viernes, 23 de abril de 2010

LOS COMANCHEROS (1961), de Michael Curtiz

Este título fue la despedida del cine de uno de los grandes artesanos del cine; el director de origen húngaro Michael Curtiz, responsable de Casablanca, Alma en suplicio, Robin de los bosques o Yanqui Dandy. A pesar de ser un rodaje penoso para él, en el que ya conocía el estado de su enfermedad y su próximo desenlace (la muerte, reconozcámoslo, es una película muy mala) y en el que tuvo que ser sustituido durante varios días por el propio John Wayne, Los comancheros es una película divertida, de esas que hacen que además de cabalgar, desenfundar y desafiar a todo lo que se te ponga por delante, tiene una gran víctima a sus espaldas y es ese malvado llamado tiempo. Lo mata fácil, muy fácilmente.
Bien es cierto de que es bastante inútil encontrar una cierta lógica a toda esta aventura y tomársela en serio es como apurar un buen trago de matarratas de la barra de un saloon pero ahí tenemos a John Wayne en plena forma, a Stuart Whitman, la promesa que nunca fue realidad, Nehemiah Persoff, un actor de solidez casi insultante, Lee Marvin, a punto de ser el gran actor por el que le recordamos. Y lo pasamos realmente bien. Es como irse a tomar más alcohol de lo que acostumbramos, disparar unas cuantas carcajadas, esbozar unos cuantos tiros, relajar la mirada y salir abrazados por la puerta del bar con la promesa de una próxima reunión en la que dar rienda suelta a la lengua y a la fantasía. La película es pura acción. Acción de hombres. Entretenimiento del bueno. Y el cine y Curtiz, último esfuerzo de pistolero de leyenda, cumplen su misión con creces.
Cuando eso ocurre, cuando miramos de nuevo el reloj y nos encontramos con que las agujas se han movido deprisa y por arte de magia y que no queda ni rastro de un pensamiento sobre el que darle vueltas, es cuando nos damos cuenta de lo odioso que es ver aparecer las palabras “the end” en la pantalla. Me dan ganas de coger al montador y colgarle de los pulgares…
Eso sí, hay que hacer que el jamelgo que ensillamos cabalgue al son de la, una vez más, excelente partitura que propone Elmer Bernstein para tener la seguridad de que cuando el sol se esconda por el horizonte, la paz se adentra en la espesura. Así podremos saber que los pieles rojas no están y, una vez más, la historia ha sido hecha.
Monsieurs, aprieten el cincho al caballo, la galopada va a ser salvaje en un terreno salpicado de balas, risas, sinsentidos y un fascinante viaje sin regreso hacia las llanuras de la aventura. ¡Yihaa!

2 comentarios:

Carpet dijo...

"Los comancheros" es un western distinto, dices bien que es diverida, es un cruce extraño entre comedia y western, no sé si la enfermedad de Curtiz tuvo algo que ver, pero la primera vez que la vi me tuvo mucho tiempo algo desorientado. Me sonaba rara la trama, Wayne infiltarado con los malos, un francés claramente bueno tratado mal, Lee Marvin muerto muy pronto...Incluso algunas escenas de acción algo alocadas e incomprensibles como atravesar una balacera sin más precaución que agacharse un poco...
Posteriormente la he visto varias veces más y ya si, advertido de lo trivial de su intención de mero divertimento, de su caracter evasivo, si ya disfruté plenamente de esta pelicula que se encuentra en las antipodas de lo que comentabamos el otro día a proposito de "El tren"...
Esta película no pretende más que el espectador pase un grato rato de disfrute, que se olvide del tiempo, que se ría con el chiste y que tenga una sonrisa cuando vuelva a su vida normal...Y lo consigue con creces.

Abrazos,

César Bardés dijo...

Totalmente de acuerdo, Carpet. Yo también la primera vez que la vi la encontré llena de elementos que parecían no estar del todo acabados. Cuando la vi una segunda vez entonces es cuando pillé, como tú, la intención de la película. He querido incluirla para no ser tan trascendente (hay algunos por ahí que lo sugieren) y para que se vea que también el puro cine de entretenimiento me gusta y que ha sido mi compañero de muchas horas.
Cierto es que se halla en las antípodas de "El tren", que es más una película llena de acción, entretenida y además que hace pensar. Aquí no se pide pensar, lo que pide es disfrutar. Y yo, la verdad, es una película que he disfrutado mucho.
Gracias por estar tan certero.