martes, 13 de septiembre de 2011

SOLO ANTE EL PELIGRO (1952), de Fred Zinnemann

Un hombre camina por la calle polvorienta de un pueblo despreciable. Su traje negro contrasta con el blanco de un sol asfixiante. Va armado pero tiene miedo porque está solo. El polvo se adhiere a sus botas como preámbulo de su muerte más que segura, como si la tierra tuviera prisa para cubrir su cuerpo. La cadena de un reloj cuelga de su chaleco advirtiéndole, a cada paso que da, que le queda un segundo menos de vida. Sus pasos se van trazando entre el temor y la inapelable decisión de honradez que ha tomado. Sus ojos, sinceros, escrutan la calle de un lado a otro en busca de un arma que le haga compañía y, también, de la bala que llevará su nombre. Es muy alto y el sol, allá justo en el mediodía, proyecta su sombra oblicua en varias direcciones a la vez, como si se tratara de un fantasma difuminado en su propio estado etéreo, como si comenzara a entrar en la muerte. A la altura del corazón, una estrella que no brilla y que acabará despreciando en un gesto de hombría desprovisto de énfasis.
A su alrededor, una mujer que no entiende que él sea capaz de defender algo que, simplemente ya no es suyo y que ponga en riesgo su propia felicidad por cumplir un supuesto deber moral. Una antigua amante, despechada por su abandono, que en el fondo sigue enamorada de él y que guarda una profunda admiración por su honestidad y su orgullo. Un ayudante que siempre se ha sentido aplastado por su aura de hombre bueno y valiente, más allá de toda consideración, consciente de su deber y que no huye. ¿Por qué no huye? Maldito, Kane. Que se vaya del pueblo y entonces yo tendré mi oportunidad de hacerme valer. Un amigo que piensa que los que vienen traerán más prosperidad al pueblo y que, por tanto, él tendría que irse. Intereses creados. Falsedades humanas. Bajeza moral por el siempre reprochable dinero. Kane, vete o muere.
Fred Zinnemann dirigió esta película con guión de Carl Foreman como metáfora épica sobre el maccarthysmo y el miedo y la indiferencia que se instalaban en Hollywood mientras el fascismo se hacía sitio por su noviazgo con el capital. Y consiguió hacer que Gary Cooper estuviera hundido en su mirada, desesperado en su acción, arado en su rostro tan cercano al miedo cerval. Y así la película se incrustó con enorme coherencia dentro de la filmografía del director, obsesionado con ofrecer retratos de hombres que tenían que enfrentarse a acontecimientos que les sobrepasaban. Al fondo, el triunfo siempre era dudoso. Kane quizá consiga sobrevivir pero algo muere dentro de él. Tal vez la confianza en las personas, o puede que la seguridad en los amigos. Ya no volverá a ser el mismo porque dejó una estrella tirada en la polvorienta calle de Hadleyville como símbolo del desprecio que siente por la gente que prefirió el caos y el desorden como medio para la prosperidad antes que la justicia y la defensa de lo que siempre estuvo a su lado. Y Kane lo estuvo. Cumplió con su deber. Fue ley y fue orden. Fue sinceridad. Fue lo que le pedían que fuera. Y, al final, hace lo que pide su propia integridad. Y no es fácil. Porque está solo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos días hablaba sobre el azar en otro sitio y ese mismo azar ha querido que tú hablaras hoy de esta película. Volví a verla la otra tarde en un canal de la TDT. Hacía mucho tiempo que no la veía. La primera vez la vi con mi madre. Esta vez la vi con mi hija mayor, ella no es muy aficionada al clásico, y lo que empezó siendo el típico comentario de: " mamá, por Dios! pero qué estás viendo?", se convirtió un ratito maravilloso compartido con ella porque le encantó.
Qué maravilla esos primeros planos de Gary Cooper. No necesitan diálogo alguno porque su rostro expresa a cada paso todo el temor, la soledad de un hombre que sabe que va a enfrentarse a la misma muerte. Y la máravillosa música que crea esa enorme tensión, sin necesidad de efectos especiales. Y ese reloj que va marcando la cuenta atrás..Eso es cine con mayúsculas y tuve la suerte de compartirlo con ella.

Le daré a leer a mi hija tu artículo.

Un beso. Gema.

César Bardés dijo...

Bienvenida de nuevo por estos lares, Gema. ¡Es que hay tantos clásicos por descubrir y tantos clásicos que los jóvenes deberían descubrir...!
En todo caso, espero que mi artículo (puesto para apoyar con toda modestia el programa de Conversacines de esta noche) no desmerezca demasiado de la visión que haya podido tener tu hija de esta obra maestra. Una maravillosa película que habla de la inmensa soledad que puede sentir un hombre cuando las cartas vienen demasiado mal dadas y de cómo la gente no quiere saber nada por distintas razones cuando el hombre que les ha salvado de tantas, tiene un verdadero apuro.
Me alegra de verte de nuevo atreviéndote a comentar un artículo, mejor o peor, de este sitio que siempre ha sido vuestra casa.

dexter dijo...

Sí, pero un tipo muy determinado de soledad. La película pudo ser concebida como bien dices como una metáfora del mccartismo pero ha traspasado de sobras esa coyuntura. Hasta el punto de que la expresión "solo ante el peligro" se ha convertido en una expresión popular y la empleamos con asombrosa naturalidad. Es una película admirable; como bien le dices a Gemma la deberían ver los más jóvenes no solo para descubrir una clásico del cine y una forma de rodar que ya no existe, sino para ver si sacan algo en claro de las enormes lecturas morales que propone. La soledad de Cooper duele más que ninguna porque viene dada por la traición y la cobardía de quienes le dan la espalda. En estos tiempos que corren en los que cada uno va a la suya deberíamos aplicarnos un poco el cuento.

César Bardés dijo...

Uy, qué oportuno, Dex. Fíjate que, naturalmente la he tenido que revisar, mientras la veía he pensado exactamente lo mismo. En los tiempos que corren y dejando aparte coyunturas políticas de los primeros cincuenta, es una película que cobra una enorme vigencia con la soledad que se siente con los problemas que están asolando a la clase media y baja del país. Cada uno a la suya y, la gente con problemas, tiene que enfrentarse ella sola con los bandidos que les han dejado sin trabajo. Totalmente de acuerdo. Y, por supuesto, debería ser toda una lección para los jóvenes. El problema es el siguiente: ¿Hay capacidad para ver todo eso detrás de lo que parece ser una simple historia de soledades ante el peligro a golpe de revólver?
Dejo ahí la pregunta para quien quiera contestar. Ah, y no estoy preguntado si a los jóvenes les apetecería ver esta antigualla en blanco y negro porque sé perfectamente cuál sería la respuesta.

Carpet dijo...

El otro día fui a ver "Cowboys contra Aliens", indispensable para mi pues el western me retrotare a la infancia, a tardes de cine, de tele, a jugar a los vaqueros...La película tiene varios errores, pero no pocos aciertos, algún aroma a western clásico (en el inicio) y algun personaje (buenisismo Harrison Ford) de gram altura.
A lo que iba, que se me va la cabeza y no cuento lo que vengo a contar, ibamos con unos amigos, uno de ellos me decía que le apetecía mucho porque le encantaban las pelis de acción y esta prometía, y añadía : "...no como las pelis del oeste de antes, tan aburridas, que no pasaba nada y hablaban tanto..."
Tuve que contener el gesto y el disgusto, e inmediatamente pensé en esta película, de los 84 minutos el tiroteo puede que ocupe los últimos 5, el resto es hablar, buscar, o callar...No me puedo creer que nadie considere aburrida esta película, cuando faltan 5 minutos para la llegada del tren, no eres capaz de levantarte ni a echar un pis, cuando Frank Miller baja del tren eres capaz de echarte el revolver a la cintura y salir a la calle mayor acompañando a Gary Cooper.
Aburridos...los western siempre mostraban más, explicaban más, decían mas...no se reducía todo a unas buenas escenas de acción, se exponían dilemas morales, enseñanzas, ejemplos, visiones del mundo...Supongo que gran parte de mi supuesta bonhomia vendrá de mis padres, pero sería un desagradecido si no dijera que creo hay, no pocas, cosas del buen cine en la pequeña parte de buena persona que luzco con orgullo.

"Solo ante el peligro" es una lección y además es una película.

Abrazos

César Bardés dijo...

Es en esos momentos cuando tengo que apretar los dientes y maldecir en el pensamiento, que no en la obra. En ocasiones,incluso, la indignidad me acosa y entonces no puedo evitar contestar con pruebas fehacientes la declaración en concreto, lo cual, a menudo, me hace pasar por arisco, antipático, adusto y cualquier otra palabra que empieza por "a".
Desde luego, ante una frase así, lo primero que viene a la cabeza es "Solo ante el peligro" (una vez más, mi padre, llevándome a verla cuando existían las reposiciones, al cine Conde Duque y diciéndome que merecía mucho la pena. Hoy ni siquiera se acuerda de haberla visto), pero también muchas otras: "Centauros del desierto", "El día de los tramposos" o, algo a lo que tal vez se puede acusar de muchas cosas pero no de aburrido como puede ser "Grupo salvaje" y, aún así, decepciona porque no se llega a entender el último sacrificio de una casta de hombres en peligro de extinción.
Yo también quise gritar en el cine y decirle a Gary Cooper que no estaba solo. Ese plano con grúa, con la calle desierta y polvorienta, sugiriendo tensión y espera, con esa figura negra mirando a su alrededor y viendo que nadie más que la muerte podrá acompañarle...bufff...qué grandes Zinnemann, Foreman y el propio Cooper. Sus miradas, su desesperación, su soledad vista en sus rasgos de abandono. Todo por la borda. El tren se acerca.
¿Ves cómo el cine hace mejores personas? Al menos, en parcelas y, sobre ellas, se construye.
Abrazos acompañados para espantar soledades.