miércoles, 19 de junio de 2013

SUCESOS EN LA IV FASE (1974), de Saul Bass

Fase I: Una alineación cósmica atípica que no pasa de ser un fenómeno curioso se produce en las estrellas. Los científicos miran hacia el cielo y creen que solo es un espectáculo más de belleza contemplativa. Sin embargo, alguien, en algún lugar, comienza a notar que ha habido un cambio. El más pequeño insecto tiene un comportamiento peculiar. A través de la observación, las hormigas se mueven como un ejército. Desaparecen las ancestrales rivalidades entre tipos de hormigas. Se comunican y rehúsan el enfrentamiento. Todas parecen obedecer unas órdenes. La ínfima inteligencia del insecto comienza a ser una poderosa mente colectiva. Son capaces de hacer construcciones. Son capaces de atacar al unísono a cualquier animal que se interponga en su camino. Son obreras de la muerte. Son un monstruo de miles de millones de antenas que no dejan de hablar. Las hormigas han despertado.
Fase II: Dos científicos obtienen permiso para instalar un laboratorio completamente aislado en medio del desierto. Desde allí manejan unas máquinas que intentan descifrar el lenguaje del hormiguero. Muy cerca, una pequeña granja con dos ancianos y una joven. Están expuestos pero nadie puede creer que las hormigas sean fieras desatadas que arrasan cualquier ser vivo. En la huida, atraen a las hormigas hacia el laboratorio. Los científicos se defienden. La muerte, encogida y amarilla, aparece rápida y aletargada. Comienza un asedio del que es muy difícil librarse. Un ejército de millones que marcha a la vez, que sabe cuáles son los puntos débiles, que conoce las ranuras por las que hay que introducirse para alcanzar su propósito. Pero ¿cuál es ése propósito?
Fase III: La guerra comienza. Uno de los científicos parece descifrar parte del complicado lenguaje de los insectos. Las hormigas destruyen. Y dentro del laboratorio parece que comienza a desarrollarse un comportamiento semejante al de las hormigas. Las hormigas son humanas. Los humanos son hormigas. Ellas quieren algo. No quieren arrasar porque ése sea su instinto. Desean colonizar y convertirse en la nueva raza dominante. El laboratorio, poco a poco, se va convirtiendo en una trampa mortal. Una hormiga aislada. Un accidente provocado por la histeria. El calor asfixiante. La huida hacia delante. La humanidad en peligro, derrotada por un insecto. Así de grandes somos.
Fase IV: Saul Bass dirigió su única película para hacer de ella una cinta cuyas verdaderas protagonistas son las hormigas. Su organización, su sapiencia, su trabajo incesante, su perseverancia para conseguir el objetivo. Apenas cinco actores que coquetean con la locura mientras todo a su alrededor, en un desierto aislado, se viene abajo y se encamina a un nuevo comienzo. Nigel Davenport y Michael Murphy son los científicos que tienen al mismo enemigo en la razón. La película es descuidada, ingenua en algunos momentos pero no deja de ser inquietante y árida. Coloca al ser humano ahí mismo, en medio de la nada, como un elemento más de la Naturaleza ausente que tiene que cambiar para seguir viviendo. Y eso no es fácil. Sobre todo cuando la esclavitud y el conocimiento tienen que enterrarse bajo tierra con el fin de convertir el suelo en un nuevo hogar. Cuidado con las hormigas.

12 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Juer, no conocía esta peli y eso que he visto miles de series B e incluso Z de toda clase de amenazas naturales, amenazas para el ser humano, claro, henchidos por su dominación sobre todos los seres vivos, vendidos ante su indefesión contra otros seres menos "desarrollados"...

las hormigas y su organización han protagonizado varios de estos filmes catastróficos, empezando por el gran clásico "Cuando ruge la marabunta" que partía de un hecho claramente natural, sin intervenciones de radiaciones, mutaciones o agentes químicos que modificaran el caracter habitualmente inofensivo de los insectos. Todo lo contrario que "La humanidad en peligro" en que unas pruebas atómicas hacen que las pequeñas homiguitas alcancen tamaños descomunales.

Otros insectos han tenido la fortuna de convertirse en depredadores (o asesinos) de humanos, desde las arañas de "Arac Atack" que se presentan como amenaza colectiva en una peli que lo mejor que tiene es que es capaz de reirse de si mimsa hasta "Tarantula" en este caso un sólo especimen también agigantado por vete tu a saber que motivo, que ni me acuerdo.
Las abejas también forman un ejercito imparable, en este caso con el añadido de ser una verdadera fuerza aerea, en "El enjambre2 se las tenían que ver nada menos que con Caine, Fonda o Widmark, en "Abejas asesinas" C Thomas Howell bajaba el nivel,incluso del riesgo.
En el cine patrio las babosas también amenazaban y mataban por doquier, que se lo digan a Emilio Linde o a Concha Cuetos, en "Slugs, muerte viscosa".
Y hasta las cucarachas eran peligrosas para Lithgow en un episodio de George A. Romero dentro de "Creepshow". En cualquier caso todos están muy lejos de los insectos que mutan similando al ser humano en las profundidades del metro de Nueva York en "Mimic" de Guillermo del Toro.

Ay los insectos, que pligrosos...aunque algunos animales vertebrados también nos amenazaron mucho, pero...esa es otra historia.

Abrazos con antenas

Anónimo dijo...

Uff, los insectos, qué mal rollo. Ya no una marabunta, uno solo era capaz de asustar al increible hombre menguante en la película homónima. A veces era el propio hombre el que se convertía en una amenaza. Que se lo pregunten a Jeff Goldblum y a Geena Davis. Por no hablar de lo mal que lo pasaba otro Jeff, Daniels, en "Aracnofobia".

Claro que los insectos también pueden ser protagonistas de películas amables y de buen rollo. Ahí tenemos a todo un héroe hecho y derecho como Peter Parker. También tenemos las de dibus, desde "Bichos" hasta la fallida "Antz". Y por último recordemos a algunos insectos incorporados a títulos de películas, peliculones como "La lengua de las mariposas" o esa peli/cuento/leyenda/joya japonesa que llevaba por título "La tumba de las luciernagas".

Abrazos con picotazos

César Bardés dijo...

Bueno, digamos que el valor intrínseco de esta película está en la dirección de ese diseñador gráfico de impresión, el mejor de toda la historia del cine, que fue Saul Bass. El valor implícito está en las secuencias que dirige con el comportamiento de las hormigas, de forma ordenada, transmitiendo órdenes y desplegándose al igual que lo hace un ejército pero en planos muy cercanos, tomados desde el interior del hormiguero y que debió de llevar su trabajo. El valor interpretativo se debe al de las hormigas pues los actores, todos ellos conocidos como el británico Nigel Davenport que lo podemos tener como el duque de Norfolk en "Un hombre para la eternidad" o Michael Murphy que es el creador de la "academia de los sobrevalorados" junto a Diana Keaton en "Manhattan" o Lynne Frederick, a la sazón, última esposa y viuda de Peter Sellers, el trabajo de los actores, como decía, es totalmente secundario. La de horas que se debió de pasar el bueno de Saul con las hormigas haciendo planos y planos hasta que pudo juntar unos cuantos con coherencia para dar la impresión de que todas iban a una. Naturalmente, creo que su intención no fue crear una gran película puesto que quiso moverse en todo momento en el terreno de la serie B pero hay que reconocer que el objetivo y el mensaje final de la película era bastante novedoso y tenía su punto de originalidad.
En cuanto al transversal bichesco, podríamos añadir el subgénero de plagas, enormes langostas que se engullían cosechas enteras en "La buena tierra", de Sidney Franklin, los bichos extraterrestres de clara procedencia invertebrada con los que combatían las aguerridas tropas de "Starship troopers", de Paul Verhoeven, la conciencia de "Pinocho" bajo la forma de Pepito Grillo, la catástrofe natural que sería quedarnos sin abejas en "Bee movie", la plaga de insectos en los que se convierte el temible Gort en la versión horrorosa de "Ultimátum a la Tierra" que hizo Keanu Reeves y, de hecho, tengo un trauma infantil con una película cuyo título borré de la memoria y que es británica y era algo así como unos extraterrestres que invadían las alcantarillas de Londres y allí se dedicaban a hinchar y a hinchar todos los insectos que encontraban hasta que se establecía una guerra entre los humanos y los insectos que, naturalmente eran derrotados, y los extraterrestres que, finalmente, querían hacer la misma táctica con nosotros solo que nuestros organismos reaccionaban de manera diferente y lo único que criaban eran unos horribles eczemas en la piel que parecían como pequeños volcanes cutáneos que desfiguraban totalmente la cara y finalmente causaban la muerte. Apasionante ¿eh? Pues no me acuerdo ni de quién la hacía, ni de quién la dirigía, ni cómo se titulaba.
Abrazos sin memoria.

Anónimo dijo...

Bueno, aqui lo que hubiera sido propio hubiese sido un transversal de títulos de crédito molones Aunque no sean de Bass. Abro el fuego con dos que se me ocurren de estos últimos, los de "Atrápame si puedes" que me encantan y el último de "Skyfall" que me parece el mejor de la saga Bond (Adele tiene algo que ver creo).

Por cierto, nos podrías decir si Saul dirigió alguna otra escena como responsable de la segunda unidad, además de la famosa de la ducha.

Abrazos con jabón

César Bardés dijo...

Uy, títulos de crédito buenos aparte de los de Bass hay muchos. Todos los diseñados por Maurice Binder para la saga Bond, por ejemplo, y que se prolongaron para "Charada" o para "La cuadrilla de los once", por ejemplo, Los de Stephen Frankfurter para los maravillosos títulos de crédito de "Matar a un ruiseñor", los increíblemente dinámicos y geniales (lo único bueno de la película) para "La isla del Doctor Moreau" versión Brando y Kilmer, incluso los de "Enterrado", de Rodrigo Cortés que intentan ser un poco un homenaje a Saul Bass al igual que los que citas de "Atrápame si puedes". También están unos títulos de crédito geniales en "Delicatessen", de Jeunet y Caro y diseñados por ellos mismos.
Te puedo decir que, en efecto, Saul Bass dirigió alguna secuencia de "Espartaco" porque él mismo diseñó la escuela de gladiadores donde se enseña al tracio el arte de matar y que rodó alguna secuencia suelta mientras Kirk Douglas despedía a Anthony Mann y se traía a Stanley Kubrick. Por ejemplo, parece ser que es suya la caída de la verja cuando los gladiadores se rebelan.
Abrazos con la red.

César Bardés dijo...

Ah, por cierto, se me olvidaba. Saul Bass tenía un Oscar al mejor cortometraje animado con una película que se puede ver en youtube (o al menos se podía hace un par de años) titulada "Why man creates" que me parece una pequeña genialidad.
Lo digo por si tenéis tiempo o ganas de buscarla.
Abrazos con el lápiz.

carpet dijo...

Vale pues sí hablamos de títulos de crédito de nivel yo incluiría "Seven" en la relación, de hecho crearon cierta escuela y hubo muchas imitaciones posteriores.
Me entra la duda de sí los de "La pantera rosa" dieron lugar a la serie de dibus o de sí esta ya existía previamente, en cualquier caso han sido largamente imitados o algo similar, de hecho hace bien poco Collin Firth y Camerón Díaz se transmutaban en dibus en los títulos de crédito de "Un plan perfecto"
Otros títulos de crédito muy notables eran los de " La vida de Brian" si no recuerdo mal diseñados por lo mismísimos Monty Phyton. Y otro que garantiza buenos títulos de crédito es Tarantino....por no hablar de Lucas y su "Star Wars". Y si Dex hablaba de Peter Parker en su nómina de pelis con bicho, a mi los títulos de crédito de " Spiderman" me parecen buenísimos.

Abrazos titulados

Anónimo dijo...

Pues sí, también habría que recordar los títulos de Woody, claro, nada espectaculares y muy sobrios - otra herencia bergmaniana más supongo- pero muy efectivos siempre. A mí esas letras blancas sobre fondo negro con música de fondo de Porter o de Django Reindhart me colocan ya la sonrisa en la boca y me predisponen a pasar un rato estupendo.

No sé que manía hay ahora de empezar las películas a bocajarro y poner los títulos al final cuando si me apuras no te los deja ver el de delante que ya se está levantando para abandonar la sala a toda leche.

Abrazos hasta el final

CARPET_WALLY dijo...

Bueno incluso si vamos un poco más allá en el caso de Woody, con titulos o sin ellos, el inicio de "Medianoche en Paris" bien vale el precio de la entrada, sobre todo para los enamorados de esa ciudad...

Abrazos en postal

César Bardés dijo...

Buenos los de "Seven", también los de "Un plan perfecto", posiblemente los mejores de este año. En cuanto a "La pantera rosa" primero fue la película y luego la serie de dibujos animados. De hecho pasó tres cuartos de lo mismo con "El inspector" nacido después de los títulos de crédito de "El nuevo caso del Inspector Clouseau". También estoy muy de acuerdo con los de "Spiderman", espléndidos. Ya me metí, no hace mucho, en una discusión que era que debería haber un Oscar a los mejores títulos de crédito porque me parecen todo un arte.
En cuanto a los títulos de Woody, es verdad que son personales e intransferibles y la herencia puede ser bergmaniana en cuanto a sobriedad pero no en cuanto a estilo puesto que no se parecen en nada. Creo que lo que lo hacen más personales es el tipo de letra que, sin ser original, llega a ser muy poco utilizada en esto de los créditos.
En cuanto a títulos de crédito finales...ufff...ahí los dibujos animados se llevan muchos. Son muy buenos los de "Wall-E" y también los de "Ratatouille". También recuerdo que me parecen excepcionales los de "Sherlock Holmes".
Saul Bass, que estás en los cielos...
Abrazos con crédito, que escasea.

Anónimo dijo...

Sí, por supuesto en cuanto a lo de la herencia bergmaniana en los títulos de Woody me refería al concepto, no al estilo, mucho más sobrio en el caso del sueco.

Hablando de suecos, los de la versión americana de "Millenium" tampoco estaban mal, con un guiño quizá a la presencia en el reparto de 007.

Voto a brios que apruebo lo del Oscar a los mejores títulos de crédito. De hecho, es ló unico que vale en el caso de muchas películas. A mí me da mucha rabia perdérmelos, aunque sean convencionales. Quizá mucha gente llegaría puntual de esta manera.Qué importante es arrancar bien una película (por supuesto si luego el desarollo igual mucho mejor).
No era un título de crédito pero recuerdas el fundido de la montaña de la Paramount en el comienzo de "En busca del arca perdida". Cómo me gustan esas cosas también.

Abrazos con sombrero y látigo

César Bardés dijo...

Es verdad, no recordaba yo lo de los títulos de crédito de "Millenium" deudores de Bond, tienes toda la razón. También fueron buenos los de "Misión imposible" tanto la uno como la cuatro, sin perder en ningún momento esa seña de identidad que era la mecha encendida con la banda sonora de Lalo Schifrin adaptada por Elfman y Giacchino.
No solo recuerdo lo de la montaña fundida con el monte Paramount sino que era seña de identidad de los inicios de todas las películas de Indiana Jones puesto que Spielberg hace lo mismo con "El templo maldito", "La última cruzada" y "El reino de la calavera de cristal".
Abrazos jóvenes