miércoles, 13 de octubre de 2010

MUJERES EN VENECIA (1967), de Joseph L. Mankiewicz

Hace muchos años y por razones que no vienen al caso, mis padres mantuvieron una cercana amistad con Manuel Aleixandre. Ellos dicen que era un hombre simpático, bienhumorado y galante y que siempre dibujaba en ellos una sonrisa porque, habiéndose comprado un seiscientos, entraba en el restaurante donde habitualmente quedaban citados con cierta cara de velocidad y diciendo a voz en grito: "¡Las manos me apestan a volante!". Así que, don Manuel, gracias por aquellas sonrisas para mis padres y para usted, enorme actor de grandes tardes de teatro, este artículo basado en los resortes de los mecanismos que tan bien manejaba y repleto de la ironía de la cual también era un maestro.

Las moscas acuden al tarro de miel en cuanto se levanta la tapa. El juego comienza bajo las premisas del Volpone, de Ben Johnson, excusa perfecta para que ese extraordinario director que era Joseph L. Mankiewicz construya una trama que incluye la ambición, el engaño, la apariencia, la arrebatadora ironía, el crimen, la muerte, el tiempo tomado como enemigo a vencer en la espera de los sueños escapados y, por supuesto, el arribismo, uno de los temas que el director convirtió en insignia de sus innumerables obras maestras.
Así pues estamos en un palco del gran teatro de la vida y, sobre las tablas, una impresión de nostalgia reflejada en el dinero se nos construye en la elegancia propia de una ciudad de amor y agua. Allí donde el oro es tiempo y el tiempo es polvo, una ingeniosa puesta en escena se yergue sobre la mentira y la mentira, como todo el mundo sabe, es continua en un mundo que utiliza el dinero como arma arrojadiza y como elemento de superioridad. Y en medio del nudo, comenzamos a creer que la verdad es pura apariencia y que la mentira es una impostora pero que, eso sí, el humor repleto de ironía nos da una oportunidad para la supervivencia. En los entresijos estarán los trabajos de un reparto de reverencia y adoración compuesto por Rex Harrison, Cliff Robertson, Maggie Smith, Susan Hayward, Capucine, Edie Adams y el pintoresco Adolfo Celi, moscas con nombre y apellido rondando siempre un escalón más alto al de su posición, manecillas de relojes que esperan su hora para dar la campanada en un soberbio retrato de la lujuria por el dinero.
Aún así, esta película fue un fracaso en su estreno. Joe Mankiewicz estaba condenado de antemano al ser el máximo responsable, cuatro años antes, del fiasco de Cleopatra (una película que le costó un infarto y de la que siempre se negó a hablar) y no dudó en reflejar a algún productor de la época al que le encantaba marcarse algunos pasos de ballet en maravilloso dueto con su ruina moral. Pero para quien esto escribe, la película es inteligente, de larga cambiada, para paladares exquisitos que no se arrugan ante desafíos a la comprensión, de sonrisa socarrona y de atrezzo de lo evidente. Más vale preparar la mirada y seguir con atención las evoluciones de un zorro, de una mosca, de una ciudad que te besa en las mejillas para que acabes amando y de un desenlace para el que no se necesita apuntador. Así que, con un punto, enmudezco e inicio un discreto mutis por el fondo de la Piazza de San Marcos.

15 comentarios:

Carpet dijo...

Venecia daría para transversal y medio, pero...

Manuel Alexandre, otro más. Cada vez que muere uno comentamos lo grandes que han sido algunos actores/actrices españoles, lástima que no hubiera industría cinematográfica a la altura. Alguna cosa tenemos por dsuerte y muchos trabajos importantes fueron en los teatros hispanos, de eso no quedará más reflejo que los gratos recuerdos de los afortunados espectadores.
Alexandre, el jurado nº 5 : Un hombre gris, tímido, trabajador humilde acomplejado ante los demás, resulta facil que le avasallen. Otro hombre sin piedad que bordaba su papel.

Ya solo quedan 2, Osinaga y Sancho Gracia, quien desde hace tiempo lucha con el cancer.

Dicen que tiempos pasados siempre fueron mejores, en este aspecto lo parece, ciertamente, aunque el otro día vi en el teatro a Gabino Diego y creo que es otro de esos secundarios entrañables de lujo que el cine español siempre ha tenido. ¿Lo recordaremos dentro de 40 años?.

Abrazos, Wolf.

César Bardés dijo...

Pues no sé si recordaremos a Gabino Diego dentro de 40 años de la misma manera en que recordamos a Manuel Aleixandre hoy. Habría que reconocerle el hecho de que ha decidido tomar el camino más difícil y dedicarse al teatro en cuerpo y alma antes que al cine. En todo caso, Manuel Aleixandre siempre era un hombre al que te agradaba ver, no importa si fuera en cine o en teatro. Cuando él aparecía parecía que el gesto se relajase. Lo que es cierto es que tuvimos una extrarodinaria edad de oro del teatro español, con tipos que aprendieron el oficio desde abajo, desde el meritoriaje, mamando los papeles y que, cuando llegó la hora de dar el salto, se atrevían tanto con Mihura como con Moliére y eso les hacía enormemente versátiles y creíbles.
Yo vi en teatro a Manuel Aleixandre en teatro en aquel montaje que Iñaki Miramón auspició de "Atraco a las tres" en lo que hoy se llama Teatro Fernán-Gómez y que, en esta ocasión, era el jefe de la sucursal, con el papel que José Orjas había hecho en el cine. A pesar de la brevedad de su papel, la obra era divertidísima (luego ya se perpetró en cine ese engendro que se llamó "Atraco a las tres y media") y se le veía muy a gusto en el escenario, muy en el sitio donde quería estar, sin forzar nada, ni un ápice y con un cierto aire de complicidad con Miramón, con Javivi y el resto del reparto. Hay que estar triste por esa desaparición. Se ha ido el hombre de todos los días.
Un abrazo también para ti.

dexter dijo...

Yo también me quiero sumar al homenaje a Manuel Aleixandre, un actor que me caía especialmente bien - a quién no, me pregunto ahora - y que definiría como una persona entrañable. Más que comentar lo grandes que han sido las personas que nos van dejando, lo que recordamos son los buenos momentos que de una u otra manera nos han hecho pasar y lamentamos que su perdida supone como si nos arrancaran un pedacito de nuestras propias vidas. Sentimos su desaparición, pero a fin de cuentas con 92 años es ley de vida. Desde luego, como apunta Carpet, los actores españoles de la época estaban muy por encima de nuestra industria. Y dentro de esa materia prima que son los actores, los secundarios,gracias en parte a las películas corales de Berlanga y Azcona y Aleixandre era el secundario por excelencia (pudo serlo Ferrandis pero le tocó ser Chanquete y ya no). Por eso la muerte de Aleixandre es quizá más triste. Además se había quedado solo, el último representante de una generación irrepetible de actores, muy a su pesar creo yo, porque es muy paradójico que el eterno secundario, el hombre del fondo se quedase ahí para afrontar tal protagonismo.
Siempre recordaré con mucho agrado, además de las películas que habéis comentado, su actuación en El bosque animado de Cuerda y en especial la escena en la que se encuentra y reconoce a Fendetestas, una escena que me parece, igual que califiqué antes al personaje, entrañable.

César Bardés dijo...

Hay una anécdota de Manuel Aleixandre, con respecto a Berlanga, que se refiere a "Tamaño natural". Aleixandre, como se recordará, hacía el papel del portero de la finca donde vive Michel Piccoli y hay una escena en la que entra en ese caserón y ve la muñeca y se supone que tenía que tirarse a la muñeca y tal. Berlanga quería rodarlo tal cual y Aleixandre le dijo: "Mira, Luis, lo mires como lo mires y lo hagas como lo hagas, esto es una guarrería". Y Berlanga discutió mucho con él y, al final decidió hacerlo desencuadrado, de tal manera que sólo se ve el brazo de la muñeca y el brazo del portero a parte de los sonidos propios.
Está bien visto su entrañable papel de "El bosque animado" (de todas formas, quién no es entrañable en esa película) desde Landa y Rellán al cojo Valverde y demás.
Por cierto, Carpet, por si visitas estas líneas. Sé que dejaste el comentario en "Come, reza, ama" y que no te salía publicado. Lo arreglé esa misma tarde porque, no sé por qué, el sistema antispam del blog, te daba el comentario como spam y no te lo publicaba. Te recomiendo que leas la respuesta, más que nada para informaros debidamente aunque lo haré de mejor manera en cuanto tenga más información.
Abrazos a ambos.

Carpet dijo...

Okis, Wolf. Si, ya vi que finalmete pudiste arreglarlo (lo llegué a dejar por imposible tras 500 intentos, pense que era error de mi conexión). Y vi tu respuesta.
Si algún día te decides a tomar el apunte como algp de interés aunque sea en tono secundario me alegrará saber que te sirvió para algo.

Las anecdotas que se cuentan de Aleixandre son muchas y variadas debió ser un tipo verdaderamente simpático.

Abrazos.

César Bardés dijo...

No, no, de secundario nada. Cada cosa a su tiempo y ya está. En cuanto a Aleixandre, sí, parece que tenía un carácter muy desenfadado, lo cual ayudaba no poco a la hora de construir sus personajes.

Eme soy dijo...

Manuel Alexandre, un gran actor, excelente….

Siempre nos dejan los mejores., me pareció siempre un hombre inquieto por su mirada y viendo su biografía., así fue, estudió para médico, abogado y periodismo está última se vio interrumpida por la guerra civil española., tenía dos pasiones la literatura y la pintura..., Un artista de los pies a la cabeza.

Su semblante siempre me fue entrañable., esa sonrisa en su cara es el detonante de hombre bueno y afable., el timbre de su voz sonaba a campanitas (ese era el efecto que en mi producía)

Y en ELSA Y FRED, la última película que vi. De él como protagonista, tengo que calificarlo como EXCEPCIONAL..., su interpretación fue EXCEPCIONAL.

Sin conocerle personalmente y guiándome por las sensaciones y vibraciones..., creo que fue “UN GRAN HOMBRE”.


Un saludo.
María (Eme soy)

César Bardés dijo...

Gracias por ese apunte merecedísimo para Manuel Aleixandre. Seguro que él lo leería y diría algo así como: "¡Qué tontería! Ése era otro". En cualquier caso, mis padres, siempre que han hablado de él, han dicho que era "un buen hombre" y que tenía mucho sentido del humor, que estaba despojado de cualquier actitud presuntuosa y que era muy normal, algo poco corriente entre la gente de la farándula con quien llegaron a codearse. Sólo de dos dicen eso de era "un buen hombre". Uno, Manuel Aleixandre. El otro, José Bódalo. Para mí, fascinante. Siempre se me han puesto los ojos como estrellas cuando me han hablado de ellos.
Un beso y gracias de nuevo, María. Estoy esperando como agua de mayo tu intervención radiofónica.

Eme soy dijo...

Hola César,


Decirte que merecidísimo ese apunte de José Bódalo., no recordaba su nombre cuando realice el apunte de Manuel de Alexandre y es cierto, tenía también esa aura de bellísima persona, lo que ocurre es que como era tan corpachón, la sensación del palabro bonachón se minimizaba.

Y por Dios ¡!! , que vértigo me está dando mi intervención del martes 26, me estoy acoquinandoooooo , César espero no defraudar, por que no os llego ni a la punta del zapatoo.

Saludos.

María

César Bardés dijo...

No te preocupes, María. No pienses en ello y sé todo lo espontánea que eres. La única dificultad es que es por teléfono y hasta que le coges el tranquillo para intervenir cuesta un poco pero Chus es fantástico y hará que te sientas como en casa. Y eso de que no nos llegas ni a la punta de los zapatos, vamos a dejarlo. Ya quisieran muchos que se las dan de expertos y geniales y maravillosos en cine saber lo que tú sabes, y sobre todo, saber tener la sensibilidad que tú tienes. Utilízala. Voy a disfrutar mucho con este debate.

Eme soy dijo...

Gracias César, por esa tranquilidad que me transmites pero como me dé por tartamudear, creo que del carcajeo que me entré luego no habrá forma humana de volver a la normalidad.
Jejejeee…., serio que como se me atrabanque la sin hueso jooooo, vaya apurillo y más cachondeo.

Bueno..., pues yo también espero disfrutar del disfrute de compartir pocas o muchas sensaciones que pueda darme esta película.

Gracias...
María

César Bardés dijo...

Va a ser fantástico, porque sé que en cuanto intervengas una vez ya se habrá roto la distancia y la dificultad. Es más, deberíamos manifestarnos delante de Radiópolis para ver si ponen, al menos, una centralita con dos líneas para que podamos coincidir en algún programa, jolines, que tampoco cuesta tanto.
Es una gran experiencia y, cuidado, es enganchante.

Eme soy dijo...

Joooooo…, pues siiiiii ¡!!

Pues sería una pasada..., también se podría intervenir vía Internet con un micrófono, pero claro para ello se debería tener buena cobertura de ADSL y que no se entrecortara la emisión por colapso en la red.

En fin., la verdad es que podría ser divertido y gratificante intervenir a dúo…
Vamos a proponerlo..., ea que si, y
que !VIVA¡ la adicción.....
María

César Bardés dijo...

Jo, te veo muy puesta. Yo es que soy infortorpe y ni tengo micro y apenas tengo dos megas de cobertura de internet, que ni siquiera sé si es mucho o poco. Es que a mí me sacas de John Ford y estoy más perdido que un pingüino en un garaje. De todas formas, no agobiemos a Chus, pobre, que bastante tiene con coordinarlo todo. Mandemos cartas a Radiópolis para decir que pongas dos líneas de ná, que sería para su santo bien y para nuestro esparcimiento espiritual de pro y de hecho.
Adictémonos, adictémonos.

Eme soy dijo...

Pues ea.., a la adicción y que así sea

jejejeje....