jueves, 19 de octubre de 2017

EL MUÑECO DE NIEVE (2017), de Tomas Alfredson

Harry Hole es un detective del departamento de policía de Oslo que hace tiempo que camina por un abismo resbaladizo como el hielo. Quizá sean demasiados asesinatos resueltos. O, tal vez, puede que sea que nunca supo amar y tuvo que vivir alguna que otra vida que no le correspondía. Su garganta quema de alcohol puro, su mirada se entristece como la nevada nocturna y no tiene muchas ganas de hacerse cargo de nada. Ni siquiera de su propia existencia. Más vale tomarse un buen trago y olvidar que existe. Lo demás, carece de importancia.
Harry Hole olvida que hay otras vidas que han sufrido lo suyo y que quieren soltar toda la rabia que se les ha ido acumulando con los años. Puede que el asesinato, para ellos, solo sea un modo de hacer justicia, un mero ajuste de cuentas con el cruel destino y Harry tiene que atraparlos. Él es una leyenda. Él es el mejor. Sólo para los demás, porque si Harry se mira a sí mismo, sólo consigue ver el fracaso y un punto de desesperación. Y sabe que, a poco que se le apriete, ya no es rival para nadie. Cuando un policía sabe eso, más vale que entregue la placa y la pistola. Harry conoce sus obligaciones, y no tiene voluntad para hacer frente a ninguna.
Sin embargo, por aquellas casualidades del departamento, se hace cargo de un caso rutinario de personas desaparecidas y, copo a copo, va encontrando el camino de vuelta, ése mismo que lleva a su auténtica personalidad. Más que nada porque Harry es perro viejo y sabe que la venganza es un plato que se sirve frío y que los asesinatos enrabietados tienen alguna raíz ignota de un pasado en el que nadie se fijó. E incluso el interés de alguien más también puede ser un síntoma de rencor. Los muñecos de nieve miran hacia las casas con sonrisa siniestra y parece que el hielo se resquebraja bajo ellos. Hay que volver a mirar, Harry. No pierdas detalle.
La solvencia de Tomas Alfredson después de dirigir Déjame entrar y esa auténtica maravilla que fue El topo, puede ser uno de los principales alicientes para entrar a favor de esta película. No obstante, Alfredson intenta por todos los medios que el guión cuadre en su desarrollo, complicado y algo distante, y no lo consigue en todos sus extremos. Bien Michael Fassbender, que sabe otorgar intensidad a ese detective que va despertando de su letargo ensimismado. También un casi irreconocible Val Kilmer que regala profundidad a esa venganza que parece que se va fraguando dentro del enigma. Excelente la banda sonora de Marco Beltrami y, desde luego, no cabe duda de que Alfredson necesita de la complicidad del espectador inteligente para juntar con coherencia las piezas del enrevesado rompecabezas. El resultado es una película correcta por la mínima, que, en ocasiones, parece tan falta de fuerza como el carácter nórdico y en otras deslumbra con algunas imágenes potentes, destinadas a captar la mirada de todo aquel que se acerque. Lo que podría haber sido un thriller de altura se queda en un mero ejercicio de rutina, desflecado en los bordes, que no será demasiado recordado.

Todo lo contrario de aquellos que han sufrido verdaderos traumas que sí permiten considerar que la vida es un sufrimiento inaguantable. El dedo que apunta podrá ser de metal y más de uno perderá la cabeza por no tener su vida en orden. Los motivos de un asesino, ya lo saben, son tan difíciles de encontrar como la arriesgada caza de algunos servidores del orden. Y eso siempre es un combate que puede que merezca un poco la pena.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Pues si, yo no la vi, lo hicieron mi chica y mi hija (el Madrid-Totemham me pareció prioritario), pero concuerdan bastante con tu apreciación.

El trailer que vimos previamente a "BR2049" apuntaba a mucho más según parecía. Correcta, interesante, no demasiado larga, pero fácilmente disfrutable un sábado noche sentado en un sofá calentito. Rutinario como dices, bien interpretado, alguna escena de interés, pero poca chicha para lo que uno se esperaba. Pienso que la cuestión está en los escritores nórdicos de novela negra, muy disfrutables en lectura pero complicados a la hora de llevarlos a la pantalla donde resultan demasiado frios. Así ha ocurrido con el Wallander de Mansell que Kenneth Branagh hizo en serie televisiva, o también en televisión las historias de Camila Lackberg en Fjalljbacka o esta película. Incluso los "Millenium" se quedan algo alejados de las emociones que si encontrabas en los libros.

El único caso de un traslado algo más potente son los dos films de la saga "Los casos del Departamento Q" ("Misericordia" y "Profanación"), buenos relatos y bien guionizados.

Por cierto ¿que tal la Fergusson? me pareció que apuntaba a bien en "Misión imposible" pero ya he visto un para de pelis en las que no termina de decir nada.

Abrazos gélidos.

César Bardés dijo...

Pues eso, una película de aprobado justito. Es bastante interesante y demás. El problema es quiza que Alfredson (teniendo muy reciente el exitazo que tuvo con "El topo") es que la dirige llevando varias tramas a la vez al modo de una película de espionaje. Y eso es peligroso en un "thriller" porque te quedan cosillas sin resolver (de no demasiada importancia pero que acaban por desdibujar un poco el conjunto).
Yo creo que no es un problema de que la historia resulte demasiado fría (para calentarla un poco hay algunas notas de "gore"), sino que ya digo, hay como una especie de "bah, esto no importa" que no acaba de cerrar bien la historia. Fassbender está espléndido, eso hay que reconocerlo. Y Rebeca Ferguson...más bien cortita, teniendo quizá más chicha para cortar se queda muy a medio camino y más con la resolución que tiene su personaje.
Es cierto que "Los casos del Departamento Q" parecen potentes y que tienen un poquito más de gancho. En el caso de los de Stieg Larsson, creo que "Los hombres que no aman a las mujeres", versión nórdica, no estaba mal, pero se acabaron saliendo mucho del camino, con un cambio de director bastante inconveniente y demás. Ni siquiera la versión de Fincher arregló el desaguisado porque la trilogía se convirtió en un solo título y el "arreglo de guión" que hicieron era poco creíble y no se ajustaba demasiado a la naturaleza de la historia (esto también me ha quedado pedante de narices).
En el caso de "El muñeco de nieve" habría que decir que había muchísimo potencial en la historia. Tanto es así que Martin Scorsese iba a dirigirla pero, sospecho que debido a que estaba bastante inmerso en la preproducción de "The irishman", dejó que la dirección la asumiera Alfredson y se reservó tareas de producción. Incluso una profesional como la copa de un pino como Thelma Schoonmaker, la montadora habitual de Scorsese además de su ex- esposa, está a cargo del montaje, con lo que me parece que ni siquiera se puede achacar su flojera a una mala edición, sino que está mal dirigida directamente.
Abrazos con el muñeco mirando a la casa.