miércoles, 17 de octubre de 2012

HAMLET (1995), de Kenneth Branagh


Dudar es morir. En el planear de la venganza no caben vacilaciones. La representación teatral (teatro dentro del teatro siempre es la vida representada) señala con su dedo dramático al culpable. El amor, el único amor, el verdadero amor, siempre será el gran sacrificado y se convertirá en la locura desatada por la ausencia de lo que más se quiere. El punzón rozando la oreja del diablo debería ser la justicia del desdichado pero a pesar de ver al muerto removerse en su tumba, el príncipe duda. Y duda porque la venganza, en sí misma, también es morir para quien la practica. Los fantasmas son una visión aterradora que hace que también dudemos de que un alma vague en la pena de ser asesinado. Todo es una enorme partida de ajedrez con el suelo de tablero y la amistad será la lágrima sentida del superviviente. En la tragedia del vengador que nunca se vengó pero que fue asesinado por venganza, la piedad es la gran ausente salvo en el que duda. Conspiraciones, asesinatos, duelos a espada, intrigas palaciegas, desgracias, casualidades desafortunadas, el humor de quien entierra, la presencia de quien sabe, la voz que retumba, la historia contenida mientras en el mundo interior se desmoronan todos los límites que separan la guerra personal de un mundo exterior que se consume bajo las llamas de un país invadido y sin dirección porque no hay quien rija aquello que está fuera de su propio descontrol. La oscuridad fingida del hombre inteligente sólo lleva a la traición de quien dice ser tu amigo. El cielo llora porque ella, la única ella que has tenido en la vida, se ha convertido en polvo arrasado por la muerte. El eslabón más débil se rompe. Y caes en el vacío. En un vacío que de pura nada te ciega la razón y no te deja ver que también eres el blanco de tus enemigos. Es todo el precio que se paga por dudar.
Hamlet, de Kenneth Branagh. La única versión íntegra que se ha rodado para el cine convertida en un enorme libro de visualidad fascinante, de estampas que rozan la gran creación, de una dirección de actores que incluye nombres tan extraordinarios como el propio Branagh, Julie Christie, Kate Winslet, Jack Lemmon, John Mills, John Gielgud, Judi Dench, Robin Williams, Gerard Depardieu, Charlton Heston, Richard Attenborough, Rufus Seawell, Billy Crystal, además de sus habituales amigos Richard Briers y Brian Blessed, actores de seguridad aplastante…El príncipe rodeado de su corte para hablarnos del ser o no ser, de la duda y del honor y la venganza…

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