martes, 13 de marzo de 2012

EL MILAGRO DE LAS CAMPANAS (1948), de Irving Pichel

Basada en un guión adaptado por ese extraordinario escritor de películas que fue Ben Hecht, El milagro de las campanas ( que aceptó escribir la película con la condición de no leer el libro en el que se basa) es una de esas películas cuando todo lo que uno necesita es, efectivamente, un milagro. Y eso es quizá porque se ajusta como un guante a la certeza de que mientras hay fe, hay esperanza. El Dios que habita dentro de cada uno de nosotros no sale a la luz por la observancia de unas reglas estrictas sino por actos de humildad y entendimiento. Y viéndola, a veces, uno se sorprende porque hay lágrimas paseándose por el borde nuestros párpados, como los sentimientos que a veces nos invaden sobre la presencia de un ser que, de alguna manera, también nos cuida y nos vigila.
En medio del reparto, está esa extraña actriz de rostro difícil como era Alida Valli, una de esas chicas capaces de helarte con su mirada o de hacer que con sus ojos se comprendan muchas más cosas que con la palabra y en alguna de sus escenas, esta película tiene fotografía de amistad y algún que otro toque de arte de amor. Es una historia tranquila que hace que los pensamientos se remuevan inquietos intentando encontrar una salida en busca de una luz que no sabemos muy bien si está ahí. Quizá es una de esas películas que, cuando terminas de ver, te hacen ser un poco mejor persona.
En ocasiones, sólo hace falta creer para que los milagros ocurran y, desde luego, tienen que ocurrir en un lugar en el que no es malo vivir. Y cuando los milagros ocurren es cuando hacemos que ese lugar sea un poquito mejor. Por el camino recorreremos la dureza, lo mundanal, la furia, la amabilidad, el amor, la felicidad y la decepción…Sal de la vida en el campo de parábolas en los que se convierten nuestras propias existencias aunque a menudo sea arena que se escapa por entre las rendijas de los dedos…Quizá la película, en realidad, no sea un milagro, pero anda por las cercanías de mostrarnos uno que puede ser simple verdad. Y no, no es una película de Navidad (lo digo porque a lo mejor puede inducirnos al error) aunque sólo contenga una escena de esa época del año. Es una película sobre todo aquello que hemos deseado con tanta fuerza que, como diría Goethe, Dios nos tiene que dar una segunda oportunidad para poderlo realizar.
Siéntanse delante del televisor, dejen que todo aquello que no podemos comprender ni aceptar sea contado por una serie de profesionales que hacían cine. Tal vez cuando el final de la película haya llegado, comprendamos que no ayudamos a nadie, que somos más malvados que el destino y que el destino somos nosotros…Sólo que no somos nuestro propio destino, sino el de los demás. Y no olviden nunca la secuencia del restaurante chino, que no voy a explicar para que a algún escéptico le entren las ganas de verla. Que suenen las campanas que ponen música en nuestro corazón y en nuestro pobre entendimiento.

11 comentarios:

Carpet dijo...

Mmmm....la escena del restaurante, dices. Me has hecho pensar, en un primer momento me han entrado ganas de ver la película, claro (efecto conseguido). Pero más allá he empezado adrle vueltas a que las escenas en restaurantes son un fijo en muchísimas películas y que se han utilizado para casi todo, para declaraciones de amor, para separaciones definitvas, para primeras citas, para enamorar al pretendido/a, para enfrentar mundos distintos, para confraternizar, para mostrar hipocreisas, para lanzar verdades, para soltar reproches...Tal parace, sobre todo en las películas americanas, que cenar o comer en restaurantes es lugar preeminnete de escapada de ocio, del modo como en España puede ser salir a tomar una copa (no necesariamente con cena de mesa y mantel). Por otro lado, ese desfase horario tan extraño para nuestras costumbres que hace de una cena a las 7 (más o menos a la hora en que suelen quedar para cenar, 7 u 8) una correría nocturna de lo más tardía cuando a lo sumo acaba a las 12 de la noche, exagerando. ¿Os lo imagináis en españa?, Nosotros salimos cuando ellos llegan...

Así que, demosle al coco, recordemos algunas escenas en restaurante que tenían cierta importancia en la trama o que nos resultasen llamativas...

Empiezo por ejemplo con esa comida familiar casi imposible que termina al ritmo de "I say a litle prayer" entre Ruppert Everett y los miembros de la familia de Cameron Diaz en "La boda de mi mejor amigo".
Julia Roberts parecía muy dispuesta a ese tipo de escenas restaurantiles, pues ya nos enseño como "no" comer unos scargots y quedar la mar de campechana en "Pretty Woman".
Otra cena en restaurante con cierta gracia fue la de Bruce Willis y Kim Bassinger en "Cita a ciegas", incluso antes de la aparición espectacular de John Larroquette.
También es una de las cenas más romanticas que recuerdo la que de Niro prepara a su enamorada abriendo sólo para ella el restaurante en "Erase una vez en América".
O dos escenas dentro de la misma peli, Woody Allen hablando a sus amigos de Tracy, "...estoy saliendo con una chica joven, en realidad aun hace los deberes del colegio.."; o más tarde la misma Tracy le cuenta que se va a estudiar a Londres, dos escenas memorables en "Manhattan".

¿Recordáis más?, pues ahi os lo dejo...

Abrazos con mantel de tela

dexter dijo...

Hombre, mi escena favorita de restaurantes es la de "El padrino" cuando Michael Corleone se nos hace mayor, y se carga a todo bicho viviente cuando sale del retrete. También es especialmente memorable la escena del orgasmo en el restaurante de Meg Ryan en "Cuando Harry encontró a Sally". También especialmente importantes en la trama son los restaurantes de "El discreto encanto de la burguesía" de Don Luis, en las que nadie era capaz de acabar una comida en condiciones. Jo, lo dejo que no me he traido almuerzo y me está entrando un hambre.

Abrazos cinco tenedores

César Bardés dijo...

Bueno, pues ya he llenado la andorga y me hallo en condiciones de contestar y aportar humildemente mi granito de arena a esos restaurantes de película que son parte del imaginario y de las ganas que nos entran de comer en el cine.
No podemos olvidar que un restaurante es el centro de algunas películas, su razón de ser y su escenario principal como es el caso de "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante", de Peter Greenaway, una película que aborrezco con vehemencia. También podríamos incluir el restaurante en el que trabaja Ellen Burstyn en esa pequeña preciosidad de Martin Scorsese y de la que nadie se acuerda que es "Alicia ya no vive aquí". Un restaurante chino es donde se reunen John Hodiak, Lloyd Nolan y Richard Conte en la estupenda "Solo en la noche", de Joe Mankiewicz. El restaurante del hotel es donde Erich Von Stroheim-Erwin Rommel invita a sus prisioneros ingleses oficiales a que le hagan veinte preguntas sobre su táctica militar. Siguiendo con Woody, un restaurante es donde se pergeña el plan liderado por Anjelica Huston para atrapar al asesino de "Misterioso asesinato en Manhattan" y también donde Wallace Shawn muestra la otra cara de la moneda en su historia sobre "Melinda y Melinda" (por cierto, un Allen muy poco reivindicado y que me gusta mucho). En un restaurante es donde Gwyneth Paltrow le confiesa a Morgan Freeman que va a tener un hijo y que el ambiente que le espera al retoño no le gusta ni un pelo de su cabecita en "Seven". En un restaurante italiano, muy parecido al que sale en "El padrino", es donde los cuatro cazadores de gángsters se hacen una foto de recuerdo en "Los intocables", donde el gran Bernzini hace juegos malabares con las fotografías de una matanza en la maravillosa y nunca justamente valorada "El ojo público" y donde se acaba con la vida del malhadado Dutch Schulz en "Cotton Club" mientras no muy lejos de allí Gregory Hines baila un zapateado frenético similar al ruido de una ametralladora. En un restaurante y con pasteles de manzana riquísimos Frank Sinatra le hace una apuesta amañada a Marlon Brando en "Ellos y ellas". En un autoservicio es donde Ed Harris y Clint Eastwood juegan al ratón y al gato sin saber muy bien quién es quién en "Poder absoluto" (otro Eastwood que me gusta mucho y es poco valorado).
Hay más, muchos más...pero es que pensándolo bien voy a ver si encuentro algo para completar el "andorguismo".
Abrazos aplatados.

dexter dijo...

Desde luego, con el estómago lleno se piensa mejor.Cómoo olvidar "La belle Aurore", ese restaurante parisino en el que Ingrid Bergman no sabía si eran cañonazos o el corazón que le latía. Nos quedamos en París en un restaurante muy animado, el de "Ratatouille", la película que mejor ha sabido definir qué es un crítico. También en un restaurante parisino se conocían James Gardner y Julie Andrews en el divertido comienzo de "Victor o Victoria". Y se iban sin pagar. Y hablando de irse sin pagar, ayer sin ir más lejos vi una pequeña joya olvidada llamada "Cuatro páginas de la vida" (que no sé porque se llamó así porque hay cinco historias ¿?) En la primera de ellas, Charles Laughton es un vagabundo que intenta irse de un restaurante sin pagar para que lo detengan y pasar el invierno bien calentito en la cárcel, pero no lo consigue. Alguien nombró antes "Pretty Woman" y Garry Marshall intentó repetir la fórmula del éxito con "Frankie y Johny" sin demasiada fortuna a pesar de Pacino y la Pfeifer. Ahora, que puestos a que me atienda un maître, me quedo con Ricardo Darín que tenía un restaurante muy chic en "El hijo de la novia".

Abrazos a la carta.

César Bardés dijo...

Pues en cuanto a la duda que planteas de "Cuatro páginas de la vida" es, sencillamente, que se censuró uno de los episodios y ahora, por lo que se ve, has visto la versión completa. Algo así ocurre con la versión editada en DVD de "Seis destinos", que en realidad son siete destinos para un frac.
Comidas, comidas en restaurantes. Cómo olvidar a Jack Nicholson conociendo en un restaurante a su camarera favorita, eso sí, con todo exactamente igual cada uno de los días de su vida en "Mejor imposible". De hecho, Waldo Lydecker le relata al Teniente MacPherson cuánto de fascinante tenía la chica de sus sueños entre plato y plato mientras su lengua se deshace diciendo "Laura". El amigo T.J. McNamara se pone hasta arriba de caviar y de carne de cerdo mechada en el restaurante del hotel Kempinski, antes Gran Hotel Goebbels, anteriormente Gran Hotel Bismarck mientras Ingeborg baila la "Danza del sable" con un cinturón en "Uno, dos, tres" del tío Billy con el maestro Friedrich Hollander dirigiendo la orquesta con una carne flambeada.
El restaurante va a casa en una cena romántica preparada por Grace Kelly a mayor gloria de James Stewart en "La ventana indiscreta", de nuestro otro tío, Alfred. Chaplin canta sin letra la archifamosa "Titina" en pleno restaurante de "Tiempos modernos" y Peter Sellers también la arma junto a su fiel Kato en un restaurante chino en "El regreso de la pantera rosa".
Abrazos con salsa.

Carpet dijo...

Ay, que me pusieron una reunión y os dejé solos entre plato y plato. Ya de vuelta, proseguiremos con el menú:
En un restaurante Bruce Willis intenta reconciliarse con su mujer, que sigue muda y sorda ante sus explicaciones para dejarle plantado y sin respuesta, un explicable comportamiento cuando conocemos el final de "El sexto sentido".
En el lujoso restaurante del más lujoso trasatlantico de la historia, Jack intenta soportar el sarcastico sentido de superioridad de algunos engolados viajeros de primera clase, con el único apoyo de Rose y de una independiente Kathy Bates en "Titanic".
En un restaurante bar, lejos de la cena lujosa, más bien un sandwich y copa, se enfrentaban en un tour de force previo al duelo final a muerte, De niro y Pacino en "Heat".

En un restaurante chino y como de casualidad encontraba su misión imposible ese personaje de tebeo de mili llamado "Torrente, el brazo tonto de la ley".

Los Monty Phyton también tienen su escena de cena en restaurante, el enorme señor (no recuerdo su nombre)...come hasta reventar literalmente en "El sentido de la vida".

Y si hay una cena en eun restaurante eminentemente romántica, esa no es otra que un plato de spaghetis compartidos hasta el beso final entre Dama y Golfo en "La dama y el vagabundo".



Abrazos al dente

César Bardés dijo...

No hay que olvidar que en un restaurante es donde Humphrey Bogart pierde los nervios y ofrece la seguridad a Gloria Grahame de que él es el hombre de su vida pero sólo si puede conservarla en "En un lugar solitario", de Nick Ray. En un restaurante también es donde James Stewart aborda inopinadamente a una testigo clave para el caso que le ocupa en "Anatomía de un asesinato", de Preminger. En un restaurante de lo más casero es donde John Wayne y James Caan empiezan a conocerse en busca de "El Dorado", de Hawks. Siguiendo con Hawks, Cary Grant comienza a tomar el pelo descaradamente a Ralph Bellamy, novio de Rosalind Russell, en "Luna nueva". Unos estupendos raviolis acaban en el regazo de Gregory Peck por culpa de los celos de una de sus antiguas novias en "Mi desconfiada esposa", de Minnelli, en una escena divertida que acaba con el caballero Peck llevando unos pantalones tres tallas menores en sus largas piernas. En un restaurante de taxistas en París es donde empieza la búsqueda de la Cenicienta en la maravillosa "Medianoche", de Mitchell Leisen. En un restaurante de Río es donde Claude Rains se declara infantilmente a una Ingrid Bergman muy renuente en "Encadenados", del tío Alfred otra vez. Y, en fin, en un restaurante-cafetería donde sólo ponen lentejas con guindillas es donde Spencer Tracy, con un solo brazo y la mirada llena de ira, da buena cuenta del bruto de Ernest Borgnine en "Conspiración de silencio", de John Sturges.
Abrazos picantes.

dexter dijo...

En un restaurante fregando platos trabajaba también el futuro gobernador Ramson Stodard, alias James Stewart en "El hombre que mató a Liberty Valance" - la escena del filete con patatas es de mis favoritas de la historia. También entre fogones se cocía la historia de la alemana "Deliciosa Marta" y su posterior y más flojo remake yankee "Sin reservas". Vincent Vega que era un hortera de bolera se llevaba a la chica del jefe a cenar a un restaurante muy cool en el que además había concursos de twist. Una de las escenas más conmovedoras de "Au revoir les enfants" tiene lugar en un restaurante, cuando la madre de Julian invita a los dos protagonistas a comer, y hay cerdo de menú, y luego entran los alemanes pidiendo la documentación. El excepcional Danny Aiello dirigía con mano firme una pizzería en "Do the right thing". Aiello, el que hacía de marido de Cecilia, una camarera a la que despedian del curro por estar siempre pensando siempre en las musarañas y en el cine en "La rosa púrpura del Cairo".

Abrazos delicatessen

César Bardés dijo...

En un restaurante también es donde Félix Ungar comienza hacer ruiditos bastante molestos para destaparse los oídos ante la mirada resignada y hastiada de Oscar Madison en "La extraña pareja" (Matthau y Lemmon, enormes). Revelaciones importantísimas tienen lugar en un restaurante con el equipo de Kevin Costner investigando a Lee Harvey Oswald en "JFK". En el Hotel Algonquin se reunían para cenar, beber y hablar de su tiempo y época "La Sra. Parker y el círculo vicioso". Lilli se encuentra con su amiga de toda la vida, "Julia", en un restaurante típico alemán. José Ferrer da muestras de falsa honradez a Gene Tierney en la terraza de un restaurante rompiendo un cheque en "Vorágine", estupenda película de Preminger. El sórdido restaurante y motel de carretera de "El gran carnaval" se convierte en un próspero negocio gracias a las artimañas de Kirk Douglas y a la ligereza de Jan Sterling. El típico restaurante con manteles a cuadros es vital tanto en "Ninotchka" (Garbo ríe) como en "El bazar de las sorpresas". Y, desde luego, el vagón-restaurante es un elemento más de la trama en el planteamiento, en el nudo y en el desenlace de la estupenda "Asesinato en el Orient Express", del comentado Lumet.
Abrazos chucuchú.

carpet dijo...

Pues no era un restaurante de 5 tenedores precisamente, pero era un sitio donde se comía muy bien y se bailaba mejor, aquel sitio al que Vincent Vega llevaba a Mia Wallace en "Pulp fiction".

Dex, me ha chafado el de Liberty Valance (asociación de ideas de Wayne y El dorado). Pero al pensar en sitios mágicos de tesoros increíbles , he recordado otro banquete, no de restaurante, pero muy señalable en realidad el de Indiana, Tapón y Willy degustan en el Palacio Pankot, en "Indiana Jones y el templo maldito" y claro no se puede hablar de esta película sin hacer mención al Bar Obi Wan y su esquiva mesa giratoria.
Tony Montana reprocha a todos los clientes bien de un restaurante chic que le miren con desprecio y temor, "...dadle las buenas noches al malo...", en "El precio del poder".
Russell Crowe se declara a una preciosa Jenniffer Connelly utilizando terminos poco romanticos y pidiendo pruebas empiricas, en un restaurante en la, para mi fallida, "Una mente maravillosa".

Y por cierto, la Garbo se rie en un restaurante con la caida de Melvyn Douglas, mucho más divertida que sus torpes intentos de hacerla reir con sus chistes en "Ninotchka".

En un restaurante de Marrakech no sabia como colocar las piernas James Stewart junto a Doris Day en, otra vez Hitch, "El hombre que sabía demasiado".

Y en un restaurante, Pacino , otra vez él, percibía el "perfume de mujer" y sacaba a bailar a un tango a una hermosa mujer .


Abrazos elegantes

César Bardés dijo...

Ah, pero el ir de restaurante en restaurante era el devenir del protagonista de "Muslo o pechuga", una de las pocas películas de Louis de Funes que he aguantado sin problemas. También tendríamos que hablar de esos "champiñones fritos fritos fritos" que recomendaba el camarero Roberto Benigni al médico Horst Buchholz en pleno restaurante de
"La vida es bella". El asesinato de los grandes chefs era un misterio que investigaban George Segal y Jacqueline Bisset en "Pero ¿quién mata a los grandes chefs?" con un Philippe Noiret exquisito y con los protagonistas comiéndose literalmente poniendo comida encima de la piel. Ernesto Alterio y Jordi Mollá no dudan en hacer un alto en su huida para impresionar a unas chicas americanas de turismo en un parador español en "Los años bárbaros". Y Orson Welles y Amparo Rivelles tienen una conversación en un restaurante sobre quién puede saber algo acerca de un tipo sin memoria veinte años atrás en "Mister Arkadin".
Abrazos amnésicos.