jueves, 29 de diciembre de 2016

ASSASSIN´S CREED (2016), de Justin Kurzel

Con este artículo quiero desear a todos un feliz Año Nuevo, lleno de cine, de ilusiones y de sueños porque ellos, al fin y al cabo, son los que nos ayudan a vencer a la realidad. Vamos a por él antes de que él venga a por nosotros. Un abrazo para ellos y un beso para ellas.

Acabar con el libre albedrío significa, al mismo tiempo, exterminar al pensamiento. Y todo el mundo sabe que si la gente no piensa, entonces la Humanidad se convertirá en una manada de borregos dispuesta a aceptar verdades ineluctables procedentes del poder de turno, a la manipulación continuada de cualquier idea subversiva o al acatamiento voluntario de cualquier orden impuesta por la clase dominante. Es tan viejo como la traición.
Lo cierto es que sería muy útil viajar en el tiempo y ponerse en la piel de nuestros antepasados para aprender de sus experiencias e intentar ser mejor en cualquier cosa que nos propongamos. Incluso en el difícil arte de la rebelión. Quizá descubriríamos que nuestro linaje era algo más de lo que creíamos, o que tenemos reservado un destino glorioso, reservado a la vigilancia de la paz y de la justicia frente a los que, secularmente, han estado en contra de la voluntad del ser humano. Hasta podemos descubrir que tenemos sangre de guerrero, dispuesta a ser derramada con tal de preservar la misma esencia del hombre. En ese viaje hacia el pasado que determinará el futuro podremos también determinar cuán difusa es la frontera entre el bien y el mal, el disfraz descarado que adopta el enemigo, la confusión reinante en la búsqueda de la verdad y la certeza de que siempre hemos vivido bajo uno u otro yugo que solo deseaba someter a sus semejantes con la fiereza de la brutalidad más tenebrosa. Bucear en eso es toda una excursión al miedo.
De paso, es posible que encontremos la pureza de algunos sentimientos que también forma parte indivisible de la especie humana. En los tiempos más difíciles aún se puede preservar parte de lo mejor que nos caracteriza haciendo que nuestro espíritu se asemeje al del águila, dominando todo el panorama de maldad y humo que se extiende a nuestros pies y tratando de aventar al mismo diablo que se presenta de formas tan distintas como la Iglesia, la ciencia o la política. Tal vez haya que inventar un credo para una raza de guerreros que están dispuestos a todo con tal de salvaguardar la libre elección, el libre tránsito, la libre capacidad para decir que no.

Con mimbres prometedores el director Justin Kurzel ha adaptado la exitosa saga de videojuegos con aciertos y fallos. Uno de ellos es la persistente e incomprensible voluntad de proseguir con la manía de imitar los movimientos de combate de cualquier videojuego que ha cometido la osadía de ser llevado a la pantalla sin asumir que se trata de un lenguaje diferente, con reglas diferentes y resultados diferentes. Por el contrario, Kurzel se esmera en la dirección artística, con escenarios impresionantes que incluyen la Catedral de Sevilla en plena construcción o el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada. Esforzados los trabajos de Michael Fassbender y de Marion Cotillard, que demuestra, una vez más, lo gran actriz que es tratando de dar sentido a un personaje que no lo tiene, escoltados por nombres ilustres como Jeremy Irons o Brendan Gleeson, acompañados por los españoles Carlos Bardem o Javier Gutiérrez, que compone un creíble y algo desquiciado Fray Torquemada. Por lo demás, la película es algo cansina tratando de jugar con la fantasía, la historia más bien inventada, los planos temporales y las motivaciones no demasiado explicadas. Más que nada porque es de sospechar que Justin Kurzel desea que el espectador dé un salto de fe en toda regla y no todos estamos preparados en este tipo de historias. Tal vez porque necesitemos que las cosas se nos expliquen un poco mejor.                          

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Lo cierto es que me apetece un tanto ver como se ha llevado a la pantalla un videojuego que jugué en 3 (creo que ya van por 6) de las versiones para la Play con cierto gusto, sobre todo uno, "La hermandad" con unos maravillosos gráficos de Venecia, Florencia y Roma en el Renacimiento. Parecerá mentira, pero cuando estuve en Florencia era capaz de orientarme bastante gracias al recuerdo del videojuego.

Sin embargo se me hace complicado ver claramente la posibilidad cinematográfica, entre otras cosas porque como decía Pablo Motos a Fassbender, el personaje va por donde quiere y no podemos utilizar el mando para ir a otro sitio. En general, las películas surgidas de videjuego no tienen mucho recorrido, salvo las de "Resident Evil" que son una franquicia en si misma. la cuestión es que el público es muy diferente, la premisa argumental puede ser interesante y el "mundo" escenario en el que se mueven también, peso como bien dices, el resto ah de jugar a otra cosa, el lenguaje del cine impone otra mecánica y se puede hacer un guiño al jugador en un momento dado (con un salto de fé o alguna cámara lenta en puntos determinados de la lucha), pero el resto debe ser otra cosa. Quizá por eso "Resident Evil" o " Lara Croft" tuvieron su parte de éxito (no sé si Angelina y Milla también influyeron), porque pasaron a cine un guión de videojuego. En otros casos, recuerdo por ejemplo, "Doom" o "El principe de Persia" se intentaba copiar el videojuego con personajes reales y eso fracasaba, en el primer caso aun más cuando se traducía el juego en primera persona (cuando no ves al personaje sino sólo su entorno, como si el personaje fuera el jugador) el resultado en pantalla era vergonzoso.

En fin, ya te digo que me apetece, si el reparto no está mal y los escenarios están bien currados puede ser disfrutable.

Abrazos con capucha.

César Bardés dijo...

No solo tiene su posibilidad cinematográfica, sino que lo dejan descaradamente abierto para posibles secuelas aunque mucho tendrá que mejorar si quieren que estén estrellas en el reparto. Lo que sí es cierto es que esta película puede que sea la mejor versión cinematográfica que se haya hecho nunca de un videojuego, pero aún así dista de ser una buena película. Hay diferencias, parece ser, y no contenta demasiado a los jugadores ni a los cinéfilos. Se hace algo cansino y padece de un grave desequilibrio al superponer continuamente dos espacios temporales. Es mucho más interesante el pasado que el presente. Hasta apetece que se haga una película solo con el personaje de Aguilar de Nerja (Nerha escriben los americanos) haciendo de las suyas. Es más, me atrevo a decir que si hubiesen dejado de lado el efectismo propio de cualquier adaptación de videojuego y se hubiesen metido a fondo con este personaje...estaríamos hablando de una buena película.
Abrazos con frutas.