viernes, 25 de mayo de 2012

INTOCABLE (2011), de Olivier Nakache y Eric Toledano

La cárcel del cuerpo impone la ayuda de la inocencia. El estereotipo de la delincuencia se revuelve en sí mismo y se convierte en el ejemplo de la ternura. Una mente romántica y melancólica se atrapa en una carne inútil. La simpatía del encuentro hace pensar en los caprichos de un destino bien humorado. Y cada uno de los protagonistas sabe extraer del otro lo mejor, lo más puro, lo más increíble que puede esconder el ser humano.
En la simplicidad y en la delicia se hallan las virtudes de una película que nació para ser una flecha dirigida al corazón. La magia se produce entre el que empuja y el que se mueve sin moverse. La honestidad hace su aparición y da paso a una vulnerabilidad entrañable. Y la mente, ese mundo tan maravilloso donde todo lo ideal se hace realidad y todos los sueños tienen algo de verdad, se convierte en el escape placentero, de la fuga esperada de unos huesos que forman la prisión del físico.
Ese mismo cerebro, que utiliza la evasión como placer, es el que también es capaz de poner todos los alrededores patas arriba. Metáfora de la verdad que tanto rodea a los que no somos capaces de sacarle todo el jugo a la vida. El humor es el aire que deberíamos respirar. Los chistes, todos ellos, son absurdos y, sin embargo, posibles. La emoción se asoma por una esquina y la sensación de hallarse bien delante de la pantalla comienza a ser el ambiente que rodea nuestras decepciones, las ahogan y las aplazan, aunque sólo sea por unos breves instantes.
Y así, con la sorpresa adherida a la piel de la sonrisa, caminamos por los baches de la misma silla de ruedas, de las mismas manos amigas, de los mismos rechazos y las mismas manías, de todo lo que nos hace ser lo que somos a excepción de lo que nos desnaturaliza y nos limita y nos maltrata. Eso estará ahí siempre pero la verdadera maestría del que sabe mirar es el dominio sobre esos elementos. Nunca hay que dejar que las circunstancias y los errores tomen el mando. Habrá alguien, también, que irá al cine deseando amar esta película y salga con una sensación de impotencia, de que la frustración puede más pero, aún así, todo dependerá de la mirada, del ánimo y de la capacidad de convencimiento y de superación que anida en todos nosotros.
La amistad no necesita de cimientos para ser sólida. El fondo del otro está ahí, al alcance y deseando ser alcanzado. La naturalidad de la sonrisa es la puerta abierta de la felicidad. Dos personas, perdidas en un mundo construido para el rechazo, comienzan a ser cómplices. Y a explorar las necesidades reales que existen para mantener el respeto, el entendimiento, la aceptación y, sobre todo, el amor. Porque al fin y al cabo, la vida es una imposible mezcla de realismo y comedia.

9 comentarios:

dexter dijo...

Definitivamente, tengo un problema con las modernas comedias francesas. Fui a ver esta película con la imagen de París todavía fresca en la retina, animado precisamente por los entusisastas comentarios de mis acompañantes en la capital francesa que no cesaban en deshacerse en elogios y que me tuvieron siete días buscando en vano la casa del aristócrata de la peli de marras (luego creí intuir que estaba en una de las calles adyacentes de la Place Vêndome). Salí algo decepcionado, no solo porque hay poquísimos exteriores, sino porque la peli me pareció tremendamente facilona, como obedeciendo a un patrón que ya hemos visto demasiado. No le veo demasiada personalidad. Tampoco entiendo porqué Omar Sy le quitó el Oscar a Jean Dujardin, cuando no está más que correcto y tiene algún momento que otro incluso cargante. Eso sí, qué estilazo bailando el "September" de Earth Wind of Fire.

Abrazos "after the love has gone"

dexter dijo...

cuando digo Oscar quiero decir César, claro.

Abrazos con gazapo

César Bardés dijo...

Es una de las maldiciones de mi vida, todo el mundo confunde César con Óscar. En fin. Si a eso añadimos la cantidad de veces que he tenido que explicar cómo se escribe mi apellido, me asusta pensar en cuánto tiempo he perdido en esas bobadas.
A mí me pareció una película amable, no sobresaliente. De hecho, algo así dejo deslizar en algún momento del artículo. Por lo demás, pues sí tienes razón. Eso sí, yo hace tiempo que dejé de buscar exteriores donde se rodaron películas, lo cual no quiere decir que, por otras razones, no haya estado en ellos. Cierto es que es una película de poquísimos exteriores y se resiente de ello como si la dirección no fuera valiente (no lo es), y se queda en los dominios de lo conocido por sus directores. Yo pasé un buen rato, no es una película como para recordar sin mácula, ni mucho menos. Lo dicho, pasé un buen rato y, cuando salí, pues eso, el buen rato pasó. Sin más. Estoy de acuerdo en lo de Dujardin y Sy. Quizá los franceses, que son muy dados a ser "descubridores", quisieron premiar al actor neoprofesional que se hace cargo de un papel y lo saca, si no con sobresaliente, sí con un baile que arranca una sonrisa.
Abrazos inmóviles.

carpet dijo...

Bueno dos cosillas, como casi siempre no vi la peli, lo cual, como siempre no es garantia para que me calle.

Una, me habían hablado del bailecito de Sy de una canción de Earth, Wind and Fire y, dado que son uno de mis grupos favos, busqué en yutuv. Sólo he encontrado un baile en un salón con gente mayoricta y tal, pero no baila el "September", sino el "Booggie Wonderland", no sé si será gazapo o que debo rebuscar para encontrar la escena que señalais.

Y sobre la peli, recuerdo una crítica que leí hace poco, de hecho creo que dedico más esfuerzos a leer de cine que a verlo...En fin, que leí, no una crítica sobre el film, sino sobre el éxito del film.

No recuerdo quien la escribía pero venía a decir que el acierto de la película es que apela a nuestra bondad, la película transcurre haciendonos sentir mejores personas de lo que probablemente seamos, mientras la vemos nuestro buen corazón se agranda y no sentimos tan bien, que cuando salimos del cine recordamos haber sido transportados a una dimensión distinta de nosotros mismos. No somos capaces de valorar cinematográficamente la cinta, sólo nos queda el recuerdo positivo de nuestro buenismo.
Eso, decía el articulista, hace que se recomiende tanto, la mayoria sintieron eso y aun de forma inexplicable intentan compartir esa sensación placentera. Fuera de eso continuaba, la película es facil e incluso algo convencional, correcta sin estridencias, no memorable...salvo por el recuerdo de algo que pasó mientras la vimos, aunque no sepamos qué.

No sé si coincide con lo que visteis...¿hace un transsversal sobre sillas de ruedas?

Abrazos pur tua

dexter dijo...

Plas, plas, el negrito baila "Boogie in Wonderland". "September" suena en la escena de la persecución policial que abre el film.

Abrazos sin premio

César Bardés dijo...

Pues sí, es "Boogie wonderland", la cual me gusta bastante menos que "September", por otro lado. En todo caso, Carpet, sí, bastante acertado está el articulista. Es una película que, debido a ese bombardeo hacia la bondad de cada uno de los espectadores, es difícil de enjuiciar en términos estrictamente cinematográficos. Todo el mundo en la sala salía con una sonrisa de oreja a oreja y, no sin cierta vergüenza, debo decir que yo también, como que había visto algo que me hizo sentir mejor durante unos instantes. Es como una especie de recordatorio de que todos, por muy malos malísimos que seamos, tenemos algún sitio en nuestro interior que nos hace ser humanos. En el artículo yo dejo deslizar un comentario sobre que "a algunos les podrá parecer que la frustración puede más..." como no dejándose llevar por toda esa marea de buen rollito que exhala la película y es así, también, un poco como yo me sentí. No me estoy explicando bien. Quiero decir que salí psé, sí, bien pero no eufórico como sí han salido otros. No me parece tan buena película en términos puramente narrativos y sí que me parece un pelín tramposa al esconderse detrás de la sensibilidad de la gente. Esta sí, y no "El golpe".
En cuanto al transversal de sillas de ruedas, siempre son bienvenidos...a ver. Por un lado tenemos la estupendísima "Passion fish", de John Sayles, con Mary McDonnell intentando encontrar muchas razones para seguir teniendo apego a la vida con la ayuda de David Strathairn. Una película que recomiendo encarecidamente y que, por cierto Dex, yo vi en los Multicines Ideal.
Más, la silla de ruedas más fascinante de la historia del cine la podemos encontrar en "La ventana indiscreta", del tío Alfred, sobran las palabras. En "Hombres", de Fred Zinnemann, tenemos a un Marlon Brando paralizado de cintura para abajo y siendo totalmente creíble y haciendo, sin quererlo, un precedente clarísimo de "Nacido el cuatro de julio", de Oliver Stone, con Tom Cruise pegando gritos por doquier. La silla de ruedas más terrorífica de la historia del cine la podemos encontrar como elemento de un decorado congelado en el tiempo en "Al final de la escalera", de Peter Medak. Y una sonrisa acompaña la caída de una silla de ruedas, recuerdo estremecedor, en "El beso de la muerte", de Henry Hathaway.
Os paso el testigo, muchachos. Sobre ruedas.
Abrazos con freno.

dexter dijo...

Bueno, cuando ha nombrado Carpet lo de la silla de ruedas la primera que me ha venido a la cabeza ha sido Clara, la amiga de Heidi. Luego también he recordado a un divertido Blake Edwards recogiendo su César - perdón su Óscar- honorífico. Y a Bertolucci, estos días en Cannes, una imagen algo triste. Y de rebote, puedo ver a John Huston dirigir la magistral "Dublineses".
Ya en las películas, Javier Bardem se echaba unas canastas en una silla de ruedas en la almodovariana "Carne trémula" y años más tarde se volvía a sentar en otra para ir al juzgado como Ramón San Pedro en "Mar adentro". Peter Sellers, el maquiavélico dr Strangelove también iba en una silla de ruedas. Y también recuerdo a Joseph Cotten desaparecer lentamente por el pasillo de un hospital después su encuentro con el entrevistador de "Ciudadano Kane" - impresionante escena. O a Geraldine y Josephine intentando zafarse de Botines Colombo en un hotel de la soleada Florida.

Abrazos y a lo loco.

Carpet dijo...

Bueno veo que habéis cogido el téstigo en este caso paraolímpico.

Veamos añadiendo algunas a vuestra inmejorable selección (que tino Dex recordando a Edwards o a Huston).

A ver, completaré lo de "Mar adentro" porque no sólo Bardem en esa escena se pasea en silla de ruedas, que hay esta Belén idem y Jose Mª Pou que tambien utilizan el artilugio.

Otra silal de ruedas notable es la del Profesor Xavier en las sucesivas entregas de X-men. Y también muy actual las historia de un tipo que se mueve en silla de ruedas, lo que pasa es que le enchufan a una consolo y se vuelve grande y azul y con orjas rara y empieza a habla Na´vi y cabalgar dragones, era sam Wortington en "Avatar".
Jane Fonda se enamoraba de un Jon Voigth en silla de ruedas en una crítica lacrimogena de la guerra del Vietnam en "El regreso" y también de allí regresaba inválido John Savage en "El cazador".

Y también podías estar en silla de ruedas pero si eras un buen contador de historias podías poner a un soso matrimonio inglés como una moto, eso hacía Peter Coyote a base de aventuras erotico festivas en "Lunas de hiel".

En españa recuerdo una carrera en silla de ruedas por los pasillos del hospital de tres crios enfermos en "Planta 4" de Antonio Mercero.


Abrazos sin barreras arquitectónicas.

César Bardés dijo...

Hombre, es que si nos ponemos así yo también veo a Luchino Visconti, con su habitual mala baba, dirigiendo "El inocente" y diciendo a voz en grito "¡Muevan el cadáver!" cada vez que quería que le desplazaran.
No nos podíamos olvidar de la silla de ruedas más famosa de toda la historia de la televisión:"Ironside", con Raymond Burr siendo un detective de singular tino. Como tampoco podríamos olvidarnos de la fingida parálisis de Paul Newman en una silla de ruedas mientras hace todo tipo de picardías no "notadas" a Linda Fiorentino en "Donde está el dinero", una película que mereció mejor suerte. Jon Voight hacía de Franklin Delano Roosevelt en "Pearl Harbor" y utilizaba la silla de ruedas como elemento dramático para demostrar que nada era imposible. Y, como no podía ser menos, nuestro Robert de Niro se veía confinado a una silla de ruedas por culpa del Parkinson en estado agudo-avanzado en "Despertares", de Penny Marshall.
Abrazos con neumáticos.