos tengo el recuerdo de que era muy irreal y que se notaba mucho que los monstruos no eran de verdad. Pero a mí no me importaba en absoluto. Así que, cuando leo que alguien como tu escribis tan bonito sobre ella, pues me da como un subidón.
Sigo pensando que no cambio todos los adelantos de hoy, con sus imágenes por ordenador tan reales, por aquellas pelis llenas de fantasía que hacía que nuestra imaginación de críos creciera con cada escena.

UN beso

Gema

César Bardés dijo...

La técnica de Ray Harryhausen se basaba en el dibujo animado. Fotografiaba un fotograma y movía un poco las figuras y luego superponía las imágenes para que formaran parte de la acción real. Sin duda, claro, lo ves y dices: "Joer, si parecen monstruos con tembleque" pero es que así era. Lo mejor de todo es que la fantasía primaba por encima de lo que nos mostraban y lo que nos mostraban era fantasía y creación. Ahora ya no es así. No es la fantasía por encima, es el efecto visual por encima, la fantasía no hace falta. Quizá sea mejor que no nos volvamos demasiado fantásticos. Empiezo a creer que todo forma parte de una teoría de la conspiración para que cada vez seamos más borregos y sigamos sin protestar a una clase dirigente que hace lo que le da la gana. En el fondo "1984" de Orwell, ya es una realidad hoy en día.

M.I. dijo...

Pero eso es el stop motion, no?
La técnica que utilizó por primera vez Akira Kurosawa, en 1954, en Los 7 Samuráis.... ¿no?, que tanto le gusta a Tim Burton.

Por mal camino vamos, es verdad. Tenéis toda la razón. La técnica ha de estar al servicio del guión, y no al revés. Será que hemos cambiado los espectadores y que, supuestamente, se nos da lo que queremos. Yo qué sé....

César Bardés dijo...

Lo que utilizó Akira Kurosawa en "Los siete samurais" y en "Kagemusha", por ejemplo, es la "slow motion", luego secundada por Sam Peckinpah con notables efectos. La "stop motion" es una técnica exclusivamente de animación que, efectivamente, es la que utilizó Ray Harryhausen en todas las películas en las que intervino como montador de efectos especiales. A Tim Burton le gusta mucho la "stop motion" porque así es como ha trabajado en "Pesadilla antes de Navidad" (aunque no la dirigió él) o en "La novia cadáver". En todo caso, es una técnica que lleva meses para hacer apenas un minuto y medio de película, una labor de chinas que merece todos los elogios a aquellos que han trabajado con ella. El cine de animación checoslovaco también lo hizo con resultados excepcionales.

M.I. dijo...

Ok, gracias.
Me has descolocado un poco. Yo creía que Los 7 Samuráis era un ejemplo inequívoco de Stop-motion.

César Bardés dijo...

Hay una técnica de "stop motion" aplicada al cine de acción real. Consiste en filmar la película y luego hacer fotografías de cada fotograma. Muchos, por eso, confunden la "stop motion" con la "slow motion" pero Kurosawa en concreto utilizó la "slow motion", nada de fotografiar fotogramas. La "slow motion" no es más que filmar a más velocidad de los 24 fotogramas por segundo (creo que Kurosawa filmó esas escenas a 48 fotogramas por segundo), cuando esos fotogramas se pasan a una velocidad inferior, es decir, a la normal, entonces el efecto es de "slow motion" o "cámara lenta". La "stop motion" es como si coges un muñeco de plastilina, lo fotografías, lo mueves un milímetro, lo vuelves a fotografiar. Imagínate lo que cuesta 24 fotogramas, es decir, un segundo de película.

M.I. dijo...

Qué fuerte, César. He encontrado dos fuentes diferentes (de ahí mi equivocación) en las que asegura que en los 7 Samuráis, por vez primera,se incorporan dos técnicas nuevas: Stop-motion y el sistema de multicámaras. Del Sistema de Multicámaras dan una amplia explicación, entre ellas, que fue la base de Grupo Salvaje. Del Stop-motion (muy fuerte) dan incluso de ejemplo una escena de lucha.

Empiezo a creer los que tantas veces me has dicho, que muchos extras están mal y que en las escuelas de cine españolas enseñan poco y mal....

M.I. dijo...

¿Viste anoche cuarto milenio?
Qué fuerte... otra vez.
No me he perdido ni un solo episodio de cuarto milenio en sus cuatro temporadas, ni en lo que lleva de quinta. Y ayer que iba Amenábar a hablar de Hipatia de Alejandría, ¡¡¡me duermo!!!
qué disgusto, de verdad.

César Bardés dijo...

En realidad hay dos ejemplos en "Los siete samurais" del sistema de "slow motion". Una es la muerte del ladrón a manos del jefe del grupo, Kanbei. La otra es el duelo a espada entre el más guerrero de todos ellos con un tipo que le desafía porque cree que es más rápido que él. Yo tan sólo me remito al libro de Stuart Galbraith (maravilloso, una biografía imprescindible) titulado "El emperador y el lobo" en el que cita "slow motion" como la técnica que se inicia con "Los siete samurais" y que dicha técnica luego es imitada por toda una generación de directores americanos, empezando por Peckinpah en "Grupo Salvaje" y terminando por Martin Scorsese. Hay que reconocer, por otro lado, que la mayoría de las películas editadas en DVD de Akira Kurosawa tienen unos extras pésimos amén de un doblaje que tendría que ir directamente al cubo de los despropósito, aún asumiendo que el ritmo del habla japonesa no es igual al de la española y que es muy difícil doblar, en concreto, ese idioma, razón por la cual, en este caso, yo he visto todas las películas de Kurosawa en versión original con subtítulos. Curiosamente, en esas mismas ediciones, en algunas traducen los carteles, en otras, no. Es decir, aunque las versiones de las películas sí son íntegras, la edición de esas versiones no se ha hecho con mucho cuidado. Sólo "Ran", ha superado a la media, pero esa pertenece a otra editora.
En fin, que da igual, lo mismo es Galbraith el que está equivocado pero el "stop motion", que yo sepa es la técnica apropiada para el dibujo animado con marionetas de plastilina o para el reflejo de los monstruos de Ray Harryhausen. Y si hay algún maestro de la escuela de cine que me quiera contradecir pues nada, con gusto aceptaremos sus consejos y enseñanzas.
Lo de dormirse...no te preocupes. Es la edad y eso nos pasa a todos. Lo que es peor, cada vez nos pasa con más frecuencia.

M.I. dijo...

Más que la edad es lo que suele pasar cuando estás agotada y duermes niños.... que te duermes tú antes que ellos.

Yo también he visto las pelis de Kurosawa en versión original con subtítulos, puesto que ganan considerablemente, y a mí tampoco me cuadró nunca lo del stop-motion en esa escena. Ahora, y por casualidad (no hablábamos de Kurosawa), tú das otra explicación (la de una biografía que tengo que leer) y todo encaja mejor.
Por otra parte, lo realmente importante (según yo, jajajaja) de los 7 Samuráis es la incorporación de las multicámaras, sin las que sería imposible hacer el cine que se hace hoy.

César Bardés dijo...

Efectivamente, el sistema de multicámaras es fundamental para entender el cine de hoy y consiste, evidentemente, en filmar con varias cámaras. Una se encarga de hacer el plano máster (también llamado plano de conjunto) mientras que las demás van filmando a los personajes. Las ventajas de este sistema es la linealidad, es decir, se elimina el problema de la continuidad cuando hay varios elementos en escena. Hay varios experimentos con el sistema multicámara en Estados Unidos por los años treinta pero es Akira Kurosawa el que perfecciona el sistema para poder filmar con el dramatismo necesario esas "slow motion" de las que hablamos. Un cineasta totalmente alejado de este sistema era, por ejemplo, Billy Wilder porque él rodaba las películas ya como se iban a montar, así no tenía interferencias "de tijera" por parte de productores y demás poderes fácticos. Quien aún perfecciona más ese sistema, curiosamente, es Blake Edwards con "El guateque" porque hace instalar en cada una de las cámaras una cámara de vídeo para poder visionar, en el mismo momento en que se está rodando, lo que están filmando todas las cámaras a través de las necesarias pantallas de televisión. Así, en el mismo plató, deshechaba las tomas que no le interesaban y mandaba positivar las que entraban en su concepción del montaje. Aunque parezca que sí, no he copiado esto de ninguna wikipedia (lo digo porque siempre habrá algún tolili que piense que sí). Son datos recopilados por mí mismo de aquí y de allá. Labor de investigación.
Ea, multicámaras al poder.

M.I. dijo...

Tranquilo, que los tolilis son los que copian literalmente del diccionario Aguilar.