jueves, 9 de febrero de 2017

MANCHESTER FRENTE AL MAR (2016), de Kenneth Lonergan

Volver al lugar donde el dolor se quedó para siempre, encontrarse de nuevo con las personas que poblaron toda una vida hasta que todo fue insoportable, hacerse cargo de una responsabilidad en medio de un vacío tan intenso que asomarse no es posible. Es difícil regresar al lugar donde nacieron todos los traumas, donde se acabó la vida, donde se murió tantas veces. Es una ciudad frente al mar que espera. Y jamás se podrá andar sobre las aguas.
La mutilación emocional es algo permanente de lo que no se puede escapar. El carácter se ha vuelto difuso y voluble porque todo está adormecido. Ahora todo regresa y hay que estar enfrente, llevando el timón, sacando adelante una responsabilidad que ni se buscó, ni se quiso y, tal vez, se haya dispuesto así para que de nuevo haya razones para vivir. El problema es que no se desea esa vida y es preferible ese estado de somnolencia indolente, donde todo da lo mismo, donde un día es igual al anterior, donde no se puede matar lo que está latente.
La muerte es una pura gestión. Funerarias, herencias, existencias descolocadas, ausencias imposibles de llenar…a nadie le importa lo que significa de verdad. Nadie puede imaginarse que ya no volverás a ver a alguien que te ha querido. Todos morimos un poco cuando eso ocurre. Todos tenemos que refugiarnos en algún lugar ignoto para aguantar el maldito dolor que nunca cesará. Y el mar ahí permanece. Quieto. Callado. Incómodo. Guardando todos los secretos. Esperando todos los silencios.
No cabe duda de que el trabajo de Casey Affleck en esta película es excepcional pero la película tiene algún que otro problema para llegar a sus objetivos. Todo se basa en una serie de sucesos que nunca llevan a ninguna parte y, en determinado momento, el público ya ha desconectado. Le da igual la peripecia vital de ese hombre escondido en sí mismo y que ha renunciado a cualquier lazo afectivo duradero. La trama se prolonga y no se ve solución, ni siquiera se ve el interés. Sin duda, habrá quien diga que es un sensible retrato de un vacío existencial casi patético pero es que ni siquiera llega a emocionar dentro de un estilo lánguido e intrascendente. Y uno emprende el camino de vuelta al corazón sin ningún trabajo, sin una huella perdurable en una historia que pide implicación y empatía. Tal vez porque ninguno quisiéramos estar en el pellejo de una persona que, de tanto dolor, ha dejado de sentir.

Así que es mejor tratar de vivir esa juventud que se escapa a golpes y por momentos. Es el ímpetu de los años de ilusión que ni siquiera la tragedia se atreve a coartar. Es el agobio del error que puede acompañarnos durante el resto de nuestra existencia pero también es la etapa del aprendizaje entusiasmado, del ansia por lo siguiente, de la seguridad de que el mundo, por muy cruel que llegue a ser, caerá al final rendido a tus pies. Aunque quizá eso ya sea otra historia. Mientras tanto, es mejor sentarse muy cerca del mar y dejar que el dolor se tranquilice, colocar un motor nuevo en la gabarra de nuestro devenir y dejar que las cosas ocurran. En algún lugar, seguro que hay un motivo para seguir adelante, por mucho que intentemos soslayarlo. Así es como crecen los hombres.

5 comentarios:

dexterzgz dijo...

Fíjate que el otro día en el gus nombraba de oídas el caso de "Gente corriente" para hablar de la mala suerte que en general tienen los dramas familiares que no dan el perfil de Oscar. Y que la película de Redford es una honrosa excepción, injustamente denostada además porque tuvo la "desgracia" de quitarle la dorada estatuilla al torito de Bobby y de Marty. Lo primero que le solté a mi acompañante nada más acabar la película fue "Me ha recordado un montón a Gente corriente" El tono, la tragedia, la culpa, la adolescencia y por supuesto el uso de la música clásica (no se me ocurren unas piezas más plenas para describir la tristeza que las de Albinoni y Pachelbel que ilustran respectivamente una y otra película). Por su parte, mi acompañante la tuvo preparada y me espetó "Esto lo coge Alexander Payne y te hace una obra maestra".

Se ve pues a quién le gustó más y menos la película. A mí la historia me pareció muy bonita, puedo añadir que llevo un par de semanas con la sensibilidad a flor de piel y quizá eso influye. ¿Defectos? Claro que los veo. Y el principal, creo que apunta a la dirección de Kenneth Lonergan que alarga en exceso el metraje sin meter la tijera en el montaje a tiempo y redunda y enfatiza la idea del duelo. Me parece preciosa la relación entre los dos hermanos (una vez más, qué gran actor y qué desaprovechado siempre Kyle Chandler). Hay un abrazo entre uno y otro que me encoge el alma como alguna escena más. Me llega mucho más que la relación entre el tío y el sobrino (qué obsesión tan cansina con follar la del muchacho). Creo que también el director hace pivotar mucho la historia sobre los personajes masculinos y me da la impresión que se desentiende un poco del de Michelle Williams cuya reacción final no llega a explicarse del todo.

También te digo que si esta es la gran rival de La la land,...

Abrazos pescando

César Bardés dijo...

Bueno, podríamos ir más hacia atrás y nombrar "Los mejores años de nuestra vida", que también tiene lo suyo y que ganó de calle en aquellos Oscars del año 46.
Es cierto lo de la selección de la banda sonora. Es excelente, muy buena. No solo el sempiterno "Adagio", de Albinoni (lo siento, lo tengo muy escuchado) sino el resto de la música es muy bueno. A destacar ese "I´m beginning to see the light" con Ella Fitzgerald.
Pues mira, y perdona que te rebata. Puedes decir que esta película te llega a impresionar, que es muy dolorosa, que hay momentos en que puedes sentir lo que le pasa al protagonista...pero yo nunca diría que es bonita. Entre otras cosas porque ni me parece que tenga una puesta en escena maravillosa, ni que la dirección sea del otro jueves. Es cierto que Lonergan tendría que haber metido tijera a mansalva. Es que, chico, hay momentos en los que no pasa absolutamente nada...pero nada de nada. Y estás ahí esperando lo que esperas (que no voy a desvelar) para luego resulta que, de lo que esperas, nada de nada. No hay emoción (para mí, condición indispensable para que una película sea bonita), no hay corazón. Solo hay mucho dolor, continuamente, sin descanso. Aparte los fallos que tú comentas con mucha razón. Los mejores momentos de la película son entre Kyle Chandler y Casey Affleck, sin dudarlo ni un momento. Ni siquiera hay una especial química entre Michelle Williams y Casey Affleck aunque Lonergan hace verdaderos esfuerzos para que percibamos que hay una complicidad del copón entre ellos (y naturalmente eso hace mucho más doloroso lo que viene después). Pero es que Affleck se empeña en hacer que toda la procesión vaya por dentro (lo cual, sin duda, tiene su mérito) y al espectador se le deja muy poco margen para que toda esa catarata de sentimientos que se propone, tenga alguna salida.
Lo del chaval y el follar, sí a mí me pareció también...¿cómo diría? Un cierto desprecio hacia la adolescencia. Tiene muchos fallos esa edad, sin dudarlo, lo estoy padeciendo...pero yo jamás despreciaría esa etapa de aprendizaje en cascada, de salir al mundo exterior. Si el chico es bastante normal, como se supone que Lonergan nos quiere hacer pensar, hay mucho más en el horizonte que follar. Además el chaval, a pesar de que es espabilado y que parece un tipo muy bien aceptado allá por donde pasa (lo del hockey es otra cosa que no acabo de entender), resulta que dice que la universidad, no, que él quiere quedarse en el picadero porque allí es donde tiene plan...¿de verdad un adolescente llega a hacer eso? Por cierto, muy liberal el padre dejándole tener sus encuentros amorosos en su misma casa. Va a ser que los europeos somos unos anticuados de narices.
También estoy de acuerdo en el desaprovechamiento de Michelle Williams y su reacción final solo sirve para explicar esa automutilación emocional que se ha infligido a sí mismo el personaje de Affleck. Sinceramente, si quieres hacer una película de sentimientos, hay que ser más...¿transmisor?
Y de nuevo con Michelle Williams...va camino de ser la actriz más desaprovechada de todo Hollywood. Y tiene mucho talento.
Abrazos sin motor.

dexterzgz dijo...

No sé si he utilizado el adjetivo correcto y la película es o no propiamente "bonita". Lo cierto es que acudí a la proyección con un poco de temor (por el metraje y por el dramón) y me produjo un efecto de catarsis muy curioso. Tampoco voy a decir que saliese reconfortado, pero sí me pareció una película por momentos muy humana (yo sí me emocioné en varias escenas) y a la que sin duda le sobra metraje y énfasis para llegar más con lo que quiere contar.

Lo del Oscar de Casey no me parece tan incontestable. Está muy bien desde luego, pero me parece mucho más carismático el Sebastian de Gosling. Y ojito, porque antes de la peli nos pusieron el trailer de "Fences" y el duelo de Denzel con Viola es de los que prometen sacar chispas.

Abrazos nevados

CARPET_WALLY dijo...

Que bonito es ver opiniones diferentes tan bien dichos y contadas. Yo (una más) tampoco fui a verla. Y la cosa es que de todas las oscarizables, lo único que me llama la atención de esta es precisamente esa condición de oscarizable, de posible premiada. No me atrae nada su director aunque solo tengo referecias buena de una película "Puedes contar conmigo" con Ruffalo y Laura Linney que va de dos hermanos que se reencuentran cuando Mark vuelve al pueblo donde vivían y tienen mucho sentimiento y recuerdos y hay un hijo de la Linney y....(uff, lo mismo hasta tiene algún punto en común con esta).

Tampoco Casey, aunque buen actor es un tipo que me guste demasiado, a mi no me gusto nada en la de "Jesse James y...", de hecho donde de verdad me mola es dandose de leches con su hermano Scott Caan en los Oceans...

Y sobre todo, ya lo he dicho mucho, no me van nada las pelis de sufrir porque si., las que se regodean en el dolor y los momentos dolorosos, como si fueran un pozo negro de donde sacar sentimientos al espectador y lo único que causan es ahogo. ya sabemos que la realidad no es perfecta, ni la mayoría de las veces bonita, pero está lena de detalles que no están rebozados de lodo...No sé si es el caso, pero hay películas que obvian esos detalles para sólo obtener lo más desagradable y triste y doloroso...Y no entiendo el concepto, ni el propósito.

En fin, sigan ustedes que se aprende mucho. Lo mismo me animo a verla por algo más que por ver si merece quitarle algún premio a "La la land".

Abrazos hermanados

César Bardés dijo...

Comprendo que, debido a circunstancias personales, pueda ser una película que te sirva de catarsis. A mí me ha pasado muchas veces con películas que, en realidad, tampoco dejaban una huella especial y es lógico. Al fin y al cabo, como decía Brando, la mayor parte de lo que se pone en una película cuando se proyecta proviene del espectador y no del actor o de la gente que ha trabajado en ella. Es perfectamente comprensible.
Lo del Oscar a Casey...bueno, pues vamos a decir lo de todos los años. Me parece justa la nominación y es uno de esos premios con los que no estoy a favor pero, digamos, que si al final es él el premiado, no me molesta. En cuanto a lo de "Fences"...a ver, me parece que la Academia se ha decantado muchísimo hacia los dramones. La semana pasada teníamos "Lion", esta semana "Manchester frente al mar", el viernes estrenan "Moonlight" y terminamos con "Fences"...demasiado drama en mi opinión en unos premios que deberían estar más enfocados hacia la diversidad (hay mucha mala leche en este comentario).
Estoy de acuerdo con tu apreciación, Carpet, sobre las películas "dolorosas"...y hasta cierto punto uno puede admitir buenas dosis de dolor en una historia de amor imposible (en eso, precisamente, se basan las historias de amor, en su imposibilidad y en su certificación de que el mundo no es precisamente tan bonito como nos gustaría) y siempre hay algún momento emocionante. Pero en mi caso, no en el de Dex, no hay momentos emocionantes (salvo quizá uno...y es un momento especialmente doloroso) en esta película. No hay nada en ese final que nos propone que haya un recuerdo imborrable, o una superación personal, o uno de esos hechos que te conforman como persona. No te quiero decir más para no estropearte la película pero es que al espectador, desgraciadamente, no se le da ningún respiro, ningún asidero al que agarrarse para no quedarse con cara de que la vida es una auténtica mierda. Es evidente que el origen del dolor del protagonista es terrible y demás y que uno llega a preguntarse cuál sería su reacción en caso de que le pasara algo así (en el fondo, le pasa por irresponsable) pero es que él no va a cambiar en su decisión "emocional" y eso pasa factura en el espectador. Es algo así como decir que no hay consuelo posible para quien muere en vida.
Abrazos agradecidos por tus palabras y porque hacéis de este lugar algo grande.