jueves, 10 de noviembre de 2011

DETRÁS DE LAS PAREDES (2011), de Jim Sheridan

Cuando la realidad es insoportable, no queda más remedio que inventarse una serie de realidades paralelas que se basan en el imposible olvido, en la felicidad escapada, en el cariño evadido y en la nada apartada. El dolor es el elemento que más hace sufrir pero, también, el que da más sabiduría ante la desorientación, ante el desesperado grito, ante las sombras cernidas sobre las figuras difusas que ya no son ni siquiera seres vivos. Sólo oscuridad y muerte.
Con mimbres como estos, Jim Sheridan, aquel tipo que supo estremecernos con dramas de pulso firme y crispación evidente como En el nombre del padre o The boxer, o incluso arrancar una sonrisa ante la creación y la desgracia descritas en Mi pie izquierdo, tenía un buen punto de partida para hacer una película que podría haber caminado con peligro entre la locura y el asesinato. En lugar de eso, cuesta reconocer a este director en un drama flojo, confuso, por momentos ridículo y ausente de explicaciones cuando la historia las pide con alaridos de angustia. En algunos instantes, Sheridan consigue prender al público por las solapas pero, carente de fuerza y de creencia en lo que hace, lo pierde a los pocos segundos. Claro, sin duda éste es un producto de encargo para un señor que lleva varios reveses comerciales de cierto calado pero aún así, se tendría que esperar algo más de un hombre cuyo mayor acierto había sido siempre encontrar el tono adecuado en historias de personalidades equívocas.
Ni siquiera sabe aprovechar con energía la enorme ventaja de contar con un reparto que incluye nombres como los de Daniel Craig, Naomi Watts, Rachel Weisz, añadiendo la delicia de volver a ver a Jane Alexander y el desperdicio inútil de Elias Koteas. Se construye la trama y, de repente, todo cambia. No hay sugerencia posible. Sólo unas imágenes, un par de explicaciones, el protagonista se pone a llorar y se modifica el punto de vista. Y que el público apenque. ¿No habían ido a ver una de sustos? Pues aquí el único susto que hay es el de pagar una entrada para ver algo que podría haber hecho un estudiante no muy aventajado de primer curso de la Escuela de Cine.
Y es que detrás de las paredes, título absurdo por otra parte, no hay más que vacío. Sheridan tendría que haber tomado el camino de la inquietud psicológica o, si se me apura, de una investigación en toda regla desde la locura. La resolución del asunto es de risa histérica. Con fantasmas y todo presenciando la sublime escena. La metáfora de prender fuego al pasado está más vista que las barbas de los candidatos a las próximas elecciones. Y es que es muy evidente que hay una falta de interés insultante ante toda la historia. Ningún trabajo es especial. Lo grisáceo se mezcla con lo rojo. Y eso no es suficiente para despertar nada que sea lejanamente parecido ni al miedo, ni al suspense.
Incluso hay maneras muy torpes de presentar personajes. En lugar de centrar bien todas las implicaciones que puede tener el cuento de terror, Sheridan coge elementos ya vistos en El resplandor, de Stanley Kubrick; en Al final de la escalera, de Peter Medak y, aunque parezca mentira, de esa historia de Antonio Buero Vallejo llamada La fundación y que también consistía en inventarse realidades para hacer más soportable la verdad.
Así pues, más vale no perder el tiempo. Los números 8-10-10 son el enigma más atractivo de una película que no pasa del 3. Para que un fulanito te cuente una historia con una desgana propia de un sicario más chapuzas que Otilio, más vale perderse en la oscuridad del salón y ponerse cualquiera de los títulos de nuestra filmoteca particular. En lo que a mí respecta, la inteligencia se me ha quedado dormida en la butaca de un cine en el que echaban Detrás de las paredes. Y es que durante una hora y media, la realidad me ha parecido absolutamente insoportable y he imaginado que sabía escribir algo sobre cine. De locos.

4 comentarios:

dexter dijo...

Vaya, Bardés, yo que estaba aquí esperándote con el mortero cargado para asaltar juntos el planeta Melancolía y vas tú y me sales con ésas. De todas formas, éstate tranquilo, tío, que le pueden dar pol culo al mundo y el planeta se puede ir a hacer gárgaras, que mientras haya tipos como Lars Von Trier el cine puro está a salvo y nunca morirá.

Con respecto a la película que comentas, pues huí de ellas por los motivos que expones, en definitiva porque suena más vista que el TBO. Y no hay más que ver el cartel publicitario para darse cuenta (por cierto, que hay que tener morro). Sospecho que con un poco de suerte esta peli solo será recordada en el tiempo como el rodaje en el que James Bond se enrolló con Hypatia de Alejandría. Y en el fondo, ¿sabes qué? que me da pena, porque esto huele de lejos a encargo que lo flipas, corríjeme sí me equivoco, en cualquier caso no un encargo para un tipo como Sheridan. Me cuadraba más el encargo anterior que le hicieron, o sea, dirigir el remake USA de la danesa "Hermanos" que también tenía una dirección bastante plana, y que sólo se salvaba por las interpretaciones de Gylenhall y de un sorprendente Tobey McGuire. Triste devenir para un tipo que nos ha regalado obras maestras como las que citas en tu artículo.

Un abrazo resplandeciente

César Bardés dijo...

Sigo diciendo que Lars Von Trier merece un respeto porque, al menos, busca nuevas formas. No siempre consigue sintonizar pero me parece que el tipo tiene muchas ideas y yo, al menos, siempre me acerco con cierto respeto a sus películas. También sigo diciendo que su obra maestra es "Europa" y que, quizá, le falte un poco más de sutilidad en todo lo que hace fuera de un plató.
En cuanto a esta película, pues el amigo de Sheridan se ha debido caer con todo el equipo porque debe tener menos dinero que uno que se está bañando. Se vende a cualquier cosa. Luego, eso sí, se encarga de difundir bien claramente la noticia de que ha pedido que retiren su nombre de los créditos de esta película, etc, etc. Pero es que esto no hay por donde cogerlo por muy manipulado que esté el resultado final. Cierto es que "Brothers" tenía más razón de ser pero Sheridan debería volverse a Irlanda y hacer su cine, que lo hace muy bien, que consigue agarrarte bien y no soltarte y alejarse del cine proletario de Ken Loach y demás historias sociales de inflada importancia.
Hasta los mejores se venden...Por cierto ¿cuánto me das por un artículo redactado, corregido y tendencioso a tu gusto por una película que quieras promocionar...? Barato, barato...

dexter dijo...

A mí también me merece un respeto, eh,no creas que lo digo de coña. Lo que pasa es que esta última yo no supe muy bien cómo agarrarla. Chico, yo no sé si me estoy haciendo mayor, si no conecto con las nuevas formas de contar historias o si nos estamos volviendo todo locos, o que se yo. Lo cierto es que todo el mundo está babeando con esta Melancolia menos cuatro chulos que estamos, y es de esas películas de las que sales diciendo si es que en fondo lo que te ocurre es que nunca has tenido ni puta idea de cine. Pero, coño, ni hace mucho que volví a ver "Rompiendo las olas" y ahí sí que hay una historia, y un drama - y menudo drama- y una interpretación sobrerbia de Emily Watson que te llega hasta lo más profundo. También pienso que “Europa” es su mejor película, pero es que hoy el vozarrón diciendo aquello de “Ahora vas en un tren por la noche…” no tiene precio. Lo que haga el señor Lars fuera de su profesión me importa tres; es pura provocación y pura pose. En el fondo, no es mayor marketing que el de George Lucas.

En cuanto a Sheridan casi te diría que prefiero “The boxer” a “En el nombre del padre”.

César Bardés dijo...

Es que el tipo es machacón, en eso estoy de acuerdo. No es que tenga sus obsesiones, como buen autor, es que es obsesivo, que no es lo mismo. "Bailar en la oscuridad" también es una buena película, con deseos de renovar y de hacer algo nuevo aunque a Bjork no hay quien la aguante y te queden tantas ganas de volver a ver la película como de zamparte un kilo de higadillos. También he sido uno de esos locos que intentó buscar al Von Trier anterior a "Europa" y me vi una película tremenda que se llamó "El elemento del crimen" y me encanta ese aprieto en el que pone al director de cine en "Las cinco condiciones", película que recomiendo para dar una ojeada a lo que es la creatividad con cortapisas. Ah, y por supuesto, me encanta "Dogville", por mucha teatralidad que atesore y demás, me parece una película francamente buena.
Lo de su actitud es que me sorprende esas declaraciones (las leí enteras y, creo, se sacaron bastante de contexto) es que entran en clara contradicción con todo lo que expone en "Europa" así que...en fin, antes de criticarle más valdría echar un vistazo a su obra. Tal vez, incluso, va de tan "sobrao" que quiso poner a prueba a quien le escuchaba.
En cuanto a Sheridan, yo no sé qué escoger, la verdad, me encantan las tres. Tanto "The boxer", como "En el nombre del padre" como "Mi pie izquierdo" me parecen estupendas películas, realidades irlandesas apasionantes y muy variadas. Sorprende que un tipo que raya en la ira con "En el nombre del padre" sea capaz de hacer después una película tan aparentemente relajada como "The boxer" y que anteriormente se adentrara en una comedia sobre la vida de un pintor tetrapléjico con "Mi pie izquierdo". Me hacía concebir muchas esperanzas sobre él, pero ya después hizo "En América"...y ya la cosa no me pareció tan buena. Tan manida, tan vista ya, tan metida en la inmigración social que casi parecía Loach. Menos me gustó "Brothers", corrientita, corrientita. Y ésta me parece un desastre total. De mi posición favorable a Sheridan he pasado a tener un interrogante sobre su nombre, no te digo más.