martes, 15 de noviembre de 2011

DRÁCULA (1992), de Francis Ford Coppola

Dentro de todos nosotros, siempre hay un monstruo que desea manifestarse, e incluso, a veces, ese monstruo que anida en nuestra alma lo es por amor. Y hay que atravesar océanos de tiempo para encontrar de nuevo todo aquello que te desgarró el corazón tanto que tuviste que congelarlo para vencer al tiempo y sólo el tiempo y la muerte pueden hacer de ti la pura lascivia de la maldad.
No es fácil nadar entre el tiempo para ser torturado en vida con todo lo que has entregado a la muerte. La crueldad es sólo un peldaño del alma enamorada y el monstruo bebe sangre no sólo para prorrogar el tormento sino para añadir sentido al alma herida de no muerte. Y el arduo camino está salpicado de tentaciones que se ponen al alcance de los mortales para que puedan creer que tú vas por un lado y tu sombra es sólo un espejismo del que reniegas porque es la prueba de tu eterna y dura melancolía.
El ojo de la pluma de un pavo real puede ser la luz al final de un túnel y la omnipresencia del mal está dibujada en los ojos de un cielo rojizo, capa de la corrupción que pudre el sabor de la sangre ansiada. Y es que, en el fondo, sólo quieres que por tu paladar pase el sabor de la sangre…amada…Hay lujuria en unos ojos que sólo han visto lo que no quieren ver. Hay furia contra un destino que no ceja de golpear con el martillo del tiempo odiado. Hay crueldad contra quien se empeña en cerrar el paso a los colmillos de lo diabólico. Pero también, sí, hay amor, mucho amor, épocas enteras llenas de amor por quien, por la muerte, partió tu corazón en los pedazos de la blasfemia.
Recuerdo que cuando fui al cine, allá por el año 92 a ver Drácula, de Francis Ford Coppola, la gente salía muy decepcionada del cine porque aquello no era una película de terror, sino una historia de amor. Yo me dije que esas imágenes de naturaleza mágica me conducían al terror a través de la ausencia del amor. Francis Ford Coppola la realizó con una plena independencia creativa y nos hizo del malvado, un alma atormentada, y del perseguidor, un hombre de sangre. Lo cierto es que la fascinación parece parapetarse tras las arrugas de las sábanas de satén que nos cuentan una historia de amor que atraviesa el tiempo con la misma facilidad con la que unos colmillos hieren la piel tersa, pergamino sin pliegues, tentación para la muerte, de una mujer que desea ser la concubina del Diablo.

4 comentarios:

Carpet dijo...

Que razón tienes con aquello de la decepción que a algunos les supuso en aquella época ver un mito del terror convertido en una historia de amor. a mi sin embargo eso es lo que me sedujo, seduce aun, de esta película. Yo no tenía mucha apetencia en ver como Coppola hacía una de terror, recuerdo con idem, la película del mismo título,"El terror" que FFC realizó a las ordenes de Corman y que casualemente tuve ocasión de ver en una de estas tdts tan fantásticas.

Efectivamente, ver una peli sobre Dracula con su capa y los colmillos al estilo de la Hammer con Cristopher Lee y Cushing me parecía casi una blasfemia viniendo del realizador de los Padrinos o "Apocalipse Now". Por tanto, a mi lo que me encantó fue ver una historia de amor donde debía haber una de terror. No sé si como tu dices Francis intentaba hacernos llegar al terror a traves de la ausencia de amor, yo al contrario pienso que nos cuenta que el propio amor magníficado, idealizado, enbrutecuido hace que nos volvamos monstruos inhumanos capaces de hacer daño sin importarnos a quien ni como, todo vale para conseguir lo que buscamos, el resto de la humanidad son muñecos insignifuicantes que nada pueden ante la fuerza animal de nuestra pasión. De hecho, somos tan brutales que obligamos a nuestra amada, la hipnotizamos, la vampirizamos y se convierte en una esclava.
¿No es acaso este Dracula una metáfora de un maltratador?. Un monstruo que la gente de bien debe destruir para apartar a la Elizabeth de turno de su poderoso y malsano influjo.

No sé...quizá me haya perdido algo en la reflexión, pero la verdad es que a mi la película me parece una maravilla visual y una historia fabulosa. Algunos aun siguen hablando de edulcorada, de empalagosa, de una traición al original. Yo sólo la veo un pero, la elección de Winona y Keanu es un lastre para su evolución en el tiempo. Ambos eran dos tipos de alta cotización en el momento, pero ahora (para mi ya entonces) queda al descubierto su corto recorrido.


Abrazos sin colmillos.

César Bardés dijo...

Bueno, realmente, eso también es lo que yo quería decir aunque quizá he pecado de excesiva síntesis. Es aquello que decía Hegel de que lo más parecido al amor es el odio y de que lo más parecido a la extrema derecha es la extrema izquierda. Lo cierto es que a mí me parece una película visualmente fascinante, con unos recursos visuales asombrosos (uno de los grandísimos puntos fuertes de Coppola) y con un enfoque acertadísimo al tratarlo como una historia de amor antes que como una historia de terror. Coppola, de hecho, creo que tomó el camino difícil. No cabe duda de que Drácula es un hombre obsesionado con ese amor que ha perdido y que intenta recuperar por encima de todo y de todos. También es verdad que la elección de Wynona y de Keanu han acabado por minar el reparto, por otra parte espectacular porque las elecciones de Richard Curtis (uno de los pretendientes de Elizabeth, que es la pelirroja, Wynona es Mina Harker) o Carey Elwes, mejor actor de lo que se le ha concedido o, incluso, el alucinado Tom Waits como un desesperado Renfield inmerso en la locura y en ese mundo totalmente "caligaresco"...las elecciones de todo el reparto secundario me parece acertadísima. Con Wynona no parecía que fuera haber tan corto recorrido entonces (ahora casi da pena verla pasar por películas de segundona, intentando hacerse un sitio de forma casi patética), con Keanu, en cambio, sí porque no podía aguantar mucho más un hombre de físico tan blandito y tan limitado de talento. De hecho, Reeves está subyugado por las ninfas del infierno y parece que está absolutamente alelado.
Abrazos de día.

Carpet dijo...

Cierto, crucé Eklizabeth, sin duda mucho más potente, con Mina mucho menos. Y es verdad que los secundarios (Hopkins incluido)son buenisimos. Lo de Cary Elwes también es sorprendente, porque no me parece ni mucho menos mal actor y sin embargo tras "La princesa prometida" no hay mucho más destacable para terminar también de secundario en películas de dudosa calidad.
Sin embargo la elección de Oldman es buena y yo creo que es un gran actor cuando controla su histrionismo, aquí Coppola lo hace y pocas veces el actor ha estado tan bien, al menos a mi me lo parece.

Si, el cine de Francis es en gran medida visual y aquí se nota mucho y es cuerto que ese sanatorio mental nos recuerda al "Gabinete de Dr Caligari"...que grande eres Wolf.

Abrazos sin ajos.

César Bardés dijo...

El caso es que el chico prometía. Hay que recordar ese oficial al que da vida en "Tiempos de gloria", una película muy alabada y que a mí, sin embargo, no terminó de convencerme y, sobre todo, y aquí me hago un poco de propaganda porque con ella abro "La imagen en el alma", con "Abajo el telón" donde da vida de una forma algo histriónica pero muy divertida a John Houseman, el primero de los socios de Orson Welles, tanto en su etapa teatral como en la realización de "Ciudadano Kane" y que luego se distanció de él al ver que Welles se llevaba todos los laureles y no dejaba migajas por el camino.
Es cierto que la elección de Oldman es muy buena, es uno de los papeles que más prefiero de él. Tendente al histrión también, cuando da con alguien que le sabe sujetar es un actor de muchísima fuerza. Está maravilloso, por ejemplo, como Lee Harvey Oswald en "JFK", porque es extremadamente creíble. Me gusta mucho en aquella película con Kevin Bacon dando vida a un sádico alcaide de prisiones en "Homicidio en primer grado" y me llamó mucho la atención como el abogado que mete la pata hasta el fondo en "Ley criminal". Estoy esperando a ver qué hace con "El topo" incorporando al mítico personaje de George Smiley de John Le Carré en una de las novelas de mi juventud. ¿Conseguirá borrar la sombra de Alec Guinness?
Vosotros sí que sois grandes, y lo digo plenamente convencido.
Abrazos sin cruces.