martes, 4 de septiembre de 2012

EL IRLANDÉS (2011), de John Michael McDonagh

Sigue la distribución de "El ojo privado" a un ritmo, cuando menos, interesante. Esta vez las Librerías Picasso de Granada y de Almería son las que tienen ejemplares. Gracias a todos los que os habéis acercado a adquirir un ejemplar. A ver si consigo que el próximo sea mejor.

Ya estoy harto de ver a jovencitos descabezados que se empotran con sus flamantes cochecitos de hijos de papá contra los muros de las carreteras de por aquí. Estoy harto de los ingleses que han separado Irlanda y aún dicen que tienen muy poco de imperialistas. Estoy hasta la coronilla de esos agentes de tres al cuarto que me envían desde Dublín y que se creen Sherlock Holmes y que no tienen ni el más mínimo sentido del humor. Aunque, claro, eso es discutible porque, tal vez, quien tiene un sentido del humor un tanto difícil soy yo. Me patean las narices los sabihondos de traje y corbata que vienen a enseñarnos cómo se combate el tráfico de drogas y no son capaces de ver a un muerto delante de sus miradas inteligentes. Y, sobre todo, estoy muy resentido con la vida porque mi madre se está muriendo. Y ella sabe conectar conmigo como nadie lo ha hecho nunca.
El caso es que estoy dominado por mi cinismo descreído, por mi carencia absoluta de valores aunque sé que, en algún lugar de mi interior, hay algo parecido a la ética luchando por salir. No he conseguido ningún sueño. No he hecho nada que valga un poco la pena. Solo he tenido la frase aguda, el toque necesario para molestar a todo el mundo y, sobre todo, he sabido hacerme pasar por tonto. Eso desconcierta mucho a la gente. De vez en cuando, les haces saber que sabes de qué va la vaina y, a continuación, les dices algo que tú mismo meterías en el cajón de los trapos orales.
No aguanto a esa gente que viene con aire arrogante, con ese perfume inconfundible de universidad cara, con esa vitola de triunfador y de luchador con experiencia cuando ni siquiera saben distinguir entre croatas y rumanos. Para vivir y entusiasmarme un poco con la vida, tengo que pagar a unas chicas para que se disfracen y me traten como si yo fuera alguien. Al fin y al cabo, durante toda mi vida he jugado a no ser nadie. Incluso cuando tuve la oportunidad de colgarme el oro y quedé en ese honroso y olvidado cuarto lugar de una competición que ya nadie recuerda. Me muevo por impulsos y, a veces, el impulso es apretar el gatillo.
Hay que reconocer que Brendan Gleeson me interpreta muy bien, sabe darme ese aire cansino e irónico que siempre he tenido y escupir ese sentido del humor áspero del que tanto me gusta alardear. Don Cheadle no lo hace mal, pero es que al lado del tremendo trabajo de Gleeson, se queda en una presencia agradable. El que lo hace realmente bien y no termina de despegar es Mark Strong como ese asesino inglés que posee el don de la palabra pero no el de la puntería. Y es que no todos los malos pueden ser perfectos.
Sí, esto es una comedia. La comedia de mi vida. Una comedia que se ha desplazado a través de placas, uniformes, naderías, salidas de tono, irrespetuosidades, chicas de precio barato y alto atractivo, cervezas negras, nubes blancas, lluvias pesadas, ilusiones perdidas y hartazgo pleno. Es lo que tiene ser policía en un rincón de Irlanda. Los tipos estos han hecho una película con mi vida y lo han hecho bastante bien. Incluso me han arrancado una carcajada algo gamberra con mis contestaciones brillantes y mis caídas de ojos despreciativas. Pero nada fue apasionante. Por eso, nunca me volví para ver cómo quedaba el panorama. Porque me importaba un rábano con una Guinness. Al diablo con esos burócratas estúpidos que solo funcionan cuando se dejan sobornar. Al diablo con esos guardias irlandeses que han sido comprados para mirar relajadamente el mar mientras a sus pies se descarga un botín de estupefacientes que siempre es más de lo que realmente es. Al diablo con la vida sin mi madre. Al diablo con todo. No merece la pena quedarme más por aquí. Devoción y valor. Eso es lo que hace falta. Y yo no tengo ninguna de las dos cosas. ¿O sí?    

3 comentarios:

dexter dijo...

La verdad que espero lucirme esta tarde cuando me acerque al cine y me ponga en la piel del espectador que va a ver tus aventuras. A ver si me cae un Goya, o un Oscar o un César, o el Donostia, o joer, alguna nominación.
Pues, nada, que empezamos temporada y espero interpretar ese mismo papel muchas veces (aunque lo del 21 % igual tira algo pa atrás). Siempre contando con el buen tino de Bardés y sus ojos de lobo.

Un abrazo, amigo, y bienhallado.

Carpet dijo...

Bueno, pues fue mencionar la bicha, quejarme de los abnegados carteros (mi padre lo era) y llegó el mensajero con el paquete...que no, no traia los testículos de Manolete, como alguno pensaría grtoseramente, sino la ruta para acompañar a cierto investigador en busca de una seductora dama muy esquiva...

Ya estoy metido en plena investigación, al lado del gigantón de ojos somnolientos y acompañando al heroe infeliz, ecuchando risas de muerte heladora y pasiones de violentos jovenes rebeldes en plena Depresión (con mayusculas porque las tristezas de los paises siempre importaron más que las de las personas).

Parece un viaje peligroso, recorriendo callejones oscuros donde las miserias humanas huelen peor que lo que hay bajo las alcantarillas. El sombrero calado y la gabardina bien puesta, nunca se sabe cuando será necesario usar el arma, pero por lo menos que no sea nunca demasiado tarde.

Cuando llegue al final del camino supongo que te encontrare allí y que nos tomemos esa botella de whisky que espera en el cajón para quitarnos la sed que los besos de la ansiada dama nos haya dejado...


Entre tanto, hablaremos de las novedades (ya no tanto) y disfrutaremos de tus palabras y las del amigo maño.

Sobre Gleeson he de decir que me parece un buen actor del nivel de los de la gran cosecha británica, lejos de los afectadas interpretaciones y basandose sólo en la naturalidad. Aunque su físico da para secundario de lujo es un robaescenas tremendo hasta el punto de hacerse con al película entera sin despeinarse y de eso pueden decir mucho tanto Collin Farrell como Ralph Fiennes, que en "Escondidos en Brujas" le eclipsó de manera espectacular. Claro que la película era de Martin McGonagh el hermano del director de esta y con un humor similar, porque a mi me parece que "Escondidos..." no deja de ser una muy notable comedia, con una gracia algo extraña si quereis pero comedia.


Abrazos con una buena pinta (de cerveza, claro)

César Bardés dijo...

Querido Dex: Cuenta con un sentido del humor bien áspero pero efectivo, con unas buenas dosis de cinismo, eso no lo dudes. Son mis señas de identidad. En todo caso, espero que disfrutes y bienhallado también por aquí.
Lo del 21% he comprobado con sorpresa en los Madriles de que sí que hay algún cine que lo ha aplicado pero también hay alguno que no así que, quién sabe, tal vez te lleves alguna buena noticia.
Sabes, Carpet, que para tomar un buen trago de whisky, soy la mejor compañía, así que no dudes en buscarme. Estoy allí, donde las luces de neón se encienden y se apagan, como guiños mojados a la ciudad sedienta de ilusión. Ya me dirás si has llegado con buen pie a la resolución y si el viaje ha sido, cuando menos, cómodo. Ya sabes que los peores caminos suelen ser los más agradables de cruzar.
Gleeson a mí también me parece un estupendo actor. De carácter cuando es secundario y un punto más agresivo cuando es principal. Desde luego, su interpretación más celebrada es aquella que hizo en "The general", de John Boorman y me gustó muchísimo allí. Suele ser de esos robaescenas profesionales porque tiene miradas poderosas y es enormemente expresivo incluso cuando se esconde detrás de una barba, como en la menos reciente "El enigma del cuervo". En todo caso, espero que te guste en ésta, merece la pena y deja al pobre Don Cheadle (otro tipo que me parece un buen actor) bastante en pañales.
Abrazos de comedia extraña, que ésta también lo es. Es de esos en que uno se ríe pero no deja de tener un ojo puesto en el otro...