miércoles, 24 de marzo de 2010

VIA CRUCINE

Primera estación: Un programador condenado a muerte. En el cine de Semana Santa también existen hechos inexplicables. Uno de los más asombrosos es el caso de aquel programador de una cadena cualquiera que se atrevió (y aún tiene seguidores hoy en día) a emitir Espartaco, de Stanley Kubrick como película propia de las fiestas de Pascua. Esto no es más que otro ejemplo de cómo alguien se mete a hacer cosas de las que no tiene ni idea (es mi caso cuando empiezo a disertar sobre física cuántica). La mencionada película no tiene nada que ver con Jesús y sus enseñanzas. No aparecen cristianos. Es más, contiene una ideología izquierdista (eso sí, expuesta de manera impecable) que se inclina por el sindicalismo y la unión de los trabajadores frente al todopoderoso empresario. Lo que pasa es que el fulano debió de ver en algún momento que el protagonista (cómo me gusta esta película, rediez) muere en la cruz y el tío dijo: “Tate, ésta película es de un mártir. Pa Semana Santa, que van a flipar”. Y, sin ninguna vergüenza, ahí que la metió con calzador. No se engañen. Si en alguna cadena ponen Espartaco, disfrútenla como película o, en todo caso, como celebración de esa pasión que también es la libertad.



Segunda estación: El espectador carga con la cruz. Lo más curioso de todo es que, de todo el cine que se ha hecho sobre la Pasión y Muerte de Jesucristo, la mejor, y la que más se acerca a la imagen que todo cristiano debería poseer del Mesías es Ben-Hur, de William Wyler. Y digo que es lo más curioso porque en ningún momento de esta película se ve su rostro. Pero está dirigida de tal manera que conocemos perfectamente el amor que estaba dispuesto a derramar (escena en la que Jesús acaricia con una enorme ternura a Judá Ben-Hur mientras le da de beber) o que en ese rostro había algo especial que hacía retroceder a los más ladinos (el soldado se dirige a Jesús y le dice: “Eh, tú, he dicho que no des de beber a nadie”, Jesús se incorpora de espaldas a la cámara y vemos la reacción del soldado, atemorizado por ese rostro en el que se debe conjugar por igual la bondad, la luz y la dureza del reproche). En todo caso, es una película maestra que despierta las ganas de ayudar también a Jesús a cargar con la cruz.








Tercera estación: El espectador cae por primera vez. Y es que el cine parece no haber nacido para haber trasplantado la pasión y muerte de Jesucristo a la gran pantalla. Incluso un hombre de firmes creencias y películas muy destacables como George Stevens hizo La historia más grande jamás contada y aún así, es tan intragable que uno tan sólo es capaz de entretenerse con el desfile de estrellas que pueblan los alrededores de un Cristo tan atípico como fue Max Von Sydow y así tenemos a Charlton Heston como Juan el Bautista, a José Ferrer como Herodes Antipas, a Martin Landau como Caifás, a Richard Conte como Barrabás, a Dorothy McGuire como la Virgen María, a Sidney Poitier como Simón de Cirene, a Claude Rains como el Rey Herodes, a Telly Savalas lavándose las manos, a John Wayne como centurión romano…Pero, cinematográficamente, es un rollo de altura.












Cuarta estación: El espectador se encuentra con el programador. En otras ocasiones, hay programadores que, sin duda, sí saben lo que se hacen. Recuerdo en cierta ocasión que, en una Semana Santa cuando yo era niño y tenía sueños de niño, que a alguien se le ocurrió programar una maravillosa película titulada La mano izquierda de Dios, de Edward Dmytrik. A mí, para empezar, es que las sotanas en el cine me han atraído mucho, parece que, con el movimiento de los faldones, van dejando jirones de misterio insondable. Y, claro, en esta ocasión quien llevaba hábito era Humphrey Bogart. Y la película nos decía sin ninguna vergüenza que en todos nosotros, hasta en el más impensable, hay alguna creencia o, si se quiere, alguna ética, que lleva a hacer algo por los demás. Y eso es lo que nos hace mejores. En este caso, Bogart era el mejor de los hombres, a pesar de encarnar a esa mano que Dios no quiere.













Quinta estación: El espectador es ayudado por el europeo. Europa también se ha fijado en la historia de Jesús. Lo más increíble de todo es que el director que se atrevió con la historia del Salvador fuera manifiestamente ateo y realizara El Evangelio según San Mateo. Pier Paolo Pasolini apostó por la austeridad, por la narración seca y ajustándose también al evangelio literariamente más simple. Aún así, contando con que Pasolini no es que sea el colmo del ritmo, reconozco que es una película meritoria, sobre todo si tienes un rato largo libre.


















Sexta estación: El espectador limpia el rostro del programador. Siempre he tenido que limpiarme el rostro después de ver esta película. La misión, de Roland Joffé, me estruja el corazón hasta que me duele, me pisotea en lo más íntimo y me abre los ojos sobre las distintas formas de creer y de vivir en una creencia. A primera vista, podría parecer que Jesús no está en la historia, pero yo creo que sí (es muy evidente en esa escena en la que un hombre atado a una cruz es arrojado por una cascada) porque nos habla de cómo la Iglesia olvida en muchas ocasiones para qué nació y cómo siempre hay sacrificios para demostrar que Jesús sigue vivo en el corazón de muchos creyentes.










Séptima estación: El espectador cae por segunda vez. Jesús de Nazaret, de Franco Zeffirelli. ¿Alguien ha visto alguna vez una película más lenta, más aburrida, más larga y más pretenciosa? Que sí, que Robert Powell tenía una carita estupenda, que Anne Bancroft, Ernest Borgnine, James Mason, Laurence Olivier, Christopher Plummer, Anthony Quinn, Fernando Rey, Rod Steiger y Peter Ustinov le dan mucho lustre a una película que se empeña en ser triste desde el primer fotograma. Que no, que no, que al final, después de aguantar horas y horas de conceptos y predicaciones, el prota muere. Impresentable.


















Octava estación: La música consuela a las polémicas. Resulta muy curioso comprobar cuando, a mediados de los setenta se estrenó Jesucristo Superstar, de Norman Jewison, la Iglesia lanzó ataques furiosos contra esta película porque sugería una historia de amor entre Jesús y María Magdalena (que no sé de dónde se sacan esa afirmación porque lo que se ve es, precisamente, la adoración que María Magdalena siente por el hombre que es Dios y que no sabe cómo amarle). Hoy en día, 35 años después, cantamos las canciones en las misas. Curioso.















Novena estación: El espectador cae por tercera vez. Hay una película que me parece más cabal en cuanto a las recreaciones que se han hecho sobre la vida y la pasión de Jesús y es aquella que hizo Nicholas Ray en España con Jeffrey Hunter de protagonista con el título de Rey de reyes. Dejando aparte la barbaridad de poner a Carmen Sevilla como María Magdalena, es quizá la que más sobrecoge porque Ray era un poeta que creía en la decepción y nos muestra a un Jesús que no quiere morir pero que hace lo que debe. Es una película que tiene mucho cine dentro, pero también mucha fe.











Décima estación: El espectador es despojado de sus reparos. Eso es lo que intentó hacer Mel Gibson con La pasión de Cristo, película alimentada por aquella visión que hizo el Papa de la película y en la que leyenda dice que murmuró: “Sí, realmente debió de ser así”. Teniendo en cuenta que Gibson no es una persona demasiado centrada y que su trayectoria como director tiene un clarísimo afán por dejar impresionado, yo no dudo que hubiese toda esa sangre y toda esa crueldad… ¿pero, al fin y al cabo, eso es tan necesario? ¿El espectador tiene que ser despojado de sus reparos hacia la crueldad para mostrar un sufrimiento que se tiene más que asumido? Para mí hay más enseñanza en su primera y casi desconocida película como es El hombre sin rostro que en ésta.




















Decimoprimera estación: El espectador es clavado en su butaca. Y es que hay películas que merecen mucho la pena para hablar de todo lo que Jesús quiso transmitir. Una de ellas es Las llaves del reino, de John Stahl, donde se habla de la importancia del trabajo desinteresado en algunas misiones, intentando exponer la idea de que la fe no es algo que tenga que entrar a martillazos, sino a través del ejercicio de un estilo de vida coherente y conforme a una ética. No importa quién ejerza esa ética, lo importante es poseerla. Conozco a muchos ateos que tienen más ética que muchos creyentes. Y aquí, el personaje que hace ese actorazo que se llamaba Thomas Mitchell nos lo dice muy a las claras.














Decimosegunda estación: El espectador muere en la butaca. De verdad que lo digo, cada vez que veo La túnica sagrada, pienso que pago por todos mis pecados. Lo de Víctor Mature es como tener un muñequito vestidito con una túnica roja, con su camisita gris y su carita de estreñido. Como para morirse en la butaca. Por allí detrás, Richard Burton que no sabe muy bien cómo comportarse y el espectador va entrando en el sopor por el perdón de todo lo que ha hecho de malo el resto del año.












Decimotercera estación: El espectador es despegado de la butaca y puesto en los brazos de Morfeo. Parece mentira que con un material literario tan prometedor de Henryk Sinkiewicz se haga una película tan acartonada, tan falsa y tan pesada como Quo Vadis?, de Mervyn LeRoy. Claro que Peter Ustinov como Nerón me vale, pero lo de Robert Taylor y sus ojos azules tiene menos interpretación que un poema de Gloria Fuertes. Cada vez que la veo, me pongo a hablar como los dobladores de la época, esos que recitaban en tono monocorde cuando querían ser solemnes y, claro, la gente me pregunta: Pero ¿dónde vas?
















Decimocuarta estación: El espectador es sepultado. En ocasiones la opinión pública y los sectores más extremos arman la de Dios en casa Cristo por algo que no tiene la más mínima importancia con el fin de crear una corriente de oposición. Fue el caso de la estupenda La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese que, para mí, respetaba escrupulosamente las creencias cristianas. ¿Qué hay de malo en pensar que Jesús fuera tentado en la cruz con una vida de hombre despojada de su divinidad si su elección, precisamente, fue la correcta? ¿Creemos que por ser hijo de Dios estaba a salvo de las tentaciones e iniquidades de este valle de lágrimas? Seamos creyentes pero no ingenuos ¿no?



Decimoquinta estación: Una película que debería resucitar de entre los muertos. La mejor idea que he leído nunca sobre una película de Jesucristo la tuvo el gran guionista español Carlos Blanco y que debería resucitarse para darle un enfoque atractivo a una historia que, cinematográficamente, es demasiado conocida. Él imaginaba a una especie de inspector de policía en la Roma de Tiberio con el rostro de Jean Gabin. Es una especie de centurión-inspector y recibe la visita de un emisario del Emperador. El emisario tiene una cuadriga esperando en la puerta. Va a una entrevista oficial con el Tribuno de la Plebe (algo así como el Ministro del Interior romano) y le dice: “Mire, tenemos un problema. El Senado nos va a atacar, nos van a plantear una serie de preguntas que llevan implícito un ataque al Emperador. Y nos faltan elementos. Queremos saber lo que ha pasado con un carpintero que han ajusticiado en Palestina porque, con eso, que no es nada, se han cortado las rutas de la seda que venían de Damasco. Tenemos un informe de un tal Poncio Pilatos. Es el gobernador pero no dice más que tonterías y vaguedades. Tiene usted que ir a Palestina y averiguar qué es lo que ha pasado. ¿Quién era ese carpintero y porqué había gente que le seguía?”. Así que el centurión-inspector se va a Palestina para investigar y preguntar a gente que, por ejemplo, asistió al milagro de los peces y los panes o a una ciega que entrevista en una taberna. “¿Tú conociste al Maestro?” “Sí, señor” “Pero, ¿de oídas?” “No, no, toqué la parte de abajo de su túnica” “Pero sigues ciega, contigo no hubo milagro”. “Sí señor, lo hubo”. “¿Qué milagro?” “Pues verá señor: yo quise suicidarme dos veces, quería quitarme la vida, yo era una desgraciada. Pero desde que me puso la mano encima de la cabeza he cambiado y tengo una alegría que no me cabe dentro”. Y el inspector se siente intrigado por lo que ha significado ese hombre que murió en la cruz para salvar a todos los demás. Cine, fe y pasión no son términos tan distantes ¿verdad? Felices Pascuas.
Debido a la realización de un viaje por cuestiones de trabajo, vamos a dejar descansar el blog por unos días, concretamente hasta el martes día 6 de abril. Hasta entonces, mucha felicidad para todos.

29 comentarios:

Carpet dijo...

Que gran repaso, impresionante. Aun hay algunos programadores que meten con calzador "Los 10 mandamientos" o incluso "La biblia", y alguno con conciencia gamberra e irreverente nos regala "La vida de Brian".

Gracias por tu regalo, pasalo bien en esas vacaciones y que no te hagan la pascua.

César Bardés dijo...

Tengo que decir que pensé muy seriamente en meter "La vida de Brian" pero la irreverencia podría molestar a algunos, entre otras cosas porque me río mucho con esta película (me encanta la escena del centurión que obliga a declinar bien el latín con la pintada) y, aunque no comparto muchos aspectos de la fe, tengo que decir que respeto todas y cada una de sus lecturas. Ironía no falta en el artículo e incluso algún ataque que otro pero también hay lo suficiente como para que nadie se sienta ofendido.
Vamos a ver, tengo varias cosas pendientes y espero anunciaros cosas que van sobre ruedas muy pronto.
Gracias a vosotros por todos los regalos de todos los días.

dexter dijo...

Yo también eché de menos a Pijus Magníficus. Los duendes de la informática han provocado que Carpet se me adelantase en el apunte, pero bueno, por lo que dices después ya estabas tú al quite.
Ya puestos podías haber puesto : Decimosexta estación: a ver quién es el guapo que tiene los santos coj.. a programar esta un año de estos. Y respecto a lo que dices, pues creo que problablemente hiera más susceptibilidades la pasión de Scorsese que la de los Monty.
La túnica sagrada y Cleopatra también son otros dos clásicos de estas fechas. A mí de todas formas siempre me ha dado muy mal rollo que programen este tipo de películas para Semana Santa. Y lo peor no es que te pongan estas películas, lo peor es que se despachen con el último peplum italiano televisivo de última generación tipo Los últimos días de Pompeya o cualquier otra recreación bíblica al uso (preferentemente con Peter O Toole y Claudia Cardinale entre los protagonistas).
Yo por poner algo de la tierra añadiré a la lista Simón del Desierto y ese final con los tambores calandinos.
Bueno, Bardes, esperamos con impaciencia tu post sobre cine y coches (¿cosas que van sobre ruedas?) Buenas vacaciones y buen viaje... and don´t forget it, my friend, always loock at the bright side of life.

César Bardés dijo...

Lo dicho, no entiendo que la de Scorsese hiera susceptibilidades. Scorsese es católico de nacimiento y no creo que quisiera arremeter contra los preceptos de la Iglesia con una película en la que sólo se destacaba que Jesús era divino, pero también humano. Yo diría incluso que era más humano que divino. Que programen "Cleopatra" ya es de nota, porque, al menos "La vida de Brian" tiene algo que ver pero...¿"Cleopatra"?. Yo creo que ya puestos, que pongan el "Calígula" de Tinto Brass, total...
En cuanto a "Simón del desierto" no deja de ser una curiosa película viniendo de un "ateo por la gracia de Dios", con una retranca muy importante y con unos medios que daban risa, aún así es increíble cómo, a veces, el genio se eleva por encima de las limitaciones.
En cuanto al artículo sobre coches...no, no van exactamente por ahí los tiros pero es probable que allá por mayo se maquete algo bastante interesante. ¿Doy más pistas?

dexter dijo...

Dalas, dalas.

Da igual que sea católico que no. Pasolini, además de ser comunista y homosexual, era ateo y mira lo que le salió. No creo que la intención de Scorsese fuera la de provocar. Lo mires por donde lo mires la reacción desproporcionada siempre viene del otro lado. Y ya podían pensar un poco y rasgarse menos las vestiduras, joer, que uno lo de las creencias y eso lo lleva regulero, pero se acuerda que en el Credo se nombra a Jesús como Dios y Hombre, pues eso, hombre, hombre, con tentaciones, instintos y esas cosas. Y lo dicho, la respuesta desproporcionada siempre viene del mismo lado, lo mismo le pasó a Saramago con su Evangelio o a Dan Brown con El código Da Vinci.

Y sí, lo de Cleopatra es un poco ridículo.
Mira, y ahora que lo pienso, yo me acuerdo de un Jueves Santo por la tarde que los de TVE se sacaron de la manga Un día en las carreras y tan ricamente, oye

César Bardés dijo...

No, que se gafa. Hasta que no lo vea negro sobre blanco, seré una tumba. Es cierto que dan igual las creencias porque se puede hablar de Dios siendo ateo. Sin embargo, si al catolicismo en general le sentó tan mal la película de Scorsese no entiendo que él mismo, siendo católico, no consiguiera estar de acuerdo con su propia iglesia, como hacen la gran mayoría de católicos y practicantes. La verdad es que se puede ser un hombre de Dios sin ir a misa y colgarse el escapulario.
Y me parece muy bien lo de "Un día en las carreras"...¿acaso la risa no es un don de Dios que quiso que disfrutáramos? ¿O volvemos a los tiempos de "El nombre de la rosa"?

dexter dijo...

Y también se puede ser católico y ser profundamente crítico con algunos aspectos de tu religión que no te gustan. De hecho Scorsese es uno de estos. Pero creo que no es precisamente la tentación su película más crítica con el catolicismo. Lo que pasa es que al tratar el tema que trata todo el mundo se cebó con ella,.. pero me gustaría saber cuantos de los que quemaban cines y salían a las calles con pancartas la habían visto realmente. Yo creo que Marty ha sido mucho más crítico por ejemplo en Malas Calles con aquel personaje que quiere ser cura y sus problemas continuos de fe. O por ejemplo en una películita que no le gusta a casi nadie pero a mí sí que se llama Al límite y que empieza nada más y nada menos que con la práctica de una eutanasia.

César Bardés dijo...

Totalmente de acuerdo en todo lo que dices, Dex. Incluso en la valoración de una película tan apreciable como "Al límite", una pequeña joya en la que muy pocos repararon y que, sin embargo, me parece toda una declaración de intenciones de lo que es el tema principal en el cine de Martin Scorsese como es la redención y la catarsis que sigue a esa redención. Bien visto.

Carpet dijo...

Si nos ponemos a reir de forma poco piadosa, podían programarnos "Los jueves, milagro" el milagro de Berlanga en los 50 cargando contra todo lo intocable.
Y versión musical de la pasión cristiana es también "Godspell" en los 70, yo no vi la peli pero si la versión teatral y estaba muy bien. La ultima cena, Judas, la resurreccion de Lazaro y la crucifixion en plan hippy.

César Bardés dijo...

De "Los jueves, milagro", Berlanga cuenta una anécdota estupenda y es que, parece ser, que la película está bastante alejada de sus intenciones por los cortes a los que le obligó la censura. Tanto es así que, sin ningún rubor, propuso que el cura-censor tuviese un crédito como guionista porque, realmente, se acerca más a las intenciones del afamado sacerdote que a las del propio Berlanga. Aún así, me parece una película estupenda, muy cercana en intenciones a "Bienvenido Mister Marshall".
En cuanto a "Godspell" a mí me pasó al revés, no vi la adaptación al teatro (¿puede ser que fuera con Juan Ribó en el papel principal?) pero sí vi la versión cinematográfica y tanto me gustó la banda sonora que aún la conservo en cinta magnetofónica, sobre todo por lo que me ha gustado siempre ese "Prepare ye the way of the Lord" en esa precisa versión, no en la que se canta en las misas, por supuesto. Aún así, también tenemos la versión de que Jesús, en realidad, no nació en Belén sino en otra ciudad en "Jesús de Montreal", de Denys Arcand, o la afamada "Setenta veces siete", coproducción hispano-argentina de Leopoldo Torre Nilsson, con Francisco Rabal en el papel principal (recuerdo el escándalo que se montó en mi colegio de curas -curas rojos- porque se negaron a proyectarla en el salón de actos porque era demasiado "dogmática" y ajustada a las intenciones del régimen).
Personalmente, creo que hacen mucho más favor a la fe películas como "Yo confieso" o aquella película que a mí me pareció extraordinaria y que ya nadie se acuerda y que se llamó "Confesiones verdaderas" con un duelo magnífico entre Robert de Niro y Robert Duvall, hermanos ellos, uno, sacerdote y otro, policía y que se ven envueltos en un crimen que pone de manifiesto que la verdadera corrupción no está en las creencias sino en el uso aprovechado de las creencias para perpetrar brutales injusticias. Pero yo no soy programador, ni siquiera voy a misa así que, a lo mejor, no soy el más indicado para opinar.

Scarlett dijo...

¿Pero no hay 16 estaciones?
Hay 16 estaciones, César. Que yo he leído el via crucis varias veces por mi pueblo, y me suena que hay 16.
¿Qué día sale publicado esto en el periódico? Es para conseguírtelo, que no me dices ná.

Más cosas:
Que cuando no vengo es porque no puedo (joer, vaya reflexión filosófica profunda)
Que cuando no vengo siempre me acuerdo de ti
Que Dexter se salió por la tangente y no dice por qué no abre su propio blog, y tampoco explica por qué no exige que su amiga Scarlett le pueda dejar comentarios en el blog prestado en el que está ahora. (Bueno, borro el segundo párrafo).
Que no me pierdo yo mañana BenHur, en Castilla La Mancha TV. Me pasa con esta peli igual que a César con Espartaco. Sé muy bien que, de vez en cuando, César se pone Espartaco... lo sé...

Hala, César, un besico, que me invade la nostalgia en Semana Santa y soy incapaz de polemizar.

César Bardés dijo...

Pues según la franciscanos, que los tengo bastante cerca, y los misioneros de los sagrados corazones, que me educaron "deo gratias" son catorce, de hecho. Yo he añadido una más porque la última está dedicada a una película que nunca se hizo. De todas formas, creo que eso es lo de menos, quise ser un poco diferente en un artículo que me pilló un poco de sorpresa (nunca había hecho ningún artículos sobre el cine de Semana Santa) y que además no es que sea mi tipo favorito de artículos. Lo que pasa es que tengo una manía incurable. Si hay algo que sé que me va a aburrir, intento transformarlo en algo divertido para mí y eso es lo que he hecho con este artículo.
Que vengas cuando puedas, no te sientas obligada, todos tenemos vidas hechas.
Ná, yo creo que exigir a Dex que exija a su vez a otra persona...un poco fuera de lugar no?
Y oye, si no quiere abrir un blog, pues no lo quiere abrir, y si lo quiere abrir, pues perfecto.
Me tengo que poner "Espartaco" de vez en cuando para recordarme que a veces tengo que iniciar una rebelión.
Feliz Semana Santa, Scarlett, sé buena.

Scarlett dijo...

Madre mía, si es que no tengo tiempo ni de leereos... Bueno, he leído un poquillo, y digo (no polemizo):

Yo soy creyente, yo sí soy católica. Y, como creyente, no veo irreverencia ni en la vida de Brian ni en la última tentación de Cristo. Y ahora iba a decir lo mismo que dice César, que hay un componente humano en Jesús, y que la historia no es más que una hipótesis de lo que pudo suceder si ese componente hubiera superado al divino.... no vi yo la película como para que se montara la que se montó, la verdad.
Y Cleopatra, venga a cuento o no, siempre es un placer verla.

César Bardés dijo...

Ah, eso es aparte. "Cleopatra" siempre es un placer verla, desde luego. Es mejor película de lo que la historia ha tenido a bien dar. Otra cosa que le pasa también a "Espartaco" que es un peliculón aunque ni uno ni otro tienen nada que ver con las fiestas de Pascua.
Se me ha olvidado contestarte antes que, que yo sepa, el artículo ha salido hoy, jueves. Yo me adelanté un día saltándome el acuerdo porque me es imposible dedicarme al blog estos días y porque si lo hago a la vuelta, el artículo habrá perdido su inmediatez y su vigencia y perdería gran parte de su gracia ¿no?

Scarlett dijo...

Vale. Me voy a la guardería. Cuando vuelva, leo el periódico y te digo cómo ha salido.

Scarlett dijo...

No está. Supongo que lo sacarán mañana. Hoy han publicado sólo la de cartelera en el suplemento cultural.

Pues sí que está fuera de lugar exigir a una persona que, a su vez, exija a otro..... o no.
Depende de qué personas. Yo, por ejemplo, por muy profesional libre que sea, puedo aceptar colaborar con alguien (en este caso, escribir en su blog), pero nunca aceptaría la condición de que otro (el dueño del blog) modere los comentarios que vayan dirigidos a mis artículos.
¿A ti no te importa, Dexter?

César Bardés dijo...

Eso, eso, Dexter...¿tú qué opinas?. En cuanto al artículo entonces saldrá mañana, supongo, con el especial de Semana Santa. Ya me contarás.

dexter dijo...

Nada, nada, que luego me dicen que mis críticas parecen sacadas de un manual y hechas a modo de redacción escolar. Que parezco un alumno aplicado que recita de memorieta y de corrido la lección.

De momento, no tengo pensao abrir ningún blog

Carpet dijo...

Juer, yo pensaba cerrado el blog hasta despues de Pascua y aquí seguís dandole a la tecla.
¿Godspell-Juan Ribó?, es probable aunque yo era muy jovencito y no recuerdo tanto, pero de Juan Ribó me acordaría porque salía en la tele acompañando al pícaro de Fernán Gómez, ¿no?...Puff, que malo debe ser hacerse mayor.
¿Dex escribe en un blog?, ¿En cualo, en cualo?...

Scarlett dijo...

Y cosas peores que te pueden decir, hijo mío. Es el riesgo que se corre.... o no. Hay un botoncillo para "moderar comentarios". Es decir, lees los comentarios que te hacen y publicas sólo los que te alaban. Un poco cobarde, ya lo sé, pero es así como funciona el blog en el que escribes, por ejemplo.
Y nada, nada, que era sólo una sugerencia. Libre, dueño y señor eres para decidir continuar bajo la protección de tu tío.

César Bardés dijo...

Hoy todavía tengo trabajo para ir al más reciente estreno para enviar al periódico. Mañana ya me voy de viaje a intentar que se expandan mis letras. De todas formas, Dex, creo que tienes peticiones varias para que abras tu propio blog. Yo no debería decir esto porque me vas a hacer la competencia más difícil pero cuando la gente lo pide...

dexter dijo...

Por favor, esta situación se me esta empezando a hacer incómoda. Odío hacerme de rogar y parece que es lo que estoy haciendo a posta. Dejemos que la vida transcurra y pase felizmente si hay amor que decía Luis Aguilé y ya el tiempo lo dirá.

Felices vacaciones a todos. Y aunque no sea este mi blog doy por zanjado el post, al menos en lo que a este tema se refiere.

César Bardés dijo...

Nada, no tengo nada que oponer, aquí se respeta hasta el deseo de no querer hablar sobre algo. Fin de la discusión y de la petición. Nos vemos en McDonald´s

Scarlett dijo...

I´m lovin it

Carpet dijo...

¿En Mcdonalds? ¿Comiendo carne en semana santa?..Tche tche...

Dexter, abrete un blog cristiano que estos son unos pecadores de la pradera.

Scarlett dijo...

Ay, Dexter, me sabe mal eso que dices. Me sabe mal por ti, por cómo te tomaste mi comentario. No quería yo decir que escribas recitando de memorieta ni en redacción escolar. No es eso.
Mira, a ver si te lo sé explicar bien:

Saber Historia del Cine está muy bien. Saber cosas de la vida, obra y milagros de un autor, de un director... también está muy bien.
Pero todos esos conocimientos hay que saberlos aplicar, porque si no se saben aplicar, no sabemos nada.
A eso es a lo que me refería. Cuanto más se sabe y mejor se sabe aplicar, más armas se tienen para hacer un análisis serio.

Un ejemplo:
Hay un hecho que marca la infancia de Kurosawa. Cuando era pequeño hay un terremoto en Japón y a él se le obliga a mirar de frente los horrores de aquella tragedia. El dice que esa experiencia le hizo saber mirar de frente, y lo dice en relación a su obra.
Pues bien, sabemos esto.
¿Para qué nos sirve esto?
Pues, por ejemplo, para saber buscarlo en sus películas, y para no decir tonterías del tipo: "Kurosawa utiliza elipsis en Kagemusha para no mostrar la muerte porque es ya anciano".
Vamos, que he leído este "sentido homenaje" a las 10 de la mañana y todavía me duele el esófago de la risa que tengo.

No sé si me has entendido, Dexter. En cualquier caso, te pido disculpas por provocar tu incomodidad.

Ahora viene César y tira por tierra lo de Kurosawa. Bueno... es mi sino.

Anónimo dijo...

Lo de mi comentario anterior tenía un matiz irónico. Soy plenamente consciente de mis limitaciones al escribir y yo soy el primero que me reprocho a mi mismo ese carácter quasi mecánico que tienen mis escritos - ni siquiera me atrevo a llamarlos críticas. Creo que soy demasiado perfeccionista como para llevar un blog, necesitaria dedicarle mucho tiempo y tiempo es precisamente algo que no me sobra.

Agggg, pero si he dicho que el tema estaba zanjado. Apartad de mí este caliz, por favor.


Dexter

César Bardés dijo...

No, no, estoy totalmente de acuerdo en que las experiencias personales de los grandes creadores son aplicadas a sus grandes obras y, por tanto, hay que saber mirar para saber comprender. Y se sabe mirar conociendo su pasado, o sus manías, o sus traumas (igual que dices eso de Kurosawa habría que citar a Hitchcock cuando se comió lo que no debía de la nevera cuando era niño y su madre, amiga del policía del barrio, le mandó a comisaría para que pasara una noche en la cárcel. El policía le reprendió y le hizo pasar una noche entre barrotes absolutamente solo. Consecuencia: En Hitchcock hay una cierta obsesión por el falso culpable que, seguramente, de ahí arranca).
Dudo mucho, por otro lado, que en el caso de Kurosawa hay posibilidad de una elipsis de la muerte cuando ha sido un hombre que se intentó suicidar dos veces y una de ellas en público. Pero, oye, algunos mueven el árbol y no les cae ni una nuez ¿no?
En cuanto a Dex, también es muy sano el ejercicio de autocrítica que hace sobre su propio estilo, creo, y siempre lo he dicho, que la genialidad nace de la plena conciencia de las propias limitaciones (ejercicio que algunos se niegan a hacer y que yo hago y que Dexter, en concreto, creo que sabe que lo hago).
Carpet...¿quién te ha dicho que en McDonald´s comeríamos carne? Pues anda que no están ricos los helados...están de pecado.

Scarlett dijo...

Eso iba a decir, que Kurosawa intentó suicidarse tras un sonoro fracaso comercial, y que esa supuesta temática de "no mirar la muerte" no la he visto en ninguna de sus películas, y las he visto casi todas.... en japonés.

Esa consciencia de las propias limitaciones es la que hace resaltar las propias virtudes, a modo de mecanismo de compensación. Aquí es donde decía Kurosawa: "Hay que vivir honradamente y resaltando al máximo las cualidades" (más o menos).