viernes, 19 de junio de 2015

TRES LANCEROS BENGALÍES (1935), de Henry Hathaway

Teniente MacGregor. Escocés. Lo cual no dice mucho en su favor. Es uno de esos que no duda en pelearse si la ocasión lo requiere. Valiente, de eso no se duda. Leal. Un caballero cuando lo tiene a bien. Algo indisciplinado. Pero es el hombre que todo coronel querría en su regimiento. Calla mucho para lo que ve. Con recursos. Bromista hasta la médula. Un poco maniático con aquello de las flautas indias y las serpientes. Muy amigo de sus amigos. El mejor cómplice posible. Si hay alguien arrojado, ése es él. No es fácil encontrar hombres así. Es ese tipo con el que uno querría estar si se halla en dificultades. Resistente a la tortura. Aseado. No es un matón de taberna. Es un oficial que no entiende mucho de ordenanzas, que prefiere actuar antes que someterse a estúpidas reglas del ejército colonial inglés. Además se parece lejanamente a Gary Cooper. Jinete de valor, apuesto, elegante. Habla pashtun con soltura. Se camufla entre el gentío con verdadera maestría. Perfecto como espía. Cruz Victoria. Un honor servir junto a él.
Teniente Forsythe. De los azules. Sí, ese regimiento de señoritos elegantes que lucen uniforme allá por donde pasan. Es cauto pero inteligente. Muy observador de la disciplina y del respeto militar. Todo un caballero, siempre. Muy amigo de sus amigos. Le gusta bajar los humos a quien los tiene demasiado altos. Otro gran cómplice. Siempre estará allí donde se le necesita y dispuesto a dejarse la piel con el cuchillo entre los dientes. Valiente hasta la médula. El perfecto apoyo para cualquiera que desee hacerse el héroe. Es elegante hasta cuando va de paisano. Tiene los rasgos de Franchot Tone pero es solo una impresión. Solo habla inglés y además de la mejor escuela. Si se tiene que infiltrar entre las líneas enemigas tendrá que hacerse pasar por sordomudo. Perfecto como amigo. Cruz de Servicios Distinguidos. Un honor sentirse su amigo.
Teniente Stone. Recién salido de la Academia Militar de Sandhurst. Niño de mamá. Muy verde para vérselas con todas las tribus rebeldes de la frontera india. Deseoso de ser el orgullo de su padre, el coronel del regimiento. Tal vez porque nunca ha tenido su cariño cerca y lo desea más que nada en el mundo. Se derrumba con el dolor porque, en el fondo, ya está destrozado por dentro. Es guapo e impulsivo. No demasiado inteligente pero tiene valor. En su cara aún hay rasgos de niño. Aún tiene que bregar mucho para llegar a ser un auténtico oficial. Pero tiene una rara cualidad: sabe hacerse querer. Siempre va con MacGregor y Forsythe y, si está en un apuro, los otros dos irán a ayudarle sin pensárselo dos veces. Cruz de Servicios Distinguidos. Un honor asistir a la reparación de un daño dejando el miedo a un lado. Sus compañeros no se lo echarán en cara nunca. Tiene un aquél a Richard Cromwell, que luego salió como secundario en la estupenda Jezabel, de William Wyler. Pero eso, como diría Kipling, es otra historia.

Henry Hathaway. Director de legendario malhumor. Versátil como pocos. Capaz de rodar historias de amor, de guerra, de aventura, de heroísmo, comedias y cine negro. Artesano de los que ya no quedan. Hábil con la cámara. Feroz con los actores. Muy amigo de sus amigos. Gordo y malencarado. Magistral cuando quiso y pudo. Él hizo historias.

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