miércoles, 26 de febrero de 2014

DALLAS BUYERS CLUB (2013), de Jean-Marc Vallée

Muchas noches de ojos entornados por el humo y el alcohol. Chicas fáciles que se ofrecen al amparo de una oscuridad que parece herida por rayos de luz caliente, difuminada por las drogas y por la inconsciencia. La vida parece no tener fin aunque, en el fondo, hay un íntimo deseo de acabar con todo aquello. Luego, a la mañana siguiente, la claridad dará cuenta de que hay otros que lo pasan peor. Pero eso no es más que una burla del destino. Un desmayo, una prueba, unas palabras…La peor de las noticias. Treinta días de vida.
Y entonces algo se rebela en el interior, algo que no quiere rendirse. Se prueba la receta tradicional de la medicina que, sin embargo, tiene que pasar por los interminables trámites burocráticos de la enorme maquinaria farmacéutica estadounidense. Y eso tampoco sirve. Hay que buscar salidas porque el toro sigue coleando. La vida sigue estando viva. Hay muchas más noches para emborracharse, para hacer el amor con alguien de suave piel y tacto excitante, para apostar en las competiciones de rodeo y llevarse unos buenos dólares. Tal vez el que está fuera del sistema, el médico al que se ha echado por no atenerse a las normas tenga la mejor de las respuestas. Y solo así es posible que el cambio llegue, la sonrisa vuelva, el azar juegue de nuevo. Un club de compras en el que la mercancía es la salud. Así de sencillo.
Y así, viejas fobias se convierten en amistades imborrables, que se empapan de dolor y lloran por los rincones de la ausencia. Gente que ha perdido la esperanza en el sistema médico acude para tener una última salida. El deseo de ayudar crece y los días siguen pasando. Días, semanas, meses, años…Aquella noticia que era la peor posible se ha convertido en algo que es posible vencer a cada día que pasa. Cuando el sistema no te echa una mano, hay que ocupar el sitio y lanzar las dos hacia quien ya espera muy poco.

Matthew McConaughey está intenso, tierno, aborrecible, comunicador y desesperado. Con él, mueren muchos síntomas y nacen otros tantos porque consigue que esa piel hecha de calambrazos y polvo de ruedo sea creíble y esté harta. A su lado, un fantástico Jared Leto que se convierte en alguien tan atractivo como digno de compasión. Y el pensamiento, en esta película, vaga de un sitio a otro, como intentando encontrar un día más de respiro a un cuerpo que se muere. Más allá de eso, todo es una crítica a los enormes intereses farmacéuticos que se mueven en las grandes corporaciones americanas, capaces de controlar oficinas gubernamentales que velan por la disminución de riesgos cuando, en muchas ocasiones, los aumentan. La rebeldía, en este caso, hace que los medicamentos tradicionales queden en pañales ante un tratamiento que beneficia más a la industria farmacéutica europea que a la americana. El dinero se pierde y, por tanto, la enfermedad persiste. La salud, desgraciadamente, cada vez se tiene que comprar más y, de vez en cuando, surge algún desaprensivo que tiene razón. Y esta es la historia. Una historia que nos trae a dos grandes actores que se hallan por encima del propio argumento. Tanto es así que aún hiere la mirada de McConaughey, asustada y huidiza, a pesar de su fachada de fanfarrón impenitente que tiene que resistir los embates de la más moderna de las pestes. Y, de alguna manera, todos nos tenemos que sentir culpables porque ahí sigue, después de tantos años, aplazándose una solución que no fue investigada, con toda seguridad, porque los poderosos jamás quisieron que la gente se curase.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Tengo por costumbre desde hace algunos años verme todas las pelis de los Oscars antes de la ceremonia. Y como vi que esta la estrenaban el 14 de marzo (¡ ni siquiera a la semana siguiente, sino a la siguiente de la siguiente ¡)pues resulta que esta también la he visto (no en sueco con subtítulos en portugués afortunadamente).

Y verás. No entiendo mucho el bombo (tampoco entiendo el que lleva la peli de la que seguramente hablarás mañana). A mí la peli no me parece nada del otro jueves, desprende cierto tufillo a telefilm, y la crítica a las farmaceúticas ya la hemos visto otras veces mejor contada ("El jardinero fiel"). Todos alabamos la interpretación de Matthew, más por venir de donde viene y por el hecho de verlo convertido ya en un gran actor. Por supuesto, su trabajo es eficiente pero también su papel es muy agradecido. De Jared Leto se puede decir otro tanto, aunque su trabajo me parece más brillante (por cierto que en muchas planos es clavado a María León o a su hermano Paco cuando hacía de Raquel Revuelta en el Homo Zapping; mañana te sorprenderé con otro parecido razonable).

Si me sorprende la nominación en la categoría de mejor película, todavía me alucina más las de a mejor guión y a mejor montaje. Pienso que si la peli falla por algo es precisamente porque está mal contada y mal montada. Vamos que no es recibo que al tío le digan que le quedan 30 días de vida, y vayamos por el día 3 y de repente aparezca un cartelito que te diga que estamos ya en el 29. Y en ese tiempo han pasado tantas cosas como que un vaquero machista y homófobo se ha hecho super colega de un transexual delicado y super afeminado. De acuerdo que les une el instinto de supervivencia, pero qué más ¿una partida de cartas? vamos, hombre.

Abrazos con lazo rojo

César Bardés dijo...

Estoy de acuerdo en que "El jardinero fiel" es una película mil veces mejor contada y un millón de veces mejor. Yo creo que es una película que se apoya en la intensidad de esos dos protagonistas, de Matt y de Jared, porque si no tuvieran esa intensidad, la película se quedaría en una nadería que, probablemente, satisfaría a un cierto sector del público y punto pelota. Sigo apostando a que Jared está ya en capilla y no tanto Matt (la sombra de Leo es muy alargada y más después de un porrón de nominaciones). Desde luego, no es una película que merezca más que las nominaciones a los dos actores principales. Está muy mal contada, es verdad, porque el canadiense este juguetea con la cámara y quiere hacer una denuncia que, en el fondo, es muy peligrosa, seamos sinceros. Es decir, cada persona es muy libre de meterse en el cuerpo lo que quiera. Ahora bien, no todas las personas pueden meterse en el cuerpo lo que quiera con la etiqueta de que es un fármaco. La película ensalza a los "outsiders" que ignoran las reglas (sí, sí, movidas por los intereses y todo lo que tu quieras) pero eso tiene un peligro impresionante y es que, en este caso, está justificado pero no creo que haya muchos más y que si un "outsider" te dice que para curarte el cáncer tienes que tomar un medicamento que un médico renegado ha dicho que funciona mejor que el tratamiento que está dentro del protocolo médico, tengas que, al menos, probarlo. Las reglas están puestas por los poderosos, pero la rebeldía tiene unos límites que no pueden ir más allá de la seguridad de las personas.
Por otro lado, el montaje, es cierto. Yo también quedé sorprendido del día 3 y luego el día 29 y luego se olvida de los cartelitos y nos lo ponen ya en el día 2276. Es decir, el tío sobrevive más de siete años porque no obedece los protocolos médicos, cosa que debió de ocurrir así...¿pero cuántos casos hay como éstos? No sé, a mi me parece que el mensaje de la película es ciertamente discutible.
Abrazos con tarjeta de crédito.

Alí Reyes dijo...

Estaba interesado en verla, pero ahora, al leer tu post, lo estoy más todavía.

César Bardés dijo...

Me alegro de que te haya picado lo suficiente. De todas formas, no esperes encontrarte con una gran película aunque sí con dos grandes interpretaciones.
Un saludo.