jueves, 25 de octubre de 2012

LOOPER (2012), de Rian Johnson

El presente y el futuro parecen dos fuerzas condenadas a enfrentarse en la eternidad. Su conexión es tan íntima que ambas están condicionadas. Queremos cambiar el presente para tener el mejor futuro posible. El futuro, tarde o temprano, también se hace presente y seguimos queriendo cambiarlo por algo mejor porque no todo se ha realizado, no todo se ha conseguido. La felicidad y la calma suelen ser visitantes demasiado efímeros y entonces el futuro, el presente, viene a nuestro encuentro y tenemos que morir para que nada se haga realidad, todo sea un sueño, todo sea una simple visión que puede o no puede ser verdad.
Y cuando miramos a los ojos del ser humano en el que nos convertiremos dentro de treinta años, vemos que ahí hay demasiado dolor, demasiado pasado para querer vivir el futuro. El oro y la plata brillan hoy pero, tal vez, su fulgor no sea visible mañana. Y todo es un interminable y saturante bucle, que deja lágrimas, sangre, violencia, horror, sufrimiento y renuncia y no ha cambiado nada. El futuro es siempre el presente.
El alrededor se convierte en un circo de oscuridad, de esperpentos morales que van a la deriva porque nada tiene sentido. El camino que parece decidido es un deslizante pasillo hacia el equilibrio más precario. El disparo resuena como un martillo en el pecho, rompiendo huesos y vísceras, obligando a no mirar hacia delante. La sangre brota a borbotones empapando lo actual de razones perdidas y egoísmos acerados. Todo fluye en muchas direcciones pero solo una es la correcta.
Partiendo de un argumento atractivo, estamos ante una de esas películas que avanza a trompicones, que se demora en tranquilidades que no cuadran con un tiempo que siempre sigue su destino y que, a cada segundo, comete el delito de continuar. Es el gran defecto al que nos condena el maldito segundero. No se queda, no se perpetúa de ninguna manera. Nos atenaza durante un segundo para volver a hacerlo en el siguiente, de otra forma, sin dilación, implacable, cruel, rítmico. Se asesina a sí mismo para volver a nacer. El tiempo es el indicador del fracaso o del éxito. Es el juez y es la víctima. Es la permanente certeza de que la vida se escapa.
Disparando a todas partes, Rian Johnson consigue una película que incomoda, que no deja resquicio y que tampoco convence. Porque lo que quiere ser una fábula de violencia se convierte en un cuento fácil, en un mísero reflejo en el que nos damos cuenta de que nunca seremos la persona que realmente quisimos ser. Ni siquiera un actor que ha mostrado su talento prometedor como Joseph Gordon-Levitt consigue dar con el tono del personaje tal vez porque, en un error de enfoque y sospecho que de dirección, se ha decidido que él intente imitar al futuro, encarnado por Bruce Willis, y no al revés. El resultado es que Willis, sin mucho personaje en donde escarbar, le da lecciones sobre el estar, el actuar y el saber y todo se desdibuja peligrosamente en algunos callejones sin salida, segundos de suspensión que se entretienen en algún que otro personaje absurdo, en la insistente pretensión de mostrar un futuro feo, retratado como un tugurio al aire libre aunque el local donde se dan cita todos los asesinos del porvenir sea nada más y nada menos que La belle Aurore, homónimo de aquel otro en el que los cañones se confundían con los latidos del corazón en un París que muere para volver a revivir en Casablanca.
Si queremos cambiar el futuro, asesinemos el presente. Disparemos un tiro en medio del corazón de todo lo que podemos llegar a ser. Quizá se abran otras posibilidades que sean mejores, otros horizontes más despejados, más sinceros, más humanos. Hagamos que ese presente cambie, no esperemos al segundo siguiente. Será demasiado tarde para que podamos hacer aquellos que una vez soñamos.

11 comentarios:

dexter dijo...

Uff, pues no sé si la veré. Llevo mucho retraso (aunque tampoco es que la cartelera actual sea un hervidero de obras maestras). De hecho ayer vi "Lo imposible" con algo de retraso y te he dejado un comentario al respecto.

Las pelis de viajes en el tiempo me resultan atractivas en principio. Lo que pasa es que es un argumento que muy pocas veces es eficiente por razones obvias. Qué raro sale Gordon Levitt en el trailer de la peli, con lo guapo y lo bien que estaba en "500 días juntos"

Abrazos futuristas

César Bardés dijo...

Ya he visto el mensaje, Dex, y te he dejado cumplida contestación. Gracias en cualquier caso.
Tienes toda la razón en lo de Gordon-Levitt. Fíjate que en las primeras secuencias de la película yo creía que no era él de lo raro que sale, con un gesto de lo más extraño, intentando parecerse a Bruce Willis que se lo come con patatas.
Nos vemos y tomamos "Argo"? Jejeje...
Abrazos temporales.

Carpet dijo...

De viajes en el tiempo hay muestras que van de lo interesante a lo absurdo, o como bien dice Dex, películas que parten de un interesante planteamiento y se convierten en un ríduiculo desarrollo.

Obviamente si tiramos de transversal tendríamos que mencionar "El tiempo en sus manos", basado en la obra de Wells que podría ser una serie B, pero se ha convertido en todo un clásico, sobre todo para los que la disfrutamos de pequeños,q ue siempre tendrá un lugar preferente en nuestro corazoncito. Nada que ver con "La maquina del tiempo" con Guy Pearce en el lugar de Rod Taylor, tan simplona como artificial, que parece casi un episodio de una serie al uso.

En el tiempo se desarrollan los viajes de Michael J. Fox en los "Regreso al futuro", inolvidable por mucho que pase el tiempo, valga el comentario redundante. Bruce Willis repite viajes temporales en esta y en "Doce monos" y de similar guisa Jake Gyllenhaal iba y venia del futuro al pasado para evitar un atentado en "Código fuente", lo mismo que Denzel Washington en "Deja Vu". Los guionistas debían pensar ¿repetimos peli o argumento?.
Claro que peor aun era aquella estupidez a menor cgloria, si cabe, de Jet Li llamada "El único" con universos paralelos y viajes a traves de las dimensiones. del mismo nivel casi que "Timecop" pasando de oriental a belga, es decir Jean Claude Van Damme

Sobre los efectos de las paradojas temporales nos encontramos con "El sonido del trueno", que tiene lo comentado al principio, una base muy prometedora y un desarrollo desilusionante. Algo mejor era "Frequency" aunuqe también jugaba con las complicaciones de cambiar el pasado.

Hay muchas más, pero me gustaría señalar otra llamada "Los pasajeros del tiempo", que me pareció estupenda de planteamiento y bastante poco pretnciosa. Jack el destripador huyendo tras uno de sus crimenes entra en el laboratorio de H. G. Wells y aprovecha su maquina del tiempo para huir al futuro, así se explica su repentina y misteriosa desaparición, sin embargo wells se da cuenta de la realidad y viaja al futuro para detenerle e impedir nuevos crimenes. Me encantó incluso Malcom Mcdowell.

Abrazos cronometrados

César Bardés dijo...

Ah, para tiempos trocados de forma estúpida tenemos aquella de "Kate y Leopold", por ejemplo. De forma bastante fascinante pero con un cierto punto de decepción al final era "El final de la cuenta atrás", con Kirk Douglas intentando cambiar el signo de la batalla de Pearl Harbor con un portaaviones ultramoderno. Y con unas buenas raciones de humor grueso teníamos aquella francesada de "Los visitantes no nacieron ayer" con Christian Clavier y Jean Reno. Además de eso, tenemos al tiempo como enemigo en "Stargate" aunque no me queda muy claro si viajaban al pasado o era a un planeta sospechosamente parecido a Egipto.
Y es que el tiempo es muy traicionero. Insisto en que leo "22/11/63", de Stephen King que, a buen seguro, tendrá adaptación cinematográfica. También otro viaje en el tiempo para intentar cambiar un pasado que no quiere ser cambiado.
Abrazos secundados.

carpet dijo...

Si, tirando de clásicos algo lamentables, incluso tendríamos el fallido musical de Bing Criosby "Un yanki en la corte del rey Arturo", basado en la novela de Mark Twain.

Otros viajes en el tiempo muy memorables son los de los "Terminator", en ese ir de aquí para allá para salvar a los humanos o a las maquinas según quien y como.

También habría que señalar esa película de Terry Gillian llamada "Los heroes del tiempo" que a ratos me apasiona y un momento después me desespera.

También tendriamos que comentar la aproximación española de Nacho Vigalondo "Los cronocrimenes", que me resulta un gran cortometraje a la que le pesa su duración. Vigalondo tiene ese problema sus propuestas son mágicas para 10 minutos, pero no llevan bien la hora y media.

Otro viaje en el tiempo más que interesante es la reciente y maravillosa "Medianoche en Paris", dedicada a Dexter, sin paradojas temporales, sólo ir de visita y duisfrutar de otros tiempos.

Y claro que sin que sea ese leiv motiv de la peli, "El paneta de los simios" no deja de basarse en un viaje a traves del tiempo.

¿No habrá mas?

Abrazos extemporaneos

dexter dijo...

Bueno así en plan clásico ahí tenemos a George Bailey viajando por el tiempo con un angel de seguna clase para que éste pueda conseguir sus alitas. En general, valdrían todas las películas basadas en el Cuento de Navidad de Dikens (incluyendo la de Jim Carrey suponiendo que pueda considerarse una película")

Y qué hacía Bill Murray junto a la bella Andie McDowell en un pueblo perdido de Pensilvania sino viajar en bucle. Pues eso.


Abrazos de marmota

César Bardés dijo...

Pues seguro que sí. Hablando del yanqui en la corte, recuerdo que hasta Disney hizo una lamentable versión titulada "Un astronauta en la corte del Rey Arturo", lo cual ya era una tomadura de pelo infantil, eso sí. Bien vista esa "Medianoche en París". Recientemente la he vuelto a ver, y la he vuelto a disfrutar. De hecho había una serie, que solo los muy viejos recordamos, que se llamaba "El túnel del tiempo" y era sobre unos científicos que habían inventado el túnel del tiempo, probaban la invención bajo el control de un buen montón de científicos auxiliares y se trasladaban en el tiempo a una época que no era la prevista. La máquina tenía un fallo que hacía que nunca volvieran a la época a la que pertenecían pero que les trasladaba de época en época y, claro, justamente eso ocurría en el mismo momento en que les iban a matar o en que ya no había salvación posible. Los científicos aventureros eran James Darren (el griego jovencito de "Los cañones de Navarone") y Robert Colbert. Una serie muy entretenida.
Podríamos decir que la máquina del tiempo es un alucinógeno del copón en "La escalera de Jacob", de ese gran maestro que es Adrian Lyne y que, al fin y al cabo, lo que le pasaba al protagonista de aquella primera historia de "En los límites de la realidad" en el episodio de John Landis, que no era otro que el trágicamente fallecido Vic Morrow, subía al túnel del tiempo para experimentar en sí mismo sus fobias racistas solo que en un vagón dirigido a un campo de concentración.
Todo lo contrario a un viaje en el tiempo es "Atrapado en el tiempo", de Harold Ramis pero mucho tiene que ver, creo yo.
Y no hace mucho se estrenó una película basada en una excelente novela de Michael Crichton que se llamó "Timeline", sobre unos estudiantes de arqueología que descubren una puerta del tiempo que ha atravesado su profesor y deciden ir a rescatarlo en plena Edad Media. La película no servía ni para envolver las sobras.
Abrazos coetáneos.

César Bardés dijo...

Vaya, Dexter, te me has adelantado por la mano. Hemos coincidido con el día de la marmota. Eso me pasa por ser un marmota y quedarme dormido frente al teclado.
Abrazos amarmotados.

César Bardés dijo...

Y, por cierto. Una cosa más que se me acaba de ocurrir. En homenaje a Carpet, que le gusta menos que Cañita Brava cantando en su cumpleaños (por cierto, felicidades, que es que no he estado donde tenía que estar). Lo que le pasa al final al protagonista de "2001: una odisea en el espacio", de mi admirado Stanley Kubrick es un viaje en el tiempo...creo yo.
Abrazos maestros.

Carpet dijo...

Ahh, pues aun queda alguna más me parece.

Por ejemplo una romanticona, sensiblera e inexplicable película de Sandra Bullock y Keanu Reeves llamada "La casa del lago" con un buzón para escribirse cartas a lo largo del tiempo...y enamorarse atemporalmente (???).

En "Pleasentville" Tobey Maguire y Ressee Witherspoon se transportan con un amndo a distancia a una serie de los 50. Y puesto a ello, el gran Coppola organiza un viaje en el tiempo a Kathleen Turner en "Peggy Sue se casó" para que se replantee su vida furtura a base de cambiar el pasado.

Y si tiras con "El final de la cuenta atras" de las películas ochenteras no debemos dejar atrás "El experimento Filadelfia", con Michael Paré entonces en la cima, lo mismo que su compañera Debbie Allen, el tiempo los hizo desaparecer. La peli molaba, las cosas como son.

Abrazos viajeros

César Bardés dijo...

Bien visto ese recuerdo para Coppola, una chica en medio de los errores del pasado. Aunque ni Kathleen Turner ni Nicolas Cage colaran como adolescentes.
Y las cosas como son. Es que, teniendo mucho menos bombo, "El experimento Filadelfia" era una buen película, mucho, mucho mejor que "El final de la cuenta atrás".
Abrazos atinados.