viernes, 28 de mayo de 2010

EL SECRETO DE SANTA VITTORIA (1967), de Stanley Kramer


Esto es un pueblo. Ni más bonito, ni más feo. Es un pueblo más con una gran plaza donde se sientan los ociosos, los borrachos y los viejos. Algunos fascistas se han aprovechado de todo porque, claro, el pueblo, como todos los pueblos, tiene una riqueza, una sola: El vino. Ese vino tan especial que luego sirve para elaborar el vermut Cinzano. Mussolini ha caído. Y ahora resulta que vienen estos del uniforme gris…sí, hombre, cómo se llaman…los nazis esos…los tudescos. Y vienen a confiscar el vino. Por una entrañable confusión que sólo se da en los pueblos, los fascistas fueron apeados del poder local y fue elegido alcalde Ítalo Bombolini, y por aclamación popular además. Terrible broma en tiempos difíciles. El tal Bombolini es un vinatero que se bebe más de lo que vende. Quizá algún día fue un hombre hecho y derecho. Pero ahora es el hazmerreír del pueblo. Su mujer, Rosa, le tiene dominado porque ya no quiere saber nada de un hombre que es una cuba y que ha dejado de luchar por todo. Bombolini es presa fácil para los teutones, seguro. Aquí no cambia nada. Mussolini ha muerto, pero el fascismo sigue con la ocupación alemana.
Pero, claro, si nos fijamos un poco en el pueblo… Si nos fijamos un poco en todos los pueblos del mundo…casi siempre hay un tonto que en realidad es un listo. Y en este caso, el tonto del pueblo es Bombolini. En connivencia con un soldado desertor, con un viejo amigo de bailes juerguistas y ebrios y con un prometedor estudiante…van a esconder un millón de botellas de vino allí justo donde los nazis no puedan encontrarlas. Tampoco se olvidarán de dejar un buen cebo para que a los alemanes no les entre la comezón de la abstinencia. Bombolini, en su afán defensor de los intereses del pueblo, va ascendiendo en su particular escala de la inteligencia. El pueblo se une. Las botellas son trasladadas a mano. Todos ayudan. Todos colaboran. En realidad, ese pueblo, Santa Vittoria, ha pasado del fascismo al comunismo cooperativista, pero nadie lo sabe. Y menos que nadie los malditos nazis.
La trampa está servida cuando llegan los invasores. Bombolini actúa como el tonto pero, poco a poco, sus sentidos se van despertando, el vino empieza a ser sólo un elixir para el valor y deja de ser un refugio para la cobardía. Los nazis buscan testigos que sepan dónde está el vino. Bombolini servirá una ingeniosa trampa. Los nazis buscan las botellas. Bombolini niega que haya más botellas. Los nazis creen que la Gestapo arreglará las cosas. Bombolini sortea hábilmente con riesgo físico la tortura ataviada de amabilidad. Al final, en el aire, quedará la pregunta de un desesperado alemán: “¿Qué clase de gente son ustedes?”
Stanley Kramer dirigió “El secreto de Santa Vittoria” con un Anthony Quinn en puro estado de gracia secundado magníficamente por Anna Magnani, Hardy Kruger y Virna Lisi…no fue tan trascendente como en otras ocasiones, pero los nazis supieron que fue, en esta ocasión, un director que se sirvió un millón de botellas llenas de diversión e ingenio.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Joer, César... de verdad. No sabes lo que te agradezco los momentos de cine que me aportas con las películas que compartes con todos.

No había oido hablar de este film, y me ha enganchado desde el minuto uno.

Aunque tiene escenas que a mi manera de ver sobran por completo (el topicazo de los dos amantes besándose y declarándose) y ciertos aires manieristas (Zooms) con la utilización de la cámara que además de no estar mal, dan un "aura" especial al film en algunos momentos por otra parte...

Me parece una joya de cinta. Por muchos motivos.

Creo que cuando una película trasciende mas allá de la pantalla como simple herramienta de contar una historia, y toca ciertos aspectos del alma... estamos ante algo importante.

El secreto de Santa Victoria tiene "feeling", tiene ese aroma de pueblo, de comunidad... de transmisión de valores que tanto escasea en nuestra sociedad actual de cultura videoclipera, autismo social y quítate tu para ponerme yo.

Cuando veo esta película, me viene a la cabeza la palabra jerarquía. Esa que tienen los films de Berlanga, que te golpean con una gran dosis de humanidad, y con momentos memorables de docencia sobre lo que debe de ser la vida.

Las interpretaciones merecen un lugar aparte. La vida y alma que dotan los actores a sus personajes me parecen de lo mejor que he visto en mi vida.

Tanto el pedazo de caracterización humana y de regresión hacia el mundo de los humanos del personaje de Bombolini, que va creciendo a medida que la situación lo requiere. Como lo especial y mágico que aporta la Magnani (para mi la mas grande actriz italiana que vi)

La interpretación de Quinn me parece digna de estar entre los dioses. La cantidad de matices que aporta a su personaje (incluso las exageraciones están bien encajadas y escaladas, como aquella escena en que se tira al suelo para simular sorpresa ante el alemán con su oferta de la expoliación de vino) son incontables. Los cambios de ritmo que ofrece (capaz de detenerse en un momento, inclinar la cabeza y mirar socarronamente de manera maravillosa) y su "reencarnación" física, con las maneras de caminar, de posar, de hablar... ESPECTACULAR.

Y además ese vino se mezcla poderosamente, en los espacios que lo necesita, con el condimento de la Magnani. Que aparece justo en los momentos en que se necesita aportar matices en la vida de Bombolini. Sin ella, la interpretación de Quinn seguiría siendo buena, pero menos rica. Que mujer.

Una cinta, que a pesar de ser americana. Tiene una herencia clara del cine Europeo. Y un proyecto que me parece muy valiente por las maneras narrativas, se nota que Stanley Kramer era un valiente.

Gracias y saludos.

Unknown dijo...

Por cierto, los títulos de crédito me parecen una auténtica pasada.

César Bardés dijo...

No sabes lo que es para mí el poder ayudar a quien sea a que haga descubrimientos de buen cine.
Sin duda, tienes mucha razón en que sobran todas las escenas de los amantes, absolutamente innecesarias, y que, sospecho, Kramer las incluye para darle más dimensión al personaje de Hardy Kruger, un nazi que quiere defender su honor de soldado pero que coquetea peligrosamente con la prepotencia del invasor. El uso del zoom es muy propio en algunas películas de Kramer (ya lo utiliza en "Vencedores y vencidos" y ya allí chirría mucho). Eso sí, acierta plenamente con la ambientación y, sobre todo, en la cuidadísima interpretación de los actores, en especial de Quinn (fantástico incluso en sus excesos, histriónico porque es lo que requiere el personaje) y de Magnani (tierna, dura, mujerona, con un cariño especial incluso hacia quien ya no guarda ningún respeto). Lo que está claro es que, a mí personalmente, me toca la fibra sensible porque de un payaso, de un don nadie, de un simple borracho ridículo como es Bombolini aún se extrae un hombre como la copa de un pino. Me llega muy de cerca, quiza porque hay un poco de él en mí.
Y Kramer siempre fue considerado un "outsider" de Hollywood que se comprometió con proyectos arriesgadísimos tanto en la producción como en la dirección. Creo que su gran valor como director fue su excepcional tino en la dirección interpretativa (sólo hay que ver la ya mencionada "Vencedores y vencidos"), por contra, y quizá de forma un poco recalcitrante, fue un director que quiso traspasar barreras y trascender y eso se nota demasiado en algunos de los temas elegidos. Tiene un melodrama francamente rechazable sobre la ética médica titulado "No serás un extraño", con Mitchum, Olivia de Havilland, Frank Sinatra y Lee Marvin. También es de juzgado de guardia "Orgullo y pasión", con Cary Grant, Frank Sinatra y Sophia Loren en la que se cuenta la anécdota que él quería volar REALMENTE las murallas de Ávila en la batalla final hasta que vino nuestro Gil Parrondo y le paró los pies y que no se preocupara que le iba a construir unas murallas igualitas. Me parecen buenas a secas "Fugitivos", con Sidney Poitier y Tony Curtis como dos presos esposados y racistas que se ven obligados a huir juntos y, también, "El barco de los locos" donde se pone en juego todo un microcosmos del comportamiento humano ante el borde de la destrucción al que se avecina la Humanidad. Sin embargo, tiene cinco películas extraordinarias como son "La hora final", con Gregory Peck, Ava Gardner y Fred Astaire coincidiendo en un fin del mundo agónico; "La herencia del viento" (no muy conocido y, si no la has visto, te la recomiendo encarecidamente), "Vencedores y vencidos", "El secreto de Santa Vittoria" y "Adivina quién viene esta noche", canto del cisne de Spencer Tracy y testigo del amor que había entre él y la Hepburn. Posteriormente, sus productos van dejando de tener interés como es el caso de la muy fallida y, de partida interesante, "De presidio a primera página", con Gene Hackman; y, por otro lado, un drama petrolero en el que hunde sus raíces la aún reciente "Pozos de ambición" y que se llamó "Oklahoma, año 10", con George C. Scott y Faye Dunaway pero que también resulta un fracaso y muy poco interesante (al igual que me lo resula "Pozos de ambición"). En todo caso, es un hombre interesante que merece un par de repasos dentro de la historia del cine. También produjo películas muy interesantes como "Ángeles sin paraíso", de John Cassavettes, sobre el drama de los niños minusválidos psíquicos, un tema que Hollywood se había negado a tocar hasta entonces; o "El motín del Caine", de Edward Dmytryk; o, incluso, "Cyrano de Bergerac" en la versión de José Ferrer.

Unknown dijo...

Gracias César.

De Kramer he visto varias. Pero he de reconocer que no tenía constancia de su figura hasta recapitular los títulos de su filmografía.

Entre ellas "La herencia del viento" con un excepcional Spencer Tracy y un interesante Gene Kelly. Eso si, a mi la cinta no me llenó especialmente. Es mas.. me esperaba mas, ya que siendo como fue un hecho real.. la cinta parece de lo mas irreal (sobre todo la caracterización del fiscal).

Hubo otra película que me pareció interesante y es "El mundo está loco, loco, loco". Y otras dos que me parecen dos peliculones en toda regla. "Adivina quien viene esta noche" y la maravillosa "Vencedores y vencidos". Para mi, una joya.

Interesante director. A ver si completo con algunos de los títulos que has mencionado.

Saludos.

César Bardés dijo...

De nada, Chus. He de reconocer que Kramer fue un cineasta importante en determinada edad en la que yo iba descubriendo el cine y por eso, quizá, lo tengo tan valorado. En cuanto a la irrealidad de "La herencia del viento" tengo que decir que es que el verdadero Matthew Harrison Brady era así, tal cual. Tal vez el actor no estuvo tan bien maquillado como cabría esperarse pero he visto algún retrato de la época y era justo así. A mí lo que me atrae de la película, naturalmente, es la altura de ese enorme Spencer Tracy, que se engulle a todos los demás con esa forma de interpretar tan poderosa, tan increíble.
En cuanto a "El mundo está loco, loco, loco" nunca he tenido demasiadas simpatías por una película de un humor tan sumamente grueso aunque, como siempre, Tracy valía igual para un drama como para una comedia. "Adivina quién viene esta noche" sí me parece una película en la que se pone en juego el repertorio de dos maravillosos actores que, además de alguna manera misteriosa, sabían hacer traspasar sus sentimientos a través de su actuación. Hay una escena en concreto, la del discurso de Tracy, en la que la cámara gira un poco a sus espaldas y se ve una mirada de Hepburn que es toda descripción, toda una declaración de amor al hombre que compartió la mayor parte de su vida, una vida bastante difícil, con ella.
No te pierdas "La hora final", muy desoladora pero creo que es el final del mundo más creíble que he visto y, si puedes, échale un vistazo a "Ángeles sin paraíso", una película tan valiente que no se ha vuelto a hacer otra igual.
No hay nada más placentero para mí que poder ir descubriendo cosas a gente que lo aprecia. Gracias a ti en todo caso.