martes, 11 de diciembre de 2012

ESPEJISMO (1965), de Edward Dmytryk

Un apagón. Un apagón en la memoria. Un apagón en la memoria que esconde una terrible mentira. Un apagón en la memoria que esconde una terrible mentira y que inventa cosas. Un apagón en la memoria que esconde una terrible mentira y que inventa cosas para simular una vida normal. Un apagón en la memoria que esconde una terrible mentira y que inventa cosas para simular una vida normal en medio de una conspiración. Un apagón en la memoria que esconde una terrible mentira y que inventa cosas para simular una vida normal en medio de una conspiración de guerra, de muerte y de horror. Un apagón.
Tres sótanos que nunca existieron, una chica desconocida, un oficio que no se tiene, una empresa que no está. De pronto, lo que parecía una vida sumergida en la rutina oficinista resulta ser un peligro constante que no tiene pasado y que acaba con el futuro. La gente no le recuerda. Parece como si hubiera estado allí pero hace tiempo. El rompecabezas se resquebraja y hay que juntarlo pieza a pieza. Un detective. Un psiquiatra. Un buen hombre que se tira por una ventana. Una vida que parece que se ha tirado con él. Una bestia que solo sabe de brutalidad. Todo es un espejismo que surge en medio del desierto de asfalto, impasible, iluminado, como una ciudad que vive pero que solo espera.
Y es que la fe en los hombres suele ser demasiado traicionera. La ambición y la falacia están ahí, delante, cubiertas por capas de polvo radioactivo. Nada es lo que parece. La mentira es lo habitual. Pero cuando la mentira desaparece, no todo es verdad. La chica. El militar. Un minúsculo punto que se mueve por la calzada observado desde lo alto de un rascacielos. Un velo no deja despertar a la memoria. Y eso es imposible. Él está. Él vive. Él respira. Luego es alguien. Tal vez no demasiado grande, ni demasiado imponente pero está.
Edward Dmytrik dirigió con muchísima elegancia esta película que ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián en el año 1965, porque sabía lo que era el odio y trataba sobre él. El odio que despierta el poder. El sentido que tiene el odio. La memoria que pierde el sentido. El hombre que no tiene memoria y, sin embargo, los recuerdos luchan con denuedo por salir a la superficie y revelar que la decepción y la muerte están en esa ciudad de rincones oscuros, de caracteres retorcidos, de mentiras y más mentiras. Espléndida de principio a fin, con Gregory Peck intentando encontrar los eslabones perdidos de su cadena de recuerdos, con Walter Matthau intrigado por una trama que se escapa entre los dedos, con Diane Baker poniendo belleza y respuestas, con George Kennedy saliendo de los mismos infiernos para que la brutalidad física sea real, con Kevin McCarthy preocupado por los resquicios de un enigma que no acaba de entender, y con esa vieja gloria secundaria del cine como Walter Abel poniendo de manifiesto que todo hombre bueno tiene un lado malo. El espejismo es real. Basta con ver esta película.

9 comentarios:

Carpet dijo...

Le preguntaba a Dex antes si habíamos hecho ya algún tranversal sobre amnesia y el con su proverbial humor me ha contestado: "No me acuerdo". Es un fenómeno.

En todo caso de la lectura de tu post yo iba asociando una peli comentada, en negativo por cierto, en este santo lugar "Sin identidad", lo que pasa es que lo que en los años 60 se premiaba ahora se desprecia, es una cosa que se llama guión. Y la dirección de Dymrick no se parece en nada a lo que puede hacer Collet-Serra.

Abrazos memorables

César Bardés dijo...

Pues por supuesto que Dex es un fenómeno. Eso ya lo sabía yo. Mejorando lo presente.
Habría que decir que detrás del guión de "Espejismo" estaba Peter Stone, excelso guionista al que se le debe, así, sin consultar, la "Charada", de Stanley Donen o la adaptación de la novela de Peter Godfrey "Pelham 1,2,3", de Joseph Sargent, o sea la buena, la primera y la única.
Dmytrik era muy bueno a pesar de también arrastrar esa fama de delator que le persiguió para siempre y que le llevó a soportar no pocas vergüenzas. Fue un tipo con un cierto sentido de las cosas que, desgraciadamente, terminó dirigiendo cosas totalmente prescindibles porque no le tenían demasiada simpatía allá en las Américas. Y no digamos ya si nos ponemos con Hitchcock y "Recuerda"...
Abrazos sin traición.

Carpet dijo...

Bueno dices tu de Hitch, pero una de sus actrices fetiche, la Bergman había olvidado tantas cosas que tuvo que aprenderlo todo para volver a ser "Anastasia" gracias al profe Bryner.

Y hay otros que no se acuerdan de nada porque les han lavado el cerebro como "El mensajero del miedo", que así es mas facil conseguir un soldado robot.


Aunque si hay una amnesica memorable no hay nadie como Dory en "Buscando a Nemo".

¿Abrazos? ¿Mande abrazos?

César Bardés dijo...

Memorable era el amnésico que olvidaba todas las juergas que se corría por obra y gracia del alcohol en "Luces de la ciudad", de Chaplin. O el tipo que tenía una amnesia galopante y permanente en la sobrevalorada "Memento", de Christopher Nolan. Por cierto, ahora que me acuerdo. El barbero judío de Chaplin de "El gran dictador" también tiene una amnesia causada por la Primera Guerra Mundial que le hace perder unos cuantos años de su vida. El gran Harry Dean Stanton vagaba amnésico perdido por el desierto en "París,Texas", de Wim Wenders. Por supuesto, Jason Bourne es uno de los amnésicos más fascinantes que ha dado el cine reciente aunque no tire cohetes cada vez que me nombran al tipejo. En "Abre los ojos", de Amenábar, la amnesia es el motivo principal de todo. Y hay una película pequeñita que me gusta muchísimo de Giuseppe Tornatore, con Roman Polanski de esquivo inspector de policía y Gerard Depardieu de amnésico perdido que se llama "Pura formalidad".
Abra...cadabra...no...¿cómo era?

Dexter dijo...

Uff qué buena "Pura formalidad", la pillé este verano y no la suelto. Y ese final, fiuuuu, ni Shyalaman, una pequeña obra maestra para mi gusto.

En cuanto al transversal, pues recuerdo algunas pérdidas de memoria cinéfilas como la de Jim Carrey en aquella película de título tan largo y tan surrealista pero que aquí muy oportunamente se llamó "Olvídate de mí". No me gustó nada por cierto como tampoco me gusta la oscarizada "El paciente inglés" donde tampoco Ralph Fiennes sabía quién era. Mickey Rourke también sufría de amnesia en "El corazón del ángel" y la mamá de Daniel Brül en "Good bye Lennin". Lo de Norma Aleandro en "El hijo de la novia" era otra cosa me temo. Y no olvidéis que en su película a Phineas y Ferb se les hacía perder la memoria con un ineitor para que olvidarán la revelación de que Perny el ornitorrinco era un espia.

Abrazos animados

Carpet dijo...

Bueno, pues si tratamos de inventicos para perder la memoria, Tommy Lee Jones y Will Smitn tenían uno muy molón que no sólo hacía que olvidases sino que podía construirte un pasado que apeteciera más y lo usaban bien usado en "Hombres de Negro" y sus secuelas.
También Buzz Lightyear no recordaba ni eso de "hasta el infinito y más allá", ni el planeta Gamma, ni al malvado Zurg en "Toy Story 3", eso de reiniciar le convirtió en un guardían estelar de lo más salao.
Otra que tenía una amnesia algo especial era Drew Barrymore que le impedía almacenar recuerdos, de forma que cada día era el siguiente al de un accidente automolistico en "50 primeras citas", he de decir que está película es algo bobalicona y simple, pero tenía algún punto de interés (mal resuelto) en la relación familiar y del entorno con la enferma.
De un accidente de trafico (tal vez no tanto) pierde la memoria Tom Berenger en "La noche de los cristales rotos", una película más que interesante de Wolfang Pettersen.
Bastante más que "A proposito de Henry", que desaprovecha un buen reparto para relatarnos un cuento Capriano de segundas oportunidades.
Y otra olvidadiza de lo más olvidable era "Geena Davis", casi al modo Jason Bourne pero recorvetida en ama de casa en "Memoria letal" del letal Renny Harling.
Y mucho mejor era Elisabeth Taylor que no recodaba cosas muy importantes en "De repente, un verano" de Mankiewitz.

En fin, hay muchos desmemoriados para recordar en el cine.

Abrazos que no me olvido.

Carpet dijo...

Un verano cualquiera, no, el último. Que escribí mal el titulo no por falta de momoria en este caso sino por distracción.

Abrazos aclaratorios.

César Bardés dijo...

Estàis muy puestos en pérdidas de memoria,chicos,lo que indica que tenéis una buena ídem. Podríamos recordar a Orson Welles y su "Mister Arkadin" aunque la premisa luego fuera màs falsa que un billete de 15 euros. También tenemos al tipo que no recordaba la bestia que era en "El escondite" con Robert de Niro en plan psicopàtico. Y amnesia selectiva es lo que tenía uno de los niños de "El otro", de Robert Mulligan. El horror es un àcido para el recuerdo, sin duda.
Abrazos inocuos.

Carpet dijo...

Y eso que sólo hablabamos de peliculas cuyos personajes no recuerdan, que si tiramos de los que olvidan o quieren olvidar metemos dentro media historia del cine.
Es curioso, el tema de la memoria da para mucho juego, unos quieren recuperar el pasado que perdieron de forma, las más de las veces violenta, y otros luchan contra ese pasado que les persigue, un pasado las mas de las veces con un componente violento. Es el juego de la vida, unos quieren lo que no tienen y otro tienen lo que no quieren.

Por cierto, ¿valdría decir que Nicole Kidman y sus hijos tienen amnesia en "Los otros"?. ¿Es no recordar o no querer recordar?

Abrazos con duda.