jueves, 7 de septiembre de 2017

LA NIEBLA Y LA DONCELLA (2017), de Andrés Koppel

Llevar a cabo una investigación puede ser algo parecido a intentar horadar la tierra hasta que a tu alrededor no queden más que barrancos abruptos donde se esconde la niebla de lo desconocido. Te puedes encontrar con abismos a los que es difícil asomarse; laderas impracticables; desfiladeros tan estrechos que, en ellos, no cabe la moral; rastrojos que tratan de enredarse tercamente en cada uno de tus pasos. El mal se puede hallar en cualquier recoveco de la orografía. E, incluso, puede estar más cerca de lo que uno es capaz de pensar.
Un oscuro crimen sin resolver es siempre un problema que trata de escabullirse entre los dedos del tiempo. El mar mece sus aguas, como esperando alguna respuesta convincente y sólo queda la inteligencia como única arma con la que moverse por las sinuosas carreteras de una isla repleta de lobos con piel de árbol. El viento susurra el nombre de los culpables y lo único que resulta necesario es escuchar en la dirección correcta. Cuidado, guardias, la maldad se mueve. Y se mueve tan sigilosamente como la noche y lo envuelve todo en el silencio que emana de la impenetrable niebla.
Hay que prestar atención a los detalles y tratar de arrebatar la máscara a todos porque, al fin y al cabo, el mundo entero tiene que esconder algo. Hasta el más honesto y profesional de los guardias civiles puede avergonzarse de picar en la trampa más vieja de la carne. Y hay que preguntar lo que no se debe, y enseñar lo que no se siente, y ser presa de la vieja ira porque todos los engaños se presentan sin previo aviso. A sus órdenes, mi sargento… ¿desea alguna cosa más?
No cabe duda de que la serie de novelas dedicadas a los guardias civiles Vila y Chamorro, nacida del ingenio de Lorenzo Silva, merece el mayor de los cuidados en su adaptación al cine. Sobre todo si se tiene en cuenta que todos los que se han acercado a sus certeras letras han formado una imagen propia de ambos personajes. Aura Garrido consigue atrapar a Chamorro en su interpretación, con esos ojos que hablan y esa seriedad que, sin duda, tiene la Cabo. El problema está en Quim Gutiérrez que parece estar buscando su Vila a lo largo de toda la película y lo consigue solamente en un par de escenas. Su investigador de la UCO está lleno de dudas evidentes y carece de peso, algo fundamental en un personaje que renuncia a poseerlo pero que, cuando la ocasión lo requiere, lo utiliza sabiamente. La adaptación de Andrés Koppel es correcta, con la virtud del dinamismo, pero con el defecto de dar algunas cosas por supuestas con la esperanza de que el público haya pasado previamente por las novelas de Silva. Hay secuencias aéreas magníficas y otras, relativamente sencillas, resultan muy forzadas, como si Koppel, en su faceta de director, se hubiera olvidado de guiar un poco a los actores por los intrincados acantilados de la isla de La Gomera, donde transcurre la acción. Y siempre, en todo momento, se nota el esfuerzo, la ilusión y las ganas de hacerlo bien, algo que, no obstante, no basta.

No es fácil seguir el sendero de tantas voluntades que parecen tener interés en resolver un crimen sin culpable. La memoria suele ser escasa cuando la sangre es abundante y puede que se remueva demasiada basura para que se saque algo en limpio. Lo cierto es que nada es lo que parece y los hechos se diluyen como imágenes en el dolor. El resentimiento es lo que mueve muchas de nuestras razones y los días se convierten en tortura por una felicidad que siempre se marcha demasiado pronto. En La Gomera, allí, donde la niebla se acumula y los sueños se rompen, también hay lugar para el rencor, para un rayo de sol con sabor a selva, para una última vuelta de tuerca exigida por el deber. 

6 comentarios:

dexterzgz dijo...

Había oído cosas tan espantosamente malas sobre esta adaptación que hasta me medio entretuvo. Sí es cierto que es una película muy plana y no se debe tanto a la mano de un director novato creo yo, sino más bien a cosas relacionadas con la producción. A mí me recuerda más al episodio piloto de una serie de televisión (A3MEDIA está detrás y ¡¡ se nota ¡¡) que a una producción de alguien tan solvente como Gerardo Herrero ("La playa de los ahogados" era mucho más honesta y estaba mejor). Repito muy plana, muy funcional, hasta la fotografía es insulsa y si es bonita es sólo porque los paisajes de La Gomera son increíbles.

En cuanto al reparto, me gustó Aura Garrido. Y pensar que a mí esta chica al principio no, y que tras ver "El cuerpo" pregunté que a esa de dónde la habían sacado. No he leído la novela pero en general el personaje de Chamorro tiene más peso y más fuerza en los textos. Ignoro si en el presente se sacrifica su presencia por la aparición del personaje de Anglada, por cierto la Vero muy flojita. Robertó Álamo con el piloto automático (no debe querer un tercer Goya tan seguido) y el problema creo yo de otra goyizada como Miriam Álvarez es que defiende un personaje que hubiese merecido un mejor tratamiento. Con todo el cantazo de la peli lo pone Quim Guitérrez. No entro en si su actuación es mala - que lo es- o no. De entrada es un error de casting. Sencillamente, Vila no es así. Quim es un actor limitadito que se mueve mejor en la comedia que en el drama, pero aquí la sorna y la ironía que tiene su personaje en las novelas no la alcanza ni de lejos.

Abrazos neblinosos

César Bardés dijo...

Lo más terrible del tema es que el guión y la dirección corresponden a Andrés Koppel que fue el guionista de esa pequeña maravilla que vimos el año pasado que era "Zona hostil" (también con Gerardo Herrero en la producción). Tienes prácticamente toda la razón. Parece más bien el episodio piloto de una serie que una película que merece identidad propia sobre todo viendo el material del que surge. A la fotografía la salvo porque tanto las escenas neblinosas como las paisajísticas son buenas aunque, en algún momento, se hunde un poco en la excesiva penumbra.
El tema yo creo que está muy claro. Es una película que se le perdonaría todo si el papel de Vila estuviera desempeñado por un actor más solvente. Quim es fingido, trata de buscar el tono y no lo encuentra, sus enfados más bien parecen pataletas de adolescente, renuncia a la sorna para encarnar a un guardia civil sin dudas, que cuando da órdenes no suenan creíbles. Enríquez no es que hiciera una labor increíble en "El alquimista impaciente" pero lo hizo bastante mejor que Gutiérrez.
Si ese actor tuviese suficiente entidad, entonces a la película se le perdonarían bastante más cosas, incluso el digamos, rutinario y sosito trabajo de Echegui (en la novela Anglada es atractiva, una tía que provoca solo con aparecer, un pibón, vamos). Álamo creo que salva el papel con oficio. De acuerdo en lo que dices de Miriam Álvarez y Garrido es creíble e incluso maneja con cierta soltura la belleza que emana del personaje de Chamorro como su mala leche aunque he echado de menos un poco más de protagonismo y más escenas de complicidad con Vila. Todo, todo, todo, está bajo el dominio de que el personaje de Vila es otro. Está mal compuesto, mal interpretado y mal concebido y el castillo de naipes que Silva propone en su novela se derrumba porque su protagonista no es el que es.
Abrazos donceles.

CARPET_WALLY dijo...

Efectivamente, aun no la he visto, pero lo intentaré en breve, en la novela el personaje de Chamorro está menos presente porque el pibón de Anglada toma mucho protagonismo, algo que por lo que comentáis también pasa aquí aunque la echegui no dé el perfil que uno se imagina en la lectura de la novela (como dice el Lobo, aparece ella y desaparece todo lo demás con su presencia).

Lo de Quim es cierto, es un actor limitado pero con un buen tono para la comedia, en drama se le notan las costuras porque su fuerza es la naturalidad y cuando se tiene que poner serio la pierde. Me jode repetirme pero en la miniserie "El hijo de Cain" si que estaba bastante convincente y la cosa es muy seria, pero enganchó al personaje y no es que este fuera muy plano ni mucho menos.

Ahora si, Vila es otra cosa, pocos podrían hacerse con un personaje así, Eduard si, claro, pero no da el físico (¿O si?). Carmelo Gomez resultaría demasiado oscuro (por continuar con "La playa de los ahogados"). Arévalo es demasiado joven. No, no fácil un Vila convincente y eso que es uno de los personajes cañón de los últimos tiempos.

Sobre Aura, yo tampoco tenía muchas esperanzas, pero en "El ministerio del tiempo" me dió ocasión para confiar en ella. creo que tiene mucho más de lo que parecía.

Abrazos benemeritos.

César Bardés dijo...

Es totalmente cierto que Quim es un actor con buen tono para la comedia, pero no es Alfredo Landa. Los Vila que propones están muy bien (creo que Eduard lo da, pero es un Vila mucho más madurito, recordemos que "La niebla y la doncella" es la segunda de las novelas de Vila y tiene 35 años), así que quizá fuera Arévalo el más indicado, capaz de ser relajado cuando la ocasión lo requiere y tirar de galón cuando se pone serio, algo que Vila hace en contadas veces, pero lo hace. Cuando Quim lo hace parece una pataleta, en serio. Totalmente fuera de lugar.
Aura Garrido está bien (emparejarla con Eduard me parecería un despropósito) y lo que realmente merece Lorenzo (y esto creo que lo pensamos todos) es que hagan una franquicia con las aventuras de Vila y Chamorro, con dos actores solventes que vayan envejeciendo según lo van haciendo los personajes, creo que no sería ninguna mala idea.
Todo lo demás es que la película no está bien dirigida, sencillamente. Se ven secuencias forzadas, sin énfasis cuando debe haberlo, con cuando sin y así. Sospecho que Lorenzo ha leído ya el artículo y no me ha dicho ni "mu", ergo...
Abrazos picoletos.

CARPET_WALLY dijo...

Como comentaba con Dex, Eduard podría valer para "Donde los escorpiones" en las que Vila ya tiene los 50. En ese caso tendríamos un problema con Chamorro porque no veo ninguna cuarentona con un físico atractivo pero no explosiva y con suficiente caracter para dar la réplica, quizá Marta Etura (38), pero no Elena Anaya, la Watling o Paz Vega, por tirar de esa generación.

Estoy de acuerdo en lo de la serie, y yo propuse a Sbaraglia aunque también es mayorcito, pero le veo muy capaz de dar ese tono serio e irónico del personaje.

¿Una entrevista? ¿A propósito del libro?...

Abrazos en la casa cuartel

César Bardés dijo...

Pues la Waitling sí que la veo, fíjate. Me parece esa mujer de carácter capaz de la mala leche (en una escena la propia Garrido la saca en "La niebla y la doncella) y, a la vez, ser muy mujer, muy dulce y muy serena en el peligro.
Sí, estaría bien eso de Eduard en "Donde los escorpiones", ahí sí que pega. Y lo de Sbaraglia creo que estaría bien porque daría el pego en las primeras (es un tipo que se conserva fenomenalmente bien) y envejecería acorde con lo que se espera.
Una entrevista para publicar el libro del cine español. Dos editoriales en principio, suenan para el tema. Hay que meter fotos. Veremos.
Abrazos entre las montañas.