viernes, 26 de noviembre de 2010

NEVADA EXPRESS (1975), de Tom Gries

Con las hechuras propias de western sobre ruedas de hierro nos encontramos por sorpresa con un thriller de asesinos y policías al uso y basado en una historia del escritor Alistair MacLean (al que también debemos otros títulos excepcionales del cine como son Los cañones de Navarone, de Jack Lee Thompson; Estación Polar Cebra, de John Sturges o El desafío de las águilas, de Brian G. Hutton). Nada es lo que parece entre golpes de juntura de raíles y el que observa, decide; el que actúa, pierde; el que desenfunda, muere y el tren sigue, imparable y arrogante, hacia un destino al que parece que no quiere llegar.
A primera vista, podría echar para atrás que el nombre estelar de esta película fuera Charles Bronson, justo a las puertas de aquella época terrible en la que le dio por encarnar a justicieros de ciudad, vengativos padres de familia que se convertían en jueces, jurados y ejecutores. Pero en esta ocasión, hay una trama sorprendente, de envidiable buen gusto, fotografiada con acierto con telas de elegancia y juego, con algún momento realmente brillante y con una dirección justa y medida de un hombre habitualmente mediocre como Tom Gries, de corta carrera y autor de una película tan errónea y falsamente afamada como El más valiente entre mil compensada por el acierto que tuvo años después con la adaptación del relato de Truman Capote La casa de cristal. El caso es que las traviesas parece que llevan a un entretenimiento muy bien engarzado, con un misterio interesante y jugando una partida de ajedrez sobre las vías del tren donde las blancas se muestran y las negras parece que están escondidas detrás de alguna biela sudada por el vapor.
Lo cierto es que en ningún momento se sabe a ciencia exacta quién es el héroe, quién es el que va a salvar el valioso cargamento que transporta el tren y todo ello está punteado por una excelente banda sonora del genial Jerry Goldsmith que pone música de altura para puentes elevados. Indudablemente, tampoco es una película que vaya a cambiar nuestras vidas, pero no es ése su propósito. Es un entretenimiento policíaco admirablemente desarrollado, con justas explosiones de violencia, con disparos para aportar algo de acción al misterio, con caracteres bien delineados para otorgar cierta profundidad al argumento y sin posibilidad de aburrimiento en ninguna estación del viaje.
Así que prepárense para algo de movimiento descontrolado mientras una locomotora coge diferentes raíles. Las formas de la película delatan su vocación de clásico más que apreciable, el invierno también aparece para hacer que la muerte sea un poco más fría y el miedo un poco más metálico. Sin trucos, sin efectos especiales. Tan sólo haciendo que nada sea lo que parece. Súbanse en el apeadero pero no olviden tener lleno el tambor del revólver. Nadie les garantiza que, por el precio del billete, no terminen con un balazo por la espalda. Las traiciones son verdades y las búsquedas son enfrentamientos que se dirimen por una justicia que intenta cazar a los culpables en el estrecho pasillo de un vagón. Agobio y aventura. Razón e intriga. Procuren no descarrilar.

2 comentarios:

Carpet dijo...

la echaron hace poco en Telemadrid, creo. La pillé empezada y no pude verla terminar. Que vida esta que nos balancea de continuo y todo es un estar de paso, entre la vuelta del trabajo, recoger a los crios de la clase de inglés y comprar las espinacas en el Carrefour antes de que cierren. En uno de esos parentesis entre las multitareas, pesqué poco más de una hora de esta interesante película que no recordaba haber visto en mi infancia, cuando de verdad me sentaba ante la tele con tiempo y ganas.
Es cierto que Bronson echa un poco para atrás, pero era un actor limitado en la expresión pero bastante capaz de transmitir personajes oscuros. Su personaje "magnífico" trasmitía humanidad cuando con su gran manaza apartaba a los niños para alejarlos del peligro de la balacera. El gran experto en cavar tuneles que sufre claustrofobia de "La gran evasión" se eleva desde un personaje menor a convertirse en un pilar de una película coral en la que en realidad todos importan tanto como el que más. En "Hasta que llegó su hora" aporta su hieratismo y su mirada algo achinada, para esos eternos primeros planos de Leone, muy en la linea de Eastwood y Lee Van Cleef. Aun hay dos papeles más repescados de mi memoria que me resultan algo atractivos, su Joe Balachi de "Los secretos de la Cosa Nostra" basado en la historia real de las declaraciones de un mafioso, y en una película algo extraña y tal vez menor pero llena de suspense de Don Siegel llamada "Teléfono".
En cuanto a "Nevada Exppress" es cierto que la película parece un western, lo es en cuanto a la ambientación, pero en realidad es un film de suspense policiaco e intriga. Un guión repleto de sorpresas y acertijos, una partida de cartas marcadas. Una película muy estimable si. Gracias por repescarla.

Un abrazo.

César Bardés dijo...

Yo recuerdo haberla visto en el Cine Palacio de la Prensa de Madrid en el momento de su estreno, en una de esas sesiones que mis padres hacían que fuera una verdadera fiesta. Por la mañana, mi padre se levantaba, desayunaba y, de pronto, me decía: "Hoy vamos al cine, me voy a por las entradas" (que, entonces, se despachaban por la mañana) y ya era un sábado o un domingo de fiesta auténtica. Una maravilla de sensación. Los ojos de mi hermano y los míos se iluminaban y empezábamos a buscar como descosidos el anuncio de "Nevada Express" en el periódico a ver qué pinta tenía.
Bueno, a lo que iba, el caso es que siempre tuve un buen recuerdo de ella porque fue una película que me sorprendió ya a mis nueve añitos. Esperaba el típico "western" con ladrones de trenes y demás (de hecho, hacía bien poco que habíamos visto en el Cine Bilbao "Ladrones de trenes", con el inefable John Wayne) y, de repente, me encuentro con una película en la que el Oeste tenía muy poca importancia y el misterio era de bastante entidad.
Yo voy a rescatar otro papel de Bronson que me parece muy destacable y es una película de Richard Fleischer que se llama "Mister Majestyk", con un estupendo guión de Elmore Leonard (el mismo tipo que, con su novela "Rum Punch", sirvió de base a Quentin Tarantino en "Jackie Brown"). Y es cierto que su hieratismo impenetrable era siempre un hándicap pero no cabe duda de que estaba en la línea de lo que hacía Eastwood por aquellos años con "Harry el Sucio" (aunque Eastwood daba más matices) y secuelas. El Bronson inaguantable es el de "El justiciero de la ciudad", "Yo soy la justicia" y demás sagas que eran horrorosas y en las que no importaba absolutamente nada ni el argumento, ni el actor, ni la trama. Eran pura venganza muy cerca (éstas sí y no "Harry el sucio") con el fascismo.
Me alegro de que te haya gustado, no estaba seguro del recibimiento a Bronson.
Un abrazo.