miércoles, 7 de junio de 2017

ATRAPADO EN EL TIEMPO (1993), de Harold Ramis

Buenos días. El maldito despertador. Desperezarme. La ducha que me despierta. El desayuno frugal y rápido. Un beso. Adiós. Adiós. El ascensor. El vecino del tercero, simpático él. La calle. Los coches. Un pensamiento sobre el día que se abre. El camino. La baldosa que sigue rota desde hace cuatro o cinco años. Buenos días, señora Encarna. El autobús 70 que pasa rugiendo. Veinticuatro horas por delante. Vamos a aprovecharlas.
Buenos días. El maldito despertador. Desperezarme. La ducha que me despierta. El desayuno frugal y rápido. Un beso. Adiós. Adiós. El ascensor. El vecino del tercero, simpático él. La calle. Los coches. Un pensamiento sobre el día que se abre. El camino. La baldosa. Buenos días, señora Encarna…Esto lo viví ayer y se parece sospechosamente.
Buenos días. El maldito despertador. Desperezarme. La ducha que me despierta. El desayuno frugal y rápido. Un beso. Adiós, ya, sí. El ascensor. El vecino del tercero… ¿por qué no se calla? La calle. Los coches. Un pensamiento. El camino. La baldosa. Buenos días, señora Encarna…Esto no hay quien lo aguante.
Buenos días. El maldito despertador que me cargo de un puñetero martillazo. Desperezarme no. Mejor no salir de la cama. La ducha de las narices que podría irse por donde amargan los pepinos. El desayuno, vaya leche. Un beso. Adiós, anda y que te ondulen. El ascensor. El vecino del tercero…mañana le doy un puntapié en la cara a ver si así habla. La calle. Los coches. No pienso. El camino. La baldosa. Buenos días, señora Encarna… ¿podría morirse usted un poquitito? ¿Esto es una maldición?
Buenos días. Me pego un tiro.
Buenos días. Vale. Es mejor hacerlo bien. Levantarse con alegría. La ducha hace que cante. El desayuno del bueno, sano, zumito, un poco de café con leche, fruta, una tostadita. Un beso…no, no, no un beso cualquiera, no. Un beso apasionado. Uno de esos que hacen que la mañana sea inolvidable y, a la vez, una promesa para la lejana noche. Adiós. No. Adiós, no. Otro beso. Te quiero. El ascensor. El vecino del tercero, le doy yo conversación esta vez. La calle. Los coches. Un pensamiento hacia todos los que quiero. El camino es de baldosas amarillas y además me paro en la baldosa rota y la reparo. Compro la baldosa y allí que voy con el cemento. Buenos días, señora Encarna ¿cómo está usted? ¿Sus hijos? ¿Su marido? Que tenga buen día. El autobús 70 que pasa rugiendo pero lleno de gente a la que me gustaría conocer. Veinticuatro horas por delante que se me van a hacer muy cortas porque al día siguiente estaré deseando empezar de nuevo. ¿Se puede sacar más provecho?
Buenos días. Salí del bucle. Estoy escribiendo un artículo sobre Atrapado en el tiempo, una de las comedias más divertidas del cine contemporáneo y es uno de los mejores que he escrito en mi vida (mañana lo haré mejor) y aquí estoy, deseando que el día no se agote, que haya menos pamplinadas y más deseos de hacer las cosas bien. El día de la marmota no le ha ocurrido solo a Bill Murray en esta película de Harold Ramis. Nos ha ocurrido a todos. Se llama rutina y, si saca la cabeza, significará que hay algo de miedo al cambio. Tal vez porque no estamos seguro de que al día siguiente vayamos a hacer todo bien.


2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

De vez en cuando una comedia que puede ser menor se convierte en una película de culto. Un guión perfecto, unas buenas interpretaciones (pocas veces Murray estuvo tan en su sitio), una historia que te atrapa (en el tiempo y en el espacio) y algún gag que se queda para siempre en la memoria.

No es que Ramis fuera un director excepcional, aunque tenía cierta mano con la comedia menos exigente, "Una terapia peligros" no estaba mal pero "Al diablo con el diablo" se salva por las minifaldas de la Hurtley. Murray ha mejorado algo por su veterania, pero en aquellos tiempos a mi me empalagaba bastante su histrionismo, Andy Mcdowell era la guapa oficial de la época, la bella mujer con suficiente misterio como para redoblar su atractivo...Pero el conjunto se convierte en algo que siempre se recuerda. Quizá los espectadores imaginemos la pesadilla, quizá pensemos en como reaccionaríamos ante ella, quizá nos angustiemos como hacía Murray al principio, quizá nos identifiquemos con todas las soluciones que el protagonista va tomando sucesivamente (tal vez en un orden diferente) Pero ese círculo infinito, la existencia circular que decía Nietzche pero llevada a un periodo ínfimo del tiempo (un sólo día condenado a repetirse siempre) es la revisión del mito de Sísifo que ya encandilo a los antiguos griegos y que en los 90 y sucesivos se convirtió en nuestra nueva leyenda.

Abrazos escuchando "I got you babe"...otra vez

César Bardés dijo...

Yo creo que el gran mérito que tiene esta película está no solo en su dirección, sino también en su guión. Recuerdo que cuando se estrenó y me enteré de qué iba tenía un cierto miedo de ir a verla porque Ramis, hasta ese momento, me había parecido un director de tontadas y la cosa pintaba como que la cosa se iba a encallar peligrosamente y a desbarrar en un montón de "gags" supuestamente graciosos. LA sorpresa fue enorme cuando me encontré una comedia bien llevada, con mucha inteligencia, sin caer en la repetición en ningún momento y con momentos realmente graciosos.
Es verdad que Ramis no ha sido un director excepcional (sigo pensando que las mejores comedias de finales de siglo son tanto ésta como "Una terapia peligrosa", que me parece muy, muy buena) y que el resto es directamente olvidable hasta caer en la vergüenza más horrible con la vomitiva "Año cero". Pero bien dices que toda esta trampa del tiempo resulta terriblemente lógica (además del mensaje claramente capriano que destila la vaina). Yo la respeto mucho más allá del "frikismo" que ha despertado porque, más allá de supuestos mensajes de tipo nihilista que algunos ven, me parece una excelente película y una comedia de altura.
Abrazos, abrazos, abrazos...abrazazos...abracillos...abraracurcix...abramos...abrazotes...abrazones...