martes, 10 de octubre de 2017

LOS VIAJES DE SULLIVAN (1941), de Preston Sturges

Si queréis escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla acerca del "Grupo salvaje", de Sam Peckinpah, podéis hacerlo aquí.

No hace falta probar el sufrimiento para hablar con autoridad sobre los que sufren. La experiencia ayuda, pero no es la madre de todas las sensaciones. Ésa es la mirada. Solo es necesario revestirla de humanidad, de comprensión, de solidaridad, de sinceridad y todas las inquietudes del hombre estarán ahí. Si no fuera así, borraríamos de un plumazo toda la creación artística del hombre. No se podría hablar del dolor en una crucifixión, o del terror ante un pelotón de fusilamiento. No habría grandes epopeyas salidas de la imaginación o heroicidades imposibles. El cine es solo eso. Fantasía, emoción, capacidad, competencia, mucha verdad dentro de la mentira, una aguja insertada en el pensamiento para darnos cuenta de todo lo que pasa por la mente ajena. Y, sobre todo, es entretenimiento. Es esa fábrica de sueños que hace que todos olviden sus preocupaciones, sus desgracias, sus tropiezos, sus preocupaciones. Es ese mundo de fantasía desbordante que consigue hacernos creer que somos héroes, o villanos, o banqueros de cariño, o prestamistas de miseria. Es el cuento en la hoguera. Es el sueño visto. Es la realidad que no ocurre.
Así que allá va John L. Sullivan, afamado director de cine, ataviado como un vagabundo, para encontrar las raíces de la tristeza y de la auténtica desgracia. Y eso, tal vez, se antoja demasiado fácil cuando se sigue siendo John L. Sullivan y existe la posibilidad de darse media vuelta y volver a ser un acomodado cineasta, de piscina y desayuno en plata. Sin embargo, una de esos giros imposibles que tiene la vida conseguirá que John L. Sullivan pierda su nombre, su memoria, su inocencia y su posibilidad de vuelta. Pero él es director de cine. Su profesión es darle cancha a la imaginación, y a base de ella, conseguirá recuperar su vida con la certeza de que hay billetes que no tienen viaje de vuelta. Y lo hará con todas las respuestas en el bolsillo agujereado. El cine puede hacer que el mundo sea triste, o alegre, o cómodo, o inquietante, o terrorífico, o feo, o sucio, o ideal…y ahí, donde haya una cámara de cine y una idea, estará alguien que quiera contar una historia y siempre habrá otro que quiera verla y escucharla. Al fin y al cabo, quizá ése sea el mejor y más breve de los viajes. Ése que te transporta hacia un mundo inventado y en el que es posible que un perro se meta en un cajón y acabe enrollado en una persiana. Y no por eso hay que saber lo que siente un perro dentro de un cajón.

Preston Sturges dirigió con sabiduría y algo de inocencia este gran clásico del cine social, sin perder por un momento ni un solo resquicio para la comedia. Así el espectador se da cuenta del viaje que emprende John L. Sullivan y lo hace al lado de Joel McCrea y de una encantadora Veronica Lake. Y lo mejor de todo es que el público no quiere dejar de estar ahí, con ellos, descubriendo qué es lo que hace feo este mundo y cómo, también, se puede hacer con una sonrisa.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas,
Esta peli una auténtica delicia para los sentidos. Tiene de todo.
Saludacos.

César Bardés dijo...

Copiando a un habitual de este blog...es una película que hace que te cambie la cara. Es cierto, tiene de todo. Y lo mejor de todo es que encaja a la perfección.
Saludillos.

Anónimo dijo...

MUY BUEN ANÀLISIS DE ESTA PELI GENIAL, QUE TIENE DE TODO, PORQUE ES CINE DENTRO DEL CINE, COMEDIA, CINE SOCIAL, ETC...LOS DOS ACTORES PRINCIPALES DEMUESTRAN SU BUENA QUÌMICA Y LO GRANDES ACTORES QUE ERAN, SÈ QUE ES LA PELÌCULA MÀS RECONOCIDA DE PRESTON STURGES Y VALE LA PENA REPETRIRSÈLA PARA REÌR, PENSAR Y REMEMORAR ESE GLORIOSO CINE CLÀSICO...
MARCO LEDESMA AMBATO-ECUADOR
misifuzseven@gmail.com

César Bardés dijo...

Es que Preston Sturges, a pesar de todas las dificultades que tuvo para llevar a cabo su trabajo, era un grande de verdad. En este caso, hizo una comedia que quería hacer pensar y, desde luego, lo consiguió. Sin grandes actores (aunque, como bien apuntas, con mucha química entre ellos), sin un gran presupuesto, sin, siquiera, una gran ambición...Sturges consiguió una obra maestra del cine social y de la comedia. Una joya única en la historia del cine.
Gracias y un saludo.