jueves, 22 de abril de 2010

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (2010), de Tim Burton

Más cerca de Alicia a través del espejo que de Alicia en el País de las Maravillas, Tim Burton ha forjado, como siempre, un universo fascinante de imágenes y de sueños, de entelequias creídas, de imposibles realizados. Bien es verdad que ya hace mucho que ha renunciado al argumento para centrarse en su estética desbordante pero aquí cuenta con algunos elementos que hacen que su cabeza se salve del yugo.
El primero de esos elementos es la belleza progresiva y llena de expresión que demuestra Mia Wasikowska en el papel protagonista. Ella ilumina, aún más a cada fotograma que pasa, con su rostro de porcelana imperfecta toda la película y confiere al personaje de Alicia todas sus contradicciones, algunos de sus miedos, parte de sus debilidades y fortaleza en sus miradas. Sus cabellos, velas al viento, son yelmo de belleza, augurios de gran dama, ternura de extravío. Y nunca vi, vive Dios, a caballero que portara la espada con tal nobleza y arrojo.
Por otro lado, Tim Burton juega una baza importantísima a través de la banda sonora de Danny Elfman en el que es uno de los mejores trabajos de su carrera. Sus notas se convierten en orquestación de gusto y estilo. Sus pentagramas se mueven con ligereza por esos corazones cerrados a una historia que, de infantil tiene poco por mucha extravagancia que se quiera incluir. Es un cuento que termina en vida porque forja sueños pero también personalidades. Y allí está el músico imposible que puntea con la batuta cada una de nuestras sensaciones, nos toca con maestría el rincón de nuestros deseos y se sale del sueño con los compases tarareados y dormidos en una memoria que cada vez confunde más quiénes somos.
Lo demás no dejan de ser caricaturas, a ratos muy forzadas, por momentos divertidas y puntualmente algo cargantes. Eso sí, todo ello acentuado con las verdades que se hallan a este lado del cristal que refleja frustraciones, convenciones estúpidas, acuerdos tácitos que llevan a la infelicidad. Es importante ser lo que se quiere para poder decir lo que se piensa y vivir lo que se sueña. Hay que fraguar la espada artúrica que nos permita hacer rodar las cabezas de nuestros miedos. No importa que no haya mucha lógica en todo el asunto porque nunca la tuvieron ninguno de los dos cuentos de Lewis Carroll. Fue más moraleja que historia. Fue más realidad soñada que un sueño real.
Y es que quizá uno de los problemas de esta cinta es que estás deseando amarla y te deja con apenas un suave roce en los labios. El absurdo se impone y entonces el creador cree que tiene carta blanca para prestar más atención a lo que muestra que a lo que narra. Al fin y al cabo es lo que nos pasa a todos cuando tenemos que atenernos a algunas rígidas normas sociales que no nos dejan ser ni estar. Todos preferimos caer en un agujero a sucumbir ante los largos tentáculos de la conveniencia y de lo establecido. Y, sin embargo, no somos capaces de pensar seis cosas imposibles antes de desayunar, ni de mirar unos pájaros que vuelan, ni de perseguir conejos que se esconden. Somos carne de decepción y no caemos en la cuenta de que no hay nada que nos impida bailar.
Así que es mejor no mirarse en el espejo, más vale seguir con falsedades, no salirse del camino que se nos ha marcado. La fantasía no tiene lugar. Sólo se nos deja idear decorados para la escena que tenemos que representar de la mejor manera que se nos ha enseñado. Y si no, cuéntenme por qué no dejamos de saludar en el ascensor a ese vecino tan molesto, o por qué aceptamos ir a una cena que no nos apetece, o por qué no hacemos otra cosa que preguntarnos por qué. Tal vez sea porque no queremos ser personajes de parodia y, triste y ridículamente, nos convertimos en puro astracán para aquellos que prefieren imaginar que vivir.

2 comentarios:

Carpet dijo...

Tantas bondades yo no vi en el film, que deseaba no ir a ver y luego me pesó haber visto.
Comienza quizá con cierto engaño desde el mismo título porque como bien dices es más "Alicia a traves del espejo" que "Alicia en el país de las maravillas" como sin embargo reza.
Los porqués, pensar cosas imposibles y los hallazgos imaginativos tienen más que ver con Carroll que con Burton. Es dificil adaptar el original aunque Burton tira de algunos recursos visuales como la batalla final para acercarnos a la partida de ajedres que plantea la obra.
Sin embargo, a mi me resultó algo tediosa, insoportables Depp, Hathaway y Crispin Glover, sorprendentemente aceptable para mi Helena Bonham Carter y, aquí si coincdimos, en un continuo crescendo, la belleza y el halo atrayente de esa Alicia-Mia Wasikowska sorprendente, tirando a poco agraciada al inicio y cautivando cada vez más hasta convertirse en la reina de nuestros corazones.
No sé si en nuestra vida rutinaria apelamos a la falsedad para sobrellevar nuestras exietncias cnvencionales, no sé si elegimos seguir el camino trazado sin saltarnos casillas del ajedrez (escaques que escaqueamos), tal vez no merezcamos más que "que nos corten la cabeza", pero si Burton quiso decirme algo así, debió elegir otro modo que el poner colores bonitos y caras simpáticas.

Con lo que estoy absolutamente de acuerdo es con la música de Danny Elfman que como decía un gozoso compositor, "la mejor música de película es aquella que no notas que estás escuchando" y así me pasó en mi caso aunque al final tenía la sensación de haberla estado tarareando mentalmente.

Un abrazo.

César Bardés dijo...

Bueno, creo que básicamente estamos de acuerdo en todo, salvo que yo tampoco creo que Helena Bonham-Carter esté tan bien. En lo demás, creo que coincidimos. "Alicia a través del espejo", Mia Wasikowska (al principio, sosa y, según va avanzando la película va adquiriendo una luminosidad que me quedé francamente sorprendido) y la extraordinaria partitura de Danny Elfman, muy climática en algunos pasajes y maravillosa en su tema principal que pego aquí la dirección para que podáis disfrutarla porque me parece que es muy buena.
http://www.youtube.com/watch?v=XYx4IKR1CXM.
En realidad, también creo que Burton hace tiempo ya que ha bajado muchos enteros y que se apoya básicamente en su estética (maravillosa, a la que podríamos definir quizá como gótico-expresionista) y la historia, verdaderamente, le da igual. Eso he intentado transmitir en el artículo pero parece que me ha quedado más optimista de lo que quería. Lo que sí creo es que no es para niños, sino para adultos. Es posible que, siendo niño, por eso no me gustara del todo aunque sí ejerce una cierta fascinación estética.
Abrazos varios.