martes, 23 de mayo de 2017

EL VIAJE A NINGUNA PARTE (1985), de Fernando Fernán-Gómez

Enorme éxito está teniendo el programa que en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla dedicamos a "Apocalypse now", de Francis Ford Coppola. Si queréis sumaros, podéis hacerlo aquí.

Un pueblo, luego otro, luego otro más. La vida es una burda comedia de enredo con el camino en lugar de puertas que se abren y se cierran. Es caminar sin fin con la miseria pegada al cuerpo, como una camisa sin lavar. Y luego dirán que los cómicos son esos sujetos que deberían dormir al raso y largarse cuanto antes. Puede ser. Pero lo que no es menos cierto es que los cómicos, estos de la legua y muchos otros, solo quieren hacernos la vida más agradable. Cobran poco, comen menos, duermen en las peores camas y, sin embargo, ahí están. En el escenario más infecto del mundo tratando de vender unas pocas sonrisas, un rato de asueto en una España triste y gris que está deseando reír y olvidarse de todo. Y aún así, los miran con desconfianza, como si fueran personas apestadas con la fiebre del actuar. Cualquiera sabe. Esos tipejos que no hacen más que recitar sus papeles de tres al cuarto lo mismo fingen hasta cuando no actúan. Ahora, ponles un plato de alubias…Ahí verás que la actuación la dejan para luego. Se lo comen que da gusto. Cómicos…que se vayan a otra parte.
En las brumas del recuerdo y entre las llanuras de la frustración hay que inventarse un pasado de gloria y esplendor porque, si no es así, ¿quién se va a acordar de un don nadie que se hizo agujeros en los zapatos a base de andar de un sitio a otro en busca de dos funciones? Y las mentiras que tienen que estar bien urdidas porque si no mientes bien, mejor no mentir. Que todo tenga una lógica. Que todo esté apoyado en una explicación. Los carteles, el neón, los premios, la admiración de los compañeros, la alabanza de los autores, la sensación de que todo el mundo abre paso al galán de moda que no deja de tener cierta gracia diciendo su papel. Sobre todo cuando hace el truco del gangoso. Estos peliculeros…son capaces de inventarse un pasado para que la muerte sea un poco más tranquila en brazos de Marilyn Monroe…que ya se sabe, cayó a los pies del sueño en el que el hijo y nieto de los Galvanes se ha convertido. Cómicos…que se vayan a otra parte.

Por allí queda la aventura del potentado rural que quiso hacer pinitos con la revista para ver a las chicas ligeritas de ropa, o la misa obligatoria que si no, no había función; o la redicha gracia con la que Maldonado expresaba sus avatares y desventuras, cual caballero de triste figura que cabalga por los llanos de la comedia…Por allí también queda un reparto de tronío que lo hace bien por donde actúa, que saca el sabor de aquel año cincuenta en que había hambre y parecía que también el horizonte era un poco más ancho. No importa. Fernando Fernán-Gómez realizó una obra maestra para llevarnos a otra parte…a ninguna parte, allí donde las almas de los cómicos reposan con sus sueños intactos y sus fantasías desbordantes, con sus nombres en tamaño grande y el público atento y presto al aplauso. Ay, éxito, qué lejos estás siempre y cuánto te mueves. Seguro que tú también vas de pueblo en pueblo,  recogiendo las alfombras y dejando tras de ti un tapete de asfalto gris, mojado y sucio…un camino sin destino, un destino sin recuerdo.

4 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Que maravillosa película, una de las mejores sin duda del cine español de todos los tiempos. Una película que te llena de pena según avanza porque incluso cuando a Carlos le empieza a ir algo bien empiezas a entristecerte de todo lo que pasó y de los que quedaron atrás. Es una película en la que la miseria es tan clara que es imposible no verla en los personajes, incluso cuando celebran algún éxito mínimo. Esta llena de tantas interpretaciones mágicas: Sacristan, Fernán Gomez, la Ponte (así la llamaba mi madre), Gabino Diego, Agustín González, un enorme Juan Diego...

No se puede contar mejor un periplo, que es el de un actor, pero podía ser el de todo un país, el de cualquier español. Y ese monólogo de sacristán defendiendo a los cómicos "¿Y nosotros? ¿De donde somos?" es brutal.

Que buena película.

Abrazos, pero no los doy por obi (hobby según Carlitos)

César Bardés dijo...

Una película enorme que completa el póquer de ases de las dirigidas con Fernán-Gómez detrás de la cámara. "El viaje a ninguna parte", "El mundo sigue", "La vida por delante" y "El extraño viaje" son verdaderas obras maestras de un hombre que, por encima de todo, amaba su profesión. Y qué mejor forma de rendir homenaje a esa profesión que el escalón más bajo de la misma. Está llena, como bien dices, de interpretaciones mágicas, hay momentos cómicos de una clase fuera de serie y también momentos llenos de ternura, en los que hay que hacer verdaderos esfuerzos para que no se te salten las lágrimas. Y más aún cuando empiezas a saber que la parte del éxito es solo la invención algo loca de un hombre que jamás lo probó y que lo deseó más allá de sus fuerzas.
Y, sí, tienes razón. Aquí la historia es la de unos cómicos pero...puede ser la historia de cualquiera, de todos aquellos que emprendieron el viaje hacia ninguna parte en busca de algo que echarse a la boca sin renunciar a algo tan básico como hacer aquello que realmente les gustaba.
Habría que destacar la versión teatral que hace un par de años puso en pie el Centro Dramático Nacional con una versión primorosa de Ignacio del Moral y con Miguel Rellán en el papel de Fernán-Gómez (la escena de los "jodíos peliculeros" el propio Miguel me confesó que era imposible hacerla de otra forma así que la copió directamente) y con Tamar Novas haciendo el papel de Gabino Diego de otra forma, pero clavándolo.
Abrazos desde el banco de la iglesia.

Anónimo dijo...

Me parece una autentica obra maestra. Sin duda alguna.

César Bardés dijo...

Lo es. Y eso es algo que, por lo general, es muy difícil que todos lo digamos de alguna película española.