martes, 20 de diciembre de 2016

GUNGA DIN (1939), de George Stevens

Si tenéis ganas de escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla a propósito de "Vencedores o vencidos", de Stanley Kramer, podéis hacerlo aquí

Los sargentos Cutter, MacChesney y Ballantine son tres de esos tipos que piensan que la amistad es lo primero de todo. Nada puede borrar de un plumazo tantos años juntos en el Ejército de su Graciosa Majestad en la India, tantas aventuras divertidas, tantas borracheras compartidas, tantas muertes a su lado de otros camaradas que también merecieron unas cuantas risas. Cuando uno de ellos queda herido, los tres quedan heridos. Cuando uno de ellos tira de valentía para doblegar al enemigo, los tres son valientes. Cuando uno de ellos es arrestado, los tres están entre rejas. Cuando uno de ellos se casa, los tres…no, eso no.
Así pues aún queda tiempo para una última aventura, para una última diversión. Basta con dejar al Sargento Cutter suelto para ir a buscar un imaginario tesoro con el que sueña y ya está liada. Y detrás de ellos, fiel hasta el agotamiento, Gunga Din, ese tímido, ingenuo y encantador aguador que también sueña que se incorpora al Ejército para servir a Su Majestad. Kipling lo supo en uno de sus viajes. Conoció la historia de Gunga Din y la inmortalizó con sus líneas magistrales. Gunga Din tiene miedo, tiene valor, tiene arrojo y tiene resistencia. Al fin y al cabo, son las cualidades esenciales de todo buen soldado que se precie. Cutter, MacChesney y Ballantine lo van a descubrir y, sin duda, nunca habrán conocido a otro soldado más leal, más valeroso y más sacrificado. Y eso será una lección para los tres porque dejarán de buscar tesoros imaginarios, de enzarzarse en promesas vacías de matrimonio rutinario y seguirán buscando, en nuestro interior, más aventuras a las que agarrarse y ajustar cuentas a los rebeldes indios que adoran paganamente a la diosa Kali. La amistad, lo primero. Y Gunga Din para siempre, será uno de ellos.

George Stevens dirigió con mano divertida y mirada desenfadada a Cary Grant, Victor McLaglen y Douglas Fairbanks Jr., en esta historia de amigos por encima de la guerra, que son capaces de cualquier cosa mientras estén los tres juntos pero que, si uno de ellos falla, entonces el trío se deshace en sus bravuras y comienzan a ser mediocres, prescindibles, nulidades de copa de ponche rápida y pelea a puñetazos. A su lado, Sam Jaffe como Gunga Din, ese indio que quiso llevar uniforme a pesar de que no era más que un paria que llevaba agua en una tierra seca y llena de violencia. El resultado es una película que llega a los rincones más umbríos y los ilumina con sus batallas precipitadas, con sus bromas previsibles, con sus trampas desplegadas y con su humor recalcitrante, humor de camaradas en una lucha que cae por los barrancos de lo entrañable a cada segundo. Y tengan cuidado no sea que caiga alguna gota de jarabe de elefante en alguna de sus bebidas. Tengan la puerta abierta y el paso libre.

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