jueves, 2 de febrero de 2012

J. EDGAR (2011), de Clint Eastwood

Cuando se manejan los hilos del poder durante muchos años, no se atienden a razones tan simples como la ética, la moralidad, la libertad y el servicio público.  La experiencia siempre ha dictado la máxima de que los años fijan los resortes de la conveniencia, del desprecio hacia los valores no compartidos, del patriotismo como excusa, de la nada detrás de la oscuridad. Una vida personal bien vale la monstruosidad del chantaje y de la periódica demostración de que la única conducta posible es la del que realmente utiliza el pensamiento como arma para un fascismo siempre justificado.
No importa si por el camino se sacrifican normas que no se permiten a otros, si el cariño de alguien que ama es tan prescindible como todo lo demás, si la insidia contra quienes tienen razón no deja de ser una sospecha de la subversión. El poder hay que ejercerlo en las sombras. No tiene sentido darle forma fuera de ellas. Toda verdad lleva una mentira aparejada. Todo acto tiene una excusa envuelta en una bandera. La intención por encima de los medios. Los medios por encima del fin.
La vida de John Edgar Hoover aparece retratada por Clint Eastwood con demasiados rasgos por rellenar a pesar de la evidente denuncia de un hombre que poseía tantos recursos para ejercitar el poder que su vida se confundió con su deber. No vale cualquier acción ilegal para mantener la legalidad. Eso no es jugar limpio con la democracia y más si la posición resulta privilegiada para hurgar en los rincones más sucios de la vida pública. Proteger y servir son sólo dos palabras bonitas que quedan enmarcadas en unos dorados principios que se traicionan desde las mismas entrañas del Estado. Más que nada porque no se duda en dejar absolutamente de lado la propia vida del que más manda para tener controladas las vidas de los demás.
Leonardo di Caprio está muy bien en su papel de Dios burócrata armado, usuario del poder que se le confiere con la auto justificación preparada de antemano. Resulta impulsivo en su juventud, siniestro en su madurez y confundido en su ancianidad porque el poder para él ya es una ramera que no es muy limpia y no tiene sábanas llenas de sueños. Sobre todo porque encarna al hombre encargado de tenerlos controlados.
Lo malo de todo esto es que la historia del mítico director del F.B.I. deja demasiado fríos a los que desean un acercamiento esclarecedor a una de las figuras más siniestras del entramado del poder estadounidense. Eastwood no apuesta fuerte por la historia, se decanta por una estructura algo confusa y define todo el argumento en episodios que marcaron una época sin profundizar con intensidad en razones, reacciones y juicios. No tiene miedo en mostrar las tremendas contradicciones de un hombre que exigía una rectitud que, tras ideales presuntamente razonables, escondía un fascismo beligerante que jamás reconocía como tal pero no es capaz de dar al personaje dimensión y volumen porque, en el fondo, cree que fue un individuo equivocado, engañado de sí mismo y perfectamente convencido de que estaba haciendo lo correcto, lo mejor y lo indiscutible.
Y es que los oídos del Estado se pueden encontrar en todas partes. El último deseo de aquellos que manejan el verdadero poder es el control de sus semejantes en sus más mínimos actos. Tal vez, la acumulación de tantas atribuciones lleva a hacerles pensar que están muy cerca de convertirse en dioses de la manipulación descarada, del libelo arrasador, de la infamia institucionalizada, de la culpabilidad construida en falso y de la imagen heroica del defensor de unos valores que no son mayoritarios pero que son presentados como ejemplos de nobleza.
Las palabras, a menudo, son tan traidoras que son capaces de camuflar el auténtico peligro que se adivina tras la recogida de la exhaustiva información sobre la ciudadanía. Es la voz que sale de la mueca grotesca y desfigurada del fascismo que quiere parecer democracia. 

12 comentarios:

dexter dijo...

Personalmente creo que es una película que lo tenía todo para convertirse en una obra maestra o casi, y sin embargo se queda un poco a medias. Para empezar está dirigida con el oficio de siempre por Clint Eastwood, con un diseño de producción impecable. Dicaprio está muy bien como dices, aunque la que está soberbia es Judi Dench (esa escena en la que pone a Leo frente al espejo, ya sabes a cual me refiero, es de lo mejor de la peli). Tiene momentos muy buenos y detalles de gran director como la escena que te acabo de comentar, la de la bibiloteca con Naomi que da paso a otra en la que vemos a los dos en la madurez, y vemos en qué ha quedado ese inicial coqueteo, o esas otras en las que se ve asomarse al balcón cual emperador romano durante los desfiles de los distintos presidentes. El guión no me parece tan descompensado como he leído por ahí. Me parece acertado que se alternen las etapas de juventud y vejez. Me gusta el giro final hacia el melodrama. Sin embargo, le falta un aysss... ¿Qué puede ser?

Abrazos suspensivos

César Bardés dijo...

Tiene oficio, sí. Pero, de alguna manera, parece que no tiene la fuerza suficiente como para meter el turbo y tener esa capacidad de conectar como en otras ocasiones. Eastwood es el último de los clásicos y, como buen clásico, creo que le va a pasar como a ellos. Si te fijas, de los grandes cineastas clásicos de la historia del cine, tan sólo dos o, quizás, tres, se despidieron con películas a su altura. Desde luego, Mank, y también Cukor. Ford hizo una maravilla no reconocida como "Siete mujeres" y Zinnemann otra con "Cinco días, un verano", pero poco más. Y eso tiene una palabra: cansancio. Eran (y en el caso de Eastwood, es) hombres a los que les encantaba hacer cine pero, llegado determinado momento, ya no tenían fuerza para contar historias. Con esto, que quede bien claro, no estoy enterrando a Eastwood pero sospecho aceradamente que ésta va a ser su última película como director (sé que está por ahí intentando colarse en un proyecto ajeno como actor). Entre otras cosas porque tengo la certeza de que las aseguradoras ya no quieren asegurarle las películas por miedo a que fallezca durante el rodaje. Le pasó también ese problema a Billy Wilder y a muchos otros. Creo que se ha querido despedir con una película que tenía todo para ser una biografía grandiosa (en cuanto a dimensión) y ha querido hacer algo más intimista que, por la misma naturaleza del personaje, no funciona.
Di Caprio, en efecto, está muy bien pero creo que no está a sus anchas. En algunos momentos, incluso, creo que se le ve incómodo. Judi Dench está estupenda porque esa mujer con una sola mirada es capaz de decirlo todo con la arruga de debajo del labio. La película tiene muy buenos momentos, en efecto y suscribo las que destacas pero son momentos aislados. No hay continuidad. Y lo que es de juzgado de guardia es el maquillaje, sobre todo, el del tipo que hace de Tolson.
No empatiza, no epata, no empata, mete la pata.
Abrazos confidenciales.

dexter dijo...

Yo había leído que estaba detrás de un remake de "Ha nacido una estrella" con nuestra amadísima Beyoncé, que no sé si se habra caído ya a estas alturas. Lo de despedirse a la altura de las circunstancias daría para un transversal. Evidentemente Mank lo hizo, pero también se retiró mucho antes. Cukor acertó con "Ricas y famosas", un testamento de lo más adecuado viniendo de dónde venía (y eso que creo que el proyecto le llegó de rebote). Claro que el mérito es haberse despedido a la altura cuando la muerte te sorprende prematuramente, caso de Truffaut ("Vivement le dimanche") o Malle ("Milou en mayo") que en absoluto se despidieron a la francesa.

Abrazos vitalistas

César Bardés dijo...

Pues mira, primera noticia lo de Beyoncé. Creo que ahí volvería a meter la pata el amigo Clint. De todas formas acabo de consultar alguna fuente y creo que ahora, a fecha de hoy, Clint no tiene ningún proyecto como director.
Por supuesto que el mérito es despedirse bien cuando la muerte se presenta de improviso. François nos privó, muy seguramente, de muchas obras maestras porque murió demasiado joven. Lo de Cukor sí fue un poco casualidad porque sus anteriores películas hasta "My fair lady" (en sentido inverso, de la más nueva hasta la más vieja) fueron malas de solemnidad. Recordemos el fiasco de "Justine", de "El pájaro azul" o de "Viajes con mi tía". Creo, por otro lado, que Clint también metería la pata si hace el proyecto ese como actor, al lado de Amy Adams y con el béisbol de fondo. Mank se retiró sabiendo que estaba entre los mejores y por un desinterés manifiesto por el cine que se hacía allá por el año 73 ó 74. Zinnemann también se retiró años antes de morir porque le repugnaba el cine comercial que se hacía a principios de los ochenta. En todo caso, Eastwood ha ido más allá de lo que se esperaba porque ya tiene 82 hermosos otoños y es muy difícil dirigir con esa edad.
Abrazos geriátricos.

Carpet dijo...

Bueno, la despedida de Huston es una cima en su carrera, además de ser un poryecto elegido y protegido.
Hawks con "Rio Lobo" también hizo una película de cierto nivel, si no a la altura de algunas cumbres de su filmografia tampoco es un bajon muy considerable y no da la impresion de es cansancio.
Y capra si que parecía cansado, pero su última peli "Un gangster para un milagro" es una maravilla y para mi es una versión superior al original "dama por un día".

Nick Ray : "55 días en Pekin"; Pekimpah : "Clave Omega";
Douglas Sirk : "Imitacíon a la vida".

Creo que hay bastantes ejemplos de directores con una última obra de alto nivel, al menos tantos como los que bajaron el liston al final de su carrera : Hitchcock, Wilder, Kazan, Kubrick (jejeje, a ver si cuela), Anthony Mann,...

Estuve a punto de ir a ver a Leo el domingo , pero el trailer que había visto cuando fui a ver la de Clooney me echó para atrás. Me parecía que me iba a encontrar justo con lo que describís, una peli que pudo ser grane y se quedo en mucho menos, un personaje al que sacarle mucho jugo pero que no nos empatiza, una película cansada...¿No el pasó a Clint algo parecido en "Invictus"?...

Abrazos expedientados

dexter dijo...

Fe de ratas: La última película de Malle fue "Vania en la calle 42" y la anterior "Herida". Que después de poner Milou en mayo me quedé un poco asín.

Abrazos indocumentados

Carpet dijo...

Puff pues "Herida" fue un exitazo en su momento y a mi me disgustó sobremanera...por no gustarme ni siquiera Irons me pareció convincente. Eso si, jugaba al escandalito y a las escenas subidas de tono...una peli muy de la época, con oficio pero incomprensiblemente, para mi, aclamada.

César Bardés dijo...

Es cierto lo de Huston, un olvido imperdonable (aunque bien es cierto que la irregularidad de Huston no sólo es un defecto, sino también una justificación). En cuanto a las que dices por ahí...no me parece que Peckinpah hiciera un trabajo estupendo en "Clave:Omega", bastante por debajo a lo que nos tenía acostumbrados. Nick Ray firmó, que yo sepa, "Relámpago sobre el agua" como su última película, terrible y desoladora. Aquí no se le puede achacar falta de fuerza pero sí que es verdad que es como Mank o como Zinnemann, se retiró mucho antes de su muerte...o más bien, le retiraron porque no le dejaban dirigir, al igual que Welles que con su "F for fake" dejaba constancia de lo enorme genio que era (aunque la dirigió trece años antes de morir). En cuanto a Sirk...seamos sinceros, "Imitación a la vida" está muy bien pero está por debajo de sus grandes melodramas, pero vale, aceptamos Sirk como animal de compañía. Lo de Kubrick, a día de hoy, no me cuela. No me parece que en sus imágenes haya cansancio y, en su caso, la muerte le sorprendió con una película entre manos. Capra se despide muy bien con "Un gángster para un milagro" después de unas cuantas muy flojas. Algo así le pasó a Howard Hawks que, antes de "Río Lobo", firmó una de las peores películas de su carrera como era "Peligro línea 7000".
Yo sigo creyendo que "Invictus" no está tan cansada y que dice mucho más de lo que te puede decir ésta. Claro que Mandela no es Hoover y puede que la empatía influya en el juicio.
Por cierto, a mí tampoco es que me entusiasmara "Herida" aunque la intelectualidad la elevara a los altares. Mucho más me gustó el experimento teatral de "Vania en la calle 42".
Abrazos teatrales.

Carpet dijo...

Cierto lo de Ray con la impresionante "El relámpago sobre el agua", pero es una peli tipo documental y encima codirigida por Wenders, eso sí, es tremenda y cautivadora, por supuesto no hay cansancio en ella.

"Clave Omega" es cierto que no está a la altura ni tiene la fuerza de otros obras del bueno de Sam, pero aun así a mi me parece una película bastante potente.

Hay algún caso más, como Henry Hathaway que se despidió con "Círculo de fuego", que si bien no es un superwestern es una buena película rodada con muy buena mano. Hay que reconocer que aquí el problema del cansancio no está en el director, sus películas anteriores eran "Valor de ley", "El poker de la muerte" o "Nevada Smith", sino en el propio género. El western buscaba una reinvención, necesitaba cambiar para adaptarse a un tiempo distinto, era un género sobreexplotado que había dado grandes cosas, pero el Spaguetti western empezaba a dañar demasiado, y a los nuevos directores les interesa para hacer crítica social o reinventándolo como Peckimpah y su western crepuscular. El género desde el punto de vista clásico moría y los directores que aun lo visitaban lo tenían complicado para hacer una gran peli.

En cuanto a España, Buñuel se despide con la muy estimable “Ese oscuro objeto de deseo”; mientras que Berlanga no es que parezca cansado sino absolutamente agotado en “París Tombuctu” o Fernan Gomez, cuya obra cumbre, la maravillosa “Viaje a ninguna parte” queda muy lejos de todo lo que hizo posteriormente.
Y si hablábamos de este tema a propósito de Clint hay que recordar a Leone, que se despide con un cumbre como “Erase una vez América”, mientras que Don Siegel va diluyéndose en películas que ni conozco, la última de cierto nivel “Fuga de Alcatraz”.

Y por cierto escuchando esta mañana en el coche que regalaban con El País, “El guateque”, he pensado que el irregular Blake Edwards se despidió traicionándose a sí mismo (muy habitual en él que no hacía ascos a casi nada) y perpetrando el asesinato de una de sus criaturas más felices a la que había dado muy mal trato, eso es cierto, pero ese Benigni en ”El hijo de la pantera rosa” es tan terrible, que hace que las nuevas versiones con Steve Martin y Jean Reno nos parezcan el no va más del buen gusto.

Abrazos crepusculares

César Bardés dijo...

Por eso lo de Ray lo he puesto un poco así no demasiado convencido. En todo caso, no estoy en absoluto de acuerdo con que la última de Hathaway fuera una buena película. A mí me parece una de las más ñoñas de la filmografía de Gregory Peck, flojísima y con un cansancio notorio. El caso de Leone es otro que podríamos clasificar en que la muerte le sorprendió porque tenía planes muy atractivos para seguir dirigiendo. Don Siegel, un cineasta vigoroso por excelencia, es verdad que su "Golpe audaz" con Burt Reynolds y David Niven fue flojo y poco audaz. Otro cineasta vigoroso que ya no tenía ímpetu fue Samuel Fuller y su penosa "Calle sin retorno", utilizando a Keith Carradine como una especie de desfacedor de entuertos en un barrio asolado por las drogas. Cierto es lo de Blake Edwards. Muy cierto. No así lo de Stanley Donen, al que no han dejado que vuelva a coger una cámara porque el fracaso de "Lío en Río" le dejó marcado y a mí me parece una película estupenda. La última de Preminger denota muchísimo cansancio aunque se basara en una atractiva novela de Graham Greene (alguno por ahí trata de rescatar este título diciendo que es mejor de lo que parece) y fue "El factor humano". Wilder, ya lo hemos hablado. "Aquí un amigo", no está a la altura y su anterior película, "Fedora", es agotamiento evidente. Wyler se puso con una película que no está mal pero que es muy inferior a todo lo suyo como fue "No se compra el silencio". No digamos Minelli que acaba con este truño tremendo y que se quedó antiguo al momento siguiente de su estreno que se llamó "Nina", una de las despedidas más tristes del cine. Lo mismo Robert Wise que hizo una adaptación muy prescindible de "Star Trek", lenta y aburrida y luego se despidió con "Rooftops", una película de delincuencia juvenil que le iba como un smoking al Dioni.
Abrazos desde el asilo.

Carpet dijo...

Pues fijate Frankenheimmer que iba a poner como ejemplo de final vigoroso y potente con "Ronin" y acabo de comprobar que en realidad hizo despues la mediocre, ni terriblemente mala siquiera, "Operación Reno", una película que se hace aun menor gracias a la actuación de Ben Affleck.

Aunque parece que son precisamente los cineastas cuyas mejores películas se caracterizan por su fuerza y por la ptencia de sus imagenes los que decaen en su final, como por ejemplo Raoul Walsh o Robert Aldrich.

En fin, veremos que nos depara Coppola en su final, que no lleva muy buen camino...

Abrazos agonizantes

César Bardés dijo...

Pues mira, "Operación Reno" aún siendo una descarada película de serie B y con Ben Affleck de protagonista...aún así me descubre a un cineasta anciano de cierta sabiduría. Con una película que no está a su altura, sin duda, pero que maneja aún con fuerza determinados resortes del cine de acción (un escape que fue muy fácil para Frankenheimer después de fiascos terribles como "La isla del Doctor Moreau" o como "52 vive o muere". Raoul Walsh, tuvo también una despedida digna con "Una trompeta lejana", eso sí, con un "casting" completamente equivocado. El que no dio ya más de sí fue Robert Aldrich, que se despide con "Chicas en pie de guerra" y que, la verdad, no hay ni sombra del director que era.
Es curioso que nombres a Coppola...yo he pensado exactamente lo mismo que tú.
Abrazos coincidentes.