viernes, 21 de octubre de 2011

SIN CONCIENCIA (1951), de Bretaigne Windust

Un ayudante del fiscal consigue por fin al testigo clave. Su testimonio va a condenar a un hombre despiadado que ha conseguido montar una empresa muy rentable dedicada al asesinato. El secreto de su éxito está en la eliminación del móvil. Simplemente se contratan sus servicios y él asigna al hombre adecuado. Contrato y objetivo. Asesinato y víctima. Pero el testigo está aterrado. Cree que los largos brazos empresariales van a conseguir atraparte a pesar de que está rodeado de fuertes medidas de seguridad. La traición también le asquea pero el terror se apodera de él, y el ayudante del fiscal lo ha previsto todo excepto protegerle de sí mismo.
Hombres contratados para matar. Uno de ellos se enamora de una chica y recibe el encargo de matarla. Primera pista para un muerto que anda, enloquece y desaparece. Un pantano inundado de cieno y cadáveres. Un recuerdo dentro de otro recuerdo. Un equívoco en el que nadie cae. El ayudante del fiscal es un buen sabueso que quiere declarar a la empresa en quiebra. La acción trepidante nos lleva, a través de una sólida estructura, al desenlace con el irritante altavoz de una tienda de discos, vocero de una sentencia sin móvil aparente.
Humphrey Bogart se comprometió a hacer Sin conciencia porque le parecía un guión excepcional que iba a servir de trampolín a un director que había hecho tres o cuatro películas hasta entonces y que sabía que ésta iba a ser una de las mejores que realizaría en su vida. Su nombre era Bretaigne Windust. El destino burlón le jugó su peor broma y cayó enfermo de gravedad cuando apenas se llevaban unos días de rodaje. Bogart, convencido de que la película merecía la pena, recurrió a un viejo amigo de viejos tiempos, Raoul Walsh para que terminara el rodaje.
Aunque la mayor parte del metraje es obra de Walsh, éste, en un gesto de auténtico caballero, rehusó a firmar la película en beneficio de Windust aunque fue un secreto a voces que hizo que, al recuperarse, fuera condenado a los infiernos de la incipiente televisión encerrado en una carrera menos que mediocre. Todo en la película huele a Walsh y todo en la película roza la maestría.
Vil destino. Cine cruel. Así también se asesinó la gloria que nunca llegó a nacer.

4 comentarios:

Raúl Gallego dijo...

Que peliculón de cine negro! Si que se nota la mano de un maestro como Raoul Walsh, que blanco y negro más enfático y que diálogos, y que guión de los que ya no se hacen. Esta magnífica película la encontré de casualidad en DVD hace poco y cuando la ví me dije, cuántas joyas olvidadas!

César Bardés dijo...

Esa es una de las grandezas del cine, que nunca terminas de ver lo maravilloso que es y que ha llegado a ser. Yo siempre digo al que me cuenta (como si hubiera descubierto América) que Michael Bay es la leche que no, que Raoul Walsh era la leche. Lo que da Bay es agua mezclada con algo blanco que solo sirve para alimentar a los burros.
Cuántas joyas olvidadas...y lo que se están perdiendo algunos...

Raúl Gallego dijo...

ufff, Michael Bay es el que hizo Pearl Harbor, que película más mala, empecé a verla y no aguanté los topicazos que caían uno tras otro y cambié de canal, la buena sobre Pearl Harbour es De Aquí a la eternidad, eso si que es un pepinazo con el Sinatra, la Deborah Kerr, y Burt Lancaster corriendo bajo los aviones nipones, y eso que a mí me gustan hasta las malas películas, todas pueden tener algo interesante, pero este cine alimenticio no transmite nada. Es lo único que he visto de este hombre, a los Transformers... creo que tampoco estoy por dedicarles una tarde.
Que opinas sobre las pelis de Harry Potter César?

César Bardés dijo...

A Michael Bay le tengo yo echado el ojo desde que dirigió "Dos policías rebeldes". Algunos, de forma incomprensible, le idolatran por "La roca", quizá porque Connery está ahí por en medio pero creo que no he visto una persecución peor rodada en toda la historia (incluso en algunas charlas que he dado sobre "Saber ver cine" la he puesto en contraposición con la persecución de "Bullitt). Como bien dices, cine alimentación pero, además, tomadura de pelo. Ni aporta ni hace nada. Lo peor de todo es que dicen que es el hijo de John Frankenheimer, no reconocido por ser de una relación extramatrimonial.
En a Pearl Harbor, sin duda, "De aquí a la eternidad" cuenta mucho más con mucho menos y ahí hay una pléyade de actores maravillosa (no olvidemos a Monty Clift, a Ernest Borgnine y a Donna Reed) que engrandecen la película. Es lo que tiene la diferencia de que el protagonista lo haga Montgomery Clift o Josh Hartnett.
En cuanto a las películas de Harry Potter, seamos precisos. Yo creo que son películas que cumplen su función. Son cuentos para niños cuya mayor virtud es hacer evolucionar al personaje de acuerdo con su edad lo que hace que aquellos niños que se quedan enganchados a las primeras se sientan muy identificados con las últimas. Cinematográficamente están bien, sin tirar cohetes. Magnífica la banda sonora de John Williams en todas ellas. Gran acierto el de poner a actores de fuste para el papel de los profesores (con especial mención para Richard Harris, Alan Rickman y, sobre todo, Maggie Smith) y quizá pondría algún pero en alguna dirección algo mareante en los nombres de los directores elegidos pero, en general, bien. Cumplen su función y eso, en el cine actual, ya es mucho.