jueves, 8 de septiembre de 2011

LA PIEL QUE HABITO (2011), de Pedro Almodóvar

La piel es el enorme receptor de nuestras sensaciones, de nuestros deseos expresados, de nuestras frustraciones contenidas. Todo se manifiesta a través de ella, como si fuese un altavoz del alma, dispuesta a erizarse ante la emoción, a estirarse ante el dolor, a envejecer lentamente, como las hojas de un libro que se va escribiendo con la pluma del tiempo y la escritura de la vida. El problema surge cuando la piel que se posee no es la que corresponde.
Si fuera así, si fuera posible habitar una piel distinta de la nuestra, entonces todos los deseos quedarían taponados por los ruidos sordos de un corazón que pugna por salir, todas las frustraciones quedarían al desnudo pues no se controlarían las sensaciones de la capa en la que nos escondemos, todas las emociones estarían limitadas a las propias del recuerdo y estarían adormecidas por tener que existir dentro de algo que no es más que una burda mentira, un engaño disfrazado de venganza y a través de una película que es un melodrama ligeramente disfrazado de psicología.
Así, Pedro Almodóvar, describe una parábola en la que está particularmente interesado y claramente entusiasmado pero parece que se le desfleca la trama al recurrir a un flashback que se podría haber ahorrado con una simple explicación. En el momento en que mete esa marcha atrás, todo se le cae en picado, hundiéndose en un profundo bache narrativo que bucea en elementos entresacados de El coleccionista, de William Wyler; de Vértigo, de Alfred Hitchcock; y de El silencio de los corderos, de Jonathan Demme. Y aunque se mueve en los terrenos del absurdo sigue obsesionado con sacar adelante una historia que se aleje del melodrama y que no consigue realizar. Almodóvar, con su cámara certera, de planos de indudable belleza y de aciertos indudables en la puesta en escena, vuelve una y otra vez a lo mejor y, tal vez, lo único que sabe hacer: el drama sentimental.
Para ello cuenta con un Antonio Banderas que se muestra admirablemente entonado en algunas secuencias y que resulta extrañamente fingido en otras, como no encontrándose demasiado a gusto en el papel, y también con una Elena Anaya a la que se encarga de hacer llorar a discreción y que revela, en determinados instantes, que hay algún aire de excesiva y consciente importancia en lo que hace. En definitiva, ambos consiguen acompañar la irregularidad de una película que acaba por resultar torpe en un planteamiento que sólo comienza a entenderse pasados dos tercios de proyección y que se precipita a un desenlace rápido sin ningún nudo de por medio.
La venganza terapéutica propia de un psicópata obsesionado por revivir a través de cualquier medio los escasos momentos felices de su vida acaba en un inevitable viaje a la locura que convierte a Pigmalión en cenizas, víctima de sus propios sueños de deidad. No hay nada mejor que unas cuantas costuras para atrapar la verdadera naturaleza del ser humano y condenarlo a vivir una vida que siempre será una falsedad suavemente maquillada de blanco y carmín. La respiración será la misma, la mirada será más sensible y la belleza incluso se hará evidente pero hay algo que no se borra ni con lo imposible visitando el cuerpo. Y lo malo de todo es que también hay algo de simpatía por el irresponsable de turno que no merece más que el rechazo.
A menudo, habría que cerrar los ojos para intuir, en todas sus dimensiones, cómo cambia una vida si el aspecto fuera diferente. Tal vez, la sensibilidad fuera fotografía. Tal vez, el equilibrio fuera una quimera. Tal vez, incluso, el asco de un beso podría convertirse en el cielo abierto con la lengua del deseo. Todo parece muy lejano y, sin embargo, hay algo de verdad al fondo. Por muy errado que ande quien dirige, el respeto por el intento no puede ser pasto de una mesa de quirófano. 

9 comentarios:

dexter dijo...

No he visto todavía la película, así que me temo que esto será un poco hablar por hablar. Me temo también que ya estoy predispuesto a que me decepcione, no sé, tal vez sea ésa la única manera de que al final me acabe gustando. Creo haberte comentado en alguna ocasión que tengo un amigo que dice salir de ver todas y cada una de las películas de este tío con la sensación de haber sido estafado. Yo no creo haber llegado a ese punto, pero, la verdad, que ya no me sorprende tanto como antes. Y antes, por lo menos en mi caso asistir a un estreno de Almodóvar - creo que he ido a todos desde "La ley del deseo" - era sinónimo de eso, de sorpresa, era una fiesta. Y creo que Pedro ha sacrificado ese punto de alegría por un mayor dominio técnico. Y eso se nota en esa pérdida de capacidad de sorpresa. No sé si me sigues o me estoy armando un lío. Es como si detrás de cada plano, de cada giro argumental - no dudo que es un buen guionista- hubiese un afán por trascender, por epatar, y eso no sé hasta qué punto es bueno. En defintiva, creo que Almodóvar ya nunca nos regalará películas tan libres como "Mujeres al borde.." o "Átame" que no sé a ti, pero a mí me parece estupenda.
Cuando la vea te cuento. Porque de momento un transversal de peleteros en el cine no se me ocurre nada.

César Bardés dijo...

Te comprendo perfectamente y hasta comparto plenamente tu opinión. Yo también he seguido a Almodóvar y me parece un tío enormemente irregular. Me encanta "Mujeres al borde de un ataque de nervios" y me gusta mucho tanto "Matador" (una de sus películas menos famosas y que, sin embargo, creo que merece detenerse un poco en ella) y "Hable con ella", que creo que es una película muy buena y bastante redonda. Me encantan los primeros quince minutos de "Todo sobre mi madre" pero a partir de la muerte del chaval, todo se me viene abajo. Me gusta mucho también "Átame", por el argumento, por la música, por el sonido, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, yendo un poco más allá de "El coleccionista", de Wyler. Creo que, tanto en "Los abrazos rotos" como en ésta, Almodóvar persigue un cambio de registro porque creo que es ligeramente consciente de que ha perdido su capacidad de sorprender y no lo consigue porque tiene un miedo profundo a adentrarse en terrenos que desconoce por completo sin perder esa obsesión por epatar que tan bien dices. Lo que sabe y en lo que se siente cómodo es en el melodrama. Creo que perdió una gran oportunidad con "Los abrazos rotos" y que con ésta no ha querido ser valiente aunque pueda parecer que lo es.
Cuando la veas, me cuentas. Mañana, descanso que es fiesta en Madrid y voy a ver si pago algunas deudas.

Carpet dijo...

Yo llevo muchos años diciendo que lo que Almodovar mejor sabe hacer es "vender humo", lleva vendiéndonos motos mucho tiempo. No cabe duda de que logra escenas maravillosas, que tiene un dominio técnico de la cámara, de la fotografía, que es el mejor con los colores, pero películas completas ha hecho muy poquitas. Yo no he visto "Hable con ella", ni por supuesto esta última, pero añadiría en mi catalogo personal de favoritas de Pedro a "La ley del deseo" porque pese a sus fallos me parece una película entera, con principio, con nudo y desenlace (como mandan los canones y dice Wolf que le falta a esta piel que habita).
Hay escenas fantásticas en todas las pelis del manchego, pero a veces se pierde en vericuetos secundarios innecesarios, otras veces en la autocomplacencia, otras en su intención de demostrar su genialidad. Seamos realistas, pocas de sus películas llegan al alma del público. Y eso es el cine, llegar al alma del espectador, al menos eso es lo que debería importar a un cineasta de verdad, como él cree ( y yo no se lo niego) que es.
“Volver” es su última película aclamada de forma casi unánime y concediéndole aciertos parciales importantes, en realidad es una película que no trasciende a la sala, nadie sufre la angustia de Pe, nadie comprende la situación de Maura, nadie se incomoda con el sufrimiento de Yoanna Cobo y lo único que nos llega de manera más o menos nítida es la ingenuidad y la bondad del personaje de Lola Dueñas y la triste decadencia de la enfermedad de la Portillo. Dicen y será cierto que recoge como nadie el hablar e incluso el mundo cotidiano de un pueblo manchego, pero no es lo mismo que alguien ponga en pantalla un personaje del que puedas decir “mira así andaba, hablaba, o hacía gestos mi abuela”, que un personaje del que puedas decir “si mi abuela viviera sentiría así”



Y no me pongáis retos de transversales que me irrito, que pelis de peleteros no, pero podríamos señalar algunas con temática o algún aspecto similar a la de Pedrito.

Así por ejemplo recuerdo una con Peter Cushing, que era un cirujano que asesinaba mujeres para conseguir restaurar el rostro desfigurado de su esposa, Google me dice que se titulaba "Corrupción", la vi en una sesión doble hace la torta de años.

Otra piel utilizaba Liam Neeson para ocultar tambien su rostro desfiguradom, una piel que duraba poco tiempo eso si, era "Darkman".

Eso así, a bote pronto...así que no me piquéis.

César Bardés dijo...

Estoy bastante de acuerdo con lo que dices, Carpet. Incluso en "La ley del deseo" que es una película admirablemente bien estructurada pero que, sin embarga, mi sensación es que carece de lo que precisamente tú mismo dices, que es esa sensación de llegar y de llenar.
Totalmente de acuerdo en la sobrevaloración excesiva que se le ha dado a "Volver" que me parece una extravagancia lindante con lo aburrido, sencillamente porque tampoco sabe llegar a las angustias propias del público con esos personajes que pone en danza. En cuanto a pelis de peleteros, un momento que la están peinando, voy a pensar en ello porque eso sí que es un reto.

Carpet dijo...

Venga, no me haré de rogar :

Estaba por ejemplo, "El marido de la peletera".
También "Pelle, el conquistador".

Y más en serio, que sepais que hay una película de Dario Argento, llamada "Pieles" y que va de un peletero (no es coña) que cnsigue unas pieles para hacerle un abrigo a un prostituta de la que está enamorado y que serán su perdición.


Y he visto que hay una peli argentina en plena producción llamada precisamente así : "El peletero"

dexter dijo...

Pues a mí "La ley del deseo" me parece una película bastante sincera, hecha con las tripas y en la que no veo nada de artificio, todo lo contrario que en "La mala educación" con la que tradicionalmemte se la emparenta, y que es un ejemplo de virtuosismo completamente hueco. Almodóvar, es un tópico pero todos los tópicos tienen algo de verdad, empieza haciendo un cine fresco y desenfadado, pero cutre al fin y al cabo, debido esencialmente a la falta de medios. Para mí, su mejor época es la que va desde "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" hasta " Átame", pues es cuando comienza a disponer de mayores recursos y a la vez no renuncia a esa frescura característica de los primeros tiempos. Luego ya se vuelca totalmente en el melodrama, género con el que ha coqueteado desde el principio. E intenta llevarse a ese terreno los elementos que han creado su suello. Eso yo creo que no es lo que os termirna de cuajar. A mí tampcoco me gusta esa inclusión de elementos cómicos y hasta frívolos en el puro drama. Y ello no quiere decir que la cosa no dé para momentos gloriosos y especialmente divertidos (como la inclusión de los personajes de la Lampreave y la De Palma en un dramón como "La flor de mi secreto", por ejemplo, con el que particularmente me partí la caja.)

No le piques a éste, Bardés , que desde que le nombran por la radio está de un subido que no veas.

César Bardés dijo...

Pues una variante del asunto pero en plan lesbiano con una tía a la que cambian la piel y que se enamora de su enfermera es la película "Bandaged", de María Beatty. Una película "underground", que es lo que le va realmente a Almodóvar, como bien dices, Dex, con su mirada cutre que sobresale en "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" o en "Laberinto de pasiones" o en "Pepi". Desde luego, una película en la que se le ve mucho el plumero artístico es en "La mala educación", pésima en todos los sentidos menos en el estético. La comedia creo que sí la domina (de hecho hay un momento divertidísimo en "La piel que habito" a cargo de Agustín Almodóvar). Sin embargo, por alguna razón que desconozco, Almodóvar tiene algunos defensores a ultranza que, haga lo que haga, consigue el visto bueno cuando en manos de otro no se dudaría en tacharlo de ridículo. Y aquí lo bordea peligrosamente y por eso también entiendo la división de opiniones en Cannes porque hay mucha gente que puede considerar que les está tomando el pelo. De lo que no hay duda es que tiene una estilización en las imágenes que llega a ser extasiante pero eso, querido Pedro, no es suficiente.
En un momento lo hemos dejado por los suelos.
Hemos dicho.

duermevela dijo...

La peor película de pedroooooooooo y eso es mucho decir.
Hay mucho más cine en un plano de "ojos sin rostro", que en esta basura.
Es mi opinión como estudioso del cine desde hace no menos de veinticinco años.
El manchego debería pedirme un guión y rodarlo porque escribe de puta pena.
Tecnicamente es un desastre este director y el que diga lo contrario miente como un bellaco. Puesto que en su falta de técnica y planificación no hay posibilidad de discusión.
Joder a vosotros os puede parecer lo contrario, pero en esta peli hay material para hacer una trilogía bien hecha.

César Bardés dijo...

No puedo decir que sea la peor película de Almodóvar, porque creo que eso es patrimonio exclusivo de "La mala educación". ¿Que hay mucho más cine en "Los ojos sin rostro"? Sin ninguna duda, estoy totalmente de acuerdo.
Tampoco creo que Almodóvar escriba de puta pena, creo que sabe muy bien lo que quiere contar pero tiene ciertas limitaciones a la hora de cómo contarlo. Yo creo que su mayor haber es su técnica y su planificación y, lo siento, yo no soy un bellaco.
PRecisamente, en cuanto a esta peli, me parece que le falla la capacidad de síntesis y la valentía para cambiar la historia. ¿Una trilogía? No, no lo creo. De todas formas, Duermevela, esto lo digo con la mayor de las reticencias porque tus veinticinco años de cinefilia acojonan de la leche.
Gracias por tu opinión.