jueves, 24 de noviembre de 2011

UN DIOS SALVAJE (2011), de Roman Polanski

Una reyerta en un parque entre niños en edad preadolescente y, cómo no, todo va a desembocar en una masacre moral entre adultos. Es lo lógico. El veneno de lo políticamente correcto y de las apariencias guardadas conduce a la represión de los verdaderos sentimientos que luchan por salir sin control, a la rabia contenida con la sonrisa como escudo y el cinismo como espada. La cortesía es la excusa para prolongar la matanza. Y de una situación así sólo puede brotar la basura moral más apestosa del ser humano.
Y todo empieza por una sola palabra que denota, taimadamente, la posición de cada una de las partes enfrentadas. Por un lado, un matrimonio que parece la pareja perfecta, que está extrañamente cómodo en situaciones incómodas, que se deshace en frases huecas y carentes de un sentido adecuado para la gravedad de un asunto que debería abordarse desde la tranquilidad y el realismo. Por otro, una pareja que vive separada por la dependencia al móvil, que vive instalada en una guerra de nervios y que aprovecha el menor resquicio para dar rienda suelta a su lado más oscuro. El dios salvaje no tarda en realizar su aparición.
Y así salen a la luz las miserias de cada uno de los matrimonios, las posiciones reales que guardan en relación con la conducta censurable de sus hijos, las razones de la sinrazón en un intento desesperado de descargar responsabilidades, la tensión acumulada en el estómago que conduce a una andanada de inmundicia. Entre la comedia absurda y el realismo descarnado, los personajes se van devorando entre ellos y los bandos se van confundiendo. Los hombres contra las mujeres. El descuido despreocupado de ellos contra el retorcimiento tortuoso y torturante de ellas. La frustración de no alcanzar los sueños y de estar cómodamente sentados en la mediocridad mientras el amplio apartamento en el que se citan parece estrecharse a cada minuto. El insulto y la verdad. Conceptos que se funden el uno con otro hasta mirarse en el espejo y darse cuenta de que, más allá de la piel que nos recubre, somos iguales. El agresor y el agredido, con la misma fuerza de atacante y víctima que consigue que los papeles se intercambien. Lo políticamente correcto enfangado por la verdadera naturaleza humana que no es más que un pozo de rencor permanentemente ahogado.
Roman Polanski maneja con maestría los diálogos escritos de forma brillante por Yasmina Reza y consigue que ese espacio cerrado en el que se reúne el conciliábulo de miserables que pugna por un premio que no existe sea un campo de batalla donde las convicciones son espejismos y solo se expone la bajeza moral de los contendientes. La razón se diluye y, como en todo conflicto bélico, no hay buenos contra malos. Solo maldad. Solo exclusión y rechazo. Entre las mismas filas y entre oponentes. Para ello, Polanski reúne a un excepcional elenco que realiza un trabajo memorable con Jodie Foster, John C. Reilly, Kate Winslet y, en especial, un acertadísimo Christoph Waltz, pura insidia a cada palabra que hiere con la fuerza de un palo afilado estrellado en toda la boca. Y no se puede evitar la sensación de estar ahí en medio, transformado en blanco de un fuego cruzado porque, en una situación análoga, no dejaremos de sonreír, de hacer gala de una exquisita cortesía, de dar una imagen idílica de una vida que no se posee y que no nos hace más que prisioneros pero, en nuestro interior, hervirá la sangre, nos fijaremos en los vocablos más estúpidos para barrer hacia nuestra ira, para darle satisfacción, para ser adoradores de un dios salvaje que no observa reglas, ni comprensiones y sólo nos deja ser parte de un maldito conciliábulo de miserables en el que todos fingen y ninguno dice la verdad. 

21 comentarios:

dexter dijo...

Estaba esperando más que nunca tu artículo de hoy, Bardés. La peli que te tocaba - menos mal que no me has salido con la de "Crepúsculo"- es un intersante estudio psicológico de personajes y comportamientos, y como eres un maestro moviéndote en esos terrenos pues comprenderás que se me hiciera la boca agua.

Tu comentario no me ha defraudado en absoluto (no llega a lo de "Shutter Island" pero es que aquello era magistral). A mí la peli me apasionó, tanto que quizá repita y estoy esperando a que se edite en DVD para poderla disfrutar en versión original y en condiciones. Es un poco justo decir que los actores están espectaculares- que lo están- cuando en una peli de las caracterísiticas de ésta basada casi al cien por cien en la palabra se nos prive de OÍRLOS.

Ya he dicho que a pesar de todo, los actores me parecen espectaculares. No me atrevería a destacar a ninguno de ellos por encima, todos tienen su momento de gloria. Con sus contradiciones y sus cosas. Foster, con su hipocresía a cuestas, Reily, haciendo de lo anodino un arte, Winslet, quizá la más íntegra del cuarteto, aunque ni siquiera sepa lo que la integridad. Y Waltz, bueno Waltz es el puto coronel Landa resucitado.

Una película apasionante, repito. Ayss este Polanki, siempre jugando con nosotros. Pocas veces hora y veinte dio para tanto. Dará que hablar y hablaremos sin duda, con tranversales o no sé, pero hablaremos. Armados de razón o sin ella. Ummm ¿armados?... ¿llevando?...

Unknown dijo...

Buenos días:

Este planteamiento me recuerda al revelado de unos negativos de fotografías.
Saludos cordiales César y cinéfilos.

dexter dijo...

Quería decir sería injusto decir que los actores están espectaculares. Ya sabes que soy un maestro comiéndome palabras

Carpet dijo...

Bueno ese "justo" se podía entender como "ajustado", como "que casi no cabe". Así al menos lo traduje yo, que el contexto definía perfectamente lo que querías decir, Dex.

Yo estoy fuera de opinión por ahora y aun es pronto para transversales que antes quiero escucharos (sería mas "justo" decir leeros) departir sobre las bondadse de este film que tanto apetece.

He de decir, no obstante, que el tono de comedia (quizá algo cinica o negra) que decís que planea sobre la peli me animan algo a verla. Yo la había descartado en un inicio porque el tema me da cierto reparo, hace poco leí un libro, "La cena" de Herman Koch, que tiene algún punto en común con la propuesta ( dos matrimonios se citan a cenar para resolver como actuar ante un determinado problema con sus hijos ). He de decir que lo terminé con desagrado, no por su aspecto literario, sino por mi código moral particular que me hacía situarme en una posición muy encontrada con alguno de los personajes...En fin chorradas mias.

Sigo atento.

César Bardés dijo...

Pues muchas gracias por tus amables comentarios, Dex. La verdad es que lo de "Shutter Island" fue puro encaje de bolillos por la propia naturaleza de la película y aquí, aunque no esté a aquel nivel, se trata más de un dibujo de caracteres que en una historia en sí misma. Yo sí la he visto en versión original (me temía lo que apuntas) y sigo diciendo que lo de Waltz es mágico. Todos me gustaron muchísimo porque lo que empieza como una reunión anodina deriva en lo que es una auténtica lucha de animales enjaulados que, lo que es aún peor, refleja lo que somos detrás de esa máscara de conveniencia de conciliación, de buen rollito y de "aquí no ha pasado nada que somos personas civilizadas". Lo mejor de todo es la prodigiosa síntesis de la película que consigue en una hora y veinte no sólo destapar la verdadera naturaleza de todas las personas, sino también de descubrir las miserias que atañen a cada uno haciendo de la película, un retrato sociológico en clave, sí, de humor negro o de tragedia blanca con una descripción del peor día de la vida de sus protagonistas. A destacar el plano final, con toda seguridad, introducido por Polanski que ridiculiza hasta el enojo la futilidad e inutilidad del mundo adulto con sus falsas convicciones y sus fierezas más primarias. También hay que alabar el trabajo de Polanski, que se crece en los espacios cerrados y les da una dimensión aún más aterradora en la que moverse a los personajes. Yo te animaría a verla, Carpet, sobre todo porque es una lección de actores en estado de observación aunque yo me quede con Waltz, sería perfectamente justo decir que están mejor cualquiera de los otros tres. Es un dios salvaje.

César Bardés dijo...

Hola, Mercurio:
Perdóname por haberte ignorado pero es que las prisas me han hecho cometer varios errores esta mañana (entre otros, uno con el periódicos y no están para muchas bromas). Estoy de acuerdo contigo en que el planteamiento de la película puede ser el negativo en el revelado de una fotografía sólo que ese revelado se hace en la cámara oscura y poco a poco, dejando que aparezcan los más mínimos detalles de lo que parece ser un foto perfecta y que, en su negativo, resulta ser del todo imperfecta, con grandes defectos e, incluso, con algunos rincones vergonzantes y delatores de la mala calidad. Muy hábil tu disección en apenas una línea. Un saludo y gracias.

dexter dijo...

Uff, si cuando yo decía que esto daría que hablar... Comenzaré en línea con lo que decía Carpet para enlazar después con lo que apunta el ajetreado Bardés. Querido Carpet, yo también leí este verano "La cena" supongo que tú animado por las buenas críticas de cierto periódico. A mí también me parecieron deplorables las actitudes de algunos personajes que se van de rositas eludiendo cualquier tipo de responsabilidad y de cómo se toma tan a la ligera un tema tan serio como es el de la educación de los hijos y sus consecuencias. Me gusta, por tanto, que en "Carnage" la historia se cuente en tono de comedia. Quizá porque el punto de partida es muy poco sutil y algunas situaciones muy exageradas con los personajes yéndose de madre en más de una ocasión. Sin embargo, todo esto queda plenamente justificado gracias al uso del humor. Cómo le agradezco en este sentido a Polanski que se haya acordado de Buñuel y le haga un guiño a una comeida surrealista y genial como es "El angel exterminador".
La película es apasionante ya dije, un juego de esos apasionantes y porqué no perversos que tanto le gustan a Roman. Porque ahí te coloca el tipo a cuatro fulanos,"obligándote" casi a tomar partido, a identificarte con uno de ellos impepinablemente. Pero hete aquí a los personajes, sometidos a todo ese vaivén emocional que les hace pasar de la risa al llanto, de la calma a la histeria en cuestión de segundos- brillante la metáfora de la fotografía que usó Mercurio. Y cuando se produce ese cambio, te preguntas, ummm, ése sigo siendo yo, hasta dónde puedo llegar a continuar aceptando las ideas de este individuo. Yo no me identifiqué con ninguno de ellos, pero con trocitos de todos. Porque todos se reprueban pero también en algún momento empatizan entre sí, y cuando Winslet se acerca a Foster se está distanciando impepinablemente de su marido. Polanski nos pone una vez más en el disparadero y nos obliga a responder si somos o nos parecemos a quienes realmente decimos o creemos ser.

En cuanto a lo de la versión original, que conste en acta que no soy un integrista estirado de los subtítulos. No me molesta ver a Paul Newman gastando un castellano de Cuenca porque es lo que he estado viendo toda la vida -y por supuesto no le estoy restando méritos a Paul. También he dicho aquí alguna vez que Groucho hablando en inglés no me hace ninguna gracia y en cambio me desternillo oyéndolo "hablar en español". Pero casos como éste quizá son excepcionales (recordé el caso reciente de la magnífica "Another year"). En casos como esos echo de menos que se prime la versión original sobre la doblada.

Abrazos salvajes.

César Bardés dijo...

Pues totalmente de acuerdo con tu análisis, Dex. Está claro que la continua contraposición de posturas dentro del mismo personaje hace que se muevan según su propia conveniencia, lo cual hace que todo, absolutamente todo lo que hacen, sea una carga de profundidad. Cierto es que te identificas con todos ellos (o con trocitos de todos ellos, como tú bien dices) y, a la vez, te repugnan en sus cinismos y en esa furia tan rabiosamente contenida que tienen (magistral esa escena en la que Waltz intenta humillar a Reilly y éste aguanta el tipo). También es maravillosa la idea de que esa discusión, en realidad, no tiene final porque, al intentar buscar en las raíces de la verdad, caemos en las idioteces supinas a las que se da una importancia excesiva. La película tiene múltiples lecturas y todas ellas apasionantes, algo muy difícil en una película que transcurre casi íntegramente entre cuatro paredes. Yo me he encontrado con estereotipos como éstos y al salir he renegado de ellos. Cuántas veces hemos puesto buena cara en una conversación y cuando nos hemos dado la vuelta hemos dicho aquello de "valiente joputa". Magistral esa idea de la transposición buñuelesca de "El ángel exterminador" en unos personajes que parecen disfrutar de la tortura moral a la que se someten. Lo que creo que quiere decir Polanski es que todos fingimos "buen rollito" cuando en realidad estamos deseando devorar al contrario, y no sólo al contrario, sino al semejante porque ahí no hay una guerra entre dos bandos, sino entre cuatro.
En cuanto al doblaje, siempre he defendido la pacífica coexistencia entre un sistema y otro. Me parece muy bien escuchar a Paul Newman en castellano, me hace gracia Groucho con su voz española y me priva oír a Tony Curtis en versión original o a Kenneth Branagh, o a esa voz espectacular que tiene Kevin Kline. A cada momento lo suyo. Es verdad también que, de un tiempo a esta parte, frente a grandes voces que mantienen el listón muy alto, el doblaje español está cometiendo errores de bulto. En todo caso, con esta "Masacre" de Polanski, apuesto por la V.O. para los que podemos y no nos molesta elegir entre una y otra (mi madre, por ejemplo, me mandaría directamente a cultivar pepinos sin bacteria).
Estupendo análisis, Dex. Se nota que le has estado dando vueltas a la película.

Carpet dijo...

Pues os hice caso y pasé (a mi pesar) del Real Madrid-Atleti y me fui a ver otro encuentro, lleno de faltas, penaltys, bastante juego sucio y algún remate en chilena espectacular.

He de decir que coincido en todo con vuestro análisis, las interpretaciones, la referencia a Buñuel, al cuarto de revelado, a la hipocresía de lo políticamente correcto, al manejo de Polanski del espacio cerrado...Es una gozada de película que se disfruta en hora y media, sin darnos tiempo para aburrirnos ni resultar reiterativos.

También me sumo a destacar a Waltz por encima de los dem.as, apenas unos milímetros, si bien es verdad que creo que tiene el personaje más magnético de todos por su propio cinismo.

Sin embargo, es una película tan eminentemente teatral que cuesta analizarla sin tenerlo en cuenta y eso creo que es un punto negativo para el bueno de Roman. Hay obras de teatro que se han llevado al cine y se les ha dado un enfoque que las ha peliculizado, de forma que han conseguido un estatus distinto y desaparece el imaginario de escenario, tablas y telón final. Podríamos hablar, por ejemplo, de "Un tranvía llamado deseo" o "La gata sobre el tejado de Zinc" o incluso una obra también con un único espacio escenario "Doce hombres sin piedad". Sin embargo hay otras como la reciente "La duda" que continuamente nos recuerda su antecedente teatral. Yo creo que esta también. No creo que sea suficiente demerito, pero a mí me pasó esa sensación de estar viendo una obra de teatro en una pantalla.

También durante la película sentía que encontraba no pocos elementos en común con “Quien teme a Virginia Woolf”, los 4 personajes, las dos parejas, los 4 actores en estado de gracia, el origen teatral, la evolución de los personajes…Lo que en la película Nichols eran desarrollo dramático, contaba en este caso con la esperanza de la risa, (hay momentos especialmente graciosos como la charla telefónica de Waltz con la madre de Reilly).

En fin, me ha gustado mucho y si acaso decir en cuanto a la identificación con los personajes que a mí no me ocurrió tanto como a vosotros eso de irme identificando con cada uno de ellos en distintos momentos, en mi caso yo sólo quería ser como Waltz aun reconociendo en Reilly, en el Reilly inicial para ser más exactos.

Abrazos y gracias por la recomendación.

César Bardés dijo...

A mí no me importa, la verdad, estar viendo una obra de teatro en la pantalla siempre que el espacio escénico sea imprescindible. Y creo que en esta ocasión lo es. Si a eso le sumamos la maestría que Polanski pone en juego cada vez que se decide a hacer una historia en espacios cerrados (ahí tenemos "Repulsión" como ejemplo más preclaro) hace que uno llegue a pensar que no hay otra manera de trasladar al cine esta obra de teatro. Algo así me pasa con "La huella", por ejemplo, que no tiene ningún reparo en delatar su origen teatral haciendo que los dos personajes se muevan a sus anchas por los amplios escenarios de la casa de Olivier (de la versión de Branagh, mejor ni hablamos). El caso es que el estar encerrados hace que sea aún más agobiante ese encuentro tardosadomasoquista y no tendría mucho sentido hacerlo en espacios abiertos o, por ejemplo, trasladando la conversación a diversos escenarios, aunque fueran cerrados, con la consiguiente rotura de tiempo y que perdería todo el efecto Buñuel que tan atinadamente comentó Dex. Yo también me acordé de "¿Quién teme a Virginia Woolf?" y pensé en incluirla en el artículo como referencia pero sus objetivos son tan distantes que desheché la idea aunque sus formas puedan ser parecidas caminando al uno y al otro lado del espejo cual drama versus comedia.
En cuanto a la identificación que ocurre con esta película es que es muy peculiar. Uno quiere ser Waltz porque su cinismo le hace ser enormemente atractivo lo que pasa es que en nuestro yo más íntimo no queremos ser ninguno de ellos, los rechazamos y sin embargo, hay rasgos que permanecen ahí debajo. Yo entiendo a Jodie Foster perfectamente cuando dice, después del buen rollito que parece demostrar y demás, "ojalá no hubiese roto los incisivos a mi hijo". Lo entiendo porque me gustaría espetárselo a la cara de los padres del agresor para que sintieran moralmente el daño que ha hecho su hijo. Pero, claro, lo políticamente correcto impide tomar ese tipo de venganza y todo pasa a ser una continua represión de nuestros instintos más primarios lo cual nos hace ser bombas en potencia que pueden estallar en todas las direcciones, incluso en perjuicio de los que tenemos más cerca. Entiendo que Reilly diga que "mi mujer me ha vestido como un liberal" porque las mujeres son así, quieren dar una imagen en concreto y la vestimenta del otro es tan importante como la propia. Entiendo perfectamente la actitud de Waltz de pasar absolutamente de todo salvo de lo que verdaderamente le importa que es el móvil y sus consecuencias. Entiendo la falsa justificación de la Winslet diciendo que "si mi hijo golpeó fue porque el otro le insultó primero" porque, sencillamente, eso me ha pasado y estoy harto de ver ejemplos todos los días de falsas justificaciones tomadas como puertas de salida y entiendo que todo sea una espoleta de acción retardada que se ridiculiza de forma redonda, a mi entender, con el plano final.
En todo caso, carpet, me alegro muchísimo de que te haya gustado nuestra recomendación. De momento, es de lo mejorcito del año. Esperaremos a Spielberg y su "Caballo de batalla" (vi el trailer en la sesión de "Un dios salvaje" y quedé impresionado) y a Eastwood con su "J. Edgar" (vi el trailer en la sesión de "Un dios salvaje" y quedé impresionado...la repetición es un arte).
Abrazos a ambos. ¿Para cuándo una sesión de cine conjunta?

dexter dijo...

La mayor carcajada viendo la peli fue cuando Reily suelta aquello de "mi mujer me ha vestido como un liberal" porque la verdad que el tío es un gañán al que solo le faltan las zapatillas de felpa, la cervecita al lado y el partido del Plus. Por cierto que yo entre ver a Christoph Waltz y a Cristiano Ronaldo lo tendría clarísimo.
Yo más que a las pelis que nombráis me acorde de "La muerte y la doncella", otra peli que transcurre entre cuatro paredes con dos interpretaciones también espectaculares y a la que tengo un cariño especial (creo que Bardés no). También me acordé de "Lunas de hiel" por qué os preguntaréis. Cuando la fui a ver siendo yo jovencito salí muy cabreado del cine porque la vi como un ataque furibundo a la moral bienpensante. Creo que me di por aludido, creo también que he madurado como persona y como espectador, así que le tendré que dar una oportunidad.

Yo también vi el trailer de "War horse" en la sesión de "Un dios salvaje" (la repetición encima a distancia eso sí que es un arte) y me pareció espectacular aunque la historia me tira un poco de espaldas. De "J Edgar" no he visto nada pero la espero con impaciencia. Y qué decir del "Hugo" del de las cejas. Estos abueletes la verdad es que vienen con fuerza. Pero el trailer que vi el otro día y me dejó impactado de verdad es el de "The artist", eso tiene que ser la bomba.

Con respecto a la sesión conjunta,supongo que tendré que bajarme yo a los Madriles para ello, aunque por supuesto estáis invitados a la Heroica e Inmortal siempre que queráis.

César Bardés dijo...

No, no, no me disgusta "La muerte y la doncella". Lo único que le echo en cara a esa película es la elección del actor para interpretar al marido, que fue Stuart Craig y que me parece blandito y muy por debajo de las posibilidades que ofrece el papel. También hubiera preferido que se respetara el reparto de la obra tal y como se estrenó en Broadway con Glenn Close, Gene Hackman (para mí muchísimo más duro que Ben Kingsley) y Richard Dreyfuss. Esas son mis únicas objeciones. Es más cuando fui a verla entre con muy poquitas esperanzas y mira por dónde resultó ser una película de las "buenas" de Polanski. En cuanto a la historia de "Caballo de batalla" es que parece para niños (que es lo que me echa para atrás) al igual que el "Hugo", de Scorsese (vi el trailer ayer mientras me iba con mi hijo a ver la muy mediocre "El gato con botas"), que también me hecha de espaldas porque parece para niños y, de hecho, estaba anunciada en una película para niños.
Nada, nada, si hay que ir a la Augusta, se va. Faltaría más.

dexter dijo...

Ya, Bardés, pero "ET" también da el perfil de peli "para niños". Y resulta que es una obra maestra. Yo de todas formas le tengo más fe a "Hugo" que a la del caballito.

Otra cosa más en la que acabo de caer ¿os habéis fijado que hay referencias a "El ángel exterminador en dos de las pelis más especiales del año, "Midnight" y ésta?

César Bardés dijo...

Por supuesto, Dex. Y yo no puedo dejar de emocionarme cada vez que veo "E.T." pero digamos que, en principio, es un elemento que te echa para atrás, que yo creo que no estamos para muchas mandangas. Yo fíjate que le tengo más fe a la del caballito que a la de Hugo, más que nada porque cuando al de las cejas se le ha ido la pinza, se le ha ido hasta el Tibet y no sé qué tal se desenvolverá en una fábula. Bien es verdad que tampoco sabía cómo se iba a desenvolver en una historia tan atípica para él como en "La edad de la inocencia" y el tío supo ser sin dejar de estar. Veremos.
Cierto. Fíjate que cuando lo dijiste pensé lo mismo, sólo que se me va a la mente a las casualidades. Es que estoy en una etapa muy místico-energética.
Abrazos con velas.

Carpet dijo...

Por partes, yo tampoco tengo ningún problema con el hecho de estar viendo teatro en la pantalla y tampoco creo que sea un problema del desarrollo en único espacio, de hecho, he comentado "Doce hombres sin piedad" y ahí el espacio es aun "más único", otro ejemplo podría ser "La soga", y uno pierde el referente teatral y se queda en el cinematográfico. No me ocurre con este film de Polanski, que como bien dices se mueve perfectamente en espacios claustrofóbicos, y no sólo físicos, aun con sus exteriores "La semilla del diablo" es un ejemplo perfecto.
No creo pese a todo que sea un problema grave, la película resiste bien el, para mí, defectillo.

En cuanto a lo de la identificación con los personajes, quise decir "reconociéndome en el Reilly inicial". Yo como él, aceptaría a regañadientes la propuesta de mi mujer de un encuentro para resolver el incidente, aun cuando en el fondo pensará que es incensario y adoptaría una postura tan conciliadora que parecería un calzonazos absoluto (creo que el ser-parecer tiene una frontera muy delgada), sin embargo, nunca llegaría a rebelarme y mucho menos en público, contra la supuesta dictadura del buen rollo de la Foster.
Y ahí sí que quisiera hacer un inciso, yo creo que mientras todos los personajes van evolucionando de sus planteamientos iniciales en función del desarrollo de la acción, el personaje de Foster no lo hace. Ella siempre presenta el mismo rostro, ella plantea el encuentro con la falsa excusa de su envidiable actitud cívica, cuando en realidad busca una venganza, una humillación para el agresor, una condena para el delito, ella que presenta como una medalla su humanismo es la más cruel y desalmada de todos ellos. De hecho, toda la película gira en torno a sus “puñeteros” comentarios añadidos de forma casi involuntaria, tirando la piedra y escondiendo la mano. Así, es normal que cojamos simpatía por Waltz que desde el personaje distante y ocupado en un mundo “más importante” es el primero que empieza a perder el supuesto buen tono para responder a los pisotones de una madre hipócrita con su propia existencia.
Es cierto que hay algo de sadomasoquismo en la reunión, sobre todo en ese, atinado Dexter con al percepción, espíritu de “El ángel exterminador”. Hay más masoquismo que sadismo, salvo en el personaje de la Foster, como decía. Y aunque encontremos varios puntos de verdad en lo que vemos, personajes que nos suenan, situaciones que entendemos, problemas que creemos veraces, hay un punto irreal en los desenlaces. La evolución de algunos es demasiado rápida, la explosión final de la Winslet por ejemplo, o poco probable, el enfrentamiento de Reilly con Foster, por otro lado, la borrachera con dos copas también resulta algo exagerado y, siendo sinceros, este americanismo políticamente correcto de impedir fumarse un puro a Reilly y a Waltz les limita el punto de rebeldía que sin duda estaba en la obra de teatro.

Mmm…puede parecer que no, pero repito que la peli me ha encantado, lo que pasa es que soy así de contradictorio.


Abrazos conjuntos en sesion continua

Carpet dijo...

Hala, me enrollo tanto que me encuentro con 16 comentarios cuando al inicio de mi respuesta iban por 10.

¿Scorsese, Spielberg?, mi trailer era la de Cronenberg que también tenía una pinta estupenda.

En cuanto a lo de pelis para niños disfrutables por adultos, me apunto sobre todo si es Steven el que está detrás que ya ha dado muestras de acertar...bueno, salvo en "Hook".

Coincidiendo.

César Bardés dijo...

Es que ahí, yo creo, está uno de los puntos fundamentales de la obra. La dictadura de lo políticamente correcto. No por otra cosa se reúnen, no por otra cosa lo prolongan y no por otra cosa siguen dando vueltas a lo que es perfectamente inútil. Estoy de acuerdo en casi todo lo que dices, especialmente lo referente al personaje de la Foster, un personaje que yo, como padre, me he encontrado y que acaba siendo un "estás conmigo o estás contra mí". Yo tampoco accedería a esa reunión que, ya de base, es políticamente correcta pero del todo inútil. Yo también actuaría como Reilly en el caso del hámster. Y es verdad que la borrachera es demasiado temprana. Pero no olvidemos una cosa, Reilly es el primero que no deja que se marchen porque cae en lo políticamente correcto que es invitarles al pastelito y a un café cuando todos están deseando acabar con la reunión. Es cierto que la explosión de la Winslet es poco probable, ahí te doy toda la razón. Y comprendo que sientas como algo ajeno el enfrentamiento que inicia Reilly contra Foster, algo que ningún ser medianamente equilibrado haría en público. Vuelvo a decir que yo sí he asistido a eso. Evidentemente no a los extremos de la película pero sí a la discusión que, por momentos, se va enconando hasta sacar una serie de reproches que deberían quedar sola y exclusivamente en el dormitorio del matrimonio. Sí he visto cómo alguno de los cónyuges empieza a salirse de madre y a atacar al otro, coartados por la presencia de público, pero con el cierto presentimiento de que, cuando desfiláramos por la puerta, ahí iba a haber la de Dios. ¿Cuántas veces hemos estado en una reunión de amigos, una pareja de ellos que viven o están casados comienzan a discutir y hemos dicho el famoso "Vamos, no os peleéis" y hemos intentado cambiar de tema a algo que produjera risa o buen rollo? Yo más de dos y más de tres. Luego, invariablemente, el hombre de la pareja acudía a mí a decirme que si tal y que si cual y, obviamente, para hacerme el lado y lo mismo por el sexo contrario con mi mujer, lo que pasa es que Polanski y Reza lo hacen todo en la misma habitación para hacer que todo resulte más salvaje, más incivilizado dentro de una reunión que quiere ser, desde el principio, lo más civilizado del mundo.
En cuanto a la de Cronenberg...hablamos el jueves. Dexter creo que tengdrá mucho que decir.
Abrazos con puro, y que se jodan los americanos.

dexter dijo...

Me encanta no poder salir de esta habitación, chavales. Con respecto a lo dicho por Carpet, yo es que opino que Reilly no sabe la que se le viene encima cuando invita a Winslet-Waltz a tomar el pastelito. Puede ser, si no un calzonazos, si un tipo totalmente dependiente de su mujer y que confía en su "fuerte personalidad" para sacarle las castañas del fuego. Lo denota ese "mi mujer me ha vestido de liberal " o ese otro "Es escritora" como diciendo, cuidadín que esta tía es alguien y no sabéis con quién os estáis jugando los cuartos. Pero en el enfrentamiento posterior se da cuenta de que en el fondo la tipa es una cretina integral.

Por otra parte, lo de la borrachera de Winslet puede estar apoyado en su sensatez, es una tía que no bebe y que en cuanto se echa dos copas se ve la reina del mambo y capacitada para contarte las verdades del barquero. Y creo que quizá sea la más sensata del grupo porque al principio sobria dice algo así como ayss si es que hay padres que hay que ver cómo educan a sus hijos que es bastante significativo.
Por cierto, nos lee alguien? no estamos destripando mucho?

Abrazos freudianos

César Bardés dijo...

No te preocupes, Dex. Generalmente las personas que pinchan en los comentarios es porque ya han visto la película así que si nos leen, lo que harán será como nosotros: ampliar miradas y participar, aunque sea de forma pasiva y totalmente lícita, del debate que, en algunos momentos, llega a ser apasionante.
En cuanto a la mirada de Reilly...fíjate que yo tengo otra imagen del tipo. A mí me parece un prototipo bastante corriente de hombre, es decir, aquel que no tiene problemas porque no los busca. Creo que no es por casualidad su actitud frente al ratoncito blanco, de tipo descuidado, que le importa tres narices cómo hacer las cosas mientras se hagan porque sabe perfectamente que si él no hace eso, el ratoncito se va a quedar en la casa por los restos de los restos. Lo de "es escritora" creo que también es un defecto de personalidad bastante corriente en los días en que vivimos. O somos "algo" o no somos nada. Pepe Mota ya lo dijo en su programa en un diálogo estupendo que decía algo así:
- ¿A qué te dedicas?
- Soy técnico superior en reproducción de semillas de girasol.
- ¿Y eso qué es?
- Que tengo un puesto de pipas.
Pues eso. No cabe duda de que la vestimenta de Waltz y de la Winslet delatan profesiones liberales, de bastante nivel mientras que la Foster y el Reilly, sin dejar de ser elegantes (van vestidos de liberales), son cómodos y deportivos y hay que aparentar algo más. Bien visto el personaje de la Winslet en el que sí se delata que, con dos copas, se pone a bailar fandanguillos de Huelva pero no es muy normal que, creo que a eso apunta Carpet, comiencen a hablar como borrachos tanto la Foster como el Waltz (curiosamente, Reilly es el que más tarda y ahí podría haber una explicación, aunque débil, del proceso de borrachera de todos ellos) enseguida. Es más, es posible que después de la Winslet la primera que empieza a mostrar síntomas de ebriedad es la Foster (las mujeres primero, por favor). Lo que está claro es que la Winslet también lleva una sobrecarga de frustración enorme por su infelicidad con el marido y porque es consciente de que no ha hecho un buen trabajo con el hijo aunque no lo admite, cosa que sí ocurre con su marido.
De todas formas, me pregunto yo ¿hay otra forma de discutir sobre esta película sin contar lo que estamos contando? Si estuviéramos en la misma habitación...todavía pero aquí...espero que si alguno lee esto y no ha visto la película, sepan disculparnos.
Abrazos de Kandinsky.

Carpet dijo...

Bueno, como me gusta el sitio, la habitación es calentita y la charla agradable me voy a quedar un poquito más.

Hay un punto más en la historia que no deja de ser curiosa, y aviso ( a buenas horas ) al que no haya visto porque voy a revelar más cosas sobre la peli. Las dos mujeres estallan por una crisis existencial que tiene que ver mucho con sus parejas y con el mundo que desean vivir y que no tienen. La Foster reniega de un marido que no se implica en la vida, que vive dejando pasar, que es un vago existencial, mientras que ella se siente superior, preocupada por el bien del mundo (ya hemos dicho que mucho menos de lo que ella piensa), inquieta intelectualmente, que lleva a sus hijos a los museos y los educa de forma impecable, ella se rompe cuando no puede mantener su propia mentira vital.
La Winslet también estalla por sus problemas familiares, por ese marido huidizo y ausente que atiende más a los estimulos externos que los asuntos importantes de su relación y su familia.

Los hombres no tienen esos giros por maritales, Reilly sólo necesita el desahogo, abrir un poco la espita que le libera de la presión correctista y culpabilizadora de su mujer, pero no se cuestiona su existencia, su complejo edípico es de lo menos sutil de la pelicula-obra, con esas reiteradas llamadas maternales y su infantilismo frente a ellas, a mi me pareció lo más flojo aunque daba lugar a situaciones graciosas. reilly no busca salir de esa situación solo soltar tensión, de hecho se relaja llegado el momento y se sienta en el sofá dispuesto a disfrutar sin angustias.
Y Waltz que aparenta ser el menos "humano", el enganchado a un mundo de hipocresias y mentiras, el que niega los efectos secundarios de los productos de sus clientes atacando al mensajero, ese embaucador profesional es por contra el más despierto y vivo de los cuatro. Es el que cala en seguida la situación, el que califica con acierto a sus oponenetes, él si se siente superior a todos ellos pero su objetivo no es derribarlos sino demostrar que es más listo y que todos sus pequeños traumas son asuntos de una importancia ridícula en su vida. No obstante, tiene que reconocer que en la lucha por ser el macho alfa (Ivanhoe o John Wayne), Reilly le planta batalla y se configura entonces una especie de camaraderia entre ambos, un respeto, un pacto de no agresión frente al enemigo femenino. Observese también que Waltz intenta ser cortés con Winslet todo el tiempo aunque de sus actos quede claro que no es su atención prioritaria.

Se puede hablar mucho de esta peli...en realidad yo hablo demasiado de todo.

Abrazos encerrados.

César Bardés dijo...

Pues también es brillante tu análisis de personajes, amigo Carpet. La verdad es que suscribo todo lo que dices y bien daría ello para un nuevo artículo, añadiendo tan sólo algunos matices. Es muy curioso observar, por ejemplo, cómo la Winslet es la más insegura de los cuatro probablemente aplastada por la seguridad que sí exhibe el marido incluso en una situación de crisis en el trabajo ante una posible demanda por negligencia farmacéutica. El personaje de Reilly, ese vago existencial no exento de carácter a pesar de su infantilismo quizá me lleva a pensar que es al que mejor se mira porque su maldad es limitada. En cuanto a Waltz, nada que añadir, sólo insistir en su cinismo, en su patente ejercicio de superioridad basado en la inteligencia más que en la arrogancia. Y Foster, desde luego la más hipócrita de todos ellos, resulta ser la más rechazable a pesar de estar convencida de su razón de "buen rollito" aunque por dentro bulla una furia que no le es fácil de controlar. En cualquier caso, Carpet, maravilloso. Creo que debería hacer una sección de cine en algún sitio y que todo fuera un intercambio de pareceres entre los tres. Eso nunca se ha visto en prensa escrita y sería un buen bombazo.
Abrazos con malta.