lunes, 17 de enero de 2011

LUNA DE PAPEL (1973), de Peter Bogdanovich

Hay sueños que sería pecado rodarlos en color, así que el blanco y negro es el paisaje por el que se mueve esta historia de picaresca y humor en medio de una época en la que había pocas razones para sonreír. Si El golpe, de George Roy Hill, era el perfecto ejemplo de cómo debía ser montado el timo a gran escala, Luna de papel, de ese gran amante del cine y de las mujeres que es Peter Bogdanovich, es el espejo donde hay que mirarse para sentir y conocer el engaño de callejón, de tienda de poca monta y peor caja, de almas que vagan para intentar el hallazgo del sentido de sus vidas.
En el centro de la película, padre e hija en la vida real, Ryan O´Neal y Tatum O´Neal (que, con este trabajo, consiguió el Oscar a la mejor actriz secundaria siendo aún una niña) que encarnan a este par de pícaros que casi se confunden con el blanco y negro pero jamás pierden un ápice de alegría por una vida ingrata, algo incómoda, de errantes ladrones de inocencia comprobada y que siempre están luchando por lograr algo mejor. Ambos consiguen que la película esté envuelta en encanto y carisma y descanse sobre unos diálogos que se superan en inteligencia y describen una relación de cariño desde la mejor óptica que puede proporcionar el cristal de sus sonrisas o, más bien, de sus desenfados. Así, poco a poco, ellos se introducen en nuestros corazones desde el resbaladizo portal de la simpatía y, al mismo tiempo, van dejando un mensaje muy tierno en los bordes del alma.
La sensación que queda, después de todo ello, es de una agradable dejadez, de una especie de suavidad en los dedos que también se han movido inquietos para mostrar que las manos también saben sonreír. Sobre todo si son rápidas y útiles y se alargan como serpientes para coger un mísero dólar que alargue un día más el disfrute de la ruta. La recompensa para los que nos dejamos engañar es que acompañamos a los protagonistas, sentimos con ellos y notamos cómo, entre engañifas y trucos, los dos personajes, entrañables y magníficos, nos van dejando un rastro de pequeñas y alegres lágrimas en algún rincón de nuestros ojos furtivos.
Aquí tenemos una muestra de lo que es una película que nunca envejece. Tiene que ser narrada con la ambientación propia de los años treinta pero no importa que se vea dentro de otros cuarenta años, seguirá tan joven como esa niña que tiene tanta calidez y destila tanta belleza por dentro y por fuera. No es una historia de tremenda intensidad, pero será una maravillosa medicina para aquellos padres que piensan que no son tan buenos y para aquellos hijos que creen que no levantan orgullo en sus mayores. Todo esto es lo que nos sirve un director que sigue amando el cine como cuando era un jovencito en busca del éxito y, un buen día, decidió ponerse detrás de la cámara para contar la consistencia de una luna de papel, o el auténtico valor de la última sesión, o el peligro que significa tener a un héroe andando suelto por la ciudad. No dejen de mirar a la luna. Es tan agradable…

2 comentarios:

Carpet_wally dijo...

Hace tiempo que no nos jugamos un transversal, y este post lo alienta, aunque a diferencia de lo habitual no se trata de jugar con conceptos o elementos comunes de películas diversas, sino recordar algunos films que tienen un argumento común: El timo, la trampa, el engaño.
Aquí has comentado ya esta “Luna de papel”, donde el mundo del engaño pícaro, del timo de bisutería es en el fondo el escenario para esa maravillosa historia de amor paterno-filial. También has mencionado “El golpe”, la peli con mayúsculas de este transversal, medida, elegante, fantástica y grandiosa todo a la vez.
Podríamos mencionar alguna más, “Nueve reinas” esa precisa y preciosa obra de relojería de Bielinsky y Darín, perfecta en ritmo e intensidad. Podríamos mencionar también “Ocean´s eleven”, no tanto “La cuadrilla de los once”, porque el engaño y la trampa es una parte muy importante del saqueo de la caja de Dirk Benedict, pero correríamos el riesgo de mezclar timos y atracos, temática que a veces se superpone y no es fácil diferenciar. Así, hay momentos de “Un diamante al rojo vivo”, por recordar al recientemente desaparecido Peter Yates, que parecen más de una peli de timos baratos que de atracos de guante blanco. Pero desde el punto de vista de timos y timadores, tenemos que acudir al engaño clásico, y ahí hay una peli española “Incautos” bastante bien estructurada aunque algo previsible. También estafas tipo falsificación son las que ejecuta Leo Di Caprio en “Atrápame si puedes”, más cercana al Biopic que a peli de timos propiamente dicha. Habría que mencionar, claro está, “Los timadores” fundamentalmente por la profesión de ese triangulo de oro de perdedores que matan por sobrevivir o al menos sacar un poco la cabeza de la cloaca. También podríamos por el mismo motivo “profesional” comentar “Los impostores” aunque en este caso a mí la película me parece que se queda en un terreno entremedias de ninguna parte, comedia, drama, trhilller,…
Debe haber muchas más ( cuando comencé a escribir esto, hace unas tres horas, se me vinieron a la cabeza algunas más ), pero el trabajo no me permite persistir en mi memoria…os dejo el campo abierto por si os apetece…

Abrazos.

César Bardés dijo...

Sólo voy a hacer un apunte antes de cogerme el AVE. Hay una película de timos maravillosa, que recomiendo con viveza y que ya ha hemos comentado en este blog y es "El destino también juega", de Fielder Cook, con Henry Fonda, Joanne Woodward y Jason Robards en los principales papeles. De hecho, ya cuando se hizo "El golpe" se llegó a decir que la fuente principal de la película de Newman y Redford era "El destino también juega", una joyita a descubrir. También, por qué no, podríamos meter aunque con intenciones mucho más aviesas, algo como "La huella", timo tras timo hasta que no se diferencia entre timo y realidad. Gran transversal, Carpet. El timo en el cine. No me paro más que no tengo tiempo. Volveré a colgar algo el jueves, no sé, quizá llueva.