miércoles, 26 de enero de 2011

VERACRUZ (1954), de Robert Aldrich

Sara Montiel siempre presumió de que, durante el rodaje de esta película, tuvo que hincharse a cocinar huevos fritos para Gary Cooper y de  que soportó estoicamente los intentos de ligoteo de Burt Lancaster. Ni caso. Siempre ha sido una mentirosa profesional y doy fe de ello. Lo cierto es que Robert Aldrich realizó una historia muy poco convencional, con momentos de extraordinaria calidad en la que brilló con luz propia ese tipo de sonrisa de acero e intenciones muy, muy ambiguas que encarna con absoluta maestría Lancaster. Con él en pantalla, la película sube hasta cotas siderales y comienza a ser, no sólo una buena película, sino también una divertida y complicada trama de dos tipos que están condenados a enfrentarse a pesar de que las circunstancias les obliguen a colaborar.
En el fondo del duelo (magistral escena final entre Cooper y Lancaster, momento álgido de la cinta), se mueve con particular gracia la avaricia que acosa a los seres humanos y los últimos restos de honradez como certeza de seguir vivo. Ellos son los que dominan a la hora de desenfundar y encarnan a un hombre muerto y a otro que, simplemente, es el más rápido. No sería ninguna tontería llegar a afirmar que Veracruz es la precursora de lo que después se dio en llamar spaghetti-western, hombres sin nombre que están llamados a hacer una misión más grande que sus deseos de venganza y que no se limitan a ser caracteres de un solo trazo sino que tienen múltiples lecturas como soldados de fortuna, causantes de encrucijadas morales de tentación dorada y con algún doblez de personalidad que delata que estuvieron sumergidos en la más incómoda de las oscuridades. Hace falta mucha voluntad para salir de las sombras.
No hay honor entre ladrones. Sobre todo si son pistolas alquiladas al mejor postor y destinadas a albergar una bala entre sus carnes. La conciencia puede que sea un precio demasiado alto para algunos. La falta de moral y la evidente peligrosidad es posible que sea lo evidente en otros. Amigos y enemigos. Las dos caras de un agujero que inevitablemente acabará con la vida de uno de los dos. Es lo que hay con dos héroes que no lo son tanto en la misma historia.
En el cuento de dos mercenarios, anda muy cerca la calificación de obra maestra aunque no llega a serlo. Veracruz es una buena película que también habla de la poca renta que produce sacar partido a una derrota o estar al servicio de quien no lo merece. Tal vez sea la consecuencia más directa de juntar almas gemelas y traicioneras, ligeras en el dilema moral y fuertes en el propósito. Decencia, honestidad, fidelidad, juventud, vigor y  falta de moral son los nombres de las seis balas que están en el tambor. El problema está en dilucidar cuál es la que va a dispararse primero. Al igual que el desafío que el laconismo espeta ante la verborrea. Sólo una palabra. Sólo una pólvora. Es como si Sam Peckinpah se encontrara en la calle de un pueblo abandonado con Sergio Leone. ¿Quién caería antes?

14 comentarios:

Carpet dijo...

A mi también me parece una gran película, aunque con algunos desaciertos (a mi Denise Darcel Sarita me dejaron bastante frio) y el climax final es bueno pero no apoteósico.
Tampoco creo que sea el pre spaguetti-western como se comenta, el hecho de que los dos protagonistas no sean dos heroes clásicos ( o al menos uno de ellos ) como ocurre con las pelis de Leone es casi cogersela con papel de fumar, anda que no se cansó Ford de darnos westerns con personajes con más aristas que un dodecaedro.
Cooper esta bien, pero lo de Lancaster es de traca y luce muy por encima del bueno de Gary, casi ( ojo spoiler) deseas cambiar el final.

Una gozada de peli y también de post (mi querido Juan Tamarit).

¿Que tal uno sobre la maravillosa e impresionante hondura de "El hombre de las pistolas de oro " de Edward Dmytrik?

Abrazos.

César Bardés dijo...

El reparto femenino es verdad que está bastante por debajo del masculino y es absolutamente cierto que Lancaster se come al bueno de Cooper. Más es mi intención de comentar que es un precedente de Leone y de Peckinpah que de otra cosa aunque yo sí veo los primeros esbozos del hombre sin nombre que encarnaron Eastwood y Bronson y en las películas de Leone. Es más, la huella de Aldrich es muy reconocible en Leone. Tanto es así que co-dirigieron juntos una película como "Sodoma y Gomorra".
Charaaaaaannnnn...¿te ha gustado?
Por supuesto que me pongo con la hondura de "El hombre del brazo de oro" aunque ello signifique que haga desaparecer la batería como por arte de birlibirloque.

Carpet dijo...

No, no...no confundamos..."El hombre del brazo de oro" del bueno de Frank y sus problemas de drogas es una gran peli de Preminnger aunque no esté entre mis preferidas de este director.

Yo me refería a "El hombre de las pistolas de oro" de Edward Dmytrik, un western con grandes interpretaciones de Fonda, Quinn y Widmark...seguro que lo recuerdas.

¡¡¡ Que mago !!! convirtió una estrella de sheriff en unas baquetas...Impresionante.

César Bardés dijo...

Ahora es cuando, dándomelas de listo, tendría que decir..."¿Has visto? Soy la leche, siempre tengo un as en la manga y un conejo en la chistera (no es un chiste erótico)". Pero no, simplemente con las prisas es que he leído mal. Tienes toda la razón. Pero total, si no dejo huella, no la dejo ni para bien ni para mal ¿no? Así que nada, de Preminger a Dmytrik en un salto y pasamos del airado al delator. A ello vamos, no te preocupes. Ya sabes que salir, sale, lo que no sé es cuando.

Carpet dijo...

Uys...parecesme un poco picado cual ajo, amigo lobo, eso de "total, si no dejo huella" suena a que á ti si te la dejaron otras palabras y que han escocido. Bueno, si eso ocurrió, tal vez se deba a que algo de eso temes...
No sé, lo de la prestidigitación me parece acertado como definición y a mi me parece que forma parte de tu atractivo (evidentemente no físico). Es decir, la ornamentación, la metafora, el texto bien dicho y bien escrito me merecen valor por si mismos. Ya he comentado que no leo por saber de la peli sino que leo lo que escribes a proposito de una peli. O dicho de otro modo, me interesa mucho más el final que el origen, si no fuera así no me entretendría a leer "críticas" de películas que no me interesan en nada. Tal vez si buscase el aspecto meramente crítico en el texto encontraría algunas pegas que actualmente no hallo.

No te eches sal en tu propia herida, Wolf. Nadie quiso hacer daño sino todo lo contrario.

Abrazos.

César Bardés dijo...

A mí no me dejan huella más que las palabras que quedan dichas por propia voluntad y sin pedirlas. Así que no te preocupes, amigo Carpet. No hay picazón posible. Es más tampoco tengo ningún temor con respecto a lo que escribo. Estoy de acuerdo con migo mismo y eso es lo más importante. Lo contrario seríalo que me produciría problemas de personalidad (que ya se sabe que tengo muy poca). Las opiniones de mi estilo escribiendo son bien recibidas sean del signo que sean y aún más si son de cualquiera de vosotros. Sólo hay una persona que no es que no se la acepte, es que, sencillamente, no me interesa y esa persona lo sabe sobradamente. Evidentemente, soy el primero también en tener conciencia de mis aciertos y de mis propios errores y sé perfectamente que lo mío está mucho más cerca del ensayo que de la crítica. Al que le interese, bienvenido sea y al que no, ancho es el mundo de los blogs y diversa es la oferta. ¿Que tengo pegas? Sin duda. ¿Que tengo aciertos? También lo sé. ¿Que la crítica no es precisamente un encuadramiento literario que deje huella? También lo sé. Yo me he leído cientos de artículos de Truffaut como crítico de cine (que me parece maravilloso) y recuerdo de qué van (desde su estupendo "Una cierta mirada sobre el cine francés" a esa joya de la crítica que es "Mr. Arkadin" en la que sigue un razonamiento lógico aplastante) y no recuerdo ninguna frase en concreto. Recuerdo frases de cineastas, de películas o de barbaridades que sueltan algunos nombres conocidos del mundillo periodístico pero ¿frases concretas? Ni una, así que ni temo ni rebato esa afirmación. En cualquier caso, gracias por creer que echo "sal en mis heridas", todavía no tengo ninguna.

Catalina Macías Márquez dijo...

Desde luego, a mí sí que no me váis a reprochar que no predico con el ejemplo. Dos palabras y media y lo que están resonando...

De lo que conozco de usted, afirmo que es un mago. A mi parecer, esa es una de las cosas más bonitas que le pueden decir a uno. Pero que los magos no dejen huella no es algo que haya inventado yo, es así. Es tan poco útil molestarse con eso como quejarse del frio en invierno.

Los Magos no dejan huella, señores, los que dejan huella son los hombres.

Y gracias a los dos porque de verdad que me habéis hecho reir!

Un beso para cada uno!!

César Bardés dijo...

Es que tú, querida Mul, a pesar de no ser un hombre, sí dejas huella. En cualquier caso, repito, no me he sentido ofendido y si he dicho alguna expresión que ha dado a entender lo contrario, pido disculpas a quien lo haya leído y entendido así. A ti, te beso la mano y me retiro hasta el próximo baile, me envuelvo en mi capa y desaparezco. En todo caso, gracias por el calificativo de "mago", me hace mucha ilusión (de "ilusionista").
Un beso y me alegro de que te hayas reído. Yo no he reído pero no he dejado de sonreír en ningún momento.

Catalina Macías Márquez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Catalina Macías Márquez dijo...

César, por favor, acepta también mis disculpas en lo que te haya podido molestar. Tú creas belleza y yo vengo a aprender.

Gracias por las dos cosas.

Un beso

César Bardés dijo...

Querida Mul, no hay ofensa así que no hay nada que perdonar. Espero que sepas aceptar también mis disculpas si en algún momento has creído lo contrario. Tu también creas mucha belleza y también aprendo de ti. Perdona también si he utilizado en algún momento, y totalmente en plan bromista, las expresiones de dejar huella, mago, ilusionista, humo y demás. A veces me creo muy gracioso y tengo la gracia como las abejas...no sigo que soy un caballero. En todo caso, gracias por venir por aquí y dejarnos el suave rastro de un perfume. Ah, y por favor, siempre que tengas algo que decir, dilo con total libertad, ésta es tu casa como lo es de cualquiera que desee dejar opinión, comentario, crítica e, incluso, toques de atención. Un beso y, en todo caso, perdóname a mí.

Catalina Macías Márquez dijo...

Si las disculpas fueran necesarias quedarías disculpado y si no, también.

Me alegra comprobar que hay algo en lo que sí estamos de acuerdo. Es usted un caballero.

Cuídate.

Un beso!

Unknown dijo...

Buenas:
Acabo de ver Veracruz. Me ha gustado mucho la película y coincido en general sobre el reparto. Tan sólo objetar que aunque cierto es que Lancaster lo hace mejor que Cooper, se llevan muy poquito. El final me ha dejado pensando que Joe falla a propósito, no lo creo, pero me deja una duda. Y esa duda hace de la película un interesante imaginar.
En cuanto a lo de precedente de Peckimpah, pues la banda que forman nuestros protagonistas y la ametralladora creo que son claves, de Leone tendría que ver otra vez La muerte tenía un precio, claro que el teclear su título me lleva a recordar el duelo de interpretaciones entre Lee y Clint, mejor el de La muerte... que el de Veracruz. Pero Cooper tiene un mátiz, pega más con un hombre de bien que Lee, blando porque su fuerza le da la oportunidad de ser hombre y no un animal. Lee es un castigador, no un hombre, y menos de bien.
El juego de traiciones, el corazón blando, Ace o como se escriba, son puntos muy buenos. el caso es que Veracruz ha sido una grata sorpresa.
César, tu crítica es un deleite.

César Bardés dijo...

Yo creo que sí que llega a vacilar en un determinado momento del desenfunde, Mercurio (por cierto, bienvenido a estas páginas) lo cual me hace pensar en Peckinpah y en sus héroes crepusculares que se dejan matar con tal de hacer algo correcto por una vez en sus vidas. Yo, por otra parte, no creo que el duelo de "La muerte tenía un precio" sea mejor que el de "Veracruz", simplemente el estilo de realización de Leone es muy diferente al de Aldrich y ambos resultan muy válidos. Leone, si te fijas, se entretiene mucho con las miradas, con la sorna de esos ojos siempre claros (qué más da que el actor en realidad tuviera los ojos castaños), con el instante previo a la hora final. El duelo de "Veracruz" es mucho más rápido y también un poco más improvisado pero creo que muy efectivo. Y efectivamente, la construcción del personaje de Cooper nunca podría ser la de un asesino sanguinario. Sería difícil ver a Cooper como cazador de recompensas sin piedad, en todo caso y como mucho, como antiguo delincuente ya regenerado, tal y como pasa en "El hombre del Oeste", de Anthony Mann, una excelente y muy cruda película, más en su moral que en su físico.
En todo caso, Mercurio, bienvenido a estos lares. Siéntete cómodo y di lo que piensas. En 440 artículos que se llevan aquí publicados aún no he tenido que censurar ninguno porque creo que todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa y libertad para decirlo. Un saludo.